La fiebre revival, habitualmente anclada a los años ochenta, no parece tener pinta de parar en un futuro próximo. Para muchos es agotador, para otros una delicia disfrutar de la nostalgia que cada vez demanda menos justificación.

Y es que parece que este revival se ha convertido ya en un género propio. Ha dejado de ser la excepción para tornarse una etiqueta que se le puede enganchar a un volumen bien grande de grupos de la actualidad. Tampoco es que esto sea algo nuevo, pero si es cierto que de unos años a este lado el boom se ha intensificado y socialmente lo tenemos completamente digerido.

En este caso concreto no vamos a hablar de los ochenta, sino más bien de la década anterior. Del rock psicodélico de los buenos setenta, que bien es cierto que nunca ha terminado de pasar de moda y se ha mantenido en cartelera ya sea en dosis menores o más descaradas. Y es que la propuesta de Jack Slamer, con este primer trabajo homónimo, no aporta especial novedad al asunto, pero muchas veces hay que desactivar este filtro de la ceja alta en pos de poder disfrutar de trabajos más transparentes.

Y es que lo que la propuesta de Jack Slamer es, cuanto menos, obvia y sincera. Rock bailable, divertido, coreable y que puede ser disfrutado por incluso aquellos que, como un servidor, no son especialmente asiduos al género. Una propuesta totalmente radiable, y con capacidad para pegar fuerte gracias a este componente nostálgico sumado a lo extremadamente funcional de su concepto.

El álbum homónimo: Jack Slamer

Además, todo esto se ve apoyado por unos cimientos extremadamente sólidos. Y es que el producto se yergue sobre una base con capacidad de engrandecer un trabajo que pide ser tan bien moldeado como este. A saber: la producción es especialmente importante en este caso, ya que su nitidez y profundidad aporta facilidad para llegar al gran público. Sin embargo, instrumentalmente todo está ecualizado de forma que ninguno de ellos pierda garra y poder. Es más, si algo destaca entre todo esto es lo agresiva y seca que suena la batería de Adrian Böckli, aportando fuerza a un conjunto que parece en ningún momento salirse de la raya.

También es digna de mención la capacidad vocal de Florian Ganz quien hace gala de una técnica envidiable, a base de agudos nada empalagosos y de una profundidad que, más allá de filtros, se hace visible y engrandece el resultado final. En cuanto a las guitarras, obviamente se trata de las absolutas protagonistas en una propuesta tan cercana a la psicodelia como es esta. Y es que, pese a que los riffs no suelen pasarse ni de complejos ni de arriesgados, sí que son lo suficientemente contundentes y a su vez juguetones cuando toca como para que el tono que la banda busca se mantenga intacto y todo cohesione.

Por supuesto todo esto está compuesto entre toneladas de distorsión, muchas veces tan a la Led Zeppelin que a uno le parece estar escuchando un disco de Greta Van Fleet. Sin embargo, consiguen escapar de la sensación de calco y sacar su propia personalidad. Y es que, dentro de esta amalgama de referencialidades, tal vez lo más importante de todo es el haberse mantenido en una personalidad propia.

Y es que desde luego el grupo consigue transmitir esta imagen que ellos mismos venden en todas sus presentaciones. Jack Slamer es una banda formada por amigos de la infancia con ganas de hacer lo que les gusta. Y es que bajo este aparente miedo a salirse de la línea parece haber más bien una intencionalidad totalmente sincera y frontal de buscar un crecimiento rápido. No hay nada de malo en ello, mientras uno sea coherente y sincero con su púbico. Aquí mismo tenemos a Ghost, demostrando que se puede, pero a su vez que es un trabajo mucho más complejo de lo que parece.

Desde luego lo que está claro es que el grupo entiende muy bien que es lo que sus fans van a buscar, y eso es por que posiblemente ellos mismos serían fans de su propio grupo. Las influencias parecen estar totalmente somatizadas para no sonar a pegote, y así han podido dar rienda suelta a componer temas tan poderosos y con tanto carácter de single como “Turn Down The Light” o “The Shaman And The Wolves”. Por supuesto el disco contiene también temas de menor intensidad, y que es curioso como suenan más reconocibles de otros tiempos que los más animados. Sin embargo, los amantes de la década van a disfrutar una barbaridad con los medios tempos como: “There’s No Way Back” o “The Truth Is Not A Headline”.

Jack Slamer serán tachados de comerciales. De fáciles. Y de poco originales. Sin embargo, de lo que no podrán serlo será de deshonestos. Y ahí, amigos, es donde va a residir la clave de su éxito. Porque, al fin y al cabo, el público es soberano, y ellos mismos se conocen bien. Pues serían su propio público.

Titus Ferrer

Grupo:Jack Slamer

Discográfica:Nuclear blast

Puntuación:7

Canciones:

  1. Turn down the light
  2. Entire force
  3. The wanted man
  4. The truth is not a headline
  5. Red clouds
  6. Biggest mane
  7. The shaman and the wolves
  8. There's no way back
  9. I want a kiss
  10. Secret land
  11. Burning crown
  12. Honey & gold

Año:2019-05-03

Votación de los lectores:5