De un tiempo a esta parte Thy Art Is Murder han sido testigos de cómo su estatus se veía frenéticamente catapultado hacia el paraíso. No es de extrañar, pues su deathcore contiene elementos y ejecución de calidad suficiente como para disuadir las dudas de cualquiera.

Atrás quedó aquel tiempo en que todos creímos que la marcha de CJ McMahon sería el fin de una banda que prometía ser el futuro del deathcore. Por suerte nos equivocábamos. O no, pues su vuelta fue tan inminente que no les permitió siquiera llegar a editar un disco sin su presencia, relegando a Nick Arthur (Molotov Solution) a una mera substitución de tour.

El grupo dejó muy claro su camino con la salida de su potentísimo ‘Holy War’, en el cual abrazaban sin miedo su lado más deathmetalero y algo clásico, aportando una nueva dimensión a su ya híper musculado Deathcore. Sus composiciones, de un carácter absolutamente bélico en cuanto al uso de la brutalidad, evolucionaron hasta alcanzar un equilibrio que llevan manteniendo desde entonces y hasta el día de hoy. Las dosis de melodía sucia y polvorienta y estas introducciones de elementos más death (sobre todo a la guitarra y batería) parecen calculados al milímetro para construir un estilo propio que, de orgánico, parece sencillo.

La guerra sin fin

De nuevo apoyados por un mensaje de odio político social que llega a generalizar hasta lo nihilista, el grupo nos bombardea de nuevo con su mensaje chillado a la oreja. Si de algo no han oído hablar CJ y los suyos es del concepto de la sutileza. Y es que en sus letras jamás ha habido censura ninguna.  Como este Human Target es un disco continuista, pocas cosas observaremos que hayan cambiado, y así pues su instrumentación seguirá sirviéndoles de escenificación de aquellos conflictos bélicos que tan bien construye su imaginario.

El grupo parece haber encontrado el equilibrio perfecto bajo el que sentirse cómodo. El balance entre el death metal y el deathcore les permite no solo abarcar un público más extenso y derribar ciertos tópicos que sobrevuelan el sufijo “core”, sino también crear composiciones más estilizadas dentro de su propio caos controlado.

Y es que ‘Holy War’ consagró su estilo a nivel de composición, pero bien es cierto que todavía quedaban aristas por moldear. Por suerte Will Putney, que lleva con ellos desde su álbum ‘Hate’, parece entender muy bien lo que los trabajos de Thy Art Is Murder necesitan, y ha hecho evolucionar su sonido a medida que lo ha hecho también el estilo.

Atrás quedó aquella limpieza instrumental, casi digital, que le impidió a su disco más aclamado mostrarse al cien por cien de su potencial, pues desde su anterior ‘Dear Desolation’ el grupo suena más áspero y físico que nunca. Y esto es, precisamente, lo que engrandece un trabajo compositivo tan potente como el de ‘Human Target’. El constante roce del alambre de espino aporta texturas y rugosidades que personalizan cada tema más en el aspecto más sensorial de la palabra.

Territorio hostil

Y es que, precisamente, como si de una calculada formula se tratase, el grupo sabe muy bien calcular las cantidades. Y es en la introducción de la mayoría de sus melodías que sus temas se hacen tridimensionales. Pues es esta melodía la que les permite configurar en nuestras cabezas cuales son los paisajes que se encargan de bombardear y destruir en cada momento. Este equilibrio perfecto no se encuentra nunca en un cincuenta-cincuenta, sino que moldean según las necesidades de cada corte. Esto también hace de sus discos trabajos mucho más variados y capaces de abarcar suficientes giros como para no caer nunca en la desidia.

Precisamente, si de algo puede hacer gala este ‘Human Target’ es de estar compuesto por temas nada repetitivos. Obviamente bajo los cánones de un género que siempre se ha regido por elementos entre si repetidos.

Los que busquen tralla enloquecerán con canciones como “Welcome Oblivion”, la maravillosa ‘Make America Hate Again”-que por cierto recuerda bastante a “Puppet Master” de su anterior trabajo, pero como en aquel esta también era de lo mejor del disco pues no nos quejaremos- que representa a la perfección el sentimiento que el grupo quiere representar o el primer single homónimo, que contiene suficientes dosis de pegajosidad en sus riffs como para quedarse en las cabezas del público pese a ser uno de los temas más cañeros del disco.

Y es que, si bien es cierto que pese a ser heredero directo de ‘Dear Desolation’, también lo es que este es un trabajo algo más directo de lo que lo fue aquel. Sin embargo, como queda expuesto más arriba, las melodías y atmósferas son al final las que aportan el toque personal que el grupo necesita para sacar cabeza por encima del resto. Temas como “Atonement, posiblemente la más épica del disco, pero sin perder ápice de opresión por el camino son muestra total de que ambas vertientes no deben estar reñidas.

Quienes disfruten de esta vertiente gozarán en sobremanera con otras como la atmosférica “Eternal Suffering” o el despliegue guitarrero que es “Eye For An Eye”. Si algo dejan claro trabajos como este es que, si Thy Art Is Murder están viviendo una época dorada, es porque se la han ganado a pulso. Pues la forja de sus trabajos es tan milimétrica como consistente. Y cuando todos los ingredientes están al punto, el plato, aún que algo fuerte a veces, es exquisito.

Titus Ferrer

Grupo:Thy Art Is Murder

Discográfica:Nuclear Blast Records

Puntuación:8

Canciones:

  1. Human Target
  2. New Gods
  3. Death Squad Anthem
  4. Make America Hate Again
  5. Eternal Suffering
  6. Welcome Oblivion
  7. Atonement
  8. Voyeurs Into Death
  9. Eye For An Eye
  10. Chemical Christ

Año:2019-07-26

Votación de los lectores:5