Hawkwind: All Aboard The Skylark

Los veteranos del space rock expanden sus horizontes con su último álbum, ‘All Aboard The Skylark’, yendo, quizás, demasiado lejos.

Un poco de historia

Hawkwind se han entregado en cuerpo y alma a su música desde 1969. De un modo u otro han sabido mantenerse a flote dentro de la industria musical, siempre cambiante y sensible a las exigencias del mercado. Aunque la banda, con sus múltiples formaciones, no goza de la fama o el reconocimiento que otros grandes de la música rock ostentan, hubo un tiempo en que Hawkwind reinventaron el rock tal y como se conocía entonces gracias a su esencia, situándolos aún a día de hoy, como una banda de culto para los amantes de lo psicodélico. Sin dar por saciada su sed de creatividad y apenas pasado un año del cuestionado lanzamiento de ‘Road To Utopia’, los artistas lo intentan de nuevo con ‘All Aboard The Skylark’.

“No estamos muertos… solo durmiendo”

‘All Aboard The Skylark’ se abre con “Flesh Fondue”, con ese sonido tan particular de la banda, típico del space rock y del rock experimental, estilos que la misma banda contribuyó a crear en los setenta. Resulta, pues, que pese a ser este un álbum actual, su sonido es del todo vintage, muy propio de sus primeros trabajos, tal como se refleja en los riffs y el uso de efectos sonoros especiales, todo creado intencionadamente para transportar al oyente a otra época, o incluso a otra dimensión.

Siguiendo con esa idea, “Nets Of Space” fluye a continuación como una acumulación de sonidos y melodías que encajan de manera caótica, extraña. Dave Brock, vocalista y único miembro original de la banda, se abstiene de intervenir en este tema en cuestión, lo que hace que este sea menos ameno y más denso, pues cuesta entender la intencionalidad del tema o su seguimiento en si, por el popurrí sonoro que sucede en él. La tercera canción es “Last Man On Earth”, cuya estructura se antoja más “normal”, empezando por unos acordes de guitarra acústica. Aun así, los sintetizadores invaden la pieza, no sin dejar espacio a la sutil y elegante presencia de un saxo.

En “We Are Not Dead…Only Sleeping” se aprecian sonidos que recuerdan a la legendaria “Silver Machine”, de los tiempos en que el único e inigualable Lemmy Kilmister formaba parte de la banda. Como novedad, en este corte se puede apreciar un piano que grácilmente encadena notas sin pausa. En general, el sentimiento que transmite esta canción es la sensación de flotar, de estar en una nube. “All Aboard The Skylark” se presenta, inicialmente, más exótica y otra vez exclusivamente instrumental. Poco a poco va creciendo en intensidad hasta llegado cierto punto en que las armonías se difuminan hasta quedar en silencio por completo. En “65 Million Years Ago” encontramos de nuevo estos altibajos, en que las guitarras y el teclado no paran de retroalimentase, dando como resultado una especie de oleaje musical que va y viene con diferentes tonalidades, ritmos y fuerza.

A continuación Hawkwind incluyen tres temas más, dos de ellos sin Brock a la voz, empezando por “In The Begining”, dos minutos de melodías que se entrecruzan sin sintonía alguna y que, pese a tener un claro efecto ambiental, no consigue brillar. “The Road To…”, en cambio, se erige sobre una línea bien definida de batería que les da a los otros instrumentos un lugar donde mezclarse. De ese modo el saxo vuelve a tener protagonismo, la guitarra se luce con un solo encantador y el piano cierra el tema con dulzura. Finalmente Hawkwind concluye el álbum con “The Fantasy Of Feldum”, una canción de unos nueve minutos de duración que incluye todas las facetas y estilos que han desplegado a lo largo de ‘All Aboard Skylark’.

Este trabajo al ser concebido como un homenaje a su larga trayectoria musical, la banda realizó el lanzamiento de un doble CD que incluía, a parte de los temas mencionados anteriormente, un total de once canciones ya conocidas en acústico. Se tratan de canciones que han marcado un antes y un después en la carrera de los de Londres, como “Psi Power” o “Ascent Of Man”.

La verdad sea dicha, el carácter experimental, psicodélico, ese toque tan típico de Hawkwind lidera el álbum de cabo a rabo como si de un intento de no perder la esencia que los caracteriza se tratara. ‘All Aboard The Skylark’ tiene la capacidad de embelesar y a la vez de aburrir, de pasar de exaltar su singularidad a repetirse hasta la saciedad. Aunque musicalmente logrado y de canciones impredecibles, no parece que la banda haya logrado una obra que despunte dentro de su variopinta discografía.