Hellfest 2023: una edición increíble tras un año insuperable
El nivel del año anterior en el que hubo dos fines de semana consecutivos que reunieron siete días con las mejores bandas era difícil de superar, pero el festival francés puso el listón muy alto en su siguiente edición gracias a una serie de conciertos de los grupos más importantes del panorama internacional. Así fue este Hellfest:
Jueves 15 de junio
Cuando las primeras notas de Code Orange resonaron en el aire, el público bajo el Main Stage 2 supo que se avecinaba una experiencia inolvidable. Desde el primer acorde, la multitud se entregó por completo a la furia y la intensidad de los americanos. Los mosh pits se formaron de manera espontánea, y arrastraron a los valientes que se sumergían en el torbellino de cuerpos en movimiento.
El público, sediento de autenticidad y liberación, se convirtió en una marea de emociones desbordantes. La fusión única de metal, hardcore-punk y electrónica de Code Orange resonó en cada rincón del festival. Con canciones como «Forever» y «Bleeding In The Blur», la banda demostró su capacidad para desafiar los límites del género y crear una experiencia sonora desgarradora.
Tras romperse el hielo del festival, llegó el turno del carismático Claudio Sánchez y sus Coheed And Cambria en el Main Stage 1, el cual pisaron muchas leyendas durante el fin de semana. Había hambre de festival y es que, sin ser uno de los grupos más esperados del evento, contaron ya con una importante presencia de asistentes a ritmo de “The Liars Club” o “A Favor House Atlantic”, con su mezcla de rock/metal progresivo en muchos momentos con guiños incluso al pop. Sin duda, destacaron una virtuosa e imprescindible “Welcome Home”, ese hit que les lanzó a lo más alto con un riff y melodía para la historia, para concluir con “Window Of The Waking Mind” y cerrar un show correcto, sin grandes sorpresas.
El aire se electrificó cuando los fanáticos de I Prevail llenaron el frente del escenario, en un número aún mayor que antes, y se apiñaban frente al Main Stage 2, ansiosos por una experiencia inolvidable. Con el inicio de «Bow Down», la energía explotó con una furia incontrolable. El rugido ensordecedor de «Body Bag» y «Self Destruction» sacudió los cimientos del festival, y provocó un frenesí en la multitud. Pero I Prevail no se limitó a sacudir los cimientos del festival, también buscó llegar al corazón de sus seguidores. Con «Choke» y «Scars» desataron una tormenta de saltos y cánticos desenfrenados, mientras que «Gasoline» se convirtió en el himno final que dejó a todos exhaustos.
Con la buena puesta en escena de Imperial Triumphant, máscaras incluidas, los neoyorquinos tuvieron el honor de ser la segunda banda en tocar en el Temple Stage, y tal como se esperaba dieron un espectáculo muy llamativo con temas como “Transmission To Mercury”, donde destacó la increíble mezcla de death metal y jazz. Cuando Steve Blanco empezó su solo de bajo, solo podía significar que llegaba la antesala de “Chernobyl Blues”, con un sonido que te sumerge de lleno.
Los austriacos Harakiri For The Sky son, en la actualidad, uno de los mayores representantes del post black metal que sigue en auge. A pesar de la ausencia de comunicación con el público, éste estuvo bastante entregado, y ellos muy correctos, con un sonido muy técnico. La banda llegó a crear un ambiente gris con su música, y buena prueba de ello se pudo ver durante temas como “I, Pallbearer” o “Calling The Rain”. La decisión de cerrar su actuación con “Song To Say Goodbye”, cover de Placebo, fue sin duda alguna un muy buen acierto.
La banda sueca In Flames abrió su repertorio con su “The Great Deceiver” para avivar unos fuegos que ya habían estado presentes durante todo el día, y es que las temperaturas de los primeros días causaron más de un estrago, también debido a la ingente cantidad de público presente. Especialmente destacable fue la aparición en el setlist de “Darker Times”, primera vez que la banda saca el tema a relucir desde 2017 y que sirvió de preludio para una oleada de canciones de notable potencia que culminaron en “Take This LIfe”, con la que dejaron paso a los vampiros hollywoodienses más polémicos.
Rodeados por la polémica en la que se ha visto envuelto uno de sus guitarristas celebérrimos, Johnny Depp, y la ambigüedad en las respuestas del festival al respecto, los vampiros de Alice Cooper Hollywood Vampires hicieron estallar las calderas con “I Want My Now”. Las temperaturas aumentaban, pero no por ello la energía de los presentes daba su brazo a torcer, al contrario, un público entregado celebró la consecución de versiones que el supergrupo de estrellas hollywoodienses les arrojaba. “Baba O’Rilley” de The Who, “Heroes” de Bowie o “Walk This Way” de Aerosmith no dieron un solo segundo para respirar y es que, pese a tener al bueno de Depp escayolado e irónicamente más parecido a un pirata pata palo que nunca, los californianos de adopción cumplieron con nota.
El inicio del concierto de Candlemass no pudo ser mejor, se notaba al público vibrar con “Mirror Mirror” y “Bewitched”. Algo que destaca de los suecos, es que a pesar de lo desesperada que pueda ser la letra de sus temas, la voz de Johan Längqvist es como un halo de luz en la oscuridad, acompañada por supuesto del sonido potente de guitarra y su batería constante.
Tras un paseo de la fama cargado de clásicos con los Hollywood Vampires vamos por derroteros más oscuros con Architects. Temazos cañeros, rompecuellos, para apretar los dientes y botar hasta quedar sin aliento. Como de costumbre, un show intachable que arrancó con “Nihilist”, tanto en la ejecución como en los aspectos técnicos con un sonido impecable y unos juegos de luces que acompañaron a la perfección. Especial mención merece también la dedicatoria de “Doomsday” a Parkway Drive y Tom Searle. En definitiva, un directo muy disfrutable que se encargó de recargar las pilas de todos los sudorosos presentes.
Cuando “Nosferatu” empezó a retumbar en el Temple Stage, significaba el comienzo del show de black metal de Dark Funeral, en el que destacó el sonido de sus guitarras con un riff rápido y un ritmo amenazante que envolvía en la oscuridad. En general, los suecos crearon un buen fondo de sonido oscuro y maligno que permitía a las voces de los ecos de los gritos destacar, tal como se pudo apreciar en temas como “My Funeral” o “Let The Devil In”.
Mientras la sombra de la noche se apoderaba de Hellfest, los verdaderos amantes del metal se congregaron en el Altar Stage para presenciar la magia oscura de Hypocrisy. Lejos del bullicio y la masificación del escenario principal, aquellos que buscaban una experiencia más íntima y cómoda encontraron su santuario en este rincón sagrado. En el horizonte brillaba un espectáculo de otro nivel: Kiss, los grandes maestros del rock, que tomaron el escenario principal para llevar al público a un viaje inolvidable.
El reloj marcaba las 22:55 cuando los suecos tomaron el escenario y envolvieron a la multitud en una atmósfera ominosa. Los acordes distorsionados y la batería frenética resonaron en cada fibra de los corazones entregados, mientras los devotos seguidores se sumergían en la profunda vorágine musical. Con cada canción, Peter Tägtgren desplegó su arsenal de riffs devastadores y letras impregnadas de oscuridad. Los himnos como «Roswell 47» y «War-Path» desencadenaron una comunión perversa entre la banda y su audiencia, quienes se entregaron sin reservas a la noche llena de misterio y brutalidad.
Como colofón a la noche, Kiss, leyendas neoyorkinas por antonomasia hicieron su aparición a eso de las once de la noche. “Rock And Roll” de Led Zeppelin sonaba en los altavoces y eso es lo que se aproximaba, una fiesta rock and roll en toda regla.
Las estrellas de la noche hicieron su aparición desde las aturas dejándose caer mediante cuatro gigantescas plataformas desde el cielo abierto de Clisson. “Detroit Rock City” abría un catálogo de himnos, seguido por “Shout It Out Loud” y “Deuce” que demostraron que los años no pasan por el cuarteto y que, no solo eso, si no que aún son capaces de conectar con el público y dejarlo todo encima del escenario.
Seguiría “War Machine”, no sin antes añadirle un poco más de fuego a una tarde de altas temperaturas, con un Gene que tragó gasolina para escupirla después en forma de fuego para proclamar que la fiesta no había hecho más que empezar.
A partir de ahí, clásicos del rock y solos de guitarra se mezclaron con fuegos artificiales y confeti que adornaron la noche al rimo de temas como “I Love It Loud” “Lick It Up” o “Calling Dr. Love”, con una extensión en forma de jam a cargo de Paul y Tommy. Con ello, y más lanzamiento de globos y fuego y demás efectos que iluminaban el acontecimiento, llegaron a la fase final con “Love Gun” y “Black Diamond”.
“I Was Made For Lovin You” y “Rock And Roll All Nite” servirían de piedra angular para terminar con una noche de fiesta en la que, si bien se puede decir que a nivel vocal no es la quintaesencia del rock, es indudable que como montaje, entrega y sacrificio, todavía es un gustazo volver a ver a estos incansables tótems del rock. Ojalá por muchos más años.
Llegada la medianoche, era el momento perfecto de destacar para los polacos Behemoth, uno de los mejores representantes del metal extremo del panorama actual. Un inicio potente con la voz desgarradora de Nergal a ritmo de “Ora Pro Nobis Lucifer” daba comienzo a la velada.
La inclusión del tema “Once Upon A Pale Horse” en su set fue todo un acierto, con un sonido fuerte de batería, y su guitarra que tampoco se quedaba atrás, consiguieron un efecto positivo en la gente que se vino más arriba para la segunda mitad de concierto. Para cerrar lo que fue sin duda uno de los conciertos más esperados del Temple Stage, la banda optó por “Chant For Ezkaton 2000”, seguida de “O Father O Satan O Sun!”, perfectas para que los asistentes pudieran terminar de dar todo lo que tenían a gritos de ‘Hail Satan’.
En lo más profundo de la noche del Hellfest Open Air 2023, el lejano escenario Valley se convirtió en un santuario oscuro donde Amenra desató una experiencia inmersiva. En medio de una oscuridad palpable, las primeras notas de “Boden” resonaron como un eco espectral. La multitud sin miramientos se entregó a la poderosa energía que emanaba del torso de Colin H. Van Eeckhout.
La tenue iluminación y los visuales monocromáticos envolvieron a todos en una atmósfera sobrecogedora. El sonido abrasivo de las guitarras y los guturales desgarradores de Colin se escuchaban desde todos los lados del escenario. Amenra llevó a los presentes a un viaje emocional, donde el sufrimiento y la redención se entrelazaban en una sinfonía de dolor y esperanza.
Sin duda los de Byron Bay (Australia), Parkway Drive, eran de las bandas más esperadas de la jornada del jueves y posiblemente del festival, y no decepcionaron ni un ápice. Las antorchas estaban en alto para dar paso a Winston McCall y compañía, quienes empezaron con fuerza a ritmo de “Glitch”. Venían con ganas, y eso es algo que el público que acude a Clisson siempre agradece dejando su voz como ofrenda, a pesar de las horas que eran.
Visualmente, ver a esta banda siempre es un espectáculo con todo lo que ofrecen, con fuego por todas partes durante el show que acompañó de manera excelente los ritmos impecables de la batería de Ben Gordon. Con “Prey” se encontró un maravilloso solo de guitarra de Jeff Ling que resonó entre la multitud y creó un tono hermoso a la par que potente.
De la voz de Winston no se puede decir nada que no se haya dicho ya, es la voz y símbolo de Parkway Drive, no existe otra forma posible de describirla. Momentos como “Idols And Anchors” demostraron la brutalidad que posee en sus cuerdas vocales, su energía contagia y te mete más aún en el ambiente. Con temas como “Shadow Boxing” o “Darker Still” demuestra que no solo de guturales vive, que también puede destacar con tonos más suaves, y lo fácil que hace parecer el cambio de un estilo a otro.
“Bottom Feeder” apareció para ser ese contraste de lo que los australianos pueden ofrecer tras la ya citada balada. Tiene unas melodías de guitarra tan exclusivas de ellos, que aceleraron la actitud de un público que realmente estaba entregadísimo, y es que las llamas que acompañaban a la canción transportaron a un momento en el tiempo plagado de riffs y ritmos explosivos, con voces agresivas. Es una de esas canciones que te animan a dejarlo todo en el pogo. Lo único negativo que se podría decir del concierto es que, como todo en la vida, tiene un final, pero si ese final es a ritmo de “Wild Eyes”, pues bienvenido sea.
Viernes 16 de junio
Un día antes de tocar con Iron Maiden, los asistentes al festival tuvieron la suerte de poder disfrutar del otro proyecto del legendario Steve Harris, British Lion. Fue interesante ver cómo Harris puede tocar otros estilos diferentes a lo que tiene acostumbrado con su principal banda, con un sonido que tiende más al hard rock.
Su cantante, Richard Taylor, supo cómo interactuar con los asistentes tal como se pudo ver en temas como “This Is My God” o “Father Lucifer”, destacando en este último tema el alucinante solo de guitarra. Por momentos, al público quizás parecía costarle participar más en la dinámica del directo, es como si hubieran acudido al concierto por la curiosidad.
Fue interesante ver el proyecto Elegant Weapons, creado en 2022, con los músicos Richie Faulkner, Dave Rimmer, Christopher Williams, y Ronnie Romero. Tantos nombres con su respectiva fama crearon un buen cocktail de rock potente que los asistentes al festival pudieron disfrutar en la segunda jornada del Hellfest Open Air. La mezcla de talento que se vio en temas como “Do Or Die” o “Horns For A Halo” fue un soplo de aire fresco para animar la tarde del viernes en el Main Stage y para desear que este proyecto siga por muchos años más.
Gran despliegue de energía de Skid Row a cargo de Erik Grönwall. El ex vencedor del Swedish Idol se echó al grupo y al público a las espaldas y salió airoso. Una sangre nueva que se agradece, un soplo de aire fresco lleno de potencia que tuvo al respetable bailando al ritmo que marcaba durante la hora entera de show. Skid Row tiene un repertorio muy notable donde destacaron “18 And Life” y “Youth Gone Wild” pero, además, con este artistazo se ha granjeado a un frontman de sobresaliente. Sin lugar a duda, fue uno de los puntos álgidos del festival.
La energía en el escenario Altar alcanzó niveles inimaginables cuando Unearth subió al escenario. La brutalidad se adueñó de la carpa y su personificación, Trevor Phipps, no paró de dar golpes en la cabeza, pisotones y movimientos erráticos de lado a lado, mientras los guturales retumbaron en lo más profundo de sus cuerpos. El espacio se encontraba a reventar, resultaba casi imposible abrirse paso entre las primeras filas donde los fanáticos se elevaron y sobrevolaron al resto del público en un frenesí indomable.
Los accueil, encargados de la seguridad, se esforzaron por contener la avalancha de seguidores que llegaban desde todas las direcciones para alcanzar la barricada. El crowdsurfing se desataba sin descanso, y llevó a los valientes a surcar las olas de fervor y entrega absoluta. El público en las primeras filas del Altar se estremeció al compás de los demoledores riffs que inundaron el espacio.
Entrada ya la tarde del viernes, era el turno para los de Pennsylvania, Motionless In White. La banda, con su puesta escena, outfit y maquillaje ya conocidos, supo transmitir buen rollo, especialmente por la actitud de su cantante Chris Cerulli, y eso es algo que el público, el cual estaba muy entregado, podía notar en temas como “Cyberhex” y “Voices”. Muy buena asistencia para disfrutar del concierto en la tarde del viernes, y es que la popularidad que tiene la banda es algo notoria. Fue un show sencillo, pero bastante bueno. El broche de oro para cerrar su actuación vino de la mano de “Eternally Yours”.
La combinación Myles Kennedy y Tremonti pocas veces falla, y esta vez con Alter Bridge no fue una excepción. El concepto del formato festival con actuación de corta duración es entretener, y ellos lo entendieron desde el minuto uno. Fiesta de temas de ayer y hoy, perfectamente mezclados, no solo no se ciñeron a los últimos temas del grupo, sino que lanzaron una ráfaga de temazos que culminó con “Blackbird” e “Isolation”. De lo mejor del día junto a sus predecesores.
De regreso a la carpa del Altar, los veteranos Aborted entregaron un concierto incontestable que no dejó lugar a dudas. Aunque la multitud no fuese tan numerosa como en otros espectáculos, sus devotos seguidores les esperaron con ansias. Al primer destello de intensos rojos, cegadoras luces blancas y corrosivos estrobos verdes, el escenario se convirtió en un festín visual que amplificaba la intensidad de los salvajes gritos de Sven. A pesar de su larga y prolífica trayectoria, cada actuación la afrontan con la determinación de superarse a sí mismos. En esta ocasión, demostraron su compromiso inquebrantable al ofrecer una descarga de ferocidad y agresividad sin concesiones.
A lo largo de su variado setlist, los músicos belgas liberaron un arsenal de canciones devastadoras, entre las que destacó «ManiaCult». Este himno emblemático encapsuló la esencia de su sonido corrosivo, y mostró su habilidad para combinar letras impactantes con una brutalidad desenfrenada. Sin lugar a duda, Aborted aún es una fuerza imparable en el mundo del brutal death metal que mantiene su legado intacto y deja una marca indeleble en cada escenario que pisa.
Poco tiene que hacer Jacoby Shaddix para tener al público comiendo de la mano, y es que la Papa Roach ya es veterana en ese derroche de adrenalina que soltaron en el Main Stage 2. Los estadounidenses tienen una actitud de banda compuesta por veinteañeros, pero en el fondo ya peinan una que otra cana y se les nota cuando actúan como unos veteranos profesionales. Quizás por ello la combinación de generaciones entre los asistentes que acudieron en masa para disfrutar de temas como “Kill The Noise”, donde rugían de forma muy activa.
El momento de “Firestarter”, cover de The Prodigy, fue simplemente espectacular, y es que la energía que desprende el tema encaja mucho con la actitud que Papa Roach suele tener en sus directos. Pero no solo de temas cañeros vive la banda, y es que “Scars” demuestra que también saben hacer baladas, además de ser una forma preciosa de recordar a los asistentes que el dolor es solo temporal y debemos disfrutar cada momento alegre. Como colofón final no podía faltar su emblemática “Last Resort”, en la que todo el público se entregó cantando al unísono.
Machine Gun Kelly mandó a todos a dormir, pero si hubiera sido un sueño lúcido, se podría decir que Def Leppard subió al escenario principal para ofrecer una actuación sobresaliente. La banda británica demostró una vez más por qué aún es una fuerza muy valiosa dentro de las leyendas del hard rock. El setlist del concierto fue una verdadera delicia de 17 temas, para los incondicionales de los británicos.
La banda recorrió décadas de éxitos, desde los himnos inmortales de los años ‘80 como «Pour Some Sugar On Me» y «Love Bites», hasta las canciones más recientes que han consolidado su estatus como leyendas vivas del rock. De nuevo nos fue devuelta la confianza en las viejas leyendas del género cuya reputación había quedado un tanto tambaleante tras la actuación tibia de Mötley Crüe y la aparición en forma de divo del pop de MGK. Un broche perfecto para el primer día de fin de semana de este Hellfest 2023.
En la oscuridad de la noche, la indomable Warzone se convirtió en el epicentro de una explosión punk con Rancid. Era tarde y el acceso al escenario era nulo, lo que generaba una anticipación aún mayor entre los fanáticos de Rancid que se agolpaban, ansiosos por presenciar el auténtico punk rock estadounidense en toda su gloria. Aunque las fotos desde el foso brillaban por su ausencia en esta crónica, no había necesidad de imágenes para capturar la esencia de la energía y la pasión que envolvieron el lugar.
Fue con el único tema y homónimo de su reciente álbum, ‘Tomorrow Never Comes’, que Rancid inició su demoledor show. Los acordes se adueñaron del ambiente, los amplificadores rugieron y la multitud se dejó llevar por la oleada sonora que los transportó a un estado de euforia colectiva. Pero el viaje musical de Rancid no se detuvo ahí. La formación decidió dedicar gran parte de su setlist a su tercer álbum de estudio, ‘…And Out Come the Wolves’.
El espíritu de los años ‘90 se hizo presente de manera arrolladora, mientras los acordes y las letras icónicas de aquel álbum resonaban. Era como si el tiempo se hubiera detenido por un momento, permitiendo que la autenticidad y la rebeldía del Rancid de antaño se materializaran en el presente. La conexión entre la banda y sus seguidores fue palpable en cada canción interpretada. El público, compuesto por jóvenes y no tan jóvenes, los gritos de emoción, los pogos frenéticos y los puños en alto crearon una marea de camaradería y liberación.
Luces estroboscópicas iluminaron el escenario, donde destacaron las siluetas de Tim Armstrong, Lars Frederiksen y el resto de la banda mientras desataban su pasión desenfrenada. Los acordes rápidos y enérgicos de las guitarras, el ritmo frenético del bajo y la contundencia de la batería se combinaron para crear una sinfonía caótica que sacudió cada célula de nuestro ser. En ese momento, la música se convirtió en un vínculo inquebrantable que unía a todos en una sola voz, recordando los momentos vividos, las historias compartidas y la fuerza arrolladora del punk.
Los veteranos del black metal Venom Inc. siempre están listos para cambiar el ritmo del día con su tono oscuro y mantener su propia energía en el proceso. Fueron a un ritmo duro, algo que se podía ver en temas como “Black Metal”, y eso permitió al público disfrutar bastante. Podrán gustar más o menos, pero estos señores son los pioneros del metal extremo, y la agresividad y pasión que mostraron era una gran prueba de ello. Destacó la intensidad de Tony Bray a la batería y como Tony Dolan quería dejarse las cuerdas vocales en el escenario.
Todo sueño plácido tiene su desvelo y en el caso de este Hellfest 2023 el bofetón para el respetable llegó con los de Tommy Lee. Otra aparición controvertida, por otro lugar. La fórmula de Mötley Crüe fue la que debe ser, un recopilatorio de clásicos en el que se agradece el esfuerzo, la inclusión del acústico, e incluso la aparición del insípido Machine Gun Kelly, pero más allá de los clásicos se quedó muy corto.
Himnos como “Kickstart My Heart” o “Dr Feelgood” no fueron lo suficientemente efectivos como para levantar a un público que contemplaba atónito cómo uno de los bolos más esperados de la presente edición se desmoronaba como un castillo de arena ante sus incrédulos ojos. Al igual que Kiss lo dio absolutamente todo y se le perdonan las carencias allá donde las hubiera, en este caso el resultado, lamentablemente, no llegó al aprobado.
No era la primera vez que Sum 41 tocaba en Hellfest, pero sí podría ser la última ya que los canadienses anunciaron el pasado mes de mayo su retiro para el próximo año tras más de 25 años de carrera. Tal vez por ello se entregaron más aún en la noche del viernes en Clisson. Su inicio cañero con “Motivation” y “The Hell Song” fue un viaje a la nostalgia, son temas en los que los asistentes acompañaron a Deryck Whibley y compañía. Respecto al líder de la banda, su presencia era dominante en el escenario, ya fuera con la guitarra desde las notas iniciales, como con su voz.
Con “We’re All to Blame” pudieron demostrar que no solo saben tocar ese estilo pop-punk por el que destacan, sino que también pueden combinarlo con el metal, con especial atención a los potentes riffs que se marcó Dave Baksh y la intensidad de Frank Zummo en la batería.
Ya se ha dicho antes, pero la banda se empeñó en que les hiciéramos compañía en ese viaje al pasado, pero es que funciona, solo así se explica que siendo más de la 1:00 de la madrugada, tras una jornada intensa de conciertos, el público aún tenga energía para unirse a cantar “In Too Deep” o dar palmas con el emblemático “We Will Rock You”, cover de Queen con su propio estilo skater. Empiezan a sonar los primeros acordes de “Fat Lip”, el fin se acerca, el público lo sabe y consiguen ser ensordecedores. Para terminar la noche fue el turno de “Still Waiting”, otro himno clásico de los canadienses, donde Deryck vuelve a hacer alarde de su habilidad para combinar tonos con su voz.
As I Lay Dying conquistaron la carpa del Altar. Todos sabemos que la banda ha superado obstáculos y ha renacido con una propuesta musical fascinante. Encabezando el escenario, se recordaron los momentos difíciles que atravesaron cuando su vocalista, Tim Lambesis, ingresó en prisión en 2014. Sin embargo, han dejado atrás ese capítulo oscuro y han vuelto con nueva energía. El breve concierto comenzó con «Blinded», una explosión de fuerza y agresividad que hizo vibrar a la multitud.
El público se entregó por completo a los intensos riffs de guitarra, los atronadores ritmos de batería y los guturales poderosos de Lambesis. Con cada canción, As I Lay Dying demostró por qué merecían su lugar como cabezas del stage. El cierre fue épico, con «Confined», que dejó una sensación de plenitud después de un día agotador. Fue un concierto que mantuvo en vilo de principio a fin, dejó con ganas de más y con la certeza de que esta banda ha recuperado su fuerza y relevancia en la escena musical.
Sábado 17 de junio
Las personas que madrugaron el sábado tuvieron la suerte de empezar el día con ese ritmo de Bloodywood característico de las películas creadas en Bollywood. Las combinaciones de rap y guturales que tienen Raoul Kerr y Jayant Bhadula son simplemente maravillosas, con una fuerza destacable, con “Dana Dan” como uno de los mejores ejemplos donde se puede disfrutar esa mezcla.
Una vez más Fever 333 hizo historia en el Main Stage 2 con un concierto enérgico y combativo. A través de los éxitos de sus dos primeros álbumes, la banda demostró su poderío musical y su capacidad para movilizar a la audiencia. El vocalista aprovechó el escenario para protestar contra la discriminación que enfrenta como inmigrante y persona negra, al mismo tiempo que abogaba por espacios más seguros para las mujeres.
La presentación de la nueva bajista, April Kae, fue recibida con entusiasmo. Desafiaron así los roles de género y captaron la atención del público con su talento. Juntos, interpretaron su último tema «$wing», con el que quedó claro que están dispuestos a romper barreras y desafiar las expectativas. La nueva formación sorprendió a todos con una enérgica versión de «Song 2» de Blur. Jason se convirtió en un torbellino de movimiento, saltó de un lado a otro del escenario, introdujo el micrófono en su boca y alzó dos amplificadores mientras cantaba sin descanso.
Para culminar el show, Jason se sumergió en la multitud y posteriormente se dejó ver colgando del balcón de la torre de sonido. Allí, exhausto, pero con una sonrisa en el rostro, se colgó de un balconcillo, una imagen icónica de su pasión y compromiso con su arte, que dejó huella en los allí presentes.
El ‘The Heartless Portrait’ de Evergrey es sin duda uno de los mejores trabajos de 2022, y liderados por su único miembro original Tom Englund, Evergrey lo presentó ante un tímido respetable en uno de los escenarios principales. Los suecos desgranaron piezas nuevas tan acertadas como la exigente vocalmente “Save Us”, los contrastes de “Midwinter Calls”, “Where August Mourns” o la efectiva y archiconocida “King Of Errors”, con el mejor de sus estribillos haciendo estragos entre un público para ese entonces más participativo. Gran presentación con una impresionante voz de Tom a pesar de no haber contado con un feedback tan potente.
Asking Alexandria no pasan de moda. Da igual los años que pasen, pero Asking Alexandria funcionan en cualquier festival a día de hoy. Los británicos ya desde hace un tiempo con la vuelta de Danny Worsnop recuperaron esa formidable voz que necesitaban para el sonido actual de la banda. De hecho, volvieron a demostrar estar centrados en este sonido y lo hicieron con grandes cortes como “Alone Again” o la pegadiza “The Violence”, muy fácilmente coreable.
“Into The Fire” sonaba contundente, mientras la nueva “Dark Void” se abría hueco para ser coreada a una sola voz junto a Danny. El final lo marcaban las melódicas “Where Did It Go?” y “Alone In A Room”, sin olvidarnos de una agresiva “The Final Episode (Let’s Change the Channel)”, que en esta ocasión llegaba muy pronto. Setlist muy acertado con un sonido que en este caso sopló a su favor.
Crowbar, la legendaria banda de sludge metal, demostró una vez más su imparable poderío en el escenario Valley del Hellfest. Su actuación fue un golpe directo a los sentidos, con riffs aplastantes y una intensidad inquebrantable. Los fanáticos disfrutaron de un setlist lleno de clásicos, y no pudo faltar la icónica «Planets Collide». Crowbar dejó claro por qué son considerados unos maestros del género, y entregaron una dosis implacable de pesadez y pasión.
Beast In Black ofrecieron un concierto realmente atractivo, no fue sorprendente que el público asistente estuviera cantando al unísono las canciones con Yannis Papadopoulos y compañía, además de saltar y disfrutar. Temas como “Sweet True Lies” y “One Night In Tokyo” fueron la causa de la entrega de la gente que se unió a la fiesta en Clisson.
En 2022, Hellfest contó con la presencia de Maynard James Keenan (Tool) y debió disfrutar, porque en 2023 ha repetido con su otro proyecto, Puscifer, aunque en diferente horario. Con sus ropas de gala, como si fueran los Men In Black, se encargaron de amenizar la tarde con el viaje teatral que supone siempre su show, con temas como “Apocalyptical” o “Postulous”. Un sonido muy limpio que mezcla sonidos pot-industrial con rock experimental apto para los asistentes en la tarde calurosa del sábado.
Una apertura de concierto a ritmo de “Deceiver, Deceiver” ya pone sobre la mesa las claras intenciones que Arch Enemy va a tener durante su concierto, no dejaron ni hacer un calentamiento previo a los fieles del pogo. Alissa White-Gluz ya los tiene acostumbrados a cómo moverse por el escenario mientras impacta con su voz, o al interactuar con el gran número de asistentes que acudieron en masa la tarde del sábado al Main Stage 2.
Y esta vez no fue diferente, como fue posible en canciones ya emblemáticas como “War Eternal” o “House Of Mirrors”. La pasión de su cantante fue contagiada al resto de los integrantes como se pudo sentir con Michael Amott, que daba paso a “Nemesis” con su guitarra y Daniel Erlandsson le acompañaba destrozando su batería con fuerza.
El conjunto tunecino Myrath demostró que aún tiene mucho que aportar a la escena. Después de unos años de baja actividad y verse relegados de un espacio como el Main Stage, su aparición tuvo lugar en el Temple y, quién sabe, quizá no todo fueran malas noticias. En un espacio más íntimo desplegaron uno de los shows más entretenidos de este Hellfest. Una legión de seguidores tunecinos los alentaba y ellos no dudaron en sacar todas sus cartas.
Malabaristas con fuego, bailarinas del vientre, trucos de magia y, sobre todo, mucha música con ese ambiente festivo que despliegan allá por donde pasan. “Believer” o “Into The Night” fueron buenos ejemplos de ello. Y también cabe destacar la incursión de “Candles Cry”, una rara avis en sus directos.
La banda británica Porcupine Tree, liderada por el visionario Steven Wilson, demostró una vez más por qué son considerados uno de los referentes del género, no sin antes dar muestra de su excentricidad con la prohibición del uso de móviles durante el espectáculo. Si triunfaron en su petición o no, auguramos lo segundo. Desde el momento en que las primeras notas resonaron en el aire con poderosos riffs de guitarra, arreglos intrincados y letras profundamente introspectivas, la banda transportó al público a un viaje sonoro que abarcó desde sus clásicos atemporales hasta su material más reciente.
Cada miembro de Porcupine Tree mostró una maestría indiscutible en sus respectivos instrumentos, mientras que Wilson cautivó con su voz inigualable y su presencia carismática en el escenario. A destacar serían su ya icónico “Blackest Eyes” y la anecdótica “Open Eyes”, con su primera interpretación en directo desde 2010. En resumen, el concierto de Porcupine Tree en Hellfest 2023 fue una incursión curiosa que dejó opiniones divididas, aunque no cabe duda del buen hacer de la banda dentro de su estilo.
Born Of Osiris llevan varios años como una de las bandas más populares del metalcore progresivo. Ronnie Canizaro se encargó de poner la fuerza con su desgarradora voz, y no podría faltar el potente sonido de Cameron Losch en la batería, con temas como “Bow Down” y “Angel Or Alien” el público ya tenía buen material para disfrutar esta tarde del sábado.
Finntroll conquistó al público del Hellfest 2023 con su actuación mágica y ferocidad. Su folk metal épico y enérgico, liderado por el vocalista Vreth, transportó a la audiencia a un mundo de criaturas mitológicas. Con himnos inconfundibles como «Trollhammaren» y «Under Bergets Rot», Finntroll desató una fiesta pagana sin igual. Con un setlist poderoso y una puesta en escena teatral, demostraron por qué son una de las bandas destacadas del género. Sin lugar a duda, uno de los momentos más destacables de los escenarios secundarios del festival.
Stray From The Path hizo temblar la Warzone con su actuación explosiva y llena de energía. Con su mensaje de protesta y empoderamiento, conectaron profundamente con el público mientras desataban riffs aplastantes y ritmos frenéticos. El vocalista Drew Dijorio hizo gala de su carisma y temas como “Guillotine” y “First World Problem Child” fueron recibidas con fervor absoluto. Los de Long Island demostraron por qué son considerados una fuerza a tener en cuenta en la escena del hardcore.
Lorna Shore hizo temblar el escenario Altar con su último trabajo, ‘Pain Remains’, como estandarte, la banda ofreció una experiencia aterradora y envolvente. La descarga de energía y brutalidad se materializó en cada riff y cada golpe de batería. Sin embargo, lo que llamó la atención fue la presencia de Will Ramos, el vocalista que se unió recientemente a la banda.
Mientras el caos reinaba a su alrededor, Ramos permaneció en un estado estático, centrado en su técnica vocal. Sus guturales infernales, conocidos en todo el mundo del metal extremo, mostraron una complejidad y precisión impresionantes. El punto culminante de la actuación fue cuando la formación interpretó su éxito viral, «To The Hellfire». El público enloqueció y se entregó por completo a la oscuridad que emanaba de la banda. Fue un espectáculo inolvidable que dejó al público ansioso por más.
Con un set de una hora por delante, los lobos de Powerwolf salieron a escena con una impactante puesta en escena como siempre, con fuego, maquillaje y mucha adrenalina. Melodías pegadizas, estribillos coreables y un Attila que fue un perfecto maestro de ceremonias para una de sus grandes noches en Francia, Powerwolf contaba con una masa inmensa de público pendiente de su show, y es que la gente que esperaba a Iron Maiden (muy numerosa) copaba la plaza que une ambos escenarios principales.
Llamaban a la noche desde el Main Stage 2 a ritmo de nuevos cortes que hacían saltar al respetable como “Incense & Iron” o temas más asentados en su set como la agresiva “Amen & Attack” o la archiconocida y uno de sus últimos hits “Demons Are A Girl’s Best Friend”. Ritual de metal eclesiástico efectivo, divertido y que tuvo su colofón con las ya clásicas “Sanctified With Dynamite” (con decenas de miles de palmas que acompañaban el ritmo), “We Drink Your Blood”, y “Werewolves Of Armenia” y ese ya clásico juego entre Attila y Falk María con el ‘huh, hah!’. Los alemanes rugieron con más fuerza que nunca en Clisson.
Es sábado, empieza a sonar “Doctor Doctor” y todo fan de Iron Maiden sabe que esto es un aviso para que te vayas preparando para lo que se viene, para que estén listos para gritar con Bruce Dickinson cada vez que él lo pida. Como está siendo habitual en su gira actual, abrieron con “Caught Somewhere In Time” y como buen frontman que es, Bruce sale a lucirse, ganándose al público con muy poco, hay quién lo llama magia, y hay que lo llama recoger los frutos de la extensa carrera que tienen los ingleses a sus espaldas.
El show fue una mezcla muy acertada de ‘Somewhere In Time’ con su último lanzamiento ‘Senjutsu’, algo que permitía pasar fácilmente de temas como “Stranger In A Strange Land” a “The Writing On The Wall”, en la cual Dave Murray y Adrian Smith pudieron lucirse de forma imponente con sus guitarras. Algo bastante destacable fue la inclusión de “Alexander The Great” en su setlist, es algo que no había ocurrido antes de esta gira. Se debe destacar a Dave Murray, quien se lució con un tremendo solo de guitarra que dejó a todo el mundo boquiabierto, los cuales únicamente pudieron reaccionar acompañando con los cuernos en alto.
Tras este momento vivido, y una ligera pausa, es el turno de “Fear Of The Dark”, un clásico entre los clásicos, con un Bruce portando una gabardina con capucha que al bajarla consigue que la gente explote y se deje llevar en la ola de felicidad. No hay tiempo para descansos, es el turno de “Iron Maiden”, la forma que la banda tiene de recordarte que ellos aún están aquí, aunque los años pasen.
Los más avispados saben que, aunque parezca el final, hasta que la grabación de “Always Look On The Bright Side Of Life”, de los Monty Python, suene, esto no ha terminado. La banda volvió para mostrar esa combinación mencionada antes de su último trabajo con “Hell On Earth” y lo clásico como “The Trooper” y “Wasted Years”, las dos últimas donde la gente se entregó más a los británicos.
Durísimo ‘clash’ el que se encontró Monster Magnet en el festival, y es que mientras cerraban prácticamente el Valley esa noche, en el escenario principal estaba actuando Iron Maiden. Pero poco pareció importarle a Dave Wyndorf y los suyos que salieron con hambre y un sonido potente en un Valley que no estaba precisamente vacío ni mucho menos.
Iniciaron con una poderosa “Born To Go” de Hawkwind o una maravillosa “Superjudge” que cuenta con esas deliciosas melodías de guitarra. El quinteto de Nueva Jersey siguió con una más densa “Dopes To Infinity”, sin olvidarse de clásicos como “Powertrip” o la definitiva “Space Lord” que armó un tremendo mosh pit junto a los saltos del respetable. Se desató así un fin de fiesta perfecto para un gran concierto de los norteamericanos.
The Hu abarrotó tanto la carpa del Temple como gran parte del Altar con su único y fascinante estilo folk metal. Con sus peculiares instrumentos y cantos de garganta mongol, transportaron a la audiencia a las vastas llanuras de Mongolia. El setlist de abarcó tanto su álbum debut, ‘The Gereg’, como su más reciente trabajo, ‘Pain And Tears’. Cada canción fue recibida con entusiasmo por la multitud, pero los momentos culminantes llegaron con los himnos de la banda, como son «Wolf Totem» y «Yuve Yuve Yu».
Los coros se unieron en unísono mientras la audiencia coreaba las letras. El debut de su cover de Metallica, «Through The Never», fue el clímax de la actuación. Los allí presentes rugieron de emoción cuando reconocieron los acordes familiares y se entregaron a la interpretación única. Fue un tributo impactante que fusionó el legado del metal occidental con la esencia cultural de la banda, que generó un torrente de emoción y admiración.
La histórica banda canadiense Voivod comenzaba con “Killing Technology” para que el público pudiera calentar motores en el pogo. Ritmos acelerados y cañeros en la batería y guitarra, junto a la voz de Denis Bélanger formaron un combinado perfecto para que los presentes sientan las agujetas en su cuello a la mañana siguiente. Pero cuando se puede disfrutar en directo temas como “Rise” o “Rebel Robot”, se siente que cada cada moratón encontrado en el cuerpo más adelante valió la pena.
Within Temptation desató una tormenta musical que cautivó a la multitud con su elegante combinación de metal sinfónico y elementos atmosféricos. Liderados por la carismática vocalista Sharon den Adel, la banda holandesa ofreció un despliegue emocionalmente cargado de himnos poderosos y melodías cautivadoras que envolvieron a los asistentes de principio a fin.
Desde el momento en que las luces se atenuaron y los acordes iniciales de «Our Solemn Hour» resonaron en el aire, el público fue transportado a un mundo de magia y fantasía. El dominio vocal de Sharon den Adel fue impresionante, navegó sin esfuerzo entre susurros misteriosos y notas poderosas que llenaban el escenario. El sonido épico y orquestal de la banda, combinado con la energía de su interpretación en vivo, creó una experiencia inolvidable que dejó a los fans más que satisfechos, con la interpretación incluso, en primicia, de “Bleed Out” por primera vez en vivo y que formará parte de su próximo álbum.
Algunos de los puntos destacables de la noche llegaron con la interpretación de «Supernova», ”In The Middle Of The Night” y todo ello culminó con “Mother Earth”, todos ellos convertidos en emblemas del metal sinfónico. Como de costumbre, los momentos de belleza melódica se entrelazaron con la fuerza del metal, y se creó una sinergia cautivadora que demostró una vez más, por qué son uno de los grupos más influyentes y emocionantes del género.
El maestro del synthwave, Carpenter Brut, transportó a la multitud a una dimensión retro-futurista, donde los ritmos sintetizados y las melodías envolventes crearon una atmósfera que intoxicaba. Con una presencia magnética, Carpenter Brut se convirtió en el comandante de un viaje sónico que desafió los límites de la imaginación y del propio festival.
Los éxitos como «Turbo Killer» y «Disco Zombi Italia» provocaron que la multitud se sumergiera en un frenesí de baile discotequero y festivo. Los visuales hipnóticos y las luces estroboscópicas resaltaron la estética retrofuturista de la cita, y transportaron a los espectadores a una realidad alternativa donde la nostalgia y la vanguardia se fusionaban. Con cada nota, el maestro del synthwave demostró por qué es uno de los exponentes más destacados de su género, y llevó a todos los presentes en un viaje sonoro que terminó de estallar con la archiconocida “Maniac” de Michael Sembello e hizo estallar las glándulas sudoríparas de todos los presentes.
Municipal Waste con su inconfundible thrash metal dieron rienda suelta a su música. En esta ocasión no fue un espectáculo de masas como en otras veladas. El agotamiento era palpable y a pesar de que había suficiente espacio entre los seguidores, eso no impidió que la intensidad y la adrenalina se desbordaran. Las cabezas se agitaban al ritmo frenético de los riffs veloces, mientras la gente saltaba y se entregaba a la locura sin preocuparse por el espacio. El concierto fue una experiencia vertiginosa que dejó a la audiencia exhausta, pero con una sonrisa en el rostro.
Meshuggah es un gigante cuando se trata de hacer conciertos, a ritmo de “Broken Cog” empezaba su velada, con Tomas Haake marcando el ritmo progresivo a seguir con su batería. Los riffs de Fredrik Thordendal y Mårten Hagström eran imponentes, perfectos para saciar las ganas de ese sonido tan característico que representa a la banda sueca.
Los gruñidos y muecas de Jens Kidman eran algo que también llamaba la atención, ningún escupitajo llegó a caer sobre los asistentes que se encontraban en la primera fila del escenario Altar. No había casi descanso entre canción y canción, era impresionante como la energía del público seguía, sobre todo en “The Hurt That Finds You First” y su particular circle pit. Las luces estrambóticas y los láseres también tuvieron su presencia para poder terminar de construir la atmósfera que un concierto de Meshuggah tiene, tal y como se pudo ver en “Future Breed Machine”.
Domingo 18 de junio
Arrancó el último día de festival y lo hacía con Hollywood Undead, cinco personas que cantan, tocan y no paran sobre el escenario, y da igual que diluvie sobre Clisson. La hora de comer era hora de divertirse a lo grande con Hollywood Undead, y es que los norteamericanos con su metal alternativo son capaces tanto de sacar su rabia con “California Dreaming” (quizá con demasiado pregrabado), como de poner a saltar a medio Clisson con “Riot”.
El pack que conforman “Comin’ in Hot” y “War Child” es inquebrantable en sus sets, y es fácil encontrar por qué al ver la reacción del respetable. Vibrante actuación que no daba respiro con más hits como “Bullet” y los brazos del público que ondearon de lado a lado, la efectiva “Hear Me Now”, la divertida “Everywhere I Go” con Charlie Scene como protagonista, para cerrar con la potencia de “Undead”. Qué difícil es hacer de la hora de la sobremesa y con esas condiciones climatológicas una auténtica fiesta americana, pero funcionó y de qué forma.
Y turno para uno de los torrentes vocales femeninos más importantes de los últimos tiempos, o lo que es lo mismo, Lzzy Hale. No llegó sola ni mucho menos, y es que Halestorm se ha consolidado como una de las bandas más importantes del panorama desde incluso antes de aquel aclamado Grammy por ‘The Strange Case Of…’. Su set constó de canciones clásicas como la coreable y melódica “I Miss the Misery” con el grito desgarrador inicial de Lzzy o las agresivas “Love Bites (So Do I)” con su hermano Arejay hiperactivo tras los platos y “I Get Off” (su primer bombazo discográfico).
Todo fue alternado perfectamente con las más nuevas como el que es ya nuevo hit “Back From The Dead” o la coral “The Steeple” que sirve como un cierre por todo lo alto. Mucho talento sobre el escenario que tuvo además de por medio la celebración de Joe Hottinger que cumple 20 años en la banda justo en esta fecha, show especial en el que Halestorm curiosamente frenó la tormenta.
En el húmedo escenario Warzone, se pudo ver un buen concierto de metalcore de la mano de Cane Hill, con un sonido cañero, perfecto para soltar todas las tensiones acumuladas en el pogo. Su cantante, Elijah Witt, interactuó entre canción y canción con el público. Era una forma de ver los contrastes entre una persona cercana y luego su lado salvaje con temas como “Kill Me”. Se podía respirar el buen ambiente que tenía la banda entre ellos en las interacciones que había entre canciones. Para terminar, fue el turno de “Too Far Gone”, perfecta para subir los decibelios y finalizar por todo lo alto.
Tras la lluvía, Hatebreed trajo una descarga de pura intensidad al Main Stage con su inconfundible sonido hardcore. La multitud, con las pilas cargadas, se sumergió en un caos de empujones y enérgicos saltos. El set de la banda se centró en su época más temprana, los 2000, interpretando temas tan icónicos como «Empty Promises», «Perseverance» y «Live For This». Con cada acorde y cada grito, Jamey Jasta recordó a todos por qué son considerados unos verdaderos pioneros del hardcore. Fue una experiencia explosiva.
Una de las actuaciones del día fue la de los alemanes Electric Callboy con su electrizante show. Desde el primer momento, el público se mostró entregado y con una actitud festiva, con los atuendos más llamativos y extravagantes. Desde tangas al estilo Borat hasta disfraces de animadoras zombis, azafatas de vuelo y dinosaurios, la diversidad de vestimentas reflejó la diversidad de personalidades y gustos presentes entre la multitud.
La banda no defraudó a sus seguidores, e interpretó todos sus grandes éxitos con una pasión desbordante. Cada canción fue recibida con gran entusiasmo y coreada por la audiencia, que no dejó de saltar y agitar los brazos en el aire. El Main Stage 2 se convirtió en una auténtica fiesta sin igual, con el sonido atronador de la música de Electric Callboy, que inundó el espacio y contagió alegría a todos los presentes.
Pero no solo la música fue protagonista en este memorable concierto. La banda sorprendió a sus fans con cambios de vestuario en cada pausa, recreando los icónicos looks de sus videoclips más emblemáticos. Estos momentos añadieron un elemento extra de espectáculo y entretenimiento, y elevaron la experiencia a otro nivel.
Entre los momentos más destacados, se encontró la interpretación de «Hurrikan», que desencadenó un mosh pit impresionante y convirtió el área frente al escenario en un mar de cuerpos en constante movimiento y euforia colectiva. La energía desbordante de la banda y la entrega del público se fusionaron en un instante de pura pasión y desenfreno. El show culminó con «Pump It» y, finalmente, «We Got The Moves». Los visuales impactantes y el confeti que llovía desde los cañones frontales añadieron un toque visual que complementó a la perfección la actuación.
La legendaria banda de thrash metal alemana Holy Moses, encabezada por Sabina Classen, la vocalista icónica, desató su furia vocal y demostró por qué es considerada una de las figuras femeninas más influyentes en el mundo del metal. El público fue arrastrado por la vorágine sonora de temas emblemáticos como «World Chaos» y «Finished with the Dogs». En resumen, una exhibición arrolladora de thrash metal en su forma más pura, que consolidó su legado y dejó un muy buen sabor de boca.
El rugido vikingo de Amon Amarth se apoderó del Hellfest en una actuación que fue pura ferocidad desatada. Desde el momento en que salieron al escenario, la banda sueca dejó claro que estaban dispuestos a arrasar con todo. Con su característico sonido melódico y pesado, Amon Amarth transportó a la multitud a las batallas épicas de la mitología nórdica. Los riffs de guitarra demoledores, la implacable batería y los guturales vocales de Johan Hegg crearon un torbellino sonoro que hizo temblar los cimientos del festival.
Tambien destacó la imaginería desplegada desde el fondo inundado de barcos que surcan tormentas, hasta la recreación de un barco vikingo en el escenario a la aparición final de un monstruo marino hinchable, para no perder detalle. Cabría destacar el ya mítico «Twilight Of The Thunder God» pero en conjunto el show fue una demostración de poderío vikingo y un tributo al metal extremo que dejó a todos los presentes con buen sabor de boca.
Mira que se podrían elegir momentos épicos, legendarios e inconmensurables en un festival de la talla del Hellfest, pero amigos, lo de Crisix va directo a los libros de historia. La versión muy resumida dice que Incubus se cae del cartel a 20 minutos de comenzar su actuación por un problema de salud. Los buenos de Crisix andaban por allí porque esa noche tocaban en la zona Cult (la zona reservada para el club de supporter de Hellfest).
Les avisan y les preguntan si quieren tocar en 15 minutos en el Main Stage para decenas de miles de personas y ellos, no contentos con aceptar el guante, se marcan la hazaña de dar un conciertazo salvaje con todo el mundo botando y haciendo pogos como locos. El cuento de la cenicienta en forma de thrash metal, culminado con un homenaje a la película de la máscara convertido en la mejor analogía de lo que acababa de ocurrir.
Era el momento de recibir a Tenacious D. La púa del destino aterrizaba en Hellfest comandada por Kyle Gass y por la estrella de cine y de la música Jack Black, que se las gasta a las mil maravillas a la guitarra y voz junto a su inseparable compañero. Escenario muy austero, con la banda y los dos protagonistas sin moverse mucho de la parte central de las tablas, hasta que apareció su “nuevo técnico de pirotecnia”, con ese punto de humor tan habitual a sus shows.
El directo comenzaba con los primeros acordes de “Kickapoo” (como arranca también la película que hizo famosa a esta agrupación), que desató el griterío de un público que abarrotaba como pocas veces hemos visto el Main Stage 1. La intensidad no decayó con los contrastes de “Rize Of The Fenix”, aunque “Wonderboy” supuso un pequeño parón en este inicio glorioso.
Poco tardó en remontar la actuación con la archiconocida “Tribute” y el riff poderoso de “The Metal”, con un robot de metal gigante que apareció sobre las tablas para bailar con Kyle y Jack. Llegó el momento “Saxaboom” con Black y su mini-saxofón de juguete, que encontraba respuesta con Kyle y un saxofón idéntico de juguete (en este caso gigante), “interpretando” la gloriosa melodía de “Baker Street” de Gerry Rafferty.
“Roadie” a pesar de no ser tan conocida y estar dedicada a sus ‘roadies’, funcionó a la perfección en este set. Se acercó el final con Kyle “dejando” la banda para interpretar solo Jack una bella “Dude (I Totally Miss You)”, recuperándole a mitad de canción para interpretar después una nueva y especial versión del “Wicked Game” de Chris Isaak.
El rush final lo marcaba la canción final de la película “Beelzeboss (The Final Showdown)” coreada a una sola voz derrotando (o deshinchando como dijo Kyle) a la bestia que surgía tras el escenario. “Master Exploder” y la sexual “Fuck Her Gently” de nuevo aclamada a una voz finalizaban con el ritual demoníaco y con el nuevo técnico de pirotecnia ahora sí haciendo bien su labor.
Tras Eurovisión, era el momento de que los que asistieron al Temple en Hellfest también pudieran disfrutar de los alemanes Lord Of The Lost. A ritmo de “The Curtain Falls” empezaba el recital en esta tarde de domingo, y la voz de Chris Harms atrapaba al público con su presencia, con un tono limpio que en ocasiones acompañaba con unos tonos más graves e imponentes. La mezcla del metal industrial y rock gótico fueron una constante que activó a su público a ritmo de temas como “Full Metal Whore” o “Blood & Glitter”.
El icónico grupo de metal Pantera hizo temblar los cimientos del escenario principal con una actuación inolvidable que recordó a todos por qué son una leyenda viva del género. Desde el primer acorde de «A New Level», la banda texana demostró su maestría y presencia escénica, conquistaron a la multitud con su furia inquebrantable, ya que además de todo lo dicho, era la primera vez en muchos años en los que se los podía volver a ver reunidos.
El vocalista Phil Anselmo, que está en un estado de forma sensacional, se mostró como un verdadero titán del metal, y entregó su voz feroz y desgarradora en cada palabra pronunciada. Pantera desató una tormenta que, tras el chaparrón literal de la mañana, esta vez caló a los asistentes hasta lo más profundo de su ser. Temas como «5 Minutes Alone» y «Yesterday Don’t Mean Shit» hicieron las delicias de un público completamente entregado al hardcore felino de los de Texas.
La tormenta sonora descargó toda su energía con “Walk”, un clásico inmortal al que todos los fans esperaban deseosos y que cumplió sobradamente las expectativas desatando pogos y gritos de aliento a partes iguales y que plantó una alfombra roja a “Cowboys From Hell”, himno sin discusión de la banda, que a estas alturas ya tenía a todos en el bolsillo y solo necesitaba ponerle la guinda al pastel. Pantera demostró que todavía son una fuerza indomable que impacta a la escena del metal. Con su poderío sonoro y su entrega apasionada, la banda reafirmó su lugar en la cúspide del género y confirmó que los de Anselmo aún son un referente indiscutible en el mundo del heavy.
Una vez más, en el escenario Warzone se pudo presenciar la potencia del metal y el rapcore cuando Rise Of The Northstar tomó el control. La energía en el ambiente era palpable y el joven público rugía con anticipación. El setlist estuvo repleto de himnos de batalla, como «Here Comes The Boom» y seguido de cerca por otros clásicos como «Welcame (Furyo State Of Mind)» y «Again And Again». Además de sus éxitos anteriores, la ‘gang’ presentó varias canciones de su último trabajo, ‘Showdown’.
Estos nuevos temas mostraron la evolución de la banda y su capacidad para mantenerse fieles a su estilo único de fusión de metal y hip-hop. Vithia, como de costumbre, mantuvo su enigmática presencia, cubriéndose el rostro con una máscara. El moshpit en la parte delantera de la multitud fue intenso, con cuerpos chocando como trenes que descarrilan al ritmo de la música.
A ritmo de “We Have Arrived” los californianos Dark Angel comenzaron la conquista con su música del escenario Altar. La banda sonaba con tanta potencia que daban ganas de menear el cuello y dañarse el cuerpo en más de un pogo. La voz de Ron Rinehart no parece haber envejecido del todo, y como Gene Hoglan aporreaba su batería era un placer para el oído. No pudieron faltar himnos del thrash metal como “Darkness Descends” o “Merciless Death”.
Los británicos Paradise Lost son toda una institución en los sectores góticos del rock y metal, y así lo demostraron ante los que asistieron al escenario Altar este domingo, pese a que no estaba hasta reventar, las sensaciones que el público sí que lo hacía parecer. Un sonido muy limpio en temas como “Gothic” o “Ghosts” fueron suficiente para ver que Nick Holmes y los suyos siguen en forma después de tantos años de carrera a sus espaldas.
El Altar Stage estaba preparado para cerrar sus actuaciones por este año, y qué mejor forma que con un matillo pilón como es Testament. El rodillo de thrash metal americano puso la máquina a engrasar a eso de las once de la noche con “Rise Up” y la voz de Chuck Billy en su punto. Desde aquí un sinfín de hits como “The Preacher”, que tardaba poco en llegar, o el efectivo estribillo de “Practice What You Preach”, que no daba respiro en una pista en la que los circle pits se sucedían sin pausa.
“D.N.R. (Do Not Resuscitate)” siempre se antoja necesaria en su set, y se acercaba una parte final demoledora marcada por éxito tras éxito, que comenzaba con una gloriosa “Over the Wall”, con la dupla Alex Skolnick y Eric Peterson repartiéndose solos y uniéndose en esa famosa melodía que aclamaba el público galo. Más madera llegaba con “Into the Pit” y una pista exhausta que gastaba su último aliento en ella. Testament fue el perfecto broche de oro a otra edición más del festival francés por antonomasia a pesar de su coincidencia en horario con un gigante como Slipknot.
El Hellfest 2023 llegó a su clímax con la actuación apocalíptica y frenética de Slipknot. Con su inconfundible imagen de máscaras y overoles, la banda estadounidense desató una tormenta de caos y violencia en el Main Stage 1. Desde el primer acorde, el público fue arrastrado a un torbellino de riffs atronadores y ritmos demoledores. La intensidad y la energía emanaban de todos y cada uno de los miembros de la banda, mientras Corey Taylor dirigía a los presentes con una voz en estado de gracia acompañada por un despliegue de elementos que llenaba el escenario y hacía parecer que los miembros del grupo fuesen incontables, pese a por causas personales, sufrir la baja de Clown (Shawn Crahan).
El escenario se convirtió en un campo de batalla sonoro, con luces y demás efectos que añadían un elemento visual impactante. La banda de Des Moines no solo entregó su característico sonido agresivo, sino que también cautivó con una puesta en escena teatral y salvaje. Los golpes de los tambores resonaban como latidos de guerra, mientras se sumergían en el caos con temas como “Liberate” o “Psychosocial”. La bestia había sido liberada y ya no había marcha atrás, el público estaba entregado y la cita invitaba a seguir con la fiesta.
“Eyeless”, “Unsainted” o “Purity” deleitaron a los presentes y el apoteosis final llegó con una ráfaga de violencia desatada con “Duality” y “Spit it Out”. En definitiva, el cierre de este Hellfest 2023 fue una muestra por parte de Slipknot de su legado como titanes del metal y una prueba de que su influencia y poderío escénico se mantienen inquebrantables a lo largo del tiempo. Y sirvió a su vez, para poner los dientes largos para el próximo en 2024. Larga vida a Hellfest.
El escenario de la Warzone se llenó de emoción y superación cuando The Ghost Inside subió al escenario en su tan esperado regreso por Europa. Tras enfrentarse a una tragedia devastadora en el año 2015, cuando varios miembros del grupo resultaron gravemente heridos en un accidente de autobús, incluso con la pérdida de una pierna por parte del baterista Andrew Tkaczyk, el concierto fue un testimonio de resiliencia y fuerza.
La conexión entre la banda y sus fanáticos era tangible, con mensajes de superación y esperanza que resonaron en cada canción. Los momentos más emocionantes llegaron cuando la banda compartió su historia de lucha y recuperación, y cómo han encontrado la fuerza para seguir adelante. El concierto se convirtió en un espacio de comunidad, donde todos se unieron en un sentimiento de apoyo mutuo.
El setlist se centró en los himnos atemporales de la banda, con énfasis en su aclamado álbum ‘Dear Youth’ y su homónimo ‘The Ghost Inside’. Desde el primer momento, Jonathan Vigil se mostró cercano y arrasó con el clásico «Engine 45», el público entró en un estado de euforia total, coreó cada palabra y saltó al ritmo de la música. Cada canción fue ejecutada con una intensidad arrolladora que llevó a los fanáticos a través de un viaje de emociones y dejó una huella duradera en sus corazones. El grupo estadounidense se ha convertido en un auténtico ave fénix que ha renacido de sus cenizas, y que muestra al mundo que está mejor que nunca y que están preparados para escribir un nuevo capítulo en la historia de su música.
Texto: Mario Velasco, Álvaro Costalago, Óscar Gil y Aritz Sola | Fotos: Óscar Gil y Aritz Sola
Promotor:Hellfest Open Air
Día:2023-06-15
Ciudad:Clisson, Francia
Puntuación:9
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