Todo en Andrew W.K. es desmedido. Desde su energía hasta la evolución de su físico (a día de hoy es difícil distinguirlo de un luchador de pressing catch), pasando por el revuelo que levantan sus controversias legales o por las teorías conspiranoicas alrededor de su persona. Pero a la vez, todo en Andrew W.K. parece perfectamente medido, tanto que a veces hasta cuesta un poco empatizar con un músico a todas luces excepcional y con un directo arrollador.

Se cumplen ahora veinte años de la publicación de ‘I Get Wet’, su primer LP, en el que, en registros próximos al punk industrial, invitaba a la fiesta en temas como “It’s Time to Party”, “Party Til You Puke” o su gran éxito “Party Hard”. Fue el año de los atentados contra las Torres Gemelas y, en unos E.E.U.U. de luto, sus canciones llegaron a estar en las listas de temas “no recomendados”, pero fue también precisamente esa filosofía de vivir la vida como una fiesta la que le convirtió en The Party Guy, The Party King o The Party God y le abrió las puertas de los grandes shows televisivos como el de Conan O’Brien o el Saturday Night Live.

Construya su propia estrella de rock

Entre ‘I Get Wet’ y ‘God Is Partying’ median tan solo otros tres discos de estudio si exceptuamos EPs, colaboraciones, versiones, y ese delirio pianístico que es ’55 Cadillac’, pero Andrew W.K. no ha estado parado ni mucho menos. Enfundado siempre en su uniforme compuesto por camiseta y vaqueros blancos cubiertos, según la ocasión, por una leve capa de mugre, se ha dedicado, además de a la música, a dar conferencias de autoayuda, a presentar programas de televisión (o intervenir como colaborador) e incluso a enseñar a hacer galletas en Instagram junto a su actual pareja, la actriz Kat Dennings, conocida por interpretar a Darcy Lewis en Thor o Wandavision y a Max en la sitcom 2 Broke Girls.

También durante estos años ha contribuido activamente a alimentar el misterio de todas las teorías que han ido surgiendo en torno a su figura. Hay incontables páginas web dedicadas a analizar al detalle sus cambios físicos o las letras de sus canciones para argumentar que en realidad desde 2004 es una persona distinta a la original la que encarna al personaje, que pertenece a los Illuminati, o que está al servicio de vaya usted a saber qué oscuros intereses de la industria.

Incluso los conflictos sobre la autoría de sus temas, denunciados por un tal Steev Mike, un pseudónimo que él mismo ha utilizado en ocasiones y que atribuye a un colectivo de colaboradores, parecen orquestados para poner el foco en su persona cuando le ha sido necesario. Y para rizar el rizo, desde 2020 circulan por internet algunas páginas de supuestos diarios de 1998 en los que el propio Andrew habría diseñado tanto el desarrollo de su carrera profesional como el atuendo y los rasgos psicológicos de su personaje.

¿Está Dios de fiesta?

Es un ejercicio complicado, y posiblemente innecesario, disociar al sujeto de su obra, pero quizá el mayor lastre de Andrew W.K. sea él mismo. Pese a todas sus excentricidades uno no deja de tener la sensación de que detrás hay un estudio de mercado y eso se traduce también en su música, que en la forma es arriesgada, que aparentemente va a contracorriente, que aunque invita a la fiesta tiene el punto justo de drama. Es todo tan mecánicamente perfecto, está articulado de una manera tan precisa, que al oyente siempre le queda un cierto regusto a precocinado.

En este aspecto ‘God Is Partying’, su primer trabajo con Napalm Records, supone un giro respecto a sus producciones anteriores. Aunque en el título del disco aparezca la palabra fiesta da más la sensación de ser un fanservice que otra cosa. En general los temas son mucho más oscuros, algunos hablan de rupturas y despedidas, y, por suerte, ha renunciado a los discursos de autoayuda que intercalaba entre canciones en ‘You’re Not Alone’, su trabajo anterior.

No obstante existe una continuidad sonora en toda su discografía, basada en el tipo de distorsión y en los sintetizadores, que hace que podamos identificar también en ‘God Is Partying’ el sello característico de Andrew W.K. que como en anteriores ocasiones (salvo en el primer disco) se encarga de escribir, interpretar y grabar todos los instrumentos. Siguen siendo temas con vocación casi sinfónica, con cierto aire grandilocuente, para funcionar en directo, aunque en esta ocasión estén menos dirigidos a provocar que el público baile hasta quedar exhausto.

Abre el disco “Everybody Sins”, uno de los singles, con una intro que podría utilizarse en el arranque de cualquier concierto para poner en pie al respetable desde el minuto uno. Tras ello se abren paso las guitarras a un ritmo pesado, con un punto industrial, al que se suma la voz para romper en un puente y un estribillo muy de heavy metal clásico. “Babalon”, otro de los temas adelantados a la publicación del disco arranca con un poderosísimo riff que servirá de leitmotiv a lo largo de la canción, para frenar casi en seco y entrar en un terreno de voz y sintetizadores que recuerda mucho a Bowie pero que va creciendo hasta desembocar en puro heavy.

Y si “Babalon” recuerda a Bowie, “No One To Know” la podría haber firmado el Duque Blanco tranquilamente. Es el tema más largo del disco y puede que también el más previsible y plano. “Stay True To Your Heart” es un tema indie rock pegadizo, sin mucho más. El disco lo divide en dos “Goddess Partying”, un breve interludio musical de corte clásico que sirve para oxigenar y para que no se nos olvide que Andrew es un instrumentista con estudios. El tercero de los adelantos es “I’m In Heaven”, una composición poderosa, contundente y liberadora. De mecanismo sencillo pero absolutamente eficaz. Podría ser hija natural del glorioso ‘Angel Dust’ de Faith No More. Sin duda uno de los aciertos del disco.

Le sigue “Remember Your Oath” un medio tiempo con vocación de power ballad de los ’90 que tiene ciertos giros que podrían recordar a los Guns N’ Roses de ‘Use Your Illusion’. “My Tower” es también un medio tiempo, muy inspirado en el hard rock clásico, con algunos cambios de ritmo interesantes pero con una parte instrumental final que parece no haber sabido resolver del todo. “And Then We Blew Apart” cierra el disco de manera correcta, también en un tempo bajo pero con unos teclados que le dan cierta épica.

En resumen podríamos decir que hay tres grandes temas que son “Everybody Sins”, “Babalon” y “I’m In Heaven” y el resto si bien son correctos no llegan a emocionar. Y aunque no nos queremos poner también nosotros conspiranoicos y habida cuenta de que la situación personal de Andrew W.K. ha sufrido ciertos vaivenes en los últimos tiempos, sí que da la sensación de que tras “Goddess Partying” (título que ya da juego para las cábalas) las canciones son más bien mensajes directos a cierta persona, pero eso es territorio de otro tipo de prensa.

Carlos Blázquez

Grupo:Andrew W.K.

Discográfica:Napalm Records

Puntuación:6

Canciones:

  1. Everybody Sins
  2. Babalon
  3. No One To Know
  4. Stay True To Your Heart
  5. Goddess Partying
  6. I'm In Heaven
  7. Remember Your Oath
  8. My Tower
  9. And Then We Blew Apart

Año:2021-09-10