Steve Hackett: At The Edge Of Light
El prolífico Steve Hackett, considerado uno de los mejores guitarristas dentro del rock de 70's y más conocido por haber sido miembro de la mítica banda Genesis, vuelve con su vigésimo quinto álbum de estudio en solitario, 'The Edge Of Light'. A sus casi 69 años y con una extensísima y variada carrera, vuelve a demostrar que todavía mantiene el tipo y que su prodigiosidad es prácticamente intocable.
Aunque a estas alturas resulte difícil no saber quién es Steve Hackett, habrá gente que no tenga ni idea. Si digo que su popularidad llegó a lo más alto al lado de gente como Phil Collins o Peter Gabriel militando en uno de uno de los grupos de rock británicos más conocidos, quizás os podáis hacer una idea. Aunque compaginó su carrera en dicho grupo, Genesis, con sus primerísimas composiciones solitario para posteriormente también fundar GTR (abreviatura de «Guitar») en los 80’s junto a Steve Howe de Yes y Asia, casi toda su carrera ha estado ligada a la libre experimentación, fusionando estilos como el blues, rock y música clásica influenciado tanto por Hendrix, The Beatles, King Crimson o Muddy Waters como por Andrés Segovia, Bach o el tenor Mario Lanza. Un tipo cuanto menos ecléctico.
En Steve Hackett – At The Edge Of Light continúa reafirmando su legado bajo el protagonismo de su guitarra, de la que brotan progresiones de acordes casi imposibles y sonidos muy diferentes y cuidados. A pesar de que el LP ya haya sido estrenado mundialmente, su presentación en vivo no será hasta febrero. No será una presentación cualquiera, ya que se enmarcará dentro del festival Cruise To The Edge junto a artistas como Yes, Riverside, Mike Portnoy, Haken o Soft Machine dentro de un crucero de lujo.
Casi una hora de virtuosismo y variedad milimetrada
Cuando Hackett declaró antes de lanzar este álbum que le encantaba experimentar con sonidos populares de otras culturas e instrumentos étnicos parece que no estaba echándose flores. No hay mucho que reprocharle a este señor, ya ha demostrado su amor incondicional por la música desde hace décadas.
No estamos ante una obra conceptual engorrosa ni demasiado difícil de digerir para el estilo que es, esto se demuestra ya con el arranque de la instrumental «Fallen Walls And Pedestals». ¿Cómo es posible comprimir en 2 minutos tantas cosas? Si digo que unos acordes de sitar seguidos de un breve riff metalero abren paso a una amalgama de instrumentos tanto clásicos como modernos que se compenetran armónicamente sin saturar lo más mínimo igual piensas que me estoy echando el sermón. Escúchalo y me cuentas. Es increíble que en tan poco tiempo se pueda componer algo tan elaborado. Esto es una muestra clara de que el minutaje extenso de muchas canciones de música progresiva no tienen por qué dar un mejor ni más complejo resultado. Aquí está todo estudiado al milímetro.
En «Beasts In Our Time» tenemos arreglos orquestales y una guitarra acústica que va de la mano con la voz del propio Hackett, que toma el rol de una especie de trovador. Digamos que su voz no es algo prodigioso, pero tampoco sale mal parado al contar con toda la musicalidad que hay detrás. Este señor se atreve con todo.
Como era de esperar, la guitarra eléctrica vuelve a tomar las riendas de «Beasts In Our Time» hacia el final. El sonido que saca del instrumento es increíble y tiene muchísimos detalles, tantos que si remarcase cada uno de ellos tendría que tirarme días escribiendo y acabaría con un diploma de conservatorio bajo el brazo. Lo que sí hay que destacar en este tema sobre todo es el saxo de Rob Townsend y los últimos segundos de «caos» que protagonizan todos los instrumentos.
En «Under The Eye Of The Sun» el señor Steve da más cancha y libertad a un instrumento a veces un poco maltratado en la música como es el bajo, que entra de manera atronadora y rápida a golpe de slap. El juego armónico de las diferentes voces y esa base de guitarra acústica de fondo son puntos interesantes a comentar además del ya citado papel del instrumento de cuatro (o más) cuerdas.
Giros y más giros
Algo de lo que no carece este disco son cambios, rodeos y continuos giros. Es lógico si tenemos en cuenta el variado gusto y oído de este hombre. Llegados a «Underground Railroad» volvemos a catar otro viraje sonoro, esta vez con unas fuertes influencias del gospel, soul y blues. El conjunto vocal introductorio que seguidamente da una vuelta y cambia por enésima vez a otro registro donde las voces se turnan entre ese conjunto coral y una voz solista con acompañamientos.
«Those Golden Wings», la canción más extensa del disco que se inicia como una pieza de música clásica, nos transporta a un lugar más reposado y tranquilo. Guitarras acústicas, cierto sonido ochentero que puede recordar a Queen y un estribillo que peca quizás de demasiado hortera. Evidentemente hay cabida también para los solos de guitarra, eso no lo dudéis. Hackett no pierde ni una oportunidad para mostrar sus habilidades.
A Steve y sus músicos les gusta viajar y hacer viajar a sus fans con esos arreglos, sonidos y juegos instrumentales. El viaje hacia Oriente con la singular «Shadow And Flame» nos lleva hacia la India o algún lugar aledaño al sur de Asia. Aquí el liderazgo lo encabeza la increíble Sheema Mukherjee con su sitar. Quien no conozca a esta mujer, debería empezar a hacerlo. Es una auténtica profesional y tiene más que dominado el campo de la música tradicional hindú, la cual ha demostrado que puede llevar a una fusión con sonidos más inusuales fuera de la cultura en la que está enmarcada.
«Hungry Years» transita el pop rock delicado y melódico de los años sesenta y setenta e incluso me atrevo a decir que se puede escuchar alguna influencia de R.E.M. por momentos, aun sin tener mucho que ver este grupo dentro del contexto. Aquí la voz de Hackett se une a la de Durga y Lorelei McBroom, dos hermanas y viejas amigas de Pink Floyd y David Gilmour que dan una magia, delicadeza y clase muy dignas. A falta de tres canciones para cerrar el disco, «Hungry Years» nos descongestiona y libera un poco de lo progresivo y complejo para caer en la redundancia del pop con una fórmula que rara vez falla.
Descenso, conflicto y paz
Las tres canciones que restan para cerrar ‘At The Edge Of Light’ no se pueden entender por separado. Aunque el músico inglés haya querido deshacerse de la idea de álbum conceptual para escuchar como un todo, estos últimos tres cortes van totalmente de la mano.
«Descent» es como una marcha imperial que si escuchásemos aislada sería demasiado machacona, aburrida y desconcertante. En los oídos entra como un prefacio hacia el desenlace de los 54 minutos del álbum. Si alguien me dice que le gusta de forma aislada resultaría muy raro, a no ser que fuese algo anecdótico. El hilo conductor de la melodía de «Descent» que se va ausentando con el principio de «Conflict» se hace muy obvio, ambas se fusionan perfectamente e incluso podemos unirlas como pequeños fragmentos que decoran e invitan a ponernos en tensión para llegar al colofón final.
Con la tranquilidad, belleza y encanto de la melancólica «Peace» despedimos este disco. Igual que nos pasaba con «Those Golden Wings», con «Peace» hay alguna similitud. Ésta también transpira cierta semajanza con Queen, tanto en el piano que la abre como en la estructura y el solo. La voz, obviamente, no tiene nada que ver con la de Freddie Mercury (ya le gustaría), pero sí que se puede sentir una épica barroca, popera y también rockera y operística. Funciona muy bien sin caer en plagio o caricatura. El cruce de los nombrados Queen con esos respaldos vocales al estilo de Pink Floyd la dotan de una magia ideal para cerrar el disco.
Los amantes del rock progresivo e incluso metal progresivo pasarán un buen rato seguro con este trabajo, así como los más asiduos a otros géneros, que podrán rescatar un par de canciones dependiendo de sus preferencias y gustos. Hay detalles que merecen la pena y mucha variedad, de ahí la importancia de dar como mínimo dos vueltas pacientes y completas al LP. El protagonismo de Steve Hackett hasta cuando parece no ser necesario es inobjetable. Está claro que no pierde oportunidad para hacer un solo, poner voz o hacer algún apaño.
No se le puede echar en cara demasiado, ya que él ha sido el compositor solista principal, y esto le da derecho (casi) a lo que le quiera. ¿Podría haber sido algo más discreto y prudente por momentos para darle más espacio y libertad a los ni más ni menos que 17 músicos que le han respaldado? Es evidente que sí. Pero bueno, que el haber sintetizado el mensaje y sensaciones que pretendía yendo al grano sin desmesurados adornos que podrían fatigar no es nada fácil.
Jaime Tomé
Grupo:Steve Hackett
Discográfica:Inside Out
Puntuación:7
Canciones:
- Fallen Walls and Pedestals
- Beasts In Our Time
- Under The Eye of the Sun
- Underground Railroad
- These Golden Wings
- Shadow and Flame
- Hungry Years
- Descent
- Conflict
- Peace
Año:2019-01-25
Votación de los lectores:5
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