Michael Schenker Group: Immortal

Después de 50 años de carrera es probable que ‘Immortal’ sea el título más certero para esta nueva colección de tonadas de esta auténtica referencia dentro del imaginario colectivo de la cultura rock

Sus orígenes se pierden en la noche de los tiempos y, a fecha de hoy, es protagonista así como testigo privilegiado de la evolución del hard rock desde su misma génesis. Es cierto que no ha sido impermeable a los coyunturales cambios en el negocio (hay muy pocas excepciones), vivió y asimiló los tiempos de la paz y el amor; de los pantalones de pata de elefante; del spandex y la laca; la travesía por el desierto de los ’00 y el renacer del estilo de los últimos años, pero siempre con una fuerte identidad tanto en lo personal como, por supuesto, en lo musical.

A Michael Schenker, como al resto de humanos, se le pueden achacar muchas cosas, quizás su inapropiada verborrea le haya granjeado más problemas que ventajas, no obstante, el hecho de poder mirarnos desde el Olimpo no es gratuito, es algo que ha conseguido a base de un inigualable talento, actitud y excelsos trabajos. No se puede olvidar que se trata de uno de los padres fundadores y que, junto a otros elegidos, sentó los cánones del heavy metal.

Nueva pléyade de invitados

Aunque, evidentemente, el trabajo pivota sobre la figura y la guitarra del rubio teutón, de nuevo se ha hecho acompañar de figuras de primer nivel, muchas de ellas habituales en su órbita, pero también ha recurrido a nuevas estrellas de rancio abolengo hasta completar un line-up de infarto para esta edición de Michael Schenker Group. Esta práctica bajo el modelo “Michael Schenker and friends” es recurrente en sus últimos trabajos y es cierto que ha provocado un nuevo interés por su figura tan denostada durante un periodo gris demasiado prolongado.

En esta ocasión podemos escuchar en los surcos del vinilo las voces del ubicuo Ronnie Romero (apostillaba Michael Schenker que si era bueno para Blackmore, era bueno para él); a Ralf Scheepers (Gamma Ray, Primal Fear); a Joe Lynn Turner (fiel escudero de malhumorados guitarristas), a Michael Voss (prócer del AOR germano, en bandas como Casanova, Mad Max, Wolfpakk o Phantom 5) o a los históricos Gary Barden, Doogie White o Robin McAuley.

Adicionalmente, se ha hecho acompañar de otros nombres cuya relevancia tampoco desmerece, tales como Simon Phillips o Brian Tichy en las baterías, Barry Sparks en el bajo (Dokken) o el mismísimo Derek Sherinian en los teclados. Es evidente que todos los mimbres son de primera calidad, la duda es si estarían correctamente hilvanados.

Más heavy metal que nunca

Las primeras sensaciones que provoca “Drilled To Kill” con el concurso de Scheepers en el micrófono es que el ex-UFO vuelve con más energía que nunca, con un tema de choque que sorprende por su fiereza. Un auténtico pelotazo de viejo heavy metal, a machamartillo y sin respiro. Quizá en ulteriores escuchas se eche en falta cierta dinámica o respiro en el tema, la batería es excesivamente maquinal, pero la maestría en las voces, la dinámica del estribillo y la hibridación de los solos de guitarra y teclado compensan con creces.

Levanta el pie con “Don´t Die On Me Tomorrow”, un medio tiempo donde Joe Lynn Turner se desenvuelve como pez en el agua. Sorprende el corte que produce el estribillo, inesperado, que sin romper la dinámica, vuelca el tema en otra dirección. Sorprendente. En “Knight Of The Dead” interviene por primera vez Ronnie Romero en un tema espídico que también sorprende por su patrón rítmico, muy similar al primer corte del álbum. Evoca a Rainbow, en concreto a “Kill The King”. Se cierra el círculo.

Convertido en vocalista incumbente, el chileno con su privilegiada voz, tiene la capacidad de transportar al oyente a décadas pretéritas donde el rock era un escenario vital y no un lujo paladeable solo para minorías. Encontramos a Michael Voss como vocalista del siguiente tema “After The Rain”, primera balada al uso, que se antoja plúmbea y, lo que es peor, en exceso previsible, con la referencia clara de la sombra de la banda del innombrable hermano de Michael.

Ralph Scheepers y Ronnie Romero aportan la agresividad

Excelente ejercicio de clásico heavy metal en “Devils Daughter”, Scheepers retorna a las voces, esta vez sí, con un grandioso corte donde todo está en su sitio, Ralph le imprime la necesaria agresividad, el solo doblado de Michael es de quitarse el sombrero y el estribillo es más que notable. Todo cuadra. “Sail The Darkness” , protagonizada de nuevo por Romero, es un claro ejemplo de corte estándar en los patrones impuestos por el rubio guitarrista, todo rezuma a corte old school, atemporal, donde lo único que lo ubica en este siglo es la moderna producción.

“The Queen Of Thorns And Roses” es un guiño claro al melodic rock, subgénero que practicó con fruición a finales de los 80 y principios de los 90 de la mano de Robin McAuley y, todo hay que decirlo, con excelentes resultados. Discos tan denostados por los puristas como añorados por los amantes del melódico. El corte en concreto engancha, la línea melódica; el estribillo; los arpegios de Michael, otro gran momento. “Come On Over” trae de vuelta a Ronnie, que hace un despliegue de recursos vocales al alcance de muy pocos a fecha de hoy, dentro de contexto de heavy rock clásico. “Sangria Morte”, al margen de lo sonrojante que pueda parecer a los hablantes en habla hispana el título, es un medio tiempo correcto.

«In Search Of The Peace Of Mind», la gran sorpresa

«In Search Of Peace Of Mind», último corte del disco, es sin duda la más sorprendente de toda la colección, al tratarse de una actualización de la primera canción que el protagonista del disco compuso. En palabras de Michael: “Compuse esta canción en la cocina de mi madre cuando tenía 15 años. El solo es perfecto, no cambiaría ni una nota. Es la canción más importante para mí de los últimos 50 años, es como empezó todo”.

Musicalmente ‘Immortal’ se trata de un ejercicio cuasi progresivo, con diferentes segmentos y progresiones clásicas (clásicos cambios de acorde en semitonos) de 06:27 minutos donde la guitarra de Schenker es la absoluta protagonista. Un broche de oro para un disco donde el decano de la guitarra eléctrica se muestra más vivo que nunca.