Una corriente de indignación arrastra a una parte notable de los seguidores tradicionales del heavy metal: son los cuarentones indignados. Todo les molesta: el precio de la cerveza, esperar para mear, el precio de las entradas a los conciertos y que los grandes grupos no les respondan a sus WhatsApps. Les hacemos la autopsia mental.

Rebeca tiene 37 años. Mide 1’58 y es seguidora de Metallica, al igual que su pareja que, con 38, les ha visto en directo media docena de veces. Ambos deseaban ver a Metallica en Madrid. Al saber que era en Valdebebas, decidieron no acudir. Rebeca sabe que en macroeventos de ese tipo no alcanza a ver el escenario y apenas las pantallas, y no está dispuesta a pagar el sobreprecio de acceso al Golden Circle. Rebeca no ha dado la vara a través de las redes sociales, deseando que el concierto de Metallica fuera un hecho triste y lamentable.

Metallica Barcelona 2019

Metallica (Foto: Sergi Ramos)

Luis ha visto a Hetfield y Ulrich unas quince veces. En la época más gloriosa y en la más reciente. Le gusta apreciar la música aún hoy en día. Por eso, fue a la gira del año pasado en recintos cerrados. Vio a Metallica en el WiZink Center y desechó la opción de volver este año al aire libre, sabedor de que en ningún caso sería un concierto mejor. El recinto, las dimensiones, la posibilidad de que hiciera mal tiempo y la acumulación de gente reducen las posibilidades de disfrute. Luis no ha dado la vara por las redes sociales.

Kirk Hammett Metallica Barcelona 2019

Metallica (Foto: Sergi Ramos)

Luis y Rebeca forman parte de una mayoría silenciosa que, a pesar del ruido, llena festivales, grandes conciertos y mantiene el Metal con vida. Sin embargo, en los últimos años, una corriente de indignados se ha erigido en referencia dentro del heavy metal. Están comandada, en su inmensa mayoría, por hombres de más de cuarenta años a los que todo les parece mal. Iron Maiden se acabaron en el ‘Seventh Son’; Eddie era más guapo en los ochenta; Lars Ulrich se equivoca con las baquetas y Trujillo no baila como un buen heavy; además, creen que los precios de la cerveza en los conciertos son abusivos (aunque no expresan quejas por los precios de otras sustancias), reclaman su derecho a mear con pase preferente vayan donde vayan, y la verruga de Lemmy les parecía sexy.

Metallica Barcelona Estado Olímpic

Metallica (Foto: Sergi Ramos)

Su voz ha vuelto a chirriar con motivo de la gira de Metallica por Madrid. Tal ha sido su volumen, que muchos cronistas han tenido que escribir de lo que ellos decían, en lugar de lo que había sucedido en Valdebebas. En gran medida, hablamos de personas que no han asistido al concierto, porque ellos ya presumían que iba a ser una basura, de modo que en cuanto leyeron una queja, ya se reafirmaron en que era una basura. Pero no habían acudido. Hecho este revelante cuando se quiere juzgar algo.

Público Metallica Barcelona 2019

Público Metallica (Foto: Sergi Ramos)

Es cierto que el recinto de Valdebebas es desaconsejable por varias razones; es cierto que hacía un fuerte viento (y mucho frío por la noche) que emborronaba el sonido; y también lo es que el repertorio elegido podría ser mejorable, pero estas cinco afirmaciones son fácilmente desmontables:

  1. “Era un timo porque no se veía nada”: a ver, éramos unas 70.000 personas en una explanada, sin gradas. ¿Realmente crees que podrías ver algo más que la pantalla? Además, nadie te obligaba a asistir.
  2. “El precio era un robo”: se agotaron las entradas, luego esa opinión no debe ser mayoritaria; el resto de precios de la gira están en el entorno de los 90 euros -y hay mayoría de sold outs-; y el resto de bandas equiparables en influencia a Metallica cuestan más o menos lo mismo. Además, nadie te obligaba a asistir.
  3. “Había que hacer colas para entrar, salir y mear”: claro, es lo que suele suceder cuando se reúnen 70.000 personas, a la misma hora, en el mismo sitio. Ir a ver un concierto no da derecho a ir directos al baño sin esperas. Ni siquiera aunque sean Metallica. Además, nadie te obligaba a asistir.
  4. “Ulrich y Hammet se equivocan mucho”: ambos hace años que hacen variaciones en las canciones, eso no es nuevo, y al resto del grupo no parece desagradarle (leed el libro ‘Nacer. Crecer. Metallica. Morir’, ahí lo explican). Ulrich es el alma de Metallica, el ideólogo, el estratega; el que ha hecho que alcancen unas dimensiones colosales. Siempre ambicioso, siempre con ganas de más. Él es el artífice de algunas de las canciones más memorables de la historia. Es lógico que se le envidie. Y también lo es que nadie te obliga a asistir a sus conciertos.
  5. “Había gente que no se sabía las canciones”: El Metal nunca ha tenido vocación de hegemonía ni de mayorías, y a pesar de eso, Metallica son un grupo de clases medias. Más grandes que nadie (ahorraos, por favor, el rollo ese de que se murieron no sé cuándo; es más previsible que un análisis de Marhuenda). ¿Os molesta que padres y madres lleven a sus hijos a ver a la banda que les gusta por vez primera en su vida? ¿Les ridiculizáis por ello, por vivir una experiencia por la que vosotros también pasasteis a su edad? ¿Os molesta que hubiera musculados de gimnasio con camisetas Diesel? Oh, vaya, qué superioridad, ¿no? Y recuerda, nadie os obligaba a asistir.

Por tanto, haz como Rebeca y Luis, y no nos deis la vara. Dejad que cada cual elija a dónde quiere ir, gastarse su dinero como mejor le convenga, y seguir haciendo de Metallica el nombre más rutilante del heavy metal. Respetamos vuestra indignación, cuarentones que ya habéis visto todo lo grande que se puede ver en el mundo (jo! ¡Cómo nos gustaría ser como vosotros, qué desdichados somos!), pero no vamos a dejar de hacer lo que nos apetece, y menos con un argumentario tan infantiloide. Una persona mínimamente informada sabía que ir a un concierto así no es precisamente ir a un spa. Sabíamos lo que nos esperaba. En serio, no nos habéis enseñado la luz.

Eso sí, me permito haceros una recomendación: dedicad vuestras energías a apoyar a otros grupos, comprando sus discos, camisetas y pagando las entradas a otros conciertos. Así, quizás logréis que alguno llegue algún día a hacerle sombra a Metallica. Aunque, realmente, no os vemos más que por las redes sociales, dando lecciones, expandiendo mal rollo, pero sin construir nada que haga del Metal un lugar mejor que el que es.

Dani Alvarez es un periodista de reconocida carrera que colabora con Radio Euskadi, EITB y Euskal Televista.

Dani Álvarez