Las expectativas de ésta noche pasaban por ser algo más que un gran concierto de rock con Nashville Pussy, pero afortunadamente nos quedamos cortos. Tampoco esperábamos ver a Kauce abrir para los de Atlanta y ahí estaban, ¡va a ser verdad que los de Bilbao nacen donde quieren! Al final dos conciertos diferentes y cada uno con su magia, sus momentos álgidos y el veneno inoculándose más profundo.

La cita era a las ocho de la tarde, pero a esa hora no parecía que el escenario fuera a empezar a sacar las chispas que esperábamos. Con un cuarto de hora de retraso sobre la hora prevista salían los componentes de otra banda que ni de coña eran los Nashville, no. Tengo que confesar que me costaba reconocerlos pero que me sonaban, no me calenté la cabeza y fui directo a preguntar: Kauce. Vale, oído cocina, con esa información mi cerebro se sitúa y rápidamente me presenta un plano de la situación. Heay Metal para la primera parte y Rock and Roll sureño y potente para después con espectáculo, fijo. Acojonante, empezamos  a absorber, observar, disfrutar e incluso corear algún estribillo.

Kauce: sorpresa que se tornó en muy agradable

Con ese cuarto de hora que se tomaron de rigor los de la sala, esperando que llegara más gente, empezaron a sonar los primeros acordes de Kauce delatando así la densidad de sus temas en cuanto a bases. Una batería marcando bien los tiempos y un bajo paralelo mantienen las melodías de ese hardcore metalero que define su estilo, así como algunos registros de voz de Iñaki. Rompieron el hielo con «Fuera De Lugar», tema muy propicio para ir entrando en faena y continuaron desgranando el set-list de los nueve temas que tenían previsto ofrecer. Con «Niños Robados» Iñaki hizo un comentario solidarizándose con todas aquellas familias que habían sufrido por ésta causa. Después vino «Cristales» un tema elaboradísimo del que en su día hicieron un gran clip.

Kauce Navarra 2018

Kauce (Foto: Aritz Sola)

Ya en mitad de la actuación la sala seguía sin tener casi gente y eso hacía que el volumen sonara brutal. Bien mezclado todo y nitidez en cuanto a los distintos sonidos pero bajo mi punto de vista (más bien de oído) demasiado alto. Tenían previsto hacer la clásica salida del escenario al terminar el séptimo tema para luego quemar los dos últimos, pero dada la cantidad de público que estábamos declinaron dicho paréntesis y con «Mordaza» pusieron punto final a ésta primera actuación de la noche que tuvo sus momentos carismáticos del bajista, que lucía una falda de cuero, de Iñaki llevando bien al grupo por el buen camino, del guitarra haciendo gala de una maestría en momentos clave y del batera que marcó correctamente la senda a seguir. Kauce dieron por buena la actuación de unos cuarenta y cinco minutos, los que estábamos allí también, y se quedaron a disfrutar de los Nashville Pussy. Más tarde les veríamos marchar.

Nasville Pussy: El rock, el glam, el vicio…

Media hora para preparar el escenario y, por fin, la señal desde el mismo al técnico de sonido indicó que se podía lanzar la intro de Nasville Pussy, ovación al salir y saludo con sonrisas mientras preparaban pequeños detalles que les hicieran más cómoda la actuación. Blaine miraba que el micro no cediera para su posterior juego y pedía más chicha en monitores, «Hey Hey» cantaba en distintos tonos para comprobar que el retorno le llegara como él quería. Y, casi sin avisar dio comienzo el espectáculo con esa primera pieza, cover de AC/DC, «Kicked In The Teeth! Desde luego que empezar así implica que luego van a tener que mantener ese nivel, cosa que no tuvieron ningún problema en hacer. Los siguientes temas fueron los que avisaron que el fuego estaba creado y el incendio iría creciendo. Control desde un bajo muy bien definido sobre el que se paseaban con soltura los rifs y punteos de la guitarra de Ruiter, que estuvo todo el bolo impresionante regalando momentos únicos.

Nashville Pussy Navarra

Nashville Pussy (Foto: Aritz Sola)

El ambiente ya se empezaba a caldear en el escenario y por fin Blaine se quitó la chupa-chaqueta que llevaba, sin embargo en la zona de público, aunque sí había animación, estaríamos en torno al centenar de personas gozando de aquello, muy pocas me parece teniendo en cuenta de quiénes se trataba. Pero bueno, las cosas son así, y como la profesionalidad de los grupos suele estar a la altura de circunstancias de éste tipo, el concierto que dieron fue brutal.

Pasear por las llamas del rock es posible

Tras llegar casi al ecuador de la actuación el problema de sonido que estaba detectando seguía sin resolverse, perdí la esperanza de que aquello se quedara bien. Se trataba de que a veces al cantante no se le oía, lo achaqué a que había pedido tanto sonido de monitores que él se oía de narices pero los de fuera bastante poco, pero no sé, ocurría por momentos. Sin embargo a las chicas, que le hacían los coros, se les escuchaba perfectamente. Finalizando el tema «CCKMP», que es un cover de Esteve Earle y está incluido en la última publicación, dieron paso a Ben Thomas, batería, aprovechando para coger un poco de aire y arreglar algo de la guitarra de Ruiter que le estaba dando la lata. Nada, cinco minutos que el batera empleó en atacar con fuerza al bombo y los parches y azuzar a un público que le siguió en todo momento. Al contrario que ocurre a veces con éstos solos de batería, no se hizo ni largo ni pesado, y es que lo bueno, si breve, dos veces bueno.

Cerveza en mano y con un sobrero tipo cowboy volvió a salir el simpático de Blaine (en esos momentos ya me caía de puta madre), agarró su guitarra y atacó otro de los grandes temas que acaban de editar «Low Down Dirty Pig» donde Ruiter se la jugó todo a una carta haciendo un solo de guitarra memorable hincando las rodillas al borde del escenario haciéndose hueco entre los monitores y lanzando ráfagas de rock and roll mientras los fotógrafos aprovecharon  para disparar sus cámaras en busca de la foto de la noche.

Esto es un show auténtico, el cantante cogió la lata de cerveza y la vació sobre su sombrero de cowboy bebiéndosela de un trago aunque gran parte de ella se derramó por los lados y fue cayendo sobre él y el suelo, se puso el sombrero y empezó a bailar acabando por besar el suelo, no tengo claro que se tirase, quedó ahí medio inconsciente con el micro acoplándose mientras que su chica ya había terminado el guitarreo y se agacharon para ver qué le pasaba. En ese momento entró en escena el asistente de escenario, que esa noche le dieron bastante trabajo, y solucionó el tema ofreciendo whisky a un aturdido Blaine, éste lo aceptó de buen grado se puso en pie, lingotazo al coleto y más rock and roll.

Crónica Nashville Pussy Navarra 2018

Nashville Pussy (Foto: Aritz Sola)

Si existe el infierno, escuchan Nashville Pussy, seguro

Tras un set de frenéticos rock and roles de los sucios, de esos que las chicas se dejan la garganta con sus coros y el cantante adquiere el protagonismo que le otorgan dichas composiciones, el final se veía venir. Y llegó, con un coreadísimo «Why Why Why» se despidieron escuetamente y abandonaron el escenario. Pero el bueno de Ben Thomas tardó 10 segundos en salir y, haciendo señas hacia el respetable y con gestos de provocar acabamos pidiendo a gritos que saliesen de nuevo. No se hicieron de rogar, las chicas volvieron hacia los micros uniéndose al coro improvisado «beste bat» (que al final todo el mundo lo entiende).

«Struttin´ Cock», «Till The Meat Falls Off The Bone» y «Go Motherfucker Go» son las que acabaron por provocar el inmenso incendio final. Ruiter agarró un ritmo demoníaco con la guitarra y enzarzó en riffs casi imposibles de ejecutar con una maestría envidiable, era tan fuerte el modo de tocarlos que empezaron a saltar cuerdas de su guitarra y acabó por caerse al suelo con la guitarra colgándole las cuerdas y sobre ella. Nuevamente tuvo que atenderle el técnico de escenario llevándole la botella de whisky.

Nashville Pussy Villaba

Nashville Pussy (Foto: Aritz Sola)

Por supuesto ahí fue cuando se recuperó del todo. Finalmente se despidieron del público regalando baquetas, púas y hasta las cuerdas de la guitarra que había partido en su frenesí. Fue el colofón a una noche con poco público pero con mucho rock and roll y cantidades industriales de energía sobrevolando constantemente la sala cuyo sonido me taladró los tímpanos.

A pesar de llevar nada menos que veinte años en la palestra, sólo tienen en su haber 8 discos si contamos un directo y el último que salió el mes pasado «Pleased To Eat You», aunque no me extraña dada la circunstancia de vivir prácticamente de gira. En el repertorio conté hasta cinco temas del nuevo trabajo, el resto son ese par de versiones ya comentadas y un puñado de temas que funcionan a las mil maravillas y que, además, levantan todo tipo de pasiones rockeras que te puedas imaginar. Sigo flipando con ese estilo de rock and roll que los Nashville Pussy ofrecen, salvaje y poco aliñado, puro y duro, de esa vieja escuela que recrea destreza con atmósferas punkis. Volveremos a vernos las caras, y no es una promesa…

Texto: Kiko Casado | Fotos: Aritz Sola

Promotor:Madness Live

Día:2018-10-13

Hora:20:00

Sala:Sala Totem

Ciudad:Villaba, Navarra

Teloneros:Kauce

Puntuación:7