El ‘pussy’ de Nashville huele a cerveza y rock ‘n’ roll
Pero a la hora de la verdad, seguimos sintiendo lo clásico, lo básico. Aquello que nunca se olvida. Aquello que es capaz de distorsionar cualquier estado de ánimo. Por eso son necesarias bandas como NASHVILLE PUSSY.
En un mundo donde casi todo depende de la capacidad tecnológica para transmitir un mensaje (artístico), es de agradecer que la parte más humana y sencilla te golpeé en la cara con dos o tres guitarrazos. Así de simple si de música hablamos. Hemos llegado a una era, en la que cualquier banda es capaz de grabar un producto que suene bien, que suene con calidad. Pero, ¿y la pasión?. ¿Y esa facilidad, con la que antaño, muchas bandas nos hacían remover las entrañas y dejarnos patidifusos con unas simples melodías? Ahora todo tiene que sonar perfecto técnicamente. Figuras poliédricas; no hay ángulo que se pueda desviar.
Pero a la hora de la verdad, seguimos sintiendo lo clásico, lo básico. Aquello que nunca se olvida. Aquello que es capaz de distorsionar cualquier estado de ánimo. Por eso son necesarias bandas como NASHVILLE PUSSY. Publican disco nuevo, ok. Giran porque publican disco nuevo, ok. La excusa es lo de menos cuando arranca el show y “Keep On Fuckin’” comienza a agitar ese gusanillo que todos los presentes guardan en algún que otro rinconcito de su ser. Y a partir de ahí, vamos que nos vamos. Con “High As Hell” y “Struttin’ Cock”, la potencia vuela de la mano de los punteos de Ruyter Suys; actitud hecha carne. Y todos los asistentes se inundan de su carisma y de su sudor, y le responden de igual modo.
Blaine comanda a una banda que sabe lo que es dejarse la piel en el escenario cada noche. Un redneck de tomo y lomo que sabe cuál es el trabajo de campo. Así que, con temas de nueva ornada como “Rub It To Death” o “Everybody’s Fault but mine”, y otras tantas de su colección como “I’m so High” o una tremenda “Go To Hell” (desparrame de energía en todas sus dimensiones), llevan en volandas a un público que a la mínima de cambio se encuentra a su merced. Son fuerzas recíprocas que se unen en amistad con suma facilidad.
Todo es energía, y todo es alegría. Una presentación de la banda que incluía un pequeño teatro, en el que el vocalista se desmaya y vuelve a encarar al público con gritos, y un breve solo de batería que sacó a Jeremy del ostracismo voluntario, hace que la fiesta nunca pare. “Milk Cow Blues” y “Snake Eyes”, solo reafirmaban la sensación de querer seguir por todo lo alto. Pero siempre, por muy bueno que sea, todo tiene un final, y con “I’m the Man” y “Why Why Why”, en la que el respetable se dejó la garganta seca en su estribillo, se tomaron un leve descanso antes de encarar el tramo final. Así que, vamos que nos vamos de nuevo. “Go Motherfucker Go” y “You’re Going Down”, supuso un último esfuerzo desmesurado de banda y público. La comunión era perfecta, y Ruyter Suys se quedó en el escenario para celebrarlo rompiendo todas las cuerdas de su guitarra y repartiendo cerveza de forma aleatoria y gratuita a los que lo dieron todo durante su show. La versión femenina de Angus Young terminó por el suelo tras su despampanante esfuerzo, y solo las ovaciones del público y los ánimos de su roadie, le ayudaron a retomar la verticalidad. Después, más ovaciones para despedirla, y junto con la nueva bajista Bonnie, tomaron fotos desde la pasarela superior camino del vestuario, para inmortalizar una gran noche de cerveza y rock n roll. Sin fotos de por medio, los asistentes no olvidaran a un grupo que, con tan solo hora y cuarto de actuación, puede dibujar una enorme sonrisa y un inmortal recuerdo. Actitud y pasión al natural.
Texto y Fotos: Satur Romero (satur@themetalcircus.com)
Promotor:Frontline
Día:15/02/2014
Hora:21:00
Sala:Fanatic
Ciudad:Sevilla
Puntuación:9
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