Turisas son más que una banda – son una marca, una firma, un estilo. Abanderados del battle metal, un hijo bastardo del viking metal que bebe más del power que del black, han sido capaces de llevar este género a una gran parte de la geografía mundial y atraer un buen número de metalheads de nueva generación. Y, lo más impactante, lo han conseguido en solamente 4 álbumes – una gesta digna de héroes.

Turisas son más que una banda – son una marca, una firma, un estilo. Abanderados del battle metal, un hijo bastardo del viking metal que bebe más del power que del black, han sido capaces de llevar este género a una gran parte de la geografía mundial y atraer un buen número de metalheads de nueva generación. Y, lo más impactante, lo han conseguido en solamente 4 álbumes – una gesta digna de héroes.

Naturales, como no, de Finlandia, si se observan en el conjunto de toda la escena del metal Turisas es un grupo pequeño (más que nada porque responde a un subgénero que ya de por sí cuenta con una masa de fans enormemente dedicada y leal, pero reducida), pero es necesario escucharlos para entender de qué forma se han movido los grupos más populares del folk metal.

Mathias Nygård (antiguamente más conocido como “Warlord”), vocalista, y Jussy Wickström, guitarrista, formaron el núcleo duro del grupo en 1997, al que primero llamaron Köyliö. Una demo más tarde, se decidieron por Turisas, nombre que hace honor a Iku-Turso, monstruo marino de la mitología finesa que también dobla como dios de la guerra.

Mientras estos jóvenes finlandeses iban perfeccionando sus habilidades, prepararon un conjunto de temas, que se propusieron sacar adelante cuando Mathias volviera del servicio militar obligatorio. Era el 2004 y había nacido Battle Metal. Para que os situéis en el contexto del género, ese mismo año Amon Amarth, ya en una posición confortable y estable, sacaba Fate of Norns; apenas un año antes, Finntroll pasaba por su retiro espiritual lanzando el acústico Visor um slutet mientras Moonsorrow se establecía con Kivenkantaja; y Ensiferum, después de sacar Iron, cambiaba a Jari Mäenpää por Petri Lindroos. El folk metal se encontraba en su mejor momento, y era justo el año indicado para que una banda irrumpiera con fuerza.

El single, homónimo del àlbum, marcaba también un estilo que bebía directamente de la combinación de folk y metal, pero descartaba parte de la influencia black a favor de un toque más power y ligeramente casi sinfónico, que podemos ver en canciones como Sahti-Waari o Rex Regi Rebellis, que intercalan pasajes en distintas tonalidades y buscan darle un tono más atmosférico y casi exótico al conjunto, con una gran riqueza instrumental procedente de multitud de culturas y bagajes.

Tres años más tarde, en 2007, llegó el turno de The Varangian Way, que abría con To Holmgard and beyond – epicidad pura destilada para los oídos, y todo un himno para la comunidad. (Y mención especial merece su posterior versión acústica, evocativa y mágica, y dónde se nota la maestría del violinista Olli Vänskä)

El buen equilibrio compositivo del grupo se nota en temas como Cursed be the iron, que balancea con maestría la narración más sensual con un estribillo especialmente rudo y crudo – crudo como la leyenda del Kalevala en la que está basada la letra y que cuenta cómo se maldijo al hierro para que aprendiera a “morder la carne” y, de esta forma, naciera el arte de la guerra y el dolor de las armas.

¿Y qué decir del single? – quizá el más conocido, escuchado, y berreado a coro de la banda. Rasputin. Esta cover, original del grupo disco alemán Boney M, fue finalmente grabado después de un buen puñado de años de ser tocado en directo con una fantástica aceptación por parte del público. A día de hoy sigue siendo un habitual imprescindible de los conciertos. 

Apenas empezando la década de los 2010, y después de hacer de multitud de festivales su hogar, Turisas nos trajo su tercer álbum: Stand up and fight. Disfrutaba de un corte más parecido al primer Battle Metal, con multitud de temas épicos para arengar a la batalla, como Stand up and fight o Take the day.

Pero también habían recogido los frutos que habían plantado con To Holmgard and beyond y, aprendiendo de éste, lanzaron largos como The march of the Varangian guard, que reprendre el tema histórico que dio título a su segundo trabajo. (y que también consta de versión acústica)

Finalmente, apenas dos años más tarde, en 2013, sacaron su disco más polémico: Turisas2013. Este álbum rompía un buen número de supuestos sobre la banda y descubría un nuevo universo sonoro mucho más reflexivo, elegante y rico en matices, y hasta con un tono de teatralidad broadwayiana, en detrimento a la épica más visceral y grave. Las opiniones se empezaron a disparar enseguida y, aunque con el paso de los años (y de verlo en directo), las voces más críticas se han apaciguado, me gustaría romper una lanza a su favor. Sí, aparentemente no se parece a nada de lo que haya hecho Turisas anteriormente, pero cada pieza es una pequeña joya por sí misma, sin rellenos, y con la voz grave de Mathias amoldándose perfectamente a cada sentida letra. Destacaría For your own good, Piece by piece, Greek Fire, y la siempre irreverente No good story ever starts with drinking tea.