Van Halen reinventó el sonido del hard rock con su decisivo e influyente álbum homónimo de debut. Un disco publicado en febrero de 1978 que ha definido a toda una generación además de haber gozado de un tremendo éxito de ventas.

Fue un 10 de febrero. Los hermanos Alex y Eddie Van Halen, junto al inclasificable vocalista David Lee Roth y el bajista Michael Anthony cambiaron la cara del rock para siempre con el debut homónimo de Van Halen. Producido por Ted Templeman (quien terminó produciendo sus seis primeros discos en una larga y fructífera relación), el disco fue uno de los más exitosos de la historia, llegando a vender más de diez millones de copias en Estados Unidos.

Grabado en verano de 1977 en los Sunset Sound Recorders de Hollywood, el disco suena como un avión a punto de despegar. Descubiertos por un Gene Simmons de Kiss, quien aportó la financiación para una demo de tres canciones en 1976, la banda no consiguió mucho interés por parte de las discográficas hasta que sus incendiarios directos en California terminaron consiguiendo la atención de Marshall Berle, su futuro manager, y de Mo Ostin y el propio Templeman en Warner Bros. Ya con un contrato bajo el brazo, Templeman procedió a grabar a la banda prácticamente en directo. El disco, que abre con la ominosa linea de bajo que da paso a “Runnin’ With the Devil” es toda una oda a la testosterona juvenil, la aceleración y la fiesta, con el maestro de ceremonias, David Lee Roth, conquistando a todo el mundo con una voz que, si bien no era técnicamente excelsa, si que tenía una enorme personalidad.

Los coros de Anthony -normalmente en un tono bastante alto- se convirtieron en otro de los rasgos habituales de las canciones de la banda. Pero fue la guitarra de Eddie Van Halen, el virtuoso que cambió el futuro de la guitarra popularizando la técnica del tapping, el elemento que más sorprendió en éste debut. La intro “Eruption” supuso una revelación para cualquiera que quisiese coger una guitarra eléctrica a partir de ese momento. Apenas un minuto y cuarenta segundos fueron suficientes para decirle al mundo que esta banda era distinta a todo lo que habíamos conocido hasta ahora.

En el disco destacaban temas como la eterna versión de “You Really Got Me” de The Kinks, “Ain’t Talkin’ About Love”, la melódica “Jamie’s Cryin’” o la veloz “Atomic Punk”. Si bien el mundo de la música moderna se dividía entre rock, punk y disco, el debut de Van Halen sirvió para terminar de decantar la balanza en la década que estaba a punto de comenzar: unos gloriosos 80 donde Van Halen fueron la banda a venerar.

Sergi Ramos