Cómo el Coronavirus mata el rock y heavy metal
Analizamos como el Coronavirus ha tenido un efecto devastador en la industria de la música y más concretamente en el universo del rock duro y el heavy metal. Festivales cancelados, giras aplazadas, lanzamientos pospuestos... Hablamos con muchos de los protagonistas y afectados directos por la situación.
Nueva actualización del excepcional reportaje sobre la afectación del Coronavirus a nuestra escena que se publica en Metal Hammer en el mes de abril y que podéis adquirir a través de la app de Metal Hammer para Android o para iOs.
“Estamos en guerra” bramaba el presidente Emanuelle Macron en su intervención televisada a la nación francesa. Son tiempos extraños y el heavy metal es resiliente como pocos géneros. Exploramos en un largo reportaje todas las afectaciones que la crisis del Coronavirus está teniendo en nuestra escena internacional y nacional. “La sociedad va a aprender una gran y dura lección con todo esto”, dice por teléfono el vocalista y líder de los americanos Lamb Of God, Randy Blythe. Él, como buena parte del mundo, se encuentra confinado en su casa porque una pandemia global, el Covid-19, Coronavirus para los amigos, se ha llevado por delante absolutamente todo. No solo la industria del entretenimiento y la música, sino toda la estructura económica y social de cada uno de los países afectados por el virus. Es decir, todos.
No llegará aquí, hombre
Hace escasamente unas semanas, el manager de Nightwish explicaba que habría que aplazar algunos shows en China como resultado del brote del virus que había obligado a cerrar la provincia de Wuhan y poner severas restricciones sobre la ciudadanía para intentar contener la propagación de los contagios. Apenas un rato después, yendo en taxi por el centro de Madrid, el líder de la banda, Tuomas Holopainen me tocaba la espalda para reclamar mi atención y mostrarme su móvil: Testament, Exodus y Death Angel cancelaban ese día su concierto en Italia debido a las crecientes restricciones. El tour seguía adelante y llegaría a España. Unos días después entrevistamos a Chuck Billy, posteriormente aquejado por el virus, igual que Will Carroll de Death Angel y Gary Holt de Exodus. Pero en aquel momento aún parecía un suceso distante que podría contenerse en Italia y pasar sin más pena ni gloria que la de una gripe estacional. Eso creíamos todos, incluso prominentes virólogos y científicos que ahora asesoran al gobierno de España. En los aviones comenzabas a ver personas con mascarillas y lo aquejabas a una cierta histeria colectiva -pero lo peor estaba por venir.
Fue la noche de un miércoles 11 de marzo cuando los suecos The Night Flight Orchestra actuaban en la sala Salamandra de Hospitalet, cerca de Barcelona. Esa misma tarde ya se había hecho pública la inminente prohibición de realizar cualquier tipo de actividad pública de más de 1.000 personas -corregido luego con el bloqueo de cualquier local a acoger más de un tercio de su aforo-. En esencia, cualquier gira, concierto o congregación de personas quedaba suspendida “sine die”. El show de The Night Flight Orchestra en Barcelona o el de Anathema en Madrid y el de Tarja en Bilbao serían los últimos conciertos que los fans del rock duro y el heavy metal veríamos en España en una buena temporada. Tras eso llegó el escalofriante devenir de cifras de contagios y muertos en el que seguimos inmersos a día de hoy, acompañado del estado de alarma decretado por el gobierno del país y el confinamiento masivo de la población en sus domicilios. Tiempos muy, muy extraños en los que mandatarios mundiales hablan de “estar en guerra” y los expertos imponen un necesario distanciamiento social que frene la propagación masiva del virus. Una situación totalmente anómala que ha generado mucha ansiedad a la población que ve como miles de ancianos y personas con (y sin) patologías previas acaban falleciendo a causa de las complicaciones que derivan del virus.
Incertidumbre en los festivales
Apenas unas horas después de decretarse la prohibición de realizar actividades que supongan cualquier tipo de aglomeración, nos pusimos en contacto con los principales promotores de festivales y conciertos de España y Europa. Si bien ninguno de ellos -salvo uno- accedió a hablar con nosotros por las implicaciones que cualquiera de sus palabras podía tener sobre la viabilidad de sus eventos ya anunciados, lo que sí pudimos palpar es un tremendo nerviosismo ante la situación. No es en vano. Con muchos artistas ya confirmados y carteles cerrados e incluso entradas agotadas en algunos casos, los festivales se enfrentan a un enemigo invisible -el virus- y a otro palpable -la administración y sus prohibiciones- que pueden dar al traste con muchos meses de trabajo en pro de algo tan impepinable como no poner en riesgo la salud pública. Y la posible tabla de salvación (los seguros de cancelación que tiene cualquier gran evento) no cubre causas de fuerza mayor como puede ser una pandemia. Un panorama aciago, ciertamente.
“Los aplazamientos son imposibles cuando un gran número de bandas son internacionales y las agendas son imposibles de ajustar de nuevo”, explica un promotor. “Todos los eventos del planeta van a estar sujetos a la evolución de la pandemia y el visto bueno de las autoridades”, concede. Que los festivales se puedan llegar a cancelar en 2020 supondría “un desastre de proporciones desconocidas” para el sector, según apunta otra fuente. “Lo bueno es que al ser una pandemia de alcance mundial todo el mundo se ha concienciado desde el minuto uno y todo el mundo tiene intención de remar en la misma dirección”.
Algunos festivales como Viña Rock o Iruña Rock han movido sus fechas a octubre, a la espera de que el temporal haya pasado por esas fechas. Otras grandes citas están trabajando discretamente en escenarios alternativos que pasarían por mover toda la actividad del año 2020 al año 2021 manteniendo la mayoría de bandas programadas en sus carteles y aplazando la fecha de celebración. Por el contrario, los primeros en cancelar sus ediciones este año han sido el Download Festival UK y el Rock The Night, que se han visto obligados a cancelar sus ediciones por la protección de la salud de la población en detrimento de lo que conlleva la celebración de un festival de estas características. Una lista a la que se prevé que se unan muchos más eventos de esta índole.
“Ningún festival del grupo supraestructural va a ofrecer declaraciones sobre la situación hasta que no haya claridad” explicaba una fuente del sector. El grupo supraestructural lo conforman citas como Wacken Open Air, Hellfest y Graspop, citas decisivas en el calendario de grandes eventos europeos de verano que sirven para asentar las agendas de gira de las bandas. “Preferimos esperar pero el festival de momento sigue adelante” explicaban desde Hellfest en un e-mail. “Las reuniones de más de mil personas están prohibidas hasta el 15 de abril así que no estamos muy preocupados” explicaban. Otros festivales más cercanos en el tiempo como Coachella -que se celebra en Abril en el desierto de Indio, en California- se cancelaron hace semanas. Grandes citas como Glastonbury, el mayor festival del Reino Unido a celebrar en agosto, se anularon hace pocos días. Los mastodónticos festivales americanos de Mayo donde Metallica tenían previsto realizar dos sets cada fin de semana también han sido anulados.
El progresivo cierre de fronteras terrestres y aéreas, la diferencia temporal en el desarrollo y propagación del virus según el territorio y el estrepitoso crash económico en que ha derivado el frenazo de la actividad en todo el planeta -con el consiguiente efecto sobre el público potencial de giras y grandes eventos- ha echado más incertidumbre sobre la posibilidad de que la agenda de 2020 se mantenga intacta. Hay otro factor. “No se vende ni una entrada”, explica una fuente del sector. “Conciertos de estadio que vendían doscientas entradas por día ahora venden dos”, se lamenta. Aunque todo volviese a la normalidad el 11 de abril cuando finalice la prorroga del estado de alarma en España, las posibilidades de que la gente disponga de estabilidad laboral y grandes cantidades de efectivo para ocio son limitadas -salvo una gran intervención económica global que se pueda palpar de manera directa y ayude a mantener los puestos de trabajo-.
Entre los casos de éxito, el mencionado Iruña Rock es uno de los que ha resuelto el brete con más celeridad. Sus fechas originales, del 19 al 21 de marzo, eran una quimera en pleno estado de alarma, y terminó moviendo toda su programación íntegra al 9, 10 y 11 de octubre en el Navarra Arena de Pamplona. “El mundo se ha parado y no sabemos cuánto tiempo podremos aguantar”, explica Oscar Briones, uno de los promotores del evento. “En este momento estamos en fase de devolución de las entradas y el impacto podría rondar un 30%. Habrá que confiar que en esa cifra pueda ir recuperándose en los próximos meses para que el proyecto tenga viabilidad económica tras este golpe. Hay días en que veo el panorama realmente negro y otros en que tengo mejor ánimo”, ofrece sobre el confinamiento obligatorio. “No nos queda otra opción”.
Los músicos afectados
A lo largo de las últimas semanas, hemos podido departir con muchos músicos nacionales e internacionales acerca de cómo la pandemia del Coronavirus está afectando a sus vidas personales y profesionales. Músicos directamente afectados por cancelaciones y aplazamientos explican en primera persona su vivencia y su visión para el futuro en esta serie de aportaciones con las que cada día iremos compartiendo como el mundo del rock y el heavy metal está viviendo este momento tan decisivo en nuestras sociedades.
Las cancelaciones de giras han dejado a los músicos en situaciones que van de lo comprometido a lo precario. Giras para las cuales los vuelos ya habían sido comprados, autocares de gira ya pagados y reservados cuyo dinero no podrán recuperar, miembros de la crew que han realizado trabajos y deben ser remunerados aún sin gira o que quedan totalmente expuestos por ser contratistas independientes (muchos tour managers o técnicos de luces son autónomos)… la responsabilidad de cualquier banda en éstos días es tremenda ante sus fans, sus trabajadores eventuales o fijos y los promotores. Estos son los testimonios de algunos de los artistas con los que hemos hablado:
Myrath
El caso de Myrath es uno de tantos, pero especialmente duro por la situación en la que se ha quedado la banda -que afrontaba una gira europea en marzo que debía pasar por España y que ha tenido que ser abruptamente cancelada por la situación sanitaria. “Tras nuestro show en Leipzig”, explica Kevin Codfert, “tuvimos que empaquetar todo nuestro material tan pronto como fuese posible para poder tener la oportunidad de volver a casa. Algunos miembros lo lograron, pero otros no. Es el caso de Anis Malek y Zaher, quienes están en mi casa por el momento”.
Las situaciones personales son diversas y, en ocasiones, administrativamente complejas. «Anis vive en Georgia pero no es ciudadano de Georgia. De momento el gobierno de Georgia no le permite volver a casa». En el caso de Zaher y Malek, todos los vuelos a Túnez están cancelados así que les resulta imposible volver a su país. «La mitad de la banda está en Saint Remy de Provence, al sur de Francia, sin dinero, esperando a recibir noticias de Túnez y Georgia para intentar volver a casa. Lo mejor que podemos hacer ahora es aprovechar la oportunidad para componer canciones y administrar al máximo el dinero que nos queda para comprar comida”.
Myrath, pese a su crecimiento en los últimos años gracias a discos como el más reciente ‘Shehili’, sigue siendo una banda en pleno ascenso sin grandes recursos económicos. “La situación para los músicos es difícil. La gira era una oportunidad para ver a nuestros fans pero también para conseguir dinero con el que pagar nuestras facturas”, argumenta Codfert. “Con esta cancelación ahora tenemos que ser muy cuidadosos con todos nuestros movimientos. Cada tres días, un miembro de la banda va al supermercado con una lista de comida estrictamente necesaria. Compramos pasta, arroz, agua y alcohol médico cuando no está agotado. Nos ayudamos como una familia y llamamos a nuestros padres, esposas, e hijos siempre que podemos para mantenernos con buenas vibraciones y ánimos”.
“No vamos a tener ingresos, al menos, hasta junio o julio. Tampoco tiene pinta de que los músicos vayamos a recibir ninguna ayuda gubernamental . Los próximos 3-4 meses van a ser bastante difíciles a nivel de ingresos. Nuestra agencia de contratación está tratando de reubicar algunas fechas en septiembre de 2020 pero no será posible reubicarlas todas. Tendremos más detalles en algunas semanas”, explica el músico. “Creo que, aunque suene extraño, todo esto está mostrando las debilidades y límites del actual sistema capitalista y del sistema de globalización. No digo que la globalización no sea buena pero el Covid-19 ha demostrado que hay mucho por mejorar en el sistema”, razona. “Por otra parte, he leído que China ha prohibido estrictamente el consumo de animales salvajes, lo cual es una solución muy buena”.
Angelus Apatrida
Aunque forma parte de nuestro ámbito nacional, los albaceteños Angelus Apatrida también han sido tocados por los tentáculos del virus en un sentido internacional. Como nos comenta Guillermo Izquierdo, «tuvimos que volver pitando de Alemania mientras estábamos de gira en cuanto se decretó el estado de alarma», y es que la banda estaba en un periplo europeo que tuvo que finiquitar por el Covid-19. Para un grupo como este, una situación como esta es especialmente importante (dentro de la escena española) y es que, como indica el guitarrista y vocalista, «partiendo del hecho que Angelus Apatrida es nuestro principal y único trabajo, pues la verdad estamos afrontando la situación con mucha incertidumbre. Somos una banda de tours, de giras, de no parar de tocar porque es de donde sacamos nuestros salarios y verte así, con tres meses programados que se han ido al garete y con los siguientes tres meses pendientes de un hilo… como te decía antes intentamos adaptarnos ahora mismo a trabajar en casa componiendo material para un nuevo album y dándole mucha caña al curro en redes sociales. Dentro de poco vamos a anunciar más cosas que tenemos entre manos para intentar hacer más ameno el confinamiento, tanto para nosotros como para los seguidores».
Por este motivo, las repercusiones que esta crisis puede causarle a la formación adquiere una dimensión mayor en cuanto a la pérdida de ingresos. «Ahora mismo es abismal, hemos perdido, o dejado de ganar, casi la mitad de lo que supone nuestro presupuesto anual de nóminas, impuestos, etc. Para una pequeña empresa como nosotros que vive al día con cuatro sueldos muy austeros, autónomos, seguridad social, etc., nos mantenemos a flote con el agua al cuello de impuestos y demás, y en un sector tan extraño como la industria musical… la verdad es que acojona mucho. Ahora mismo estamos pendientes de las ayudas que podamos aprovechar de las que están ofreciendo desde el Gobierno, además de algún crédito ICO para poder mantener la empresa y seguir pagando nuestros impuestos (que son más necesarios que nunca) y con la esperanza que esto cambie dentro de no mucho para intentar poder ir poco a poco volviendo a la normalidad», explica Guillermo.
La incertidumbre acerca del panorama que se plantee una vez acabe este periodo de confinamiento es difícil de dilucidar para todos los entes presentes en la industria musical. Para los grupos, la situación y el punto de vista no deja de ser igual de inestable e incierto. Para Guillermo, el apoyo entre sí de los ciudadanos es vital, aunque también nos cuenta que hay días en los que piensa de un modo o de otro. «Depende del día creo que será de una manera o de otra, depende de si estoy más optimista o no. A veces pienso que esto nos unirá más y a veces pienso que esto nos dividirá mucho más si cabe, al menos a un sector más extremista de la población. Se están viendo cosas muy grandes y que emocionan mucho, pero también se está viendo el lado más rastrero y mezquino de una parte de la sociedad. Deberíamos estar todos arrimando el hombro, apoyando y colaborando para minimizar los daños que esto está causando, y parece que prima más atacar, engañar, idiotizar con bulos y mierdas que corren como la pólvora.
Creo que están quedando cosas muy evidentes, al menos en nuestro país, que son una basura y que no valen para nada, que el sistema no funciona como está y que hay que mejorar infinidad de cosas, parece un ‘castigo divino’ en un momento tan precario del capitalismo más salvaje, que un virus esté dejando en evidencia como se ha ido desmantelando poco a poco lo que con tantos años y tanto sufrimiento se consiguió en materias públicas, económicas y sociales. Espero que esto sirva para que nos convirtamos en una sociedad más justa, más solidaria y más comprensiva, que sirva para blindar derechos fundamentales como la Sanidad Pública, que esté prohibido por decreto recortar en cosas así, y que tengamos mucho más afecto por el prójimo y por el medio ambiente», detalla.
En cuanto a su periodo de cuarentena, el frontman confiesa que poco a poco se va acostumbrando a la situación. «Intento llevarlo con normalidad, como si estuviera de vacaciones después de una gira. Mi novia es enfermera y está al pie del cañón desde el día 1 en dos hospitales diferentes, por lo que trato de ocuparme de todo lo de casa con normalidad y hacerle la vida a ella lo más fácil posible para que descanse todo lo que pueda. Estoy tomándomelo todavía con bastante relax, cocino muchísimo, escucho música, juego bastante a la play… Aprovecho para componer cosas que tenía a medias, escribir letras, grabar vídeos, ensayar en casa… ponerme un poco al día y cambiar mi rutina de trabajo desde casa preparando mucho material para redes», comenta.
Una de las iniciativas que ha puesto en marcha Angelus Apatrida durante este confinamiento es la de subir vídeos de sus ‘Quarantine Sessions’, que consiste en «ir sacando vídeos de nosotros cuatro tocando canciones nuestras, versiones, cosas así, grabando cada uno desde casa y haciendo algo diferente» como detalla Guillermo. El «Resistiré» (Dúo Dinámico) no para de sonar hasta el hastío en todas partes desde que comenzó la cuarentena, así que uno de los ejemplos de estos vídeos es la versión que han hecho pero de la reinterpretación que hizo en su día Barón Rojo. El mensaje al fin y al cabo es el mismo, resistir, pero en clave de thrash.
Lamb Of God
Lamb Of God se encuentran al borde de la edición de su nuevo disco homónimo el próximo mes de mayo. La crisis del Covid-19 les ha cogido a punto de salir de gira por Europa junto a Kreator en lo que iba a ser uno de los tours más espectaculares del año. Un tour que ni siquiera ha dado comienzo una vez la propagación del virus ha obligado a tomar medidas drásticas. Randy Blythe asegura que está intentando “mantener el distanciamiento social, leer libros y mantenerme creativo a través de la fotografía” para sobrellevar el momento que vivimos. “Me lavo mucho las manos”, se ríe. “No hacer nada y estar todo el día leyendo las noticias en internet te puede volver loco” asegura el vocalista. “Cada día están confinando a la gente en más estados de América así que paso mucho tiempo llamando a mis amigos y mi familia. Las cosas están muy raras pero es algo con lo que tenemos que lidiar como sociedad. Lo asumo y lo acepto. Mucha gente no quiere aceptar lo que es y quedarse en su puta casa, como deberían hacer”.
Hace ocho años, Blythe fue encarcelado en la República Checa acusado de asesinar a un fan al que aparentemente empujó fuera del escenario, con la consiguiente caída y daño cerebral del seguidor de la banda, que terminó falleciendo poco después. Una situación que le enseñó el poder de la resiliencia y que probablemente le ha ayudado a lidiar mejor con la situación actual. “La gente se está volviendo loca por tener que quedarse en casa leyendo libros. Imaginate si tuviesen que estar en la cárcel en otro país durante una temporada. Eso les dará cierta perspectiva”, se ríe. “No te diré que lo estoy llevando siempre igual de bien pero he pasado por momentos duros antes y esto, aunque sea peligroso y de miedo, porque la gente se está muriendo, no me da miedo a nivel personal. Me preocupo por mis amigos, mis familiares que son mayores y han tenido cáncer o tienen problemas de salud relevantes. Yo superaré esto, si lo pillo, pero hay gente que no porque tienen problemas de salud que les van a complicar mucho la situación”, valora el vocalista.
“La gente va a tener muchos problemas económicos a causa de esta situación”, dice Blythe. “Yo tengo dinero ahorrado y puedo sobrevivir sin muchas preocupaciones pero esto le va a enseñar a la gente la diferencia entre lo que quieren y lo que necesitan. Ese es un matiz importante. El impacto económico que esto ha tenido para nosotros es importante, aunque no hablaré de números con la prensa”, advierte. “Ha sido un impacto considerable. Nosotros empleamos a mucha gente y aunque yo tengo mis ahorros, no todo el mundo los tiene. “Nuestra crew depende de salir a la carretera con nosotros y trabajar. Ellos no tienen otros trabajos. Si ellos no mueven el equipo, afinan las guitarras y programan las luces, no tienen trabajo. Evidentemente ha habido trabajos ya hechos por la crew, como por parte de nuestro tour manager o el técnico de luces. Les hemos de compensar por el trabajo que han hecho porque, giremos o no, han trabajado. Es lógico que cobren. Estamos pensando en adelantarle dinero de próximas giras al resto de nuestra crew porque tienen familias que alimentar y alquileres que pagar”, indica.
“Ellos son nuestra familia y tenemos que cuidar de ellos. Tenemos suerte de ser una banda grande ahora mismo y de tener los recursos económicos para hacer eso. Quien realmente lo va a pasar mal son las bandas pequeñas porque van a perder dinero del merchandise ya fabricado y los hoteles, autocares y aviones ya pagados. Esas bandas jóvenes apenas ganan dinero y lidiar con estas pérdidas les va a ser muy costoso. Pienso que los promotores están haciendo lo que pueden. Estamos intentando aclarar las nuevas fechas de nuestra gira europea pero no podemos especular porque no sabemos cuando va a acabar toda esta pandemia. No tengo una bola de cristal. Recibo información a la misma velocidad que todo el resto del mundo y esta situación no deja de cambiar cada hora. Especular con qué giras van a hacerse y cuales no es estúpido, porque nadie lo sabe. Todo depende de cuando se comience a contener la pandemia. Si la gente quiere recuperar sus vidas anteriores, tienen que seguir las reglas ahora mismo, cuanto antes. Cuando la tasa de infecciones comience a bajar, ya comenzaremos a prever el futuro. Ahora mismo tenemos que esperar”, aclara el vocalista.
“Sé que los promotores están haciendo todo lo que pueden pero es como jugar al ajedrez. Tienes que cambiar tu estrategia cuando determinadas circunstancias surgen. Y habrá nuevas circunstancias”. Blythe asegura que el disco de Lamb of God seguirá editándose en la fecha prevista, el 8 de mayo. “Esto se lo dejo al management y a la discográfica. Ellos se encargan. Acabamos de editar un single y un video y se supone que se ha de editar. Pero no tengo una bola de cristal, como decía”, finaliza.
Sabaton
El caso de Sabaton es uno de tantos, pero el resultado ha sido especialmente complicado. Tras una exitosa gira europea junto a los fineses Apocalyptica presentando su disco ‘The Great War’ y atrapados por la situación en medio de un tour por territorio ruso, los suecos han tenido disparidad de suertes a la hora de conseguir volver a sus casas. En el caso de Pär Sundström, bajista y manager de la banda, la situación es límite.
“Yo estoy en Rusia, donde estábamos de gira y debido a mi situación no puedo volver a casa. He tenido que alquilar un apartamento en Moscú y me estoy intentando adaptar a vivir en Rusia”, explica por email. “Todo esto me ha supuesto un cambio bastante dramático. Cuando la gente lea esto probablemente Rusia ya esté totalmente confinada. No puedo estar con mi familia en estos momentos tan complicados”, lamenta. La afectación profesional es importante también. “Todos nuestros shows futuros están en riesgo”, explica el músico. “Todos nuestros ingresos han desaparecido totalmente excepto el streaming, pero eso no da lo suficiente. Sabaton tiene a 25 personas empleadas, sin contar el personal de gira”.
Con la gira por Rusia fuera del horizonte por el momento y sin más conciertos previstos hasta mediados de verano, cuando la banda actúe en Grecia y ponga en macha su festival Sabaton Open Air, entre otros shows, quizá el grupo sueco consigue salvar los muebles. A esos planes le sigue una gran gira por Estados Unidos junto a Judas Priest a partir del 9 de septiembre -fechas en las cuales la pandemia debería estar controlada-. Pero Sundström no es demasiado positivo acerca del futuro. “Creo que es el fin del mundo que hemos conocido hasta ahora. Hemos tenido una buena vida haciendo heavy metal y siempre podremos pensar que tiempos pasados fueron mejor. Espero estar muy equivocado”, concluye.
Mike LePond (Symphony X, Ross The Boss)
El caso de Mike LePond es uno que afecta a multitud de músicos de todo el mundo. Profesionales que tocan con varias bandas para ganar un sueldo digno y poder seguir dedicándose a lo que más les gusta. Ahora todos esos ingresos se han esfumado de la noche a la mañana y no hay ayuda gubernamental que cubra casos como el suyo. Bajista de Symphony X y Ross The Boss, LePond queda afectado a doble escala: por un lado se ha cancelado la gira de primavera que Ross The Boss iba a hacer por toda Europa y que tenía previsto visitar España.
Más adelante, en verano, Symphony X deben llevar a cabo la gira que sirve para celebrar su 25 aniversario como banda. Una gira que pende de un hilo como todos los festivales en los que iban a actuar en toda Europa, incluido nuestro país. Ante la previsión poco halagüeña de que el virus pueda comenzar a contenerse para inicios del verano y que las medidas de confinamiento se vayan relajando se suma otro factor: que eso no quiere que las fronteras se vayan a abrir automáticamente. Girar se convierte en una pesadilla logística de resultados impredecibles en tiempos del Covid-19.
“Yo me apoyo en las giras como principal fuente de ingresos”, explica LePond desde su domicilio en el estado de New York. “El virus está cancelando todas mis giras y tengo muy poco dinero con el que sobrevivir. Para mí, personalmente, esto ha llegado en el peor momento posible. Me acabo de mudar a un nuevo hogar y esto hace que pagar las facturas se convierta en algo muy complicado». LePond lleva el confinamiento con “aburrimiento” y “frustración” y haciendo todo lo que puede para generar algún ingreso a distancia, como dar clases a algunos niños a través de la red. “Cuando veo las noticias, no obstante, entiendo el porqué necesitamos estar confinados. Creo que, al final, venceremos a éste virus. Cada nación está trabajando de manera conjunta y esto debería desaparecer en algunos pocos meses” zanja ofreciendo una visión positiva del futuro».
H.E.A.T.
En el caso de H.E.A.T., la crisis del Covid-19 ha llegado en un momento crítico para su desarrollo como banda. Tras la edición de un disco algo irregular como fue “Into the Great Unknown”, el grupo sueco se acababa de sacar de la manga un trabajo que suponía toda una vuelta a las raíces en lo musical y amenazaba con una gira europea que servía para promocionar dicho trabajo, el enérgico ‘II’.
“La crisis sanitaria nos está afectando igual que a todas las bandas”, afirma el vocalista Erik Grönwall. “Teníamos algunos shows en Japón que se han cancelado. Teníamos una gira europea en mayo que no hemos aplazado oficialmente pero que no veo cómo se podría hacer en el marco actual. Va a ser un año en blanco para nosotros y para todo el mundo. Es frustrante. Tenemos un disco muy solido y queremos seguir desarrollándolo pero las opciones son limitadas para promocionarlo. Es una pena. Pero tampoco podemos hacer nada. Escapa totalmente a nuestro control. Tan solo podemos seguir moviéndonos adelante”, se lamenta.
Grönwall no sólo es el vocalista de H.E.A.T., sino que también hace las veces de manager y asesor de otras bandas. Junto a su socio Petri H Lundén (ex manager de Europe y Ace Of Base), Grönwall es co-propietario de Hagenburg, quien administra los intereses de los propios H.E.A.T. y de bandas como The Cardigans, Reach, Sister y solistas como John Norum. “A nivel personal, yo soy manager de otras bandas y hago conferencias en escuelas. Todo está cancelado. No hay nada que pueda hacer”, asegura. “Tienes que prepararte para los momentos duros, porque siempre hay momentos duros en la vida. Este es uno de los eventos para los que me he ido preparando a lo largo de mi existencia, ahorrando algo de dinero y planificando imprevistos. Y quizá incluso puedes aprender a trabajar con lo que tienes en lugar de lamentarte por lo que no puedes hacer”, sostiene.
Tras decretarse la cuarentena -a distintos niveles en distintos países de Europa y el resto del mundo- los servicios de música en streaming vivieron un aumento de uso considerable, fruto de la mayor cantidad de tiempo libre disponible por parte de la ciudadanía. Pero según parece, el aumento no va a ser tan exagerado como parece, según Grönwall. “Pienso que la música no va a notar un gran incremento en éste periodo”, sostiene. “No creo que los streams vayan a subir espectacularmente durante el periodo de confinamiento y parada de la economía. Piensa que mucha gente escucha música cuando se está desplazando a su trabajo o a estudiar en transporte público o privado. Creo que el streaming se va a reducir, incluso, porque la gente está saturada de estímulos. En cuanto al contenido audiovisual creo que las cifras si que van a subir, porque la gente sí que está abierta a ese tipo de estímulos. Quizá ese es el aspecto con el que tenemos que trabajar más en éste punto”, concluye.
Victor Smolski (Almanac, Ex Rage)
El guitarrista de origen bielorruso estaba en pleno lanzamiento del nuevo disco de su banda Almanac, titulado ‘Rush Of Death’ y el Covid-19 le ha pillado en medio del proceso de promoción y gira. “Hemos tenido que posponer la segunda parte de nuestra gira europea a julio. Estamos muy frustrados porque muchos shows se estaban vendiendo muy bien y nos lo estábamos pasando en grande”, detalla por email. “Estoy usando este tiempo de descanso para estar con mi familia y hacer mis deberes: componer y grabar mi próximo CD en solitario”.
Como en muchos otros casos, Smolski recalca que los músicos “no tienen ningún ingreso y vamos a tener que esperar a ganar esta guerra contra el enemigo invisible”. Asegura que ha perdido un montón de dinero “como cualquier otra banda que estaba en plena gira” pero que “mantener la salud es más importante”. “Ojalá así entendamos lo frágil que es el mundo”, reflexiona.
Jeff Scott Soto y Billy Sheehan (Sons Of Apollo)
Una de las primeras giras canceladas por el Covid-19 fue la del supergrupo Sons Of Apollo. El tour estaba funcionando extremadamente bien y la banda de Mike Portnoy, Jeff Scott Soto, Billy Sheehan, Derek Sherinian y Ron “Bumblefoot” Thal acababa de sacar un exitoso nuevo disco titulado ‘MMXX’. Pero el 5 de marzo la banda decidió frenar su gira tras apenas un par de fechas y anunciar la cancelación del resto de fechas, que incluían varias paradas en España (Bilbao, Barcelona y Madrid).
Por entonces, los promotores emitieron un comunicado aludiendo a que en España las autoridades aún no habían ordenado cancelar los conciertos de aforo mediano y pequeño y culpaban a la formación de cancelar los conciertos unilateralmente. La realidad no tardaría en imponerse apenas una semana después. “Nosotros decidimos empezar el proceso antes de que fuese obligatorio al ver como se estaban poniendo las cosas en Europa”, explica Jeff Scott Soto. La banda decidió dejar de lado su gira “para no poner en riesgo a nadie”, algo de lo que el vocalista se alegra pues ahora California “está bajo ley marcial, aunque la gente no está cooperando del todo”.
El bajista de la banda, Billy Sheehan se encuentra en Nashville, donde explica que “las tiendas tienen comida, la gente está cooperando y ayudándose. Estamos seguros, bien alimentados y tenemos vino”, se ríe en conversación por email. “Los shows se han cancelado”, recuerda, “y es muy triste”. “El disco de Sons Of Apollo había tenido un estreno espectacular y estábamos agotando entradas en muchos sitios. Estoy muy apenado por nuestros fans y nuestro crew. Yo estoy en casa componiendo, tocando y grabando… en definitiva, aprovechando este tiempo de descanso. Estoy preparando un nuevo disco de Talas, un álbum con el batería de Korn, Ray Luzier, un disco con el compositor Jon Satham y varios discos con gente que me ha contactado por internet”.
Sheehan asegura que “no hay ingresos” pero que siempre ha estado ahorrando dinero “para situaciones como ésta”. En el caso del vocalista Jeff Scott Soto las cosas son un poco menos positivas. “Yo me gano la vida tocando en directo y no sé como va a afectar esto del distanciamiento social a los conciertos del futuro. Me estoy acostumbrando tanto a no estar en grandes masas de gente que creo que todos vamos a estar mucho más concienciados de eso en breve. La amenaza terrorista ya era suficientemente preocupante para cualquier reunión masiva de personas, así que creo llevará algún tiempo que las cosas vuelvan a ser como antes”, cuenta.
“Todo se ha parado por completo”, indica acerca de sus ingresos como músico. “No sabemos cuándo será seguro girar de nuevo o tocar en cualquier club. Por suerte he ganado el suficiente dinero recientemente como para no estar preocupado pero, por otro lado, estábamos ahorrando para comprar una casa y ahora ese dinero lo tendremos que emplear en el día a día. Si las cosas no vuelven a la normalidad será preocupante”.
La lectura del futuro que hacen ambos músicos es dispar. “La mayoría de gente vivirá una vida distinta tras esto y pensará de modo diferente”, concede Soto. “Como en cualquier otro momento donde grandes enfermedades o plagas nos han asolado, creo que llevará algún tiempo volver a chocar las manos y tomarnos una birra en un evento deportivo”.
Sheehan predice “una recuperación lenta y dolorosa” aunque piensa que “una nueva y reforzada economía mundial emergerá tras todo esto. Y quizá un renacimiento musical tras todo el tiempo que la gente está dedicando a componer y grabar. La gente quizá vuelve a estar más interesada en la música y las artes y deja de hacer caso a la propaganda y las fake news. Espero”, dice con sorna.
Wacław “Vogg” Kiełtyka (Decapitated, Machine Head)
Una de las giras más exitosas de la primavera -y una cuya cancelación ha dolido especialmente- es la de Machine Head. Además de celebrar el 25º aniversario del disco ‘Burn My Eyes’ con la formación de aquel trabajo en directo, la banda estaba realizando largos repertorios donde también interpretaban sus canciones más conocidas de otros discos. El músico polaco Wacław “Vogg” Kiełtyka fue nombrado nuevo guitarrista de la formación en septiembre de 2019 tras la salida de Phil Demmel, entre otros miembros del grupo americano. Jefe también de los extremos Decapitated, Vogg ha visto como todos sus planes se han desmoronado en cuestión de días.
“Estoy de cuarentena obligatoria en casa”, nos explica por WhatsApp. “Mi familia está fuera y la gira europea que tenía prevista se canceló en cuanto explotó la crisis del Coronavirus. No podrá haber más shows en una buena temporada con ninguna de las dos bandas con las que trabajo”, recuerda. “Cuando una situación es así de triste, la gente sufre. Estamos aislados y la economía se está yendo al traste pero puedo encontrar una lectura positiva de todo esto para mí y para otras muchas personas alrededor del mundo. La gente ha bajado el ritmo y está pasando tiempo con sus familias, hablando de distintas cosas, cosas importantes”, reflexiona el músico. “La gente se ha dado cuenta de que nada puede frenar la naturaleza y eso es una gran lección de humildad. Tenemos una crisis global, sí, pero gracias a ella vamos a poder aprender una gran lección”.
Las fechas de la gira europea de Machine Head, muchas con las entradas agotadas, se han pospuesto indefinidamente y también todo lo referente a Decapitated queda en suspenso. “Es una gran pérdida económica porque se me han cancelado dos giras y mi empresa había invertido en equipo, merchandise, crew, promoción y otras muchas cosas que ahora son pérdidas irreparables”, explica. “Espero que podamos volver a girar pronto y que la gente consiga extraer buenas conclusiones de todo esto y nos despertemos en un mundo un poco mejor tras todo esto”, apostilla.
Doug Aldrich (The Dead Daisies, ex Whitesnake, ex Dio)
Para el rubio guitarrista estadounidense, la crisis del Coronavirus ha llegado con un nuevo disco de The Dead Daisies listo para ver la luz. La banda, donde también milita el legendario Glenn Hughes, es uno de los grupos de hard rock clásico con mayor proyección del momento, pero la emergencia sanitaria parece que pondrá sus planes a corto plazo en entredicho, como los de tantas otras formaciones musicales. “Nos lo hemos pasado muy bien haciendo el disco y esperamos que a los fans de Glenn y de nuestra banda les guste”, explica por email desde Los Angeles. “Desafortunadamente, hemos tenido que aplazar los ensayos para la gira y no tenemos muy claro cuándo y si empezará la gira. De momento parece que el tour veraniego sigue en agenda”.
Para el músico el tiempo de confinamiento ha servido para “hacer cosas que tenía pendientes” ya que en la zona de Los Ángeles la gente ha sido obligada a quedarse en sus casas. “Tengo niños así que paso mucho tiempo intentando tenerlos entretenidos en el jardín para que no miren internet todo el rato, pero es complicado”, ríe. “La manera en que ha cambiado el mundo en pocas semanas es increíble”, valora. “Para mí no es tan malo como para otras personas. En mi zona todavía podemos salir a pasear o coger una bicicleta un rato. Simplemente tenemos que alejarnos de otras personas. Pero vaya, como aspecto positivo he limpiado todo mi estudio y he tenido tiempo de practicar más. Todo esto es horrible pero algo bueno saldrá de todo ello. Necesitamos ser fuertes y cuidar los unos de los otros en estos momentos difíciles”, razona.
“Si hemos podido aprender algunas lecciones duras para el futuro, mucho mejor. Quizá así no cometeremos los mismos errores a la hora de hacer frente a un virus como este. Debemos cuidar de nuestro planeta mejor de lo que lo hemos hecho hasta ahora y creo que estamos comenzando a hacerlo. Haciendo que toda la sociedad vuelva a un estilo de vida lo más simple posible conseguiremos darnos cuenta de la suerte que hemos tenido hasta ahora y así aprender a hacer las cosas mejor en el futuro”. El guitarrista manda “amor para toda la gente de España” y desea que “todo el mundo se mantenga con la mejor salud posible en este momento”.
Fabio Lione (Turilli / Lione Rhapsody, Angra)
Al vocalista italiano la situación le está golpeando con especial dureza. Su banda de toda la vida, Rhapsody (ahora Turilli / Lione Rhapsody) estaba en Latinoamérica lista para una gira de doce fechas en la segunda mitad de marzo. Tras eso, una exitosa gira europea les aguardaba para presentar su disco ‘Zero Gravity’, pero todo se ha ido a paseo tras la eclosión de la crisis del Coronavirus. Y no es que la vuelta a Italia, el país con más afectación de la pandemia a cierre de esta edición, haya sido un camino de rosas. “La situación está muy mal en Italia”, explica Lione. “Todo el país está confinado y en cuarentena. Todo está cerrado excepto establecimientos de comida y farmacias. La gente está asustada y lo mejor es pasar tiempo en casa con la familia. Yo comenzaré a trabajar en algunas ideas para letras del próximo disco de Angra, además de ver algunas películas y escuchar música”, confiesa. “Además, la tecnología de hoy en día ayuda mucho a estar en contacto con tus seres queridos”. La vuelta a casa desde Latinoamérica fue “una pesadilla” para Lione y sus compañeros de banda.
“Tuve una época muy difícil a nivel familiar recientemente y ahora todo esto… Mira, al menos pude volver de México. Allí pudimos tocar dos shows y tuvimos que volver y cancelar todo el resto de conciertos planificados en Latinoamérica y en Europa”, relata. “Imagínate como lo han pasado la crew, los promotores, los miembros de la bandas y todo el mundo cuando nos dimos cuenta de que en poco tiempo todas las fronteras se estaban cerrando y los vuelos se estaban cancelando. Tuvimos que improvisar y cambiar todos los vuelos. Tardé tres días en llegar a casa y tuve que usar tres vuelos y tres trenes para conseguirlo. El resto de la banda y la crew tuvieron problemas similares. Además, la situación en Italia era especialmente mala y no había vuelos directos, por no hablar de todos los controles policiales… una pesadilla, realmente. Ahora la banda tiene dos giras canceladas y unas pérdidas acumuladas de 48.000 dólares porque los vuelos se compraron y pagaron hace meses”, detalla el músico italiano.
“Estamos intentando contactar con las aerolíneas para recibir alguna devolución por esos vuelos cancelados. También estamos haciendo una campaña en GoFundme a través de nuestro facebook y donaremos dinero a la Cruz Roja italiana. Mi profesión como cantante es mi trabajo a tiempo completo”, prosigue, “Los tres próximos meses se supone que iba a estar de gira y que en verano iba a tocar en algunos festivales. Ahora todos los ingresos de la primera parte del año han desaparecido. La situación no es nada fácil para ningún músico y espero, como todos, que podamos recuperar muchas de las fechas más adelante”.
Lione ofrece una visión de futuro ambivalente “Habrá consecuencias económicas muy fuertes que durarán una temporada”, piensa. “Nadie sabe por el momento durante cuánto tiempo tendremos que lidiar con esta situación así que esperemos que todo pase pronto y la gente pueda volver a sus trabajos y sus vidas normales. Creo que en éstos días la gente se ha dado cuenta de que todo puede cambiar drásticamente en cuestión de horas. Quizá así la humanidad será más cuidadosa y reflexionará más sobre lo que le está haciendo al planeta y a nosotros mismos”, concluye.
Greg Mackintosh (Paradise Lost)
“Para mí las cosas siguen como siempre, porque soy un tipo bastante insular”, ríe el guitarrista de Paradise Lost, quienes editan el 15 de mayo un nuevo disco titulado ‘Obsidian’ que, por el momento, no parece posponerse. “Sino estoy de gira o en el estudio normalmente suelo ir a mi estudio personal, que está en un anexo de mi casa, en el mismo terreno. No suelo ver a nadie en todo el día hasta que mi esposa llega del trabajo a las seis de la tarde. El confinamiento no es nada raro para mí. El resto del mundo se está convirtiendo en mí”, dice con sarcasmo. “La situación nos va a afectar de una manera u otra. Teníamos que estar en México hace poco y se tuvo que cancelar. Otros dos festivales que teníamos por delante también se han cancelado. La vibración que nos llega por parte de los promotores es que tendríamos suerte de que haya cualquier tipo de concierto antes del mes de septiembre”, explica sobre la situación de su banda.
“Todos los ingresos que preveíamos se han esfumado absolutamente. La suerte es que no teníamos una gira de clubs ya cerrada y buses de gira reservados y pagados por anticipado, como le ha pasado a otros grupos. Es un gasto tremendo. Cancelar algunos festivales y perder el precio de los vuelos es una cosa…pero cancelar una gira entera es otra”, valora. “Sabiendo lo que sabemos de la humanidad, no creo que nadie aprenda nada de esto”, reflexiona. “A la que pasen dos meses todo el mundo será tan mezquino, soberbio y avaricioso como siempre, como si nada hubiese pasado. Nunca me gustó la centralización del poder, desde una perspectiva ética. Que unas pocas personas controlen áreas del mundo de las que no saben nada a distancia no me parece bien. Si esto permite que algunos países entiendan que no pueden ser gobernados por personas distantes que no comprenden su realidad, quizá mejoramos en algo. Cuando la gente esta en una posición de poder centralizado nunca sabes cuales son sus intenciones”, comenta.
“Quizá de éste modo los países aprenden a ser autosuficientes de nuevo. Mi esposa me comentaba que no hay respiradores en el Reino Unido apenas, porque solo hay una pequeña compañía en el Reino Unido que los fabrique y lo demás se importa y no hay existencias. Quizá eso nos tendría que hacer pensar sobre nuestro grado de dependencia del exterior. En un primer momento, el estado policial que se está creando me preocupa pero si aprendemos a ser autosuficientes en el medio-largo plazo quizá vamos a mejor”, concluye el guitarrista.
Óscar Sancho (Lujuria)
En el terreno nacional, especialmente precario en lo que a industria de la música rock y metal se refiere, la situación es tanto o más descarnada que en otros territorios. Con una alta proporción de bandas autofinanciadas cuyos proyectos a duras penas sobreviven económicamente y una escena especialmente sensible a los vaivenes económicos globales, el rock en España ya tenía suficientes problemas antes de que llegase la pandemia y sus consecuencias. Óscar Sancho, líder y vocalista de los segovianos Lujuria, tiene una visión categórica de cómo hemos llegado a una situación como la actual en materia de sanidad y atención a las personas. “Yo soy profesor de educación primaria, en la especialidad de Audición y Lenguaje, lo que la gente conoce como el logopeda del cole”, explica con su habitual tono desenfadado. “Desde hace unos años decidí comprometerme con la lucha de la clase obrera, desde siempre he sido afiliado de Comisiones Obreras y, en estos momentos, soy liberado sindical. Esto es, el Estado me ha liberado de mis tareas de profesor y trabajo en el sindicato”.
Su implicación a nivel de lucha obrera y sindical viene dada, entre otras cosas, por la tremebunda situación de recortes de servicios públicos que han generado las crisis y los gobiernos del país. “Vi hacia donde caminábamos y lo que estos días estamos viendo en la sanidad pública, por desgracia porque hubiese preferido no tener razón, me está dando la razón”. Como todos, vive el período de confinamiento decretado en España hasta (en principio) el 26 de junio con resignación. “Estoy acompañado de mi donadora y nos estamos conociendo mejor que nunca”, ríe. “Pero mi preocupación es mi madre, que el 4 de abril cumplirá 82 años y no podré ni darle un beso. Ella a veces se pone rebelde y quiere salir aunque sea a por el pan y no entiende bien que no vaya ni a verla. Le subo la compra y se la dejo en la puerta. No me perdonaría ceder un día, entrar a ver como está y que pillase el bicho. Es un dilema constante”, confiesa. “Sed fuertes. No vayáis a ver a vuestros mayores aunque sea duro. Es necesario”.
Sancho está teletrabajando “bastante” y explica que tiene un salvoconducto sindical por si tiene que salir a visitar alguna empresa o a algún afiliado en situación de necesidad con problemas derivados de la situación laboral y económica a la que nos estamos viendo abocados todos. “Veo muchos dramas en empresarios, especialmente pequeños empresarios y especialmente autónomos, que van a ser los grandes paganos, me temo. No podemos exigir que mantengan los salarios si no ingresan”, dice en relación a esos pequeños autónomos con algunos empleados a su cargo. “El gobierno debería ser más duro con grandes empresarios y con los grandes lobbys del alquiler”, reclama.
Sancho incide en algo especialmente importante. “Me he impuesto limitar la información”, revela. “Sobreinformarse provoca angustia. No es bueno y no lo recomiendo”. Aunque Sancho asume que tiene suerte “por ser funcionario”, en el aspecto musical se encuentra con el panorama más negro. “No soy profesional de la música pero sí que es una parte vital de mi vida”, explica. “Me preocupa la viabilidad económica de Lujuria. Normalmente lo que genera Lujuria es para Lujuria y con eso podemos seguir en activo incluso asumiendo perdidas inevitables dado el estado de la escena rockera para grupos como el nuestro. Espero que Lujuria pueda seguir retroalimentándose, pero nadie sabe como vamos a salir de esta y que esto nos dé una lección y aprendamos: que seamos más justos, más solidarios, que valoremos más lo que tenemos, que defendamos lo de todas y todos, que nos comprometamos y que recibamos el aviso, que es serio”, comenta sobre el futuro. “La tierra nos venía avisando con el cambio climático pero nos hicimos los sordos, ahora no da un segundo aviso. Si yo fuese miembro de Mägo de Oz haría un tema llamado “Los Avisos De Gaia” y lo situaría cronológicamente antes de “La Venganza De Gaia”. Gaia está avisando hermanas y hermanos… avisando… pero como decían los Mägo “Todo mal que me hagas, a ti te lo harás / Pues la tierra es tu hogar”.
Busi Busqué (Crisix)
Los igualadinos Crisix fueron la primera banda en sufrir en sus carnes el confinamiento duro. Naturales de una zona en la que el virus golpeó con especial violencia desde el principio (la Conca d’Òdena, donde está situada Igualada) el grupo de thrash metal se vio encerrado en casa antes que nadie. “De momento no hemos perdido la cordura”, dice el guitarrista Busi Busqué. “Teniendo en cuenta que dedico la mayor parte de mi tiempo a Crisix, simplemente hemos adaptado la rutina de composición para poder trabajar a distancia. Es un poco más tedioso y se echa de menos el calor humano pero tenemos suerte de contar con este tipo de herramientas para poder crear conjuntamente. Estoy feliz de poder seguir haciendo lo que me gusta pero en unas circunstancia excepcionales”, afirma el músico.
A nivel profesional, Busqué ha podido seguir trabajando al 100% en todos sus proyectos. Además de ser miembro de Crisix es profesor de guitarra en Metal Academy y Redmusik, de modo que ha tenido que adaptar “las metodologías de trabajo a skype, tanto las clases de guitarra como los ensayos y sesiones de composición”. En lo que si ha repercutido gravemente la situación para Busqué y para Crisix es en la agenda de conciertos prevista para Europa. Se ha tenido que aplazar una gira junto a Destruction y Suicidal Angels además de muchas otras fechas. “Todos los planes logísticos que teníamos preparados, sean pedidos de merch, billetes de avión, alquiler de vehículos y demás se han visto afectados. Los ingresos personales no se han visto afectados”, explica, “pero si hablamos de cuantos miles de euros dejas de ingresar como banda al cancelar veinticinco fechas, los números son grandes. No lo podemos cuantificar pero es un hecho que el sector musical está sufriendo muchísimo en todos los niveles. Artistas, promotores y toda la gente involucrada en la música en vivo ha quedado paralizada. A día de hoy seguimos sin saber si el Gobierno va a ofrecer ayudas de algún tipo”.
Carlos Escobedo (Sôber)
“Estoy viviendo el confinamiento lo mejor que puedo e intentando tener la mente ocupada”, explica el frontman de una de las bandas más exitosas del rock en nuestro país, Carlos Escobedo de Sôber. “Yo en mi día siempre he tenido una rutina bastante clara. Me levanto muy pronto, desayuno y ahora tengo suerte de tener una mascota y la tengo que bajar un rato”, explica en un audio por email. “Cuando subo hago una tabla de ejercicio durante una hora y tras una ducha y un almuerzo, me pongo a trabajar en música para que la mente esté entretenida. Siempre tienes que marcarte cosas que hacer”, insiste. “A Sôber no nos ha afectado tanto como a otras bandas porque hicimos uno de los últimos conciertos antes del confinamiento, el sábado 7 de marzo. Poco después se prohibió todo. Grabamos el audio y el vídeo de ese concierto para un DVD y sabemos que ya se está montando todo. Alberto Seara, por su parte, está en el estudio a solas trabajando en el audio del show y mezclando. Por suerte no teníamos conciertos a la vista y hemos podido seguir trabajando en la producción del Blu-Ray”, explica el músico.
“Yo creo que todos vamos a sufrir económicamente de una manera o de otra. Yo tengo un estudio de grabación y otras historias y tengo claro que vamos a sufrir esta paralización del país. La gente recortará en ocio antes que en cosas básicas cuando pase todo esto”, asume. “Creo que va a haber un antes y un después, aunque se nos olvidará pronto porque somos así, especialmente en España. Tengo a dos personas cercanas que trabajan en hospitales. Una de las personas coordina las urgencias del Hospital 12 de Octubre, así que puede ver de manera muy directa cómo está todo. Hay todo tipo de dramas y muchos derivados de los recortes de los últimos años. Mucha de la gente que ahora se queja votó esa privatización de servicios públicos, por eso te digo que la gente se olvida rápido. Creo que nos uniremos como sociedad y que nos daremos cuenta de lo débiles que somos. Esto va a tocar la fibra y el corazón del ser humano”, concluye el músico. “Espero que todo esto sea para bien y que salgamos pronto de esta catarsis con algo positivo”.
Kris Vega (Born In Exile)
En el campo de las bandas independientes, Born In Exile y su vocalista Kris Vega también están viviendo el envite del Coronavirus con estoicidad. “El confinamiento es una tortura”, dice. “Hemos tenido que cancelar conciertos y dejar de hacer nuestra vida tal y como la conocíamos”, resume. Además también es profesora de canto en la Metal Academy School of Music de Barcelona y está manteniendo la actividad en la medida de lo posible.
“Ofrecemos clases online, intentamos seguir creando contenido pero es difícil mantener la experiencia activa y con calidad cuando has de hacerlo a través de la red”, explica. “Estamos trabajando mucho para hacerlo bien y que todo el mundo disfrute de sus clases, que es lo más importante. La caída de ingresos va a ser considerable”, asume. “La vida no para y los recibos se tienen que seguir pagando. Todos los conciertos que tenía programados hasta mayo no van a ocurrir de momento y hay alumnos que dejan de venir a clase porque quieren la experiencia en vivo”. Asume que dejará de ganar “unos 500 euros de media por mes”.
Alberto Marín (Def Con Dos, Monica Naranjo, Kaothic, Ankhara)
Uno de los guitarristas de metal más reconocidos del país, habitual de Def Con Dos y los directos de Monica Naranjo admite estar pasando el proceso de confinamiento con “mucha tranquilidad y paciencia”. Marín dedica el tiempo a “hacer algo de ejercicio en casa y toca la guitarra” además de “cocinar todos los días, que es mi hobby favorito”. Las redes sociales le están ayudando a sobrellevar el tiempo, haciendo directos en instagram con músicos como Pepe Herrero de Stravaganzza o Carlos Escobedo de Sôber. “Tengo una charla cercana entre amigos y hablamos de cómo estamos viviendo la situación desde la perspectiva del músico, además de hacer recomendaciones musicales, de series o películas y animar a la gente tocando o cantando”, explica.
A Def Con Dos la petición de confinamiento les pilló totalmente con las manos en la masa. “Hemos sacado un nuevo disco que se titula ‘Gilipollas No Tiene Traducción’ y justo el 14 de marzo empezábamos la gira de presentación y del 30º Aniversario de la banda con un concierto en Madrid”, explica. “Justo fue el día en que se decretó el Estado de Alarma y obviamente tuvimos que suspender el concierto y las futuras presentaciones.” Con una caída de ingresos “del 100% prácticamente” Marín augura unos “meses bastante jodidos”. Con festivales aplazados a otras fechas lo único que queda es “esperar que no nos afecte mucho en lo que respecta al verano y podamos hacer la mayoría de los festivales y conciertos que teníamos programados. Evidentemente esto nos afecta a nivel económico porque, hoy en día, el músico no cobra si no toca”, explica. “Nos toca apretarnos el cinturón pero creo que hay sectores de la sociedad que están mucho más jodidos y afectados que nosotros. Tenemos que estar volcados con la sanidad, con los transportistas y la gente que trabaja en supermercados. Es momento de estar más unidos que nunca. He visto a muchos músicos unidos intentando animar haciendo conciertos y directos desde sus casas así que creo que todo esto nos servirá para que la sociedad y también nuestro sector esté más unido”, concluye.
Barbara Black
Artistas como la vocalista Barbara Black tienen doble afectación. Además de autofinanciarse sus proyectos y sudar la gota gorda para que sean viables, ahora se encuentran con una situación que les obliga a cambiar de planes con celeridad. Con un nuevo disco titulado ‘Love, Death & Flies’ recién editado, la vocalista está viviendo con agobio e incertidumbre lo que está pasando a su alrededor. Al menos lo hizo en un primer momento. “Pero mi mente creativa se puso a trabajar y pensé que acabamos de sacar nuestro nuevo disco y que esto podía ayudar a la gente a desconectar por un rato de tantos datos horribles que oímos todos los días en las noticias”, explica. “Así que Nitro y yo nos pusimos a grabar vídeos hablando sobre cada una de las canciones, acercándoselas a las personas. Por otro lado, tenía un ‘monazo’ de ensayar, cantar y tocar con la banda que también pensé que podía hacerlo a través de un concierto online e invitar a la gente a ello. Esta situación me ha hecho reafirmarme una vez más en nuestra profesión y ver todas las cosas positivas que los músicos podemos ofrecer a la sociedad”.
Además de ser vocalista de un grupo de rock, Bárbara es profesora de música en un colegio, de modo que sobrelleva la situación teletrabajando y poniéndose deberes como cantante. “No estoy pudiendo ir al colegio con los niños, no estoy pudiendo ensayar y tampoco puedo hacer deporte. De momento se nos han cancelado los shows de Toledo y Sevilla y veremos si se caen más conciertos. Creo que va a ser un shock cuando volvamos a salir a las calles y veamos tantos cambios”, valora. “Por otro lado, habrá gente que cambie prioridades y todo este tiempo nos va a hacer valorar cosas que antes no hacíamos, pero poco a poco volveremos al mismo ritmo frenético que caracteriza a nuestra época. De las pocas cosas positivas que observo, es que la naturaleza lo está agradeciendo”, asegura.
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