Anathema: Distant Satellites

De entre las cosas que nunca entenderé, hay una que me viene a la cabeza demasiado a menudo estos días: la gran crecida de popularidad que vienen experimentando Anathema desde el inicio de esta década. Curiosamente, este hecho coincide con los que muchos consideramos los trabajos menos destacables de su discografía, y un incremento considerable de azúcar en las venas de los que escuchen álbumes como «Weather Systems». No vamos a negar que los de Liverpool siempre han sido una banda cuya música contenía mucha emoción, pero no hasta el límite que hemos visto en estas últimas entregas. Si algo me llamó la atención de «Distant Satellites» a primera escucha, además del evidente giro electrónico del que hablaremos más adelante, fue el recuperar la melancolía dramática de tintes menos brillantes que predominaba en aquellos álbumes que la amplía mayoría de seguidores reconocen como las obras maestras de esta agrupación.

Estructuralmente, podríamos dividir el disco en dos partes claras: mientras que la primera mitad presenta temas de corte similar a lo que la banda venía mostrando en los discos anteriores más inmediatos, la segunda nos trae una incorporación de la música electrónica al esqueleto de la banda, algo que pudimos vislumbrar en la anterior (y nefasta) «The Storm Before the Calm» y aquí desarrollan con mayor detalle. Analicemos en primer lugar, por simples motivos posicionales, la primera mitad. Esta sección cuenta con temas realmente buenos, como «Dusk (Dark is Descending)» o «Ariel», y se muestra una composición sin fisuras que tan sólo presenta un problema tan simple como enervante: la repetición de los mismos recursos hasta la saciedad. Está bien tener una serie de movimientos musicales que sean característicos de la banda, pero no es necesario usarlos en prácticamente todas las canciones. Los crescendos emocionales están muy bien, pero cuando se repiten uno tras otro, canción tras canción, acaban por perder algo de efecto.

Las interpretaciones vocales están a un nivel excepcional, siendo este uno de los puntos fuertes del disco, junto a una producción que deja entrever todos los detalles que esconde el tejido sonoro de este «Distant Satellites». El inicio de «The Lost Song Part 3» nos puede recordar brevemente a su etapa más progresiva con «Alternative 4», gracias al sonido del bajo y el teclado en esos compases de amalgama, pero pronto vuelven a la tónica general. La clara ganadora de esta parte del álbum es «Anathema», un tema que contaba con una presión extra por las expectativas que presenta el hecho de ponerle a una canción el propio nombre de la banda, pero ha salido enormemente airosa y, diré más, se presenta como uno de los temas fundamentales en la discografía de la banda.

Acabado este enorme corte, llegamos a la parte controvertida del álbum. De «You’re Not Alone» (que ofrece un cambio de tónica espectacular, recuperando algo de dramatismo y oscuridad) en adelante, la electrónica se convierte en la espina dorsal de las canciones, y esto, señoras y señores, es lo que más me ilusiona de «Distant Satellites». Porque el atrevido movimiento que han dado Anathema en esta dirección ha hecho que se disipase mi miedo más profundo vista la trayectoria que estaba tomando la banda hasta ahora: que se conformasen con hacer canciones emotivas siguiendo el esquema que vienen utilizando desde hace unos años y nada más. Aquí han demostrado seguir teniendo inquietudes musicales, y aquí es donde se han vuelto a ganar la atención de un servidor.

Así pues, la segunda mitad de este álbum tiene una doble cara: al mismo tiempo es lo mejor y lo peor del disco. Con esto quiero decir que los grandes temas están en la primera parte, pero estos tan sólo repetían y modificaban mínimamente algo que ya teníamos escuchado. Sin embargo, la segunda parte, pese a contener las canciones claramente más débiles de la obra, se plantea como la más interesante al ofrecer una semilla de esperanza: ¿desarrollarán Anathema este nuevo rostro en el futuro? Espero que sí. Y la valoración es sencilla: si cortes como «Distant Satellites» o «Take Shelter» no acaban de convencer, es por el mero hecho de que la banda todavía no acaba de estar acostumbrada a este nuevo formato. Si los comparamos con el precedente electrónico que vimos en «Weather Systems», se nota una enorme mejoría, y es fácil imaginar que esto va a seguir así de cara a un próximo trabajo. Esto es lo que se agradece de un álbum así: cuando daba la sensación de que se iban a estancar en un espectro musical limitado, han sabido saltar a tiempo. Parece que este «Distant Satellites» no deja de ser una alegoría a la propia trayectoria de la banda: satélites alejándose cada vez más y más de un planeta madre que estilísticamente ya queda a años luz de distancia.