Nightwish bombardea Madrid en una noche inusual
De pasarse largos años sin poner un pie en nuestro país a estar prácticamente hasta en la sopa. Así podría definirse la trayectoria que Nightwish han llevado en España en los últimos años.
Durante la velada del viernes, el WiZink Center acogía por segunda vez en poco más de dos años un concierto de la banda, esta vez tan sólo en su formato de pista. Habiendo anunciado tres fechas en nuestro país la afluencia era baja, como cabía esperar, pues tras el anuncio de éstas, más que agrado llovían las críticas. El motivo es simple, ya que se esperaba que su actuación en la pasada edición del Leyendas del Rock fuese exclusiva para el año 2018. Sin embargo durante los minutos previos a su actuación en dicho evento, se anunciaban las tres fechas para Madrid, Barcelona y Bilbao, por lo que esta vez no se jugaba con la estrategia de concentrar a los fans en una fecha única y exclusiva como la vez anterior.
La excusa para este regreso era la edición de “Decades”, un recopilatorio donde la agrupación escandinava repasa sus dos décadas de carrera. Para este “Decades Tour” los encargados de acompañar a Nightwish serían sus compatriotas Beast In Black.
Al parecer, no era el día de la Bestia
Cinco minutos antes de la hora prevista, las luces se apagaban y «Nightcrawler» de Judas Priest iba caldeando el ambiente hasta que uno a uno los miembros de Beast In Black tomaban posiciones en el escenario. El tema que da nombre a la agrupación finesa era el primero en sonar, y el cual debería de haber logrado desatar a locura entre el respetable, pero el sonido desmerecía tanto la canción que por desgracia no fue posible.
La banda del cantante Yannis Papadopoulos intentaba poner toda la carne en el asador. Una lástima que el mal sonido con el que contaban, hizo que la voz del citado vocalista fuera inaudible en algunas de las partes del concierto, lo que desmereció por completo la actuación de esta gran banda. En el setlist sonaron los temas que dan forma a su primer y único álbum de estudio, “Berserker”, tales como la animada “Blood of a Lion”, “Born Again” o la bonita “Ghost in the Rain”.
El punto divertido lo marcó “Crazy, Mad, Insane”. Para este tema los guitarristas Anton Kabanen y Kasperi Heikkinen y el bajista Mate Molnar lucían unas gafas de leds con las palabras que forman el título de la canción. Éstos permanecían inmóviles en el escenario, marcando el contraste con un hiperactivo Yannis que no paraba quieto ni un minuto. Las bromas continuaban por parte del batería Sami Hänninen, haciéndonos pasar así la banda al completo un buen rato.
“Blind And Frozen” volvía locos a los fans del grupo que allí se congregaban aunque el sonido siguiera dejando que desear, y “End of the World” ponía punto y final a la corta actuación de Beast in Black. La agrupación se despidió del público madrileño, no sin antes contar el tour en el que se embarcarán el próximo año con motivo de la salida de su segundo álbum de estudio, que les llevará de gira por primera vez como cabezas de cartel. Dicho todo esto, sí, sé lo que estás pensando. Todos agradecimos que no fuesen Alquimia, con un show de veinte minutos, los teloneros de Nightwish en esta ocasión.
Nightwish al rojo vivo
Con los nervios a flor de piel esperaba el público impaciente por ver lo que Nightwish tenía preparado esta vez para la capital. La vez anterior, la actitud que mostró el grupo no gustó demasiado a los allí presentes por lo que la banda andaba en el punto de mira de sus fans, deseosos de recibir un mejor espectáculo.
Antes de nada, un vídeo en la pantalla trasera animaba a los asistentesa disfrutar de los músicos y del show de una manera directa y emocional, y no a través de la pantalla de los teléfonos móviles, sugiriendo así a olvidarnos de ellos durante el concierto. Con puntualidad al estilo británico comenzaban a escucharse los primeros acordes de “Swanheart”, una preciosa balada interpretada por el flautista Troy Donockley que serviría de perfecto contraste para el enérgico y dinámico inicio que los nórdicos nos tenían preparado.
“Dark Chest Of Wonders” daba el pistoletazo de salida, encendiendo la mecha de un imparable e incombustible show. El clásico “Wish I Had An Angel”, terminaba de desatar la euforia en la pista del antiguo Palacio de los Deportes, cantado a dúo entre la vocalista Floor Jansen y el bajista Marco Hietala. Tras esta, la primera de las rarezas de la noche, “10th Man Down”, que lucía mientras las llamaradas de fuego salían dispares desde el frontal del escenario.
Entrando ya al cuerpo del concierto, acontecían la emotiva “Come Cover Me” y “Gethsemane”, luciéndose en esta canción el teclista y líder de la banda Tuomas Holopainen y el guitarrista Emppu Vuorinen. Tras esto llegaba «Èlan» como un soplo de aire fresco, pues la canción es una preciosa balada que nos impulsa a lanzarnos con valentía y con los sentimientos por delante a lograr nuestros objetivos y experimentar el mundo en el escaso tiempo que duran nuestras vidas. De hecho, èlan significa «impulso» en francés. Una de las piezas más positivas y constructivas del grupo, la cual ha gozado de mucha popularidad entre los fans desde que el tema fue lanzado en el último disco.
Segundos más tarde caía una joya rara vez escuchada, “Sacrament of Wilderness” del “Oceanborn”, y sin más dilación seguía Nightwish con “Dead Boy’s Poem”, un pedazo de la intimidad de Tuomas que tampoco se suele escuchar a menudo. Una pena que el respetable no reaccionase como es debido ante este tema. Para este corte el bebé de la portada de ”Wishmaster” protagonizaba las imágenes de las pantallas traseras, al tiempo que Marco y Troy desarrollaban la melodía con la acústica y el laúd respectivamente.
Tan sólo unos momentos de respiro teníamos mientras que la bonita intro “Elvenjig”, de nuevo interpretada de la mano de Troy Donockley, nos metía de lleno en “Elvenpath” antes de que todo se volviera patas arriba. Las canciones que gozaron de mayor acogida entre el público fueron «I Want My Tears Back» y «Last Ride of the Day», ambas provenientes de la etapa en la que Anette Olzon se alzaba al frente de la banda, cuando vio la luz “Imaginaerum”. Todo un reclamo oírlas ahora con la maravillosa voz de Floor Jansen, pues ganan gancho, potencia y energía. Es sin duda ella la que acapara todas las miradas y gran parte del protagonismo en el escenario. La gran labor que desarrolla en la banda, mayormente debido a su gran registro vocal, pero también a su carisme y actuación sobre el escenario, le dan a Nightwish el ímpetu necesario para que el grupo siga hoy día surcando una fulgurante carrera en el firmamento del metal sinfónico.
«The Carpenter», otra balada, tiene un matiz diferente, y habla de una interpretación particular de la figura de Jesucristo por parte de su principal compositor, Tuomas Holopainen. Este corte daba pie a “The Kinslayer”; otro tema perteneciente al adorado “Wishmaster” y que la banda ya interpretaba en la época en la que Tarja Turunen se encontraba al frente de Nightwish.
Por muy buenas baladas que Nightwish tenga, la que ocupa un lugar privilegiado en nuestros corazones siempre va a ser «Nemo». Desde que comenzaran a sonar las primeras y famosas notas de teclado a manos del señor Holopainen se veía la emoción en cada cara de los allí congregados, quienes segundos más tarde unían sus gargantas al unísono acompañando a Floor en cada estrofa de la queridísima canción. Después de esto tan solo la potente «Slaying The Dreamer” nos separaría del largo y emotivo final del show.
El mejor espectáculo sobre la faz de la tierra
El concierto culminó con la epopéyica «The Greatest Show On Earth», seguida de «Ghost Love Score». La primera narra la historia del universo, desde la sensibilidad de Tuomas. Fue un viaje de 25 minutos, con partes melancólicas, partes frenéticas y partes tranquilas, pero todas tremendamente sentidas. Cuando llegó al final del viaje, cuando la humanidad destruye la vida en la tierra en su arrogancia e ignorancia, se pudo ver algunas lágrimas de rabia y sentimiento brotar de los ojos brillantes de algunas personas. Pero poco les pudo descansar el corazón, pues enseguida empezaba «Ghost Love Score», con su desgarradora historia de amor.
Un final de concierto apoteósico para sus fans más sensibles, si bien pudo resultar aburrido para algunos, ya que en lugar de las dos últimas canciones que conformaron la última media hora habrían cabido muchas otros temas muy queridos que se dejó la banda finesa en el tintero, como “Wishmaster” (todos mantenemos la esperanza de que Tuomas decida volver a incluirla algún día en el setlist de una próxima gira), “Planet Hell”, “Storytime”, ”Sleeping Sun” o “Bless the Child”.
El setlist fue extraño, sí. Dio un repaso general a la carrera de la banda, incluyendo temas míticos, temas inusuales y temas de la etapa más reciente de la banda; que, sin llegar a ser acertado del todo hizo que cada cual se contentara con la canción que más le gustase.
En cuanto a actitud la banda estuvo de sobresaliente, aunque igual calando algo menos que en la actuación del Leyendas del Rock debido a haber sido un show menos directo, pues hubo más espacio entre canciones. En lo que a la puesta en escena se refiere, más de lo mismo, pues las imágenes proyectadas en la gran pantalla hacían que te metieses de lleno en los mundos que pretenden describir los temas. Todo esto unido a la pirotecnia dan forma a un gran espectáculo, digno de ver.
Destacar la labor del batería Kai Hahto (Wintersun), que ocupa el lugar que dejó el batería original Jukka Navalainen tras su marcha por problemas de insomnio. Habrá que esperar un tiempo para poder ver de nuevo a Nightwish por nuestro país y así añadir otro concierto suyo más a la lista. Aunque de momento nos hemos quedado con un buen sabor de boca.
Texto: Tamara Ruiz | Fotos: Paco García
Promotor:RockNRock
Día:2018-11-30
Hora:18:00
Sala:WiZink Center
Ciudad:Madrid
Teloneros:Beast In Black
Puntuación:8
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