STUDIO REPORT CON HAMLET (Primera parte)
El grupo nos recibe metidos de lleno en la grabación de su próximo disco.
"UN DISCO INTENSO CARGADO DE CONTRASTES"
Hace años que mi relación con HAMLET pasó a ser más estrecha, facilitándome cualquier cosa relacionada con su trabajo. Desde entonces me doy más cuenta de la suerte que tengo y la cercanía que muestran en su día a día. Si hace un par de meses abrían las puertas de su local y nos concedían una entrevista en la misma semana de su concierto especial por la entrega de tres discos de oro, ahora era el turno de los estudios Sadman, durante la grabación de lo que será la continuación de ‘La Puta Y El Diablo’ en la parte final de las guitarras; era el momento de meter solos y arreglos. Y aunque apenas pudiera escuchar extractos de cuatro temas, la cosa tiene muy buena pinta.
Dicho predecesor era un álbum con estructuras más complejas de lo que era habitual en la banda. Canciones más largas, superando muchas de ellas los siete y ocho minutos, y ante todo mucha caña. También era el debut de Alberto Marín con el grupo; si bien la composición de dichos temas ya estaba casi lista, aportando su granito de arena en «Siete Historias Diferentes» y «Revolución», esta vez la cosa es distinta: “Es el disco donde más hemos participado todos. Alberto tiene un par de temas, y Álvaro también tiene alguno. Él grabó sus partes en un par de días, Paco en una semana, y Molly lo hará en la segunda mitad de febrero. Nosotros hemos tenido más lío con el tema de las guitarras…”.
Para este álbum, con Alberto ya asentado, vuelven a dar un giro a su sonido manteniendo su esencia y personalidad. Luis Tárraga explica cómo van surgiendo las ideas de manera natural: “A mí me gusta ponerme objetivos, y me encanta tocar; me pongo en casa con la guitarra y el ampli y me gusta estar así. Un día desarrollo técnicas, otro me pongo a hacer solos, otro riffs… hasta que de repente me digo a mí mismo ‘esto me mola’, y me lo grabo. Hay veces que no estoy inspirado y no sale nada, pero sé cuando me pongo y va a salir algo. Y cuando entro en ese ritmo, me hago una rutina todos los días de hacerlo a una hora grabándome, como si fueran canciones. De ahí, pasado un tiempo las escucho y hago una selección, sobre todo cuando hay que hacer un disco. Voy apuntando lo que me va gustando en una libreta, añado cosas, varío otras… “.
También hace referencia al tiempo entre los discos: “Hace casi dos años que salió ‘La Puta Y El Diablo’, y quizá lo que para la gente es nuevo para mí no lo es tanto. Hay canciones de las que estamos grabando que pueden tener fácilmente cinco meses, aunque luego hayamos ido cambiando cosas. Pero una vez sacas el disco nos puede parecer viejo, sobre todo cuando las tocas diez o quince veces en directo”.
El calificativo ideal para las pocas partes que escuché es intenso. La fuerza de la que hacen gala tiene ciertas reminiscencias con cierto trabajo de su propio pasado… “Cuando la gente nos pregunta que como suena, pues el nombre que sale a escena es el de ‘El Inferno’. Esto es un disco de contrastes, y lo que más curro va a tener es la voz”.
Puede que ocurra algo parecido a lo que pasó con ‘La Puta Y El Diablo’. Si entonces su composición se vio influenciada por la gira de decimoquinto aniversario de sus dos primeras obras, esta ha venido con el ensayo de un repertorio en sus tres discos de oro, con canciones que hacía años que tenían aparcadas. La fuerza, oscuridad y densidad de aquel sonido está presente en el nuevo disco, pero pasado por el filtro de los años. “Cuando estábamos preparando las melodías del disco, estábamos ensayando ese concierto, y quieras que no te influye, porque tuvimos que ponernos a recordar muchas canciones. Mola ver con perspectiva lo que has hecho a lo largo de los años, y ver que nuestro sello propio es tener buenos ambientes y melodías en ciertas partes y ser agresivos en otras; y este disco va a ir en esa onda, grabando alguna de las voces más salvajes que hayamos hecho… pero mezclada con las partes melódicas de Molly, que para mí hay pocos que lo hagan como él en el metal en castellano, tiene un aire diferente a los demás; no suena a lo típico”.
Lo que queda claro con sus palabras, es que con este álbum lo tenían claro desde el principio. “Nos apetecía hacer un disco muy nuestro, por así decirlo. Hay discos que son más arriesgados que otros, pero en este lo tenemos todos bien claro. Hemos dejado hueco para lo que queríamos, y estábamos todos de acuerdo en hacerlo así. Un final de una manera, esto así, eso de otra manera…por ejemplo en el tema que has escuchado antes con el ritmo de la batería, que puede recordar un poco a la estrofa de ‘Egoísmo’, nos apetecía meterla así porque hacía tiempo que no teníamos un tema así. Nuestra mayor influencia somos nosotros mismos”.
Es difícil hacer una valoración teniendo en cuenta lo poco que he escuchado. Pero este disco promete… promete mucho. Tal como decía Luis, este es un disco de contrastes; solo la música ya tiene muchísimos, y una cantidad enorme de arreglos y detalles, en temas que son mucho más directos en líneas generales y más cortos. Y condensar en canciones de tres o cuatro minutos todos los matices que pude escuchar tiene mucho mérito. No quiero ni pensar cuando estén terminados, no ya solo con la voz de Molly, sino con la mezcla de de Fredrik Nordström (ARCH ENEMY, BRING ME THE HORIZON, DIMMU BORGIR…); de momento la mano de Carlos Santos ya se nota. Pero eso ya es otra historia, que si todo va bien, irá en una segunda parte de este reportaje en unas semanas…
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