Las comparaciones son odiosas. Y comparar el The Metalway Festival con su viejo primo Metal Mania sería como comparar al Barça de Ronaldinho y al de Koeman. El Metal Mania del 2003 fue practicamente el “despertar” de muchos heavies españoles ante el fenómeno de los festivales. En tan sólo dos años, la realización de un festival como el Metalway, con su cartel repleto de estrellas, se considera casi normal.

Las comparaciones son odiosas. Y comparar el The Metalway Festival con su viejo
primo Metal Mania sería como comparar al Barça de Ronaldinho y al de Koeman.
El Metal Mania del 2003 fue practicamente el “despertar” de muchos heavies españoles
ante el fenómeno de los festivales. En tan sólo dos años, la realización de
un festival como el Metalway, con su cartel repleto de estrellas, se considera
casi normal. Para aquellos que lo han olvidado, España lleva apenas cinco años
organizando festivales de Heavy Metal multitudinarios al estilo europeo. Es
obvio que hubo un antes y un después del Rock Machina y que para muchos ese
fue el momento en que descubrieron las ventajas e inconvenientes de los festivales
de verano. No hablo de Festimads, ni de Benicassims…hablo de festivales de
Heavy Metal puro y duro organizado por los promotores que mes tras mes organizan
conciertos del estilo por todo el país, lo cual es algo muy diferente. Y hay
que juzgar las cosas dentro de su contexto.

El
The Metalway Festival ha sido, ante todo, un triunfo. De manera específica para
los organizadores, Rock & Rock –esta vez sin asociación con Matarile- y
de manera general para todos los fans del estilo. No se ve todos los dias un
festival donde aparecen ACCEPT reunidos, MANOWAR haciendo de las suyas y MOTORHEAD
agitando cabezas con canciones de hace 25 años. Incluso es difícil ver un festival
donde KORN comparta cartel con esas bandas. Pero el The Metalway lo ha conseguido,
aunque las críticas y los puntos a mejorar son obvios.

Por alguna razón, hablando con un amigo que había estado en Wacken la semana
anterior del festival, comentábamos el impresionante aguacero caído durante
tres dias en el festival alemán. Mi amigo me decía que “si esto pasa en el Metalway
le echan la culpa de que llueva a los organizadores”. Y si uno lo piensa bien,
es cierto. Lamentablemente. Por primera vez en tropecientos años probé la zona
de acampada de un festival (aunque solo fuera la primera noche y porque no habia
encontrado hotel en la zona) y no me pareció nada del otro mundo, pero tampoco
entiendo muy bien lo que pretenden los asistentes. ¿Césped regado con vino del
caro en vez de agua? ¿Terreno allanado en un lugar lleno de desniveles propios
de la zona y el terreno? ¿Duchas limpias? Es cierto que se pagaron tres euros
por acceder a la zona de acampada…y hubo zona de acampada. Y hubo servicios.
¿Qué se podían mejorar? Ciertamente. Sería excelente poner lavabos personalizados,
pero señores, esto es un festival. Uno viene a pringarse de barro hasta las
cejas, apestar durante tres dias, sudar mucho, comer mal, y hacer sus necesidades
de cualquier manera. Y así ha sido desde siempre por lo que yo se.

Acerca de las facilidades y demás… la única crítica
puede ir hacia el puesto de bocadillos del festival, donde encontré alguna que
otra pieza de carne con olor muy sospechoso. Pero habiendo multitud de puestos
de comida, eso no ha de suponer un problema. ¿Los precios? Altos, como siempre.
Si yo organizara un festival y supiera que la gente me va a pagar la bebida
o los bocadillos a 3 o 4 euros, ciertamente lo pondría a 3 o 4 euros. Además,
cualquier bar te cobra un bocata a 4 euros sin que nadie le grite al camarero
“a mi en Wacken no me cobran esto eh!”.

El Metal Market si que fue algo un poco excesivo.
Cobrar entrada por ir al mercadillo donde la gente ya de por sí va a gastarse
dinero –habitualmente- es bastante evitable y a buen seguro restó muchos asistentes
a los stands de venta, aunque probablemente eso garantizaba la viabilidad económica
de traer a los expositores y montar la carpa. La abundancia de DVD’s piratas
era lo mejor del lugar, pudiéndose encontrar verdaderas joyas de IRON MAIDEN,
AC/DC, KISS y demás bandas arquetípicas del género. La venta de grupos morrallosos
de metal europeo de los últimos años también estaba a la orden del día (¿eran
necesarios cd’s de BEYOND TWILIGHT y cosas así?), aunque algún CD de bandas
como ATHEIST seguro que le alegró el dia a más de uno.

El recinto en sí estaba bastante bien. Cesped, amplitud
y espacio para todos. El escenario fue del tamaño típico de cualquier festival,
aunque quizá la iluminación dejaba un poquito que desear, aunque sin llegar
a los extremos de los Rock Machina donde la ausencia total de cañones de luz
hacía que ver algo más que la silueta de los músicos fuera ciertamente complicado.
Una pequeña grada servía para descansar de tanto en tanto y la abundancia de
barras era necesaria dadas las amplias tragaderas de los heavies desplazados
al lugar (se vieron auténticas escenas etilicas propias de cualquier festival
europeo, con freaks sin ninguna clase de vergüenza incluídos).

Los horarios funcionaron de manera intachable. El
primer dia se rumoreó un retraso de dos horas que al final quedó reducido a
escasos diez minutos una vez que SONATA ARCTICA tomaron el escenario a las 16:10.
Servidor llegó al recinto sobre las 12:00 y los operarios estaban trabajando
a toda prisa para dejar listo el backline sobre el escenario, acabando de finalizar
el vallado de algunas zonas y demás, cosa que retrasó la apertura de puertas
un rato largo.  Durante el resto del fin de semana los horarios se cumplieron
a rajatabla, practicamente al minuto.

El sonido fue aceptable, aunque deficiente en algunos
momentos del festival. Pero ni yo soy técnico de sonido ni se cuales son las
particularidades de cada grupo (si traían mesa de sonido y técnico propios,
si tocaban con el backline general que el festival ponía a disposición de algunos
grupos para reducir costes de transportes y tiempo de montaje, etc…) así que
lo más obvio es que cierre el pico y piense que si las cosas sonaron mal es
porque no pudieron sonar mejor. Y si sonaron mal pudiendo sonar bien, pues que
hubieran puesto otro técnico en su lugar. Simple.

La carpa Mephisto fue un exitazo como una catedral, con una fiesta realmente
infernal la última noche del festival donde se contabilizaban alrededor de 3.000
personas que obviamente no cabían en la carpa y estaban ya fuera de la misma.
La selección de temas estuvo muy basada
en clásicos típicos y tópicos de los que todo el mundo se queja pero con los
que luego agita la cabeza (hubo bastante METALLICA y AC/DC y IRON MAIDEN y JUDAS
PRIEST y demás…). De hecho, es algo inevitable. Cuando uno hace de DJ en cualquier
sitio ve claramente qué temas son los que tienen mayor reacción y esos son los
que se suelen poner. Obviamente habrá cuatro freaks que pensarán “¿porqué nadie
mueve la cabeza cuando suenan las demos de Dan Swano?” pero es que señores…sentido
común!

En cuanto a la acogida del pueblo…fue magnifica.
De hecho, se pudo ver al promotor hablando con el alcalde y varios
concejales en el festival. Lo curioso es que el alcalde iba con una camiseta
de RAMMSTEIN! Además, el festival coincidía con las festividades del pueblo
de Gernika y el ambiente era realmente incendiario. Los jovenes de la zona y
los peludos recién salidos del festival montaron un fiestorro de dimensiones
bíblicas a lo largo del fin de semana. La noche del sábado, tras MANOWAR, era
prácticamente imposible circular por la zona más de 1 metro sin tropezarte con
alguien. Hay que reconocer que entrar a los bares llenos de fotos de terroristas
desaparecidos impone un montón, pero como digo, la acogida de los habitantes
fue impresionante. No lo fue tanto la actitud de los heavies, que hicieron de
las suyas, orinando en cualquier lugar, gritando en zonas urbanas a las tantas
de la mañana con ninguna intención excepto molestar y  cosas por el estilo.
Evidentemente, no todo el mundo, claro está, pero lo suficiente como para fruncir
el ceño y pensar “hay cosas que siguen sin haber cambiado”.

Antes de finalizar este preambulo introductorio desearía
agradecer a Ana Laballo y su compañero Alberto las atenciones prestadas durante
el festival, a Rock N’ Rock las facilidades ofrecidas (y la barra libre, detallazo
que hasta ahora era propiedad exclusiva de promotores como Gamerco, si señor!),
al entourage que me acompañaba (Walter, Dani, Jordi Campás…) por sus monumentales
momentos etilicos a lo largo del festival, a Unai y la chica de Sabadell de
la barra de prensa (aguantar a periodistas-esponja todo un fin de semana debe
marcar, imagino), a Jordi y Carlos de Mephisto por todo, a los tropecientos
viajeros de nuestro Circus-Bus por comportarse (y a los que no se comportaron,
por darme historias para explicar en un futuro), a Hector Prat por el apoyo,
a Miguel Rivera de Rock Total por echarnos unas risas,  y sobretodo al equipo
que hace posible esta crónica: Penumbra, Kim Rubio y Alan Sanchez.

Pasen y vean.

The Metal Circus

Viernes, 12 de agosto de 2005

SONATA ARCTICA

4
de la tarde, un calor impresionante y que mejor para remediarlo? El inicio del
festival más importante de nuestro país con Sonata arctica.

Cabe decir que tenia ganas de ver a esta banda y como yo, muchos mas, sobretodo
los que acudieron a verlos a Madrid junto a Nightwish y se quedaron con tres
pares de narices tras la cancelación del concierto y muchos catalanes, que después
de ver el corto y  “incompleto” concierto de Barcelona, querían quedarse con
un mejor sabor de boca.

El set list, a mi parecer no fue el correcto, pues creo que temas como “ Wolf
& Raven”, “FullMoon” y “Replica”, deberían estar ahí, pues son los mas aclamados
por el publico y los que mas estaban esperando y no fue así. En su lugar, optaron
por tocar temas como “Blinded” o “Broken” que a mi parecer son menos “importantes”,
o menos “conocidos”, que los nombrados anteriormente.

El sonido, fue pésimo, estuvieras donde estuvieras. Desde los laterales, se
perdía el sonido, desde el centro, quedaba muy pobre, y desde adelante, era
de donde mejor se escuchaba, pero nada de perfección.

Tony Kakko demostró el poderoso sonido de su voz, pero dejando claro, que no
tiene la misma potencia que en sus discos de estudio, como le pasa a muchos
cantantes,  y eso puede perjudicar la imagen de una banda, que poco a poco a
creado un hueco bastante importante dentro del power metal europeo, tanto aquí
con en lugares menos típicos como Japón.

Destacar de la actuación al teclista de la banda, un joven músico, que con
su teclado movible, recorrió gran parte del escenario, dejando claro que Henrik
Klingenberg es una parte importante del sonido de Sonata Arctica y que sin el,
el sonido perdería mucho y así lo demostró junto a Jani Liimatainen, un gran
guitarrista que, sobre las tablas, tiene un sonido mas contundente.

Con “Dont say a Word”, un tema de su último disco “Reckoning Night”, y unos
acordes del mítico “Smoke on the water” de Deep Purple, terminaban la primera
actuación del Festival, con una valoración notable, pero con un sabor algo amargo,
al no tocar, muchos de los temas, que se estaban esperando.

Kim Rubio

TIERRA SANTA

Los riojanos son uno de esos grupos que tienen un núcleo de seguidores férreo
e inamovible desde que se editaran obras como “Legendario” o “Tierras de Leyenda”.
Seguidores que, a pesar del patrón compositivo y estilístico de la banda, algo
recurrente e inamovible, han estado al pie del cañón del mismo modo que un fan
de AC/DC lo haría ante la
reincidencia de los hermanos Young y su campo de cultivo musical.

Así pues, el griterío e ímpetu de los fans que se encontraban en las primeras
filas fue uno de los factores que sostuvieron esta otra actuación más de TIERRA
SANTA (que últimamente se pegan unos buenos hartones de girar por la Península),
a pesar de que el irregular sonido y quizá el acecho de un
Sol que pegaba con fuerza provocó que su show careciera de algo de “punch”.

El set list se estructuró según lo previsto, es decir, en base a las canciones
que les dieron la fama y una tríada de algunos de los temas más representativos
de “Apocalipsis”, entre los que destacaría la hard roquera “Rumbo a las Estrellas”,
que alumbró color en una actuación algo gris marcada por un sonido y un set
list ciertamente cacofónicos en según qué instantes. A pesar de ello, no se
les puede achacar demasiado a Ángel y compañía, pues la ejecución de los temas
fue certera y su actitud sobre el escenario decidida pese a que estos riojanos
nunca han sido ningunos culos inquietos sobre las tablas. “Alas de Fuego”, “Nací
Siendo Libre”, “Sangre de Reyes”, “Indomable”, Tierras de Leyenda”, “Pegaso”
y “Una Juventud Perdida” fueron los temas que cayeron. Pese a que me consta
que en un principio tenían pensado interpretar también “La Canción del Pirata”
ésta finalmente no sonó, supongo que por necesidad de ajustarse a los horarios
establecidos. Eso sí, todavía no había llegado “Legendario” y por lo tanto no
sorprendió comprobar como dicha composición era la que cerraba la actuación
ante los aplausos del respetable. Regular show, pues aunque los músicos se pasearon
por el límite de la corrección no las tuvieron todas consigo.

Penumbra

SOZIEDAD ALKOHOLIKA

SA jugaban en casa y con gran parte del público ya metido en su bolsillo, muy
a pesar de que eran uno de los grupos que menos encajaban en el perfil predominante
del cartel, netamente heavy  Así pues, aquello se convirtió en una fiesta con
ánimo de pasarlo bien más allá de barreras estilísticas. La verdad es que para
quién aquí suscribe los primeros tiempos de la banda son los que le llegaron
a sorprender de veras: la devastadora maqueta “Intoxikazión Etílica” (¿alguien
se acuerda del brutal “Padre Black & Decker”?) y el primer disco homónimo
de la banda (“S.A”) fueron en su día dos de los cañonazos más sorpresivos que
se habían hecho hasta entonces en España. Y de hecho, creo no equivocarme al
decir que canciones como la muy polémica “Nos vimos en Berlín” (sigue siendo
un gustazo chillar aquello de “Judío Cabrón”) o “Sin Dios Ni Na” son algunos
de los cortes más celebrados en las descargas de los vascuences. Y es que no
hay nada mejor que unos buenos trallazos de hardcore melódico para poner el
cuerpo en su sitio. Y si además, como fue el caso, nos encontramos a un público
dispuesto a hacer pogo en las primeras filas y un sonido lo suficientemente
potente, la algarabía
está asegurada.

Por otra parte, debo reconocer que todos los clásicos posteriores de la banda,
pese a no suscitarme un notable interés, me atraen bastante más en directo.
De tal forma, la inevitable “Ratas” o la corrosiva “Polvo en los ojos” tuvieron
una réplica acertadamente visceral sobre las tablas. La actitud de la banda
en escena no varió un ápice de lo que suele ser habitual: El batería Roberto
es considerado desde hace ya un buen puñado de años uno de los mejores baterías
de la escena nacional mientras que la kalimotxera voz de Juan nos hizo recordar
el por qué sabemos que están sonando SA a pesar de no conocer para nada la canción.
Además, es un personaje que no se lo piensa dos veces a la hora de moverse de
un lado a otro del escenario y animar al respetable, hecho que siempre es un
punto a favor para la banda. Por otra parte, la pareja de guitarras cumple a
la perfección su papel más allá de alardes técnicos
que no tendrían ningún sentido dentro de la filosofía del grupo (por cierto,
Javi militó en el pasado en los bilbaínos BEER MOSH, destacada banda que me
gustaría recomendar a quien quiera conocer a más bandas del estilo, en este
caso con un toque algo más death metal).

Hacía ya algunos años que no presenciaba una actuación
de SA, y lo cierto es que la sensación resultante es parecida a la última. Siguen
con las pilas puestas y con una gran experiencia en directo que les garantiza
un éxito que podrán hacer perdurar hasta que les dé la gana. Ellos se lo han
ganado y nosotros tenemos asegurada una buena ración de “rock radikal vasco”
siempre que tengamos la oportunidad de verles.

Penumbra

SENTENCED

No considero que SENTENCED sean un grupazo de directo. De hecho nunca lo fueron.
Y, si cumplen lo dicho, nunca lo serán, pues la banda ya anunció que “The Funeral
Album”
iba a ser el último disco del grupo para hacer unos pocos shows veraniegos y
separarse para siempre. ¿Para siempre? Si hemos de guiarnos por las teóricas
separaciones definitivas que hemos tenido el placer o la desgracia de presenciar
que luego han culminado en nueva reunión, cuesta creer que nunca volvamos a
saber nada de estos finlandeses que desde hace ya unos años poseen un nivel
de popularidad estable y más que aceptable. El tiempo dirá.

En cuanto al concierto en sí, la verdad es que decepcionó más que agradó. O,
quizá siendo más diplomáticos, podríamos decir que dejó indiferente,
lo cual en el marco de lo que debería ser un emotivo concierto de despedida
se adivina poco menos que insuficiente. Hay gente que ante los problemas termina
ahogando sus penas en la bebida. Por lo visto el duelo que a Ville Laihiala
le supone la pérdida/desaparición de su banda madre le debe haber abocado a
esta insufrible espiral alcohólica de forma seria, irremediable y patológica.
Si no es así, uno no se explica que en un concierto de teórica importancia el
cantante de un grupo pueda salir a escena en un estado de embriaguez que no
le permita ejecutar su show con suficientes garantías.

De
tal forma, a plena luz del día pudimos comprobar como estos blanquitos finlandeses
no iban a ser una de las bandas destacadas del festival. A pesar de la corrección
del sonido, Ville erraba en las melodías vocales, se quedaba sin aire y cuajaba
una interpretación bastante coja si la comparamos con la que unos días atrás
había ofrecido en el festival Wacken Open Air. “Where Waters Fall Frozen”, fue
el elegido para iniciar el show, la corta pieza instrumental de death metal
que han incluído en su último álbum a modo de rememoración de los primeros tiempos
de la banda (recordemos que “The Funeral Album” se ha intentado concebir como
un resumen de su dilatada carrera),  a las que seguirían temas como “Excuse
Me While I Kill Myself” o “The Rain Comes Falling Down”. La máxima concesión
al pasado vino de la mano de “Nepenthe”, siendo los dos primeros álbumes obviados
y entrando a partir de aquí en un tramo de actuación en la que la atmósfera
del concierto se hizo algo pesada por la apagada ejecución y la similitud compositiva
de las canciones interpretadas (“Bleed”, “Broken”, “Farewell”…). La cosa mejoró
y mucho con la ejecución del que para mí es uno de los mejores temas de la banda,
la pegadiza “Noose”, que consiguió que gran parte del público contoneara su
cuerpo. “Vengeance Is Mine” y “The End of The Road” fueron los cortes que despidieron
la actuación de los finlandeses, siendo ésta última más que adecuada tanto por
su significación como por su naturaleza, ya que lo considero uno de los temas
más acertados de su última obra (el coro de niños que aparece en dicho tema,
obviamente, estaba pregrabado). A título personal, quizá hubiera agradecido
que interpretaran la emotiva “Killing Me, Killing You” o algún tema de su primera
etapa como banda (dado el carácter de despedida de la velada).

No fue un concierto inolvidable. Tampoco fue aborrecible.
Pero creo que nos merecíamos algo más por parte de Ville que no unos simples
gorgoritos bajo los efectos del alcohol. Yo supe disfrutar de lo que llegó a
mis oídos y a buen seguro que los fans de la banda que ahí se encontraban también,
pues la emotividad de las canciones no llegó a verse mutilada de forma irremediable.
Hasta siempre, SENTENCED.

Penumbra

OBITUARY

Curiosa la inclusión de un grupo como OBITUARY en la parrilla, pues a estos
estadounidenses o se les ama o se les odia. Death metal americano puro y duro,
sin concesiones estilísticas y con la cabeza bien alta. Posiblemente de difícil
digestión para el heavy medio. Siete años han tenido que pasar para que podamos
a volver aparecer a John
Tardy y los suyos por Europa con nuevo disco bajo el brazo.

Con la noche ya prácticamente encima salieron a escena estos señores ya curtidos
en mil batallas para empezar a pudrir nuestros oídos con la pieza instrumental
que abre “Frozen In Time”, a modo de aviso de lo que íbamos a tener la oportunidad
de escuchar: No se iba a tratar sólo de un ataque de salvajismo thrash/death, 
pues las guitarras del tándem Trevor/Allan también iban a destilar “groove”
por un tubo a lo largo de toda la actuación,
siendo ésta bien respaldada por la luminotecnia que hasta entonces no había
hecho acto de presencia a causa de la claridad del día.

Con un sonido algo irregular que iba y venía si no te encontrabas demasiado
cerca del escenario, se perpetraron abominaciones tales como “On The Floor”
o “Insane”, dejando claro que no han vuelto a escena para vivir de las rentas
de “Cause of Death” o “Slowly We Rot”, pues tienen un flamante nuevo disco que
presentar. A pesar de que no ser un incondicional fan de la “escuela John Tardy”
hay que reconocer que OBITUARY no serían lo que son sin su particular timbre
de voz, lejano de las tonalidades guturales más en liza en este estilo para
fluctuar entre lo podrido y el registro roto que le caracteriza. De tal forma,
aquello no fue otra cosa que 100% OBITUARY, con el sonido de guitarras bajadas
de afinación que siempre han cultivado (reproducido con fidelidad en esta ocasión
para el directo) y con la sencillez rítmica pero eficaz que tanto puede llegar
a escocer a los no familiarizados con la banda.

No
tardarían en caer los clásicos: “Chopped in Half”, “Tuned Inside Out” o “Dying” 
nos vinieron a justificarr por qué “Cause of Death” es posiblemente el disco
más preciado por los fans de la banda, mientras que “Till Death” o “Slowly We
Rot” (que finiquitó la actuación) nos recordaron que el disco que le precedió
no le va a la zaga. Y qué mejor forma de amenizar la velada que con el headbanging
constante de unos poseídos Allen y Trevor que no dudaron
en armonizar sus cabelleras con los movimientos de sus muñecas.

Ración de caña para un público que permaneció algo
parado pero atento a los selectos cambios de ritmo que se sucedían sobre las
tablas. Se podría decir que los americanos nos dieron todo lo que podríamos
esperar de ellos. Los que disfrutan de su música quedaron plenamente satisfechos
de su directo, de eso no cabe duda. Los que esperaban una propuesta más accesible
o más moderna estoy seguro de que huyeron despavoridos. ¡Así son las cosas!

Penumbra

MOTÖRHEAD

Bastante retraso ante la salida de MOTÖRHEAD por
problemas técnicos originó algo de crispación entre el público, hecho que propició
que cada vez que uno de los técnicos salía a probar el micro haciendo lo mismo
que había hecho unas cuantas veces antes se llevara un gran abucheo.

Finalmente
se apagaron las luces y apareció Lemmy sobre las tablas. “Somos MOTÖRHEAD y
tocamos jodido rock’n’roll”, nos espetó sin más. Y de tal forma comenzó el recital
con “Dr Rock”. Y qué deciros de estos señores que no se haya dicho ya. Dudo
mucho que antes del concierto hubiera por ahí algún incrédulo que dudara si
éste le iba a agradar o no. Estos ingleses no llevan precisamente pocos años
haciendo lo que hacen, no son unos amantes de la experimentación, ni buscan
necesariamente más seguidores de los que se adhieren a ellos por mera necesidad
de saborear ese rock’n’roll garajero comandado por la podrida garganta de un
Lemmy que hace ya unos cuantos años que no prueba un vaso de agua por prescripción
médica del Doctor Jack Daniels (y la coña no lo es tanto
como pudiera parecer),

El set list, como siempre, consistente en un irregular
equilibrio entre muchos clásicos y pocos temas de sus últimas obras, siendo
interpretados, pues, cortes como “Shoot You In the Back”, “Love Me Like a Reptile”,
“Metropolis”, “Over The Top” , “Tragedy” o “Killed bu Death”. Tan solo un breve
paréntesis de unos segundos por un pequeño problema técnico paró el ritmo de
un concierto que se desarrolló sin sobresaltos ni anécdotas demasiado destacadas
(a diferencia del Metal Mania, donde una emisora de radio local se colaba por
la PA y pudimos regocijarnos con los jocosos comentarios de Lemmy).

Entre
guitarrazos, algún que otro mensaje al público en la línea del voceras y la
presentación de los miembros del grupo, entre los que destacó el contundente
Mickey Dee y su ímpetu a la hora de demostrar que no era un don nadie quien
se encontraba tras el kit, se fueron sucediendo los temas mientras la carrasposa
voz de Lemmy rebozaba nuestros oídos en algo de grasa. 

El sonido fue lo suficientemente potente en esta ocasión, consiguiendo ser
fiel a la actitud más punk que siempre han desprendido las guitarras de Mr Campbell
y logrando que la banda pudiera disfrutar sobre escena y que gran parte de los
asistentes sintieran la necesidad de menear sus cabezas mucho antes de que sonara
“ Ace of Spades”, que daría el cerrojazo a la actuación de nuestros queridos
moteros en compañía de la contundente “Overkill” (aunque me esperaba que sonara
“We’re Motörhead”).

Penumbra

KORN

La culminación a la jornada del viernes fue para
algunos la actuación de MOTORHEAD, aunque para la mayoría de los presentes aún
quedaba un ultimo cartucho: los KORN de Jonathan Davis haciendo sus primeros
conciertos antes de editar su nuevo disco.

Quien
piense que la marcha de Brian “Head” Welch puede haber afectado a la banda,
está muy equivocado. KORN siguen haciendo de las suyas sobre el escenario sin
necesidad de Welch, aunque han contado con el apoyo de Rob Patterson de OTEP.
De todas maneras, es obvio que para muchos no pintaban nada en el festival,
aunque un numero considerable de personas compraron la entrada solo para verles
a ellos el Viernes. Pero aun así, con la contrariedad de estar en un festival
metálico tocando lo que muchos heavies consideran una “traición” al Heavy Metal,
la gente les siguió durante la practica
totalidad del concierto.

“Munky” Schaffer y Jonathan Davis llevan el peso de la actuación sin duda.
El montaje escénico es inusual para el festival y se nota que lo de KORN es
simplemente otro stop más en su gira europea y que no han escatimado medios
a la hora de realizar su actuación en el festival. El set-list es de esperar:
“Here To stay”, “Twist” y “Got The Life” dan inicio a un concierto que tiene
reacciones encontradas. Muchos lo vieron por curiosidad y otros no aguantaron
más que unos pocos temas. Recuerdos al “Follow The Leader” con “Dead Bodies
Everywhere” fueron aplaudidos, aunque el momento definitivo de la actuación
llegó con la versión de las tres partes de “Another Brick In The Wall” de PINK
FLOYD, ademas del breve epílogo que acoplan y que no es otro que el “Goodbye
Cruel World” de los británicos.

Una buena demostración de fuerza, aunque probablemente
en otro festival habrían sido mucho más apreciados por el grueso del público.

Penumbra