Conscientes de la imposibilidad objetiva de crear una relación de 10 temas que resuman/elogien/definan etc la historia de cualquier grupo musical, enfrentarse a esa tarea referida a un estilo es, por tanto, más imposible aún. Estamos en época estival, el sol brilla y la luz casi es eterna ¿hay mejor momento para enfrentarse a resumir la trayectoria del black metal en 10 temas “imprescindibles”?

Pocos estilos pueden presumir a la vez de mantener de forma paralela una vertiente clásica y casi inamovible junto a otra en la que el riesgo y la libertad son ingredientes inevitables. Esta característica hace que la selección que se realice va, por naturaleza, a dejar fuera a artistas que podrían o deberían figurar dada su aportación al género.

Así, quien espere encontrar en la relación a Burzum, Darkthrone, Hellhammer, Inmortal, Mayhem, Rotting Christ o Sodom quedarán decepcionados al no sentir correr por sus venas trallazos tan incontestables como “Dunkelheit”, “Agent Orange”, “Tyrants”, “Messiah” o “Freezing Moon” pero a la vez podrán reencontrarse con otros que tenían en el desván de la memoria o que ni tan siquiera se habían parado a darles una oportunidad.

Al final, se trata de tener la misma amplitud mental que el propio estilo posee: abrir los ojos, desentumecer los oídos, abrazar la versatilidad y respetar la heterogeneidad. Por tanto, es el momento disfrutar y ser felices buceando en el profundo mar del black metal mientras el oscuro sol tiñe de blanco inmaculado nuestra piel. Estas son las 10 canciones de black metal que debes conocer:

Venom – Black Metal (‘Black Metal’, 1982)

Venom tenían la responsabilidad de demostrar que su primer disco no fue fruto de la casualidad y que podían seguir creando composiciones que pusiesen las bases de algo más que una carrera personal y reconocible. Así, el segundo trabajo llegó henchido de fuerza garra y sobre todo, semillas. Y dentro de él, en su corazón estaba esta canción “Black Metal” tres minutos y medio que condensan todo lo que la década siguiente iba a desarrollar.

En ella, con el paso del tiempo, se escuchan los tics que el thrash iba a recoger, reforzar y hacer crecer, estaban también las bases del efímero y poco valorado speed metal, pero por encima de todo y más allá de su fundacional título, aquí el black comenzó a tomar forma. Si bien aún en un estadio embrionario, la construcción de este tema baja al infierno y trae los ritmos y la parafernalia que harían de este género uno de los más interesantes con el paso de las décadas.

La urgencia de su grabación es un tanto engañosa pues los temas ya tenían un tiempo lo cual confiere a esta canción una importancia indiscutible. El crujido inicial y la guturalidad enfurecida final conforman un anillo del infinito entre los que la velocidad enloquecida, el ritmo sincopado y la suciedad campan a sus anchas.

Y luego, claro está, llega la letra. Más que una Oda al black metal es prácticamente un decálogo del estilo en su versión más pura y primigenia. ¿Hay otros temas de Venom que sean más black metal que “Black Metal”? Sí. Pero ninguno es tan absoluto.

Celtic Frost – Circle Of The Tyrants (‘To Mega Therion’, 1984)

Tal vez choque esta selección. Primer disco de Celtic Frost y un tema que para buena parte de la audiencia es más que probable que carezca de los matices necesarios para hablar de black metal. Pero al igual que todo el álbum, “Circle O The Tyrants” es una enciclopedia fundacional. Con un camino propio, los suizos, de nuevo un trio, estaban recogiendo lo que bandas anteriores sugirieron y lo hicieron patente. Vale, tal vez tenga mucho de thrash pero las capas subyacentes y las pústulas que luchan por explotar tienen muchísimo de black metal.

Que no confundan las guitarras, son más oscuras de lo que parece. La base rítmica tiene ya esos aromas a azufre y al frío de la noche tan propios del estilo. Poseen esa repetitividad cruzada con síncopes y varían según lo pide el desarrollo del tema. La voz de Warrior marca el paso para que guitarras, bajo y batería lo sigan. Se funde en continuos cambios de tempo, se enredan en aparentes discordancias entre los instrumentos, que, en realidad, están creando una atmósfera sobre la que la furia, la rabia y la creatividad se crecen. Hay brutalidad, habilidad y una decida apuesta por los sonidos más extremos, dejando un reguero de semillas para futuras bandas y estilos.

Hay también una buena demostración de cómo se puede tener una técnica muy pulida y ponerla al servicio de la crudeza y la dureza. Celtic Frost ponen con “Circle Of The Tyrants” las bases sobre las que otros edificios sonoros fueron armándose.

Bathory – A Fine Day To Die (‘Blood Fire Death’, 1988)

Cinco años de vida y tres discos eran los más que sólidos cimientos de Bathory cuando en 1988 editaron ‘Blood Fire Death’ y abrían nuevos caminos tanto en su propia marca como en el devenir de la música más extrema ajena a etiquetas cerradas. No obstante, el black metal, su black metal, seguía ahí y ellos, él, Quorthon, se negaban a dejar que el camino siguiese una senda trazada así que ampliaron miras y derribaron muros para crear un nuevo panorama, en el que el black se enriquecía en la parte lírica y se iluminaba en la sonora.

Dentro de este cuarto trabajo “A Fine Day To Die” destaca de una forma especial. Más de ocho minutos en los que la aventura comienza con un lamento y cuando decae, las hordas del Averno llegan escupiendo azufre incandescente, la mitología se asienta en la lírica, plagada de referencias a las leyendas de héroes y batallas vikingas, con una capa negra de pesadumbre y falta de esperanza. Mientras, la música, rítmica, repetitiva, trae a la memoria lo que los tambores y cuernos debieron ser antes de una brutal y mortal batalla.

Por encima de todo Quorthon se luce bramando la letra como un caudillo ante su ejército. Luego, entran esas guitarras afiladas como Ulfberhts y el infierno se desencadena. Si ‘Blood Fire Death’ iniciaba una época, “A Fine Day To Die” es un episodio fundamental e ineludible de esos comienzos, un tarro que al destaparse evapora todas las esencias que un género como el black metal siempre lleva parejas: fuerza, contundencia, oscuridad, inconformismo, riesgo…

Emperor – I Am The Black Wizards (‘In The Nightside Eclipse’, 1994)

De entre los Grandes Señores de la Música Extrema destaca el nombre de Ihsahn, Señor Indiscutible del black metal y Lord Todopoderoso de Emperor una de esas bandas que tan solo pronunciar su nombre provocan que la audiencia se ponga en pie y salude. En el comienzo de los pasados años noventa, Emperor irrumpieron en la escena metalera con una propuesta que recogía toda la esencia desencadenada en la década anterior y la ponía al día arrojando al suelo todos los prejuicios que pudiese haber.

‘In The Nightside Eclipse’, tres años después del nacimiento de la banda, muestra una madurez y una maestría dignas de un grupo con mayor experiencia que contiene una joya deslumbrante como “I Am The Black Wizads”, una jauría desbocada, una tormenta de hielo, fuego y oscuridad que envuelve a quien a ella se enfrente y lo eleva hacia una altura hasta el momento insospechada. Cambios de ritmo contundentes, excelentes arreglos vocales y de teclados, recitados inesperados… que no afectan a la tensión, la dureza y la cima extrema que esta canción es.

En ella se contienen muchos de los elementos que el pasado otras bandas fueron alumbrando y Emperor las perfeccionan, las estilizan y hacen crecer para dejar un hito reconocible a partir del cual las bandas que iban a venir tenían, más que un punto de partida, una cima que alcanzar para poder decir que practicaban black metal de calidad. Después de este tema, nada fue lo mismo, había un reto que asumir y el propio Ihsahn lo asumió para seguir entregando joyas oscuras que forjan la leyenda viva que es.

Dissection – Where Dead Angels Lie (‘Storm Of The Light’s Bane’, 1995)

Puede sorprender a mucha gente la inclusión de Dissection en esta lista, alegando que son una banda menor (frente a otras) y que su legado no alcanza las cimas que aquellas dejaron o están dejando. Vale, tal vez, ahora bien “Storm Of The Light’s Bane” ¿no es acaso una bestialidad digna de estar en el Olimpo del black metal? Menos es más, reza una máxima. Si a esto se añade, como plus casi innecesario, que la historia de la banda está llena de los tópicos mediáticos del género, estamos ante un imprescindible del black metal.

https://www.youtube.com/watch?v=rTb69Ue3ZHg

Puestos a elegir un solo tema del grupo, las miradas rápidamente caen sobre “Where Dead Angels Lie”. Publicada un año después que la comentada antes de Emperor, esta canción se basa más en la parte épica y en la ralentización del tempo para llegar a la cumbre del black metal. Tanto la base rítmica, como las guitarras y la forma de cantar de Jon Nödtveidt son como enormes y contundentes hachazos, rematados por acertados punteos ocasionales de guitarras. En medio de esa persistente oscuridad, emerge el solo de guitarra que termina de forma brusca para caer en un remanso de paz cuasi acústica…y de nuevo la furia, los lamentos… quintaesencia del black metal de segunda década y una composición que no envejece.

Quedará siempre la duda sobre cómo habría evolucionado Dissection, pero lo importante es que “Where Dead Angels Lie” merece el reconocimiento que su calidad merece, más allá de las escuchas en las plataformas y las citas en listas como esta. Es brillo en la oscuridad, es melodía en la tormenta extrema, es calma en la furia.

Deathspell Omega – Sola Fide I (‘Si Monumentum Requires, Circumspice’, 2004)

Al hablar de black metal inconformista, de ese que se apoya en la vanguardia, la investigación y la evolución, Francia desplaza al centro y norte de Europa para hacerse un hueco en la cima del estilo y Deathspell Omega son el ejemplo más contundente de cómo se puede sonar como siempre y a la vez como nunca. Ya en el siglo XXI entregan ‘Si Monumentum Requires, Circumspice’ su tercer disco en el que perfeccionan su visión culta del estilo con letras llenas de referencias existencialistas alejadas de de la tendencia más conformista.

«Sola Fide I» puede que no sea el tema más popular de Deathspell Omega pero sí que es un tema que no se puede dejar pasar sin detenerse y disfrutarlo. Guturalidades casi comprensibles, una base rítmica imparable que lleva el tempo de forma excepcional, sin destacar, sin quedar detrás ni adelantarse luego unas guitarras como motosierras afinadas a la perfección, todo ello a lomos de una enorme bestia lanzada a la carrera a una velocidad absoluta que golpea al oyente sin piedad… luego llega la parte II y el K.O. es total, pero el trabajo ya estaba hecho.

Ya había una leyenda en forma de canción que puede que caiga cada poco en el olvido, pero cuando se reescucha el arrepentimiento es total. Aquí se marcó un antes y un después, una apertura sin retorno a la vanguardia, la experimentación y el cuidado en la ejecución de su música. Uno de esos momentos que parece que no tienen mucha importancia, pero poseen una enorme influencia.

Blut Aus Nord – Epitome XIV (‘777 – Cosmosophy’, 2012)

La evolución del black metal a lo largo de los años es incontestable y un ejemplo absoluto es la discografía de Blut Aus Nord, otra banda francesa. Tal vez relacionarlos con el black metal sea como decir que Kubrick hacía películas pues el concepto que Vindsval y Feld tienen del proyecto musical es totalmente transversal y se tuerce, retuerce, desvía, sube y baja según la genética de cada tema/álbum lo exija.’777 – Cosmosophy’ supuso una cima en su creación musical y «Epitome XIV» la quintaesencia de esa cima.

Este tema desarrolla en unos nueve minutos todo lo que desde hacía años el grupo venía practicando: una base de black metal  que se vuelve barroca en su desarrollo cincelada por la vanguardia y la experimentación, un compendio de patrones que se repiten y entrelazan entre sí en esas repeticiones que van tomando protagonismo de forma cíclica bajo las voces, claras, decididas como parte de esas melodías que, sin dejar de apoyarse en el black metal, dan un salto vertiginoso hacia la psicodelia y cuantos sonidos sea preciso incorporar.

La repetitividad se convierte aquí en un fractal sonoro que no precisa de velocidad ni furia para poseer una contundencia arrolladora, la aparente suciedad de su sonido y el engañoso aroma a lowfi y a producción básica y acelerada son demostración de cómo Blut Aus Nord son dueños y señores de su sonido y del desarrollo del black metal en el siglo XXI. Diez años después, ellos siguen con su imparable evolución y «Epitome XIV» está vigente, actual y fresco de tal suerte que si se escucha en medio de su más reciente disco no cruje, sino que demuestra que es el origen de lo que hoy es Blut Aus Nord.

Mgła – Exercises In Futility I (‘Exercises In Futulity’, 2015)

En ese punto intermedio entre dos milenios Mgła vieron la luz (es una ironía) en Polonia para traer su exquisita, particular e interesante visión del black metal. Estamos, una vez más, ante una banda que se asienta en el black metal ortodoxo como punto de partida para rellenarlo de otras sonoridades que provocan el crecimiento del estilo y la banda. En 2015 editar ‘Exercises In Futility’ su tercer trabajo que suponía un fuerte crecimiento en su propuesta. Con un sonido reconocible sin duda como black metal el disco crecía y se expandía con tics propios e incofundibles convitiendo a Mgła es una banda con identidad propia.

De entre los temas de esta entrega elegir uno es complejo ya que todos forman un conjunto único (sin estar ante un álbum conceptual) y por tanto seleccionar el que abre el disco, “Exercises In Futility I”, es asentarse en el origen. Ofrecen un sonido crudo, directo, sin tapujos, pero a la vez lleno de melodía y ritmo, en el que el impacto parte de una batería atronadora y acelerada, en la que la variedad es la marca y muestra el tempo que las guitarras van entretejiendo junto con esa voz, gutural, seca, cortante, oscura. Las estructuras se repiten a la vez que crecen y se van volviendo, de forma paulatina y sutil, algo más complejas, con matices que aparecen y desaparecen junto a otros que se mantienen inalterables.

Un tema más rico, complejo y denso de lo que una primera escucha parece mostrar. Demuestra así Mgła que una composición como “Exercises In Futility I” tiene la virtud de poder encandilar a los seguidores del black metal más arriesgado sin perder el favor de los que creen que la Vieja Escuela tiene que seguir con su ADN cuanto más inalterable mejor, un complejo equilibrio que esta canción logra mantener como una unión entre pasado, presente y futuro del black metal.

Oranssi Pazuzu – Uusi Teknokratia (‘Mestarin Kynsi’ , 2020)

Amplitud de miras, ausencia de prejuicios, olvidar las etiquetas, disfrutar… Oranssi Pazuzu en una lista de black metal… suena más a pedantería que a criterio formal y serio. Pero no hay que olvidar que comentamos que el black metal es uno de los estilos que en los últimos años más se entrevera de otras músicas en principio ajenas a su mundo, cuando no totalmente opuestas. Así, los finlandeses, crean un universo tan propio que requeriría un nombre propio, una etiqueta personal e intransferible que queda representada en de manera insuperable.

Parte del quinto álbum del grupo, esta composición de más de diez minutos de duración es el espejo sonoro de doble cara que refleja, por un lado, la tradición y por el otro la vanguardia y la experimentación más arriesgadas. La primera aporta a las voces y a la base rítmica todo aquello que las décadas anteriores venían construyendo, la segunda apila sobre esta una tormenta de sonidos y arreglos, de guitarras desaforadas, de teclados incendiarios y de efectos espaciales que enriquecen el black metal con tantas referencias que enumerarlas sería minusvalorarlas.

Los cambios de ritmo, de tempo, la ausencia momentánea de furia para caer en un mantra en espiral en cuya cima se desata de nuevo una tormenta cruda, seca, una lija que pule cualquier atisbo de aburrimiento y luego barniza con una sucesión de cambios tan increíble que estamos ante un entramado sonoro que consigue que broten negras lágrimas de alegría al constatar que los detractores del black metal como estilo involucionista no tienen la más mínima idea de qué hablamos cuando hablamos de black metal.

Orassi Pazuzu y «Uusi Teknokratia» dan una lección de cómo se puede crear algo fresco, innovador, apoteósico, inesperado y esperanzador con arcanos tics totalmente reconocibles sin que el resultado parezca un pastiche. Un tema tan complejo que resulta imposible que incluso quienes no sean amantes de la vertiente heaviness de la música no encuentren un pasaje que les haga prestar atención a esta enorme banda.

Wiegedood – FN SCAR 16 (‘There’s Always Blood At The End Of The Road’, 2022)

Hay momentos en los que la creatividad aflora de una forma imparable, sobre todo cuando es fruto de un trabajo previo arduo y constante. Wiegedood venían de una trilogía muy interesante pero que no hacía hincar la rodilla ante ella… hasta que llegó ‘There’s Always Blood At The End Of The Road’ y todo saltó por los aires. ¿Dónde estaban escondidos estos sonidos hasta 2022? ¿Nadie había caído en la cuenta de cómo se podía actualizar el black metal desde su propio interior y sus orígenes? No importa, lo que sí tiene alto valor es este disco y un tema como “FN SCAR 16” una bocanada de fresco aire huracanado condensado en cuatro minutos.

No hay tiempo a respirar, las guitarras no dan tregua, cortan el aire, perforan cualquier resistencia y arrasan con la mediocridad. La base rítmica construye un muro sonoro sobre el que el resto del tema se apoya, una sólida carga de furia que empuja hacia las voces, histéricas, dolorosas, arcanas… todo encaja al milímetro, un mundo salvaje carente de caos pese a que parece que nada tiene sentido, el tema va creciendo, se hace más rico y complejo, se ilumina y estalla de creatividad.

Hay ritmo sincopado, hay efervescencia, hay suciedad, hay locura sonora, hay, en definitiva, una belleza clásica nacida en plena actualidad. Este tema es el bisnieto de cualquiera de Venom, Bathory o Celtic Frost, tiene sus genes mejorados por el paso del tiempo. Una canción que tiene la virtud de condensar el tiempo, su ritmo es tan impresionante que, cuando termina de la forma tan brusca como lo hace, tenemos la sensación de haber estado dentro de ese torbellino horas y apenas pasaron unos pocos minutos y esta es una virtud que muy pocos temas pueden decir que poseen.

Toni de Lola