Hoy hace 49 años: Se publica el álbum ‘Billion Dollar Babies’ (Alice Cooper)
El 25 de febrero de 1975 se publicaba el sexto disco de estudio de Alice Cooper, 'Billion Dollar Babies' que tras su lanzamiento alcanzó la primera posición en las listas de Estados Unidos y Reino Unido, además fue certificado platino de la RIAA.
El título del álbum vino de la sorpresa que experimentó la banda de Alice Cooper tras el enorme éxito que supuso sus dos álbumes de 1971 (‘Love It To Death’ y ‘Killer’) y la combustión súbita que supuso la detonación de la salida del ‘School’s Out’ de 1972. Literalmente pasaron de vivir juntos en un sótano a ser una de las mejores bandas de rock en un período de dos años. Se habían convertido en los bebés de millones de dólares.
Era la primavera de 1967, cuando los novatos Coopers empezaron a trabajar, y a ganarse el cariño de la multitud de Sunset Strip, haciendo conciertos de forma regular. El momento determinante fue la audición para el sello Straight, del legendario Frank Zappa. Llenos de ansia, se presentaron a la audición con extrema precisión a la hora que tenían prevista la sesión. Pero su aún inocente ingenuidad fue ampliamente recompensada, cuando Frank Zappa les ofreció el contrato discográfico. Apenas unos días después cambió su nombre a Alice Cooper, donde su vocalista Vincent Damon Furnier, abandonó el nombre de Vince en favor de Alice, infinitamente más digna de mención.
‘Billion Dollar Babies’ supuso la culminación del éxito de 1973. Era el sexto álbum de Alice Cooper, producido por Bob Ezrin, y refinó el rock básico de trabajos anteriores, con el glamour teatral y la puesta escena en teatro de sus shows en vivo. La producción nítida de Bob Ezrin completaba el alejamiento de la banda del ambiente de garaje de los días del sello Straight de Frank Zappa.
El termómetro del éxito, es simplemente la envidia de los descontentos
Haciendo alarde de un pasado envuelto en leyendas urbanas y shows extravagantes en el escenario sobre brujas, tablas de ouija, pollos desmembrados y necrofilia, Alice Cooper logró hacer un pulso a las fuerzas de la decencia en un grado sin precedentes durante su transición de los ’70 de notoriedad de culto. El comportamiento indignante de Alice Cooper, provocó una declaración en el Parlamento, mientras sus canciones emocionaron a una generación. La principal censuradora del país, Mary Whitehouse, ofreció su apoyo a la campaña del diputado laborista Leo Abse para prohibir que Alice Cooper regresara al Reino Unido. Pero a medida que la reacción del público centraba su dirección general hacia la histeria, las ventas de ‘Billion Dollar Babies’ se dispararon estratégicamente, y entonces en 1973 nadie vendía más que Alice Cooper.
Fue así como ‘Dollar Babies’ logró su mayor éxito. Cuando se trataba de impactar hasta la médula a los autoproclamados guardianes de la moral internacional, hay que olvidarse de Marilyn Manson, o incluso de los Sex Pistols, no porque no lo merezcan, pero estamos hablando de que Alice Cooper prácticamente escribió el manual.
La infamia fue tal que en mayo de 1973 Leo Abse, espetó en la Cámara de los Comunes. Consideró el acto de Cooper como una incitación al infanticidio para su audiencia sub-adolescente. El diputado titular de Pontypool llegó a decir que Alice Cooper estaba tratando deliberadamente de involucrar a los niños en el sadomasoquismo. Llegó a afirmar que estaba vendiendo la cultura del campo de concentración. «El pop es una cosa, los himnos de la necrofilia son otra». Los ingredientes perfectos.
El productor Bob Ezrin usó varios métodos para lograr ciertos efectos, donde se incluía el uso de un invernadero con piso de mármol como cámara de eco. (Ezrin quien seis años más tarde trabajaría en el mítico ‘The Wall’ de Pink Floyd). Pero había mucho más. El grupo completó el álbum en el Morgan Studios en Londres, y las sesiones se convirtieron en el «centro de la fiesta». Así como su amigo y admirado Salvador Dalí se rodeaba habitualmente de las mejores élites artísticas, Alice Cooper contó para este álbum con invitados de la talla de Marc Bolan o el inolvidable Keith Moon, pero lo mejor era que todos estaban demasiado ebrios para contribuir musicalmente. El guitarrista Glenn Buxton también estaba luchando con el abuso de sustancias en ese momento, y fueron necesarios dos guitarristas de sesión para terminar sus partes.
‘Billion Dollar Babies’, la detonación del éxito
Después del lanzamiento del álbum, la banda se embarcó en una gira masiva que rompió records de taquilla en Estados Unidos. 64 conciertos en 59 ciudades en menos de tres meses. Las presentaciones en vivo de Alice Cooper presentaban a Cooper haciendo sets que incluían destrozar muñecos bebés y atacar maniquíes mientras usaba varios accesorios y efectos de escenario que requerían un gran equipo de 40 a 50 personas.
«Hello Hooray» grabada originalmente por Judy Collins, es una melodía de espectáculo con rangos vocales altísimos, con arreglos de rock al estilo de Bowie. En «Elected» Bob Ezrin agrega toques cinematográficos con arreglos metales de riffs de guitarras bien elaborados, y sigue siendo una de las canciones que siguen cumpliendo vigencia en el tiempo y su labor en directo como indispensable en la mayoría de sus giras. «Billion Dollar Babies» la canción que lleva como título, es un hard rock con duelos de guitarras en riffs asesinos que literalmente rompen el cuello, manteniendo la credibilidad de Alice Cooper en el rock duro, y posiblemente una de las mejores canciones de su carrera, con Donovan como invitado estrella en los coros.
«Raped And Freezin´» al propio Alice le gustaba decir que era la clásica canción de rock al espíritu de «Brown Sugar» de los Stones, pero como contrapunto deja pensar que Jagger y compañía fueran tan poco melódicos a cambios de tempo ridículamente arbitrarios como fue en este caso, por poner una nota de escepticismo respecto a los dos temazos anteriores en este álbum. «Sick Things» no se ha desgastado bien en los años siguientes de su lanzamiento, sin embargo funcionaba excepcionalmente bien en el escenario, con las serpientes y las guillotinas, y las ideas bien podían haber sido archivadas cuando seis años más tarde Bob Ezrin trabajó de productor en «The Wall» de Pink Floyd.
‘Billion Dollar Babies’ alcanza su punto culminante en el primer corte de la cara b del vinilo, «No More Mr. Nice Guy» una combinación perfecta de riffs memorables, que sigue sonando tan fresco como cuando fue grabada. La satírica canción es un inteligente acierto sobre la pura indignación de las payasadas de Alice Cooper en el escenario. Fue un éxito en el top 40 de Estados Unidos y del top 10 de Reino Unido. Y para alcanzar el punto máximo tenemos «Generation Landslide», una joya única, que comienza con un riff acústico antes de llegar al bajo palpitante inmerso en tambores en la línea del bajista Dennis Dunaway. Esta canción que nunca fue lanzada como single, se convirtió en elemento básico en vivo y de culto en el favorito de los fanáticos de la carrera de Cooper.
«Dennis Dunaway tuvo mucho que ver con la locura de la banda», admite Alice. “Dejé que Dennis fuera tan surrealista como quería. Él y yo éramos artistas en la escuela y ambos estábamos muy interesados en Salvador Dalí.» Fue precisamente en 1973, durante todo el período de ‘Dollar Babies’. Y la prueba de ello es que la amistad entre Salvador Dalí y Alice Cooper, dejó su sello en el arte, así como una de las obras más interesantes de Dalí, haciendo un holograma tridimensional del cerebro de Alice Cooper, que aún se encuentra en el museo del surrealismo. Salvador Dalí convirtió a Alice Cooper en su musa, su admiración era mutua, y la obra a la que dieron pie es fascinante.
‘Billion Dollar Babies’ alcanzó la cima de las listas de álbumes a ambos lados del Atlántico y sería la cima de Alice Cooper como formación. Pero justo cuando parecía que esta banda de hard rock estaba a punto de entrar en el escalón más alto, las tensiones entre los miembros llevaron a una separación después de sólo un álbum más, ‘Muscle of Love’. ‘Billion Dollar Babies’ fue el gran éxito que reflejaba el lado más decadente, entiéndase bien, la decadencia de una época fastuosa en la que vivieron desde en limusinas hasta en áticos, y que lo bueno fue lo mejor de todo. No podían creer que la gente les estuviera pagando por hacer todo aquello, que fue irrepetible.
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