Lo mejor y lo peor de ir al Resurrection Fest
Todos los festivales tienen sus pros y sus contras. Analizamos que es lo mejor y lo peor de la cita gallega por antonomasia: el Resurrection Fest.
El Resurrection Fest es uno de los festivales clásicos y veteranos del verano español. Estos son sus puntos fuertes y los no tan fuertes: lo mejor y lo peor de la mítica cita de Viveiro.
Lo mejor del Resurrection Fest
El cartel
Una de las extrañas habilidades del Resurrection Fest es conseguir cada año un cartel que, con sus seguidores y detractores, consigue estar hecho a medida de la mayoría de asistentes. Si eres un fan del metal más actual, sabes que en el Resu tendrán al grueso de bandas que satisfarán tus necesidades: ya sea la única actuación en España de Bad Omens, el retorno a los festivales veraniegos de Machine Head en fecha única, la locura de Bring Me The Horizon, el debut en solitario de Corey Taylor de Slipknot en nuestro país o el metal nipón de Babymetal… todo eso sucede en el Resu. Y si formas parte de la metalpacada, ahí tienes el primer concierto en solitario de Bruce Dickinson en España desde 2002, el debut de Accept o de Alice Cooper en el festival.
El apoyo a la escena nacional
El Resurrection Fest es uno de los grandes festivales veraniegos españoles que más apoya a la escena nacional en sus carteles. Este año podemos ver a Ankor, Donuts Hole, Teksuo, Rise to Fall, Noctem, Balmog, Death & Legacy, Astray Valley, The Electric Alley o La Inquisición. Seamos realistas: para un festival del tamaño del Resu, incluir a bandas nacionales no equivale a vender más entradas, pero para muchas de estas bandas, pasar por Resu puede ser un auténtico revulsivo en sus carreras, al estar expuesto a miles de personas que son fans potenciales de su música y que quizá nunca se habían parado a escucharles.
✨Galipizza✨
No se concibe el Resu sin ponerse hasta el mismísimo orto de porciones de pizza deliciosas de Galipizza. Que si, que hay muchas pizzerias en España y que todas tienen su qué. Pero cuando son las 12 de la noche, llevas diez horas de conciertos y te plantan delante la opción de comerte una pizza como Dios manda en lugar de otra-maldita-hamburguesa u otro-maldito-kebab de festival… pues se agradece. Además, tienen una pizza especial Resurrection Fest que ni tan mal.
Hay poca repetición de artistas
Si bien otros festivales de nuestro país pecan de repetir artistas que ya han actuado en otras ediciones y hacerlo con frecuencia -muchas veces el público que acude año tras año es el mismo- , el Resu suele salvarse de esa quema. La manera en que está seleccionado el cartel y la cantidad de sorpresas y caramelos que incluye permite siempre pasar por alto cualquier repetición. Si, ya sabemos que Bring Me the Horizon actuaron en 2022, 2016 y 2011. Pero ahí estan Avenged Sevenfold, Accept o Alice Cooper que nunca habían pisado el festival. O Corey Taylor. O Babymetal mismamente. Y la tabla media del festi no defrauda tampoco.
El trato a su público
El Resu ha tenido controversias, como todos los festivales. Que si Korn no tocaron. Ok. Que si iban a tocar As I Lay Dying y tuvieron que cancelarlos porque el cantante estaba cucú y el público se les echó encima. Que si tocan demasiados viejunos y aquello es un festival de gente moderna y con el pelo azul. Que si es caro. Pero pocos festivales escuchan al público como el Resu y pocos festivales analizan todo lo que se habla de ellos en las redes para mejorar como el Resu. Y eso no se lo puede quitar nadie.
Lo peor del Resurrection Fest
Esta como lejitos
Ir a Viveiro puede ser una tormenta logística si tienes más de 40 años y quieres estar en un hotel apacible y desayunar croissants de mantequilla antes de ir al recinto del festival. Así mismo, con los aeropuertos más cercanos a unos 120km (A Coruña) o 150km (Viveiro), ir al festival implica desplazamientos considerables incluso si vas en avión desde cualquier otra ciudad europea. En cualquier caso, la verdadera manera de ir al Resu es coger un coche desde Barcelona y conducir diez horas bebiendo Monster. Sino eres un poser.
Precios de los hoteles
Como siempre pasa en estos casos, las poblaciones donde se celebran los macrofestivales son muy acogedoras los primeros años. Pero cuando pasa una temporadita, todo el mundo intenta sacar la mayor de las tajadas: desde los restauradores a los hoteles pasando por los taxistas. Es así, vayas donde vayas, salvo en las grandes ciudades acostumbradas a grandes eventos donde todo es caro permanentemente y el efecto macroevento se diluye más. Un apartamento durante cuatro noches en Viveiro ronda los 2000€ en la mayoría de los casos. Un hotel -si encuentras- puede rondar los 1500€ -si tienes suerte de encontrar habitaciones.
Las fechas
El Resurrection Fest ha bailado en el calendario a lo largo de su historia, pero desde hace unos años ha concentrado sus esfuerzos en la última semana de junio y la primera de julio. Un movimiento evidentemente destinado a captar la mayor cantidad de grandes cabezas de cartel que giran por Europa en esos primeros compases del verano pero que hace que el Resu colisione con todas las otras citas interesantes de esas fechas. A menudo con el Barcelona Rock Fest (milagro este año!) y en éste caso con el Hellfest, uno de los festis que más público comparte con el Resu. Hubo una epoca en la que el Resu se hacía incluso en Agosto, en fechas cercanas al Wacken. Pero cuando se colocó a principios de julio dio el salto a la liga de lo grandes macrofestivales europeos.
El fresquito gallego por las noches
Lo de llevarse una rebequita es muy útil en el caso del Resu. Galicia no sufre de la incineración general que se vive en festivales de Madrid o Barcelona por esas fechas. Incluso por las noches es fácil coger frio y encontrarse desesperadamente echando de menos una chaqueta a partir de la madrugada. Si te despistas, hasta te resfrías.
El precio
El Resu ha duplicado ampliamente el precio de los abonos en los últimos años. De los 90€ + gastos que costaba el festival en 2017 a los 199€ + gastos que cuesta ahora hay un trecho. En aquella ocasión, pudimos ver a bandas como Rammstein, Rancid, Architects, Anthrax, Mastodon, Sabaton o Dropkick Murphys. Lo cierto es que ha sido una tónica generalizada: todos los grandes festivales (sino mirad los más de 300€ del Primavera Sound) han pasado a ser mucho más caros por motivos varios. El principal la avaricia de los agentes que suben y suben los cachés de los grupos. Pero también influye mucho la logística, que se ha encarecido soberanamente tras la pandemia. Y que sería de tontos que todos los festivales cuesten 200€ y tu ponerlo a 100€. Especialmente cuando el público exige cada año el mayor cartel de la historia, año tras año. Y para conseguir algo digno, tienes que aflojar la billetera a conciencia. Porque sino le pagas tu a ese grupo, le pagará otro festival, no te preocupes.
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