Santi Leal y la esencia de la escena rockera barcelonesa
La escena de Cataluña siempre vivió a la sombra de la de Madrid. Donde en Cataluña los políticos potenciaron la lengua, en Madrid potenciaron un género musical. Pero emergieron héroes que antepusieron su integridad musical a los dictados políticos. Santi Leal rememora cuatro décadas de carrera musical al hilo de un nuevo directo, ‘Barcelona Concert’, que le devuelve a la plena vigencia.
Santi Leal arrancó su carrera como músico en los años ’80 formando parte de diversas bandas locales, entre ellas los recordados Blutaxt del barrio de Bellvitge de Hospitalet de Llobregat. Tiempo después formaría parte de Hangar 18 junto al mítico Tony Valles (Pyramid).
Tras una buena temporada dedicado a otros menesteres profesionales -entre ellos la dirección técnica de las revistas Batería Total y Guitarra Total-, Leal volvió con fuerza en 2013 poniendo en marcha el Proyecto Zeus, donde recuperaba la vigencia de la mítica banda barcelonesa Zeus junto a su vocalista Felix Bustillo.
Con el gusanillo ya desbocado, editaría un disco en solitario titulado ‘Sin Rencor (MMXIII d.C)’ y ya en 2018, ‘Aquelarre Químico’. Ahora, el músico catalán pone en circulación el directo ‘Barcelona Concert’ donde repasa algunos de los mejores momentos de sus dos recientes discos en solitario y se adentra en el baúl de los recuerdos para recuperar las canciones de Blutaxt y hacerles justicia.
Después de muchos años y una gran variedad de proyectos, te decides a salir a la palestra directamente con tu nombre y editas dos grandes discos en solitario, ‘Aquelarre Químico’ y ‘Sin Rencor’. ¿Lo haces con una perspectiva comercial o sencillamente con la idea de expresarte creativamente de manera libre?
Desde luego que la perspectiva comercial para el tipo de música que hago es una utopía, pero como soy positivo y tras las adversidades, pienso que ese esfuerzo económico que implica la edición de un disco propio suele transformarse en satisfacción después de editar sin sesgos mainstream. No me pongo limites a la hora de grabar, a veces no sé muy bien cómo saldrá el cuadro, pero disfruto del proceso, dejo que las musas actúen sin censura. En mi caso es la mejor manera de ser creativo, desde luego.
Las demos que recuperaste de Blutaxt te llevaron a poner en marcha el nuevo proyecto. ¿Cómo recuerdas los años de Blutaxt? ¿Cuál es el principal cambio que observas entre la escena de los ’80 y la actual?
Como dejó escrito Manrique, “cualquier tiempo pasado fue mejor…” No solo es culpa mía, Luis Miguel Altisen cantante de Blutaxt tiene el otro cincuenta por ciento de culpa.
Quizás será por la melancolía de los viejos tiempos, éramos jóvenes e inexpertos, pero ciertamente fueron muy buenos años, años de aprendizaje y crecimiento personal, y no solo a nivel musical. En aquella época a la tribu urbana del hard & heavy nos movía la amistad, la ilusión por hacer realidad los sueños. Reunirse con los colegas para ensayar en el local era la excusa perfecta para vernos y tomar unas birras.
Muchas risas y hedonismo hasta que el tiempo va pasando e intentas hacer algo más profesional, en ese momento se acabó la fiesta. Los intereses y los egos afloran y cada uno elige su camino. Con esto quiero decir que en aquel tiempo nos lo pasábamos bien, que nos apoyábamos entre los grupos de barrio porque entre otras cosas, nos unía la rebeldía contra el sistema. Hablamos de una época pocos años después de la transición en la que éramos jóvenes e incomprendidos.
Recuerdo que en la zona de l´Hospitalet de Llobregat y en el Baix Llobregat, que era donde nos movíamos, había siempre una corriente de complicidad para realizar conciertos y organizar actividades, y desde luego compartir charlas y birras en los garitos de la zona era nuestra revolución. Al fin y al cabo éramos una hermandad.
Ahora la escena es muy diferente, lógicamente va en consonancia con la evolución de la sociedad. Somos más individualistas, y el objetivo es sumar “likes” en las redes sociales. Ya no existe, como antes, esa interacción entre músicos. El negocio ha cambiado, aunque somos bastantes los que nos resistimos a perder esa complicidad. La lucha sigue…
Se habla a menudo de que las redes generan mejores oportunidades para los músicos. Al haber vivido la escena de la vieja escuela y los tiempos en los que el rock duro tenía peso social real ¿crees que todo es tan bonito como se nos pinta hoy en día?
A nivel mainstream no ha cambiado mucho la cosa. Sin duda, con la plataformas musicales, redes sociales, etc., el: “yo me lo guiso y yo me lo como…”, puede parecer viable, y por supuesto para el underground es un respiro. Pero si pretendes llegar al mercado buscando el éxito comercial vas a necesitar el apoyo de los medios, de las plataformas digitales, promotores y demás… lo que ha hecho siempre la discográfica y la oficina de management. Desde luego que para llegar a este nivel, necesitas apoyo económico y mucha dedicación. Como diría aquel: “es el mercado amigo”.
Siempre se habla de Legion como el gran ejemplo de que aquí también había calidad, pero lo cierto es que, en el fondo, pocas bandas más han despuntado en la región, con la excepción quizá de Obsidian Kingdom aunque en momentos muy distintos. ¿Ha faltado iniciativa entre los músicos o ha faltado público?
No podemos echarle la culpa al publico. Como decíamos antes, el apoyo de los medios y plataformas es esencial para hacerse ver y para que el publico vaya a tus conciertos. En el caso de Cataluña, no quiero hurgar en la herida, ha habido apoyo a otros tipos de música. Ese apoyo ha sido incluso de mayor nivel que el de los medios estándar. Me refiero a las instituciones publicas: Generalitat, ayuntamientos, Diputació y organizaciones con claro signo político.
Antes era más fácil que el ayuntamiento, organizaciones vecinales, sindicatos o partidos políticos organizaran eventos en los que no faltaba algún grupo de hard & heavy. Hoy en día parece ser que es más fácil seguir los dictámenes del mercado que educar en cultura. Al final son votos.
Cuando volviste a la actividad junto a Felix Bustillo con Proyecto Zeus ¿fue una reivindicación de esa escena barcelonesa que parece quedar sepultada por lo que vino de Madrid?
Grande Félix. Un tipo incombustible. Sin duda en los ’80 aquí en Barcelona se hacía muy buen heavy metal y Zeus era un claro exponente. Creo que gracias a ese disco dejamos constancia de que en su momento, a nivel de bandas, nos faltó el apoyo para demostrar el buen hacer en nuestra tierra.
Hoy en día, creo que existe mucha más hermandad a nivel nacional. Es mas fácil interactuar con bandas de otros territorios y, como decía antes, a nivel underground a través de las redes sociales tenemos ese canal abierto. Con el disco de ‘Defensores’ creo que pudimos quitarnos esa espina clavada desde los ’80 y hacer un homenaje a todos aquellos que lo vivimos con pasión.
En el directo abordáis un tema como “El Bruixot”, cantado íntegramente en catalán y con temática que toca el famoso “procés” y los sucesos alrededor del referèndum del 1-O. ¿Te preocupa mostrarte excesivamente político y que eso haga que algunos te ubiquen a un lado u otro de la valla?
Si he aprendido algo en esta vida es que la equidistancia solo beneficia a los extremistas. En este caso no dudé en narrar unos sucesos que acontecieron por intereses políticos y económicos, por parte de dos bandos, sin importar las consecuencias sobre la gente corriente, a mi entender, manipulación en toda regla. El resultado fue el que fue y las secuelas aun perduran. En mis letras, y cuando tengo la oportunidad, no dudo en denunciar la injusticia social. Creo que es el deber y el objetivo del rock como música underground y revolucionaria.
Santi Leal (Foto: Miguel Bernardeau)
Has vivido esta escena desde una multitud de ópticas: desde músico a productor pasando por periodista. ¿Qué perspectiva es la que más te ha permitido entender la realidad de la música?
Todas te dan la oportunidad para entenderlo. Pero sin duda la realidad de cómo está estructurado el negocio, en general, me la aportó el tiempo que estuve trabajando en las revistas Guitarra Total y Batería Total. La responsabilidad de la coordinación y redacción técnica de un medio nacional con dedicación diaria con la que tienes que relacionarte con las empresas y artistas del sector y hacer que todo fluya te da esa dimensión imposible de ver solo como músico. Qué os voy a contar que no sufráis… (risas)
Optar por un directo puede parecer temerario pero denota confianza enorme en los músicos que te acompañan. ¿Cómo fue el proceso de preparación de ‘Barcelona Concert’?
Fluyó de forma muy natural. Conseguimos la sala ideal y el equipo era genial. Tocar con músicos como Eric Rovira a la batería, Dani Soto al bajo y Judit K. a los teclados y guitarra es un lujazo. Realmente solo fue necesario ensayar todos juntos 4 veces, ese es el nivel.
Como anécdota contaré que al llegar a casa después del ensayo le comentaba a mi pareja que me tenía que poner las pilas porque la banda me ponía al limite de excelencia. Esa dinámica te da una seguridad increíble para afrontar un concierto. Lo demás fue rodado. Grabamos el concierto y una vez que vimos el resultado no dudamos en editarlo y lanzar un disco. Una de las partes más importantes del concierto era el artwork de Mikel Roman.
Una vez pones en marcha la banda con la que grabas este directo, ¿contribuye eso a que se generen nuevas composiciones? ¿Tienes pensado editar un sucesor de ‘Aquelarre Químico’?
Claro que sí. Lo mejor de colaborar con músicos que están en sintonía es que se abren puertas para experimentar nuevos y distintos campos. La musas ya están trabajando en nuevo disco de Santi Leal Project. 2023 creo y espero que sea un muy buen año en lo musical. No puedo decir lo mismo, vista la situación mundial actual, de lo que nos depara el futuro en el que sufrimos aun este año las secuelas de la pandemia y ya viviendo las consecuencias de la guerra en Ucrania que sin duda van a lastrar los años venideros.
¿Qué planes de futuro inmediato tienes? ¿Te ves saliendo a la carretera para pasear a esta banda de manera más intensa o te da cierta pereza visto como está el negocio de los directos?
Ahora estamos de lleno en la nuevo proyecto de Blutaxt. Junto a Luis Miguel Altisen a la voz, miembro original de la banda, y cómo no, repetimos con el mejor tándem posible a la base rítmica, Eric Rovira a la Batería y Dani Soto al Bajo. Eric es hijo de Santi Rovira, batería de la mayor etapa de Blutaxt. Gran persona y excelente amigo. Por desgracia no ha podido participar en el renacimiento de la banda, pero con Eric cerramos el circulo.
Ya estamos preparando un nuevo trabajo con nuevas canciones que esperemos vea la luz a mediados del 2023. Además hemos sido invitados este mismo año para participar en el concierto benéfico Rock Pels Xuclis, organizado por Afanoc, una asociación que trabaja ayudando a los niños con cáncer y a sus familias. Un concierto que nos hace especial ilusión tratándose de esta gran iniciativa.
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