Girlschool rompieron moldes cuando en 1978 se convirtieron en una de las primeras bandas de rock duro totalmente integradas por mujeres.

Lo que hoy en día es habitual, no lo era tanto en aquella época. Pero Girlschool rápidamente demostraron que en velocidad, tesón y cabezonería no les ganaba nadie. Discos como el debut ‘Demolition’ (1980), ‘Hit And Run’ (1981) o su mítico EP junto a Motörhead ‘St. Valentine’s Day Massacre’ (1981) cimentaron la leyenda de una banda que siempre tuvo a Lemmy Kilmister dándoles el máximo apoyo.

Girlschool (Foto: Sergi Ramos)

Con el tiempo, perderían su brillo comercial, pero se mantuvieron firmes, incluso pasando la mayor parte de los años ’90 sin editar un solo disco de estudio pero manteniendo la actividad en directo. Ahora vuelven con un nuevo trabajo de estudio que celebra unos nada desdeñables 45 años en la brecha. Se titula ‘WTFortyfive’ y se edita en estos días a través de Silver Lining Records.

Las bandas de la talla e historia de Girlschool no suelen hacer nuevos discos, porque no hay negocio en ellos. El negocio está en las giras. ¿Porqué os habéis lanzado a hacer un disco a estas alturas?

No habíamos hecho un disco en ocho años. Cada vez que actuamos en directo y tocamos alguna canción del anterior la presentamos como “aquí va una canción de nuestro último disco” y, claro, va a hacer una década. En 2016 y 2017 estuvimos girando, en 2018 comenzamos a valorar la idea de hacer un nuevo disco y en 2020 ya teníamos la pandemia encima. Nos tomamos un descanso y al volver teníamos que llevar a cabo todos los conciertos que no habíamos hecho debido a la pandemia, así que nunca hubo un momento claro para editarlo hasta ahora. Lo hicimos coincidir con el 45º aniversario de la banda así que teníamos un cierto ángulo histórico para el disco.

¿Cómo fue la grabación?

Tampoco pasamos demasiado tiempo en el estudio, a decir verdad. Estuvimos dos semanas entre grabar y mezclar. Somos una banda de rock and roll.

Es un disco bastante urgente. Poca épica y mucha chicha. No reinventáis la rueda pero dais un chute de adrenalina. “Call Your Card” o “Believing In You” son ejemplos claros. ¿Cómo fue el proceso de coleccionar ideas?

Fue un proceso rápido. Tengo un pequeño estudio en casa así que hacía improvisaciones con una batería programada y añadía riffs. Le ponía esas ideas a Kim y ella escogía los riff que más le gustaban y a esos les dábamos forma y añadíamos letras. En algunos casos estuvimos componiendo las letras en el mismo estudio.

https://www.youtube.com/watch?v=tYX2qXgCmi4

Así que, como te digo, no fue un disco muy costoso de producir. No había que plantearse cómo deseábamos sonar ni qué sonido deberíamos tener: sonamos a Girlschool porque somos Girlschool. Suele pasar que todo lo que hacemos suena a Girlschool. No somos una banda técnica, no somos Yngwie Malmsteen. Tocamos rock and roll con el que todo el mundo puede relacionarse.

Las Girlschool de ‘Hit And Run’ o ‘Screaming Blue Murder’ tenían ese toque algo punk en el sonido. Sin embargo, en ‘WTFortyfive?’ la banda suena mucho más compacta, medida y precisa. ¿Es la manera de competir en el entorno del metal actual donde esa “soltura” ya no existe?

Realmente no. Hoy en día, cualquier grabación de estudio se sirve de un metrónomo para que la banda vaya compacta en todo momento. Eso hace que para la mayoría de bandas sea fácil copiar y pegar partes cuando hacen la edición de las grabaciones o crear veinte mil armonías vocales y cosas por el estilo. Nosotras no hacemos eso, pero entendemos el porque lo hace la gente. Es bueno poder acelerarse y ralentizarse en las grabaciones, porque también sucede en directo. Así es como suena la música real. Si no es así, no es real.

¿Quién suele ser la más difícil de contentar en el estudio?

Probablemente yo (risas). Siempre estoy ahí durante todo el proceso, porque al principio grabo guitarras de guía para el bajo y la batería y luego tengo que grabar todas mis partes de guitarra y los coros. Siempre tengo tendencia a añadir muchos detalles pero a veces es mejor dejar las cosas simples para no perder una buena canción intentando ser perfectas. Siempre hay una tendencia a hacer capas y capas de instrumentos en todos los grupos.

¿Quién es la que suele ser menos disciplinada en el estudio?

Kim, porque suele irse de compras y llega tarde (risas). Funcionamos como una familia así que, cuando hay que grabar, alquilamos una casa todas juntas. Ésta vez lo hicimos en Gales, en un estudio llamado Sonic One. Solemos ir con tiempo para poder conocer bien a los ingenieros y prepararlo todo con calma y relajación. Alquilamos una casa donde celebramos el cumpleaños de Denise una de las tardes después de grabar en el estudio, con su pastel y sus cosas. Al día siguiente todas juntas de nuevo al estudio. Nos gusta hacerlo así, nos hace sentir bien.

En el disco colaboran varios músicos en la versión de “Born to Raise Hell” de Motörhead. Tenéis a Biff Byford de Saxon, Duff McKagan de Guns N’ Roses y Phil Campbell de Motörhead. ¿Fue algo presencial o enviaron sus pistas por internet?

La última vez que Phil vino al estudio fue para pasar el rato con nosotras, no para grabar porque no tenía tiempo ese día. Terminó grabándolo en su propio estudio y enviando las pistas más tarde. Así funciona todo hoy en día. En esa visita todo se convirtió en emborracharnos juntos y contar batallitas de nuestras respectivas vidas, así que era más práctico que lo grabase en su estudio (risas).

45 años de Girlschool. ¿se te hace surrealista?

Yo soy la nueva y llevo “solo” 24 años en la banda. Hay fans que vienen a los shows que podrían ser mis hijos. Seguimos disfrutando de todo esto y no vemos el motivo para dejarlo.

¿Cuál es el aspecto más duro de mantener una carrera en un grupo como Girlschool, una banda obrera sin demasiados lujos, a vuestra edad? La industria ha cambiado mucho, los viajes son una parte muy exigente, el dinero no fluye como antes…

Has dado en el clavo con todas las cosas que has dicho. Todo es duro cuando giras a estas alturas. Cuando eres joven duermes en la parte trasera de una furgoneta y estás como una rosa al día siguiente. Comes cualquier cosa y sobrevives. Ahora necesitamos un hotel, una cama en la que dormir. La gente se va de vacaciones y pasa varios días en un lugar, pero nosotras apenas tenemos tiempo de recuperarnos del concierto.

Piensa que hacemos eso cada día, que subimos al escenario a las once de la noche y que al día siguiente estamos despiertas a las ocho de la mañana para volver a hacerlo todo de nuevo. Todo eso puede pasar factura y ciertamente no lo hacemos por el dinero. Hoy en día 20.000 descargas de tu disco suman cantidades insignificantes. Todo se gana en las giras. Yo amo girar, pero es exigente cuando lo haces cada día.

¿Qué es lo que mas te supera de esa vida de “guerreras de la carretera”?

Cuando los camerinos son pequeños y no te cabe nada de lo que traes. A veces no has tenido tiempo ni de pasar por el hotel y tienes a cuatro mujeres metidas en un minúsculo camerino con todas sus maletas y es imposible estar ahí. Súmale la crew y lo demás. Al final siempre es mucho mejor llegar con un poco de margen e ir al hotel para poder descansar un poco y dejar nuestras cosas.

Girlschool (Foto: Sergi Ramos)

Existe una imagen romántica de lo que supone girar a esos niveles, en lo que a mantenerse en la brecha se refiere. ¿Crees que se ha romantizado en exceso la idea de girar en condiciones a menudo precarias para muchas bandas de rock y metal que actúan en clubs?

Nunca las cosas van a volver a lo que eran en los años ’80: el exceso, las estrellas del rock…ya no hay dinero que ganar en todo esto. Todos tocamos en el mismo circuito, salvo que seas una banda de estadios. Motörhead tocaban en otros sitios, Iron Maiden tocan en otros sitios… pero las bandas de club siempre tocamos en el mismo circuito aproximadamente. Lo hacemos porque es lo que hay y porque lo disfrutamos, siendo conscientes de que nunca vamos a experimentar el nivel de exceso y recursos que había en los años ’80.

A menudo Girlschool y Motörhead son incluidos en la misma frase. Es evidente que Lemmy creyó desde el principio en la banda pero ¿crees que ese apoyo tan incontestable quizá hirió la credibilidad de la banda en la época?

No lo creo. Lemmy nos apoyó porque amaba a la banda y siempre estuvimos asociados a ellos por motivos válidos. Hicimos singles juntos, editamos discos como ‘Legacy’ con su colaboración y, a fin de cuentas, seguimos estando aquí, lo cual prueba que nos sabíamos valer por nosotras mismas. Seguimos haciendo discos y conciertos, la gente los sigue comprando y la gente viene a vernos. Nunca he planteado que Lemmy nos hubiese podido perjudicar ni lo más mínimo. Éramos como sus hermanas pequeñas y lo fuimos hasta el final. Estuvimos en la última gira que hicieron. Lemmy siempre fue bueno con nosotras.

Girlschool tampoco hicieron nunca demasiada bandera del feminismo, si bien si os posicionasteis de manera más clara en contra del sexismo en el rock. En cualquier caso, la banda nunca se definió como una banda “de mujeres” en un momento en que habría sido un elemento de marketing a explotar dados los tiempos que corrían y el elemento tan machista que tenía el rock por entonces. Vosotras escogisteis ser una banda de rock sin hacer bandera del hecho de ser mujeres.

Es que nunca debería haber sido algo de lo que hacer bandera. Yo ya tocaba en una banda formada por mujeres antes de Girlschool y en una ocasión envié una demo a un sello sin adjuntar ninguna foto. Era evidente que quien cantaba era una mujer, claro. Envié la demo y la discográfica respondió entusiasmada que querían verme en directo. Asumían que era la cantante en un grupo de hombres. Cuando les expliqué que éramos todo chicas, la actitud cambió. Una persona que toca la batería o la guitarra es una persona que toca la batería o la guitarra. No hay ninguna diferencia si es un hombre o una mujer. Por eso decidí no adjuntar ninguna foto de la banda.

Girlschool (Foto: Sergi Ramos)

¿Crees que la carrera por la igualdad plena en la que está inmersa la sociedad agudiza algunas desigualdades? Personas que, sin darle importancia al hecho de que una banda esté formada por hombres o por mujeres, pueden sentir rechazo por el mero hecho de que se intente corregir desigualdades potenciando el papel de la mujer en un determinado ámbito, vaya.

En cierta manera. Todo el mundo tiene una opinión. Si te gusta la música, lo importante debería ser si las canciones son buenas y si la banda toca bien, no si la conforman hombres o mujeres. ¿A quién le importa? La igualdad es la igualdad. Somos iguales. No nos hemos sentido nunca diferentes a nadie.

Habéis colaborado recientemente con Alcatrazz, con quienes compartís sello. ¿Tenéis planes para una próxima gira juntos?

Hemos hecho tres giras ya con Alcatrazz. Compartimos sello y agencia de management y funcionamos bien juntos de gira, porque tenemos diferentes estilos. Cuando estábamos de gira juntos por Europa nos plantearon hacer coros en alguna de sus nuevas canciones y nos fuimos a su habitación de hotel a grabarlas. Cuando hicimos nuestro nuevo disco, los chicos de Alcatrazz también colaboraron con nosotros, aunque ellos ya estaban en Estados Unidos. Les envié una idea de guitarra y ellos grabaron su parte.

¿Como gestionaste la pandemia?

Debo decir que la disfruté, aunque suene mal decirlo. Yo venía girar intensivamente con Girlschool. Tengo otra banda, Syteria, con la que estuve haciendo conciertos nada más acabar la gira con Girlschool y justo antes del Covid, así que acababa de meterme dos giras completas entre pecho y espalda. Hago mucha meditación, así que para mí fue bueno en cuanto a que finalmente tuve tiempo para mi misma. Me gustó tener tiempo para cuidar de mi jardín y cosas por el estilo que no puedo hacer estando siempre de gira.

Con mi otra banda hice algunos conciertos durante la covid, tocando para público sentado con mascarillas, lo cual fue muy bizarro. Al menos estábamos tocando, que en ese momento era muy necesario. La única diferencia es que para esos conciertos no tenía que coger un avión, pero seguía tocando en directo. Para mí, el hecho de no viajar era una novedad. La gente, cuando se va de vacaciones, viaja. Yo, cuando tengo vacaciones, intento no viajar y quedarme en casa. Esas son mis vacaciones. Así que aprecié el tiempo que me ofreció la pandemia.