Esta banda nunca defrauda. Se toman su tiempo a la hora de sacar cada disco midiendo bien los tiempos y preparando las cosas al milímetro. Otra vez hay que sacarse el sombrero ante la banda de Holopainen, pues puede que no superen a anteriores obras maestras anteriores, pero es innegable que este disco se les acerca, y a medida que uno lo escucha más termina prendado, especialmente de la musicalidad conseguida. Las enormes novedades son la participación de la sinfónica de Londres y de un coro de niño repuntando los momentos culmen. Hay momentos realmente apoteósicos, si bien es para todos los públicos.

Me he propuesto firmemente esta vez ni nombrar a su anterior vocalista, pues son muchos los que siguen comparando y valorando sin necesidad. Nightwish se han reinventado y la cosa aquí se quedará. Viendo los resultados es innegable decir que no son nada malos. Ampulosidad máxima, banda sonora metal y un sonido bombástico impregnan a este elegante disco capaz de entrar a la primera e ir hechizando poco a poco. Una maravilla. Puede que cada vez sean más accesibles, pero tanto da, si la música está bien hecha y el grupo puede tocar delante de decenas de miles de fans sería todo un logro.

Cada corte es un mundo, desde la preciosa intro hasta ese final instrumental que a modo de epílogo, “Imaginaerum” recupera fragmentos de cada pieza. “Storytime” es el típico single marca de la casa, el que primero te engancha, pero que si analizas posteriormente puede que el más fácil y obvio. Pero no importa, pues conseguir esas melodías pegadizas y hacerlas himno no está al alcance de todo el mundo. Está muy en la onda de su anterior disco y es otro clásico en ciernes. La primera magna sorpresa es “Slow Love Slow”, la que ha sido el mayor quebradero de cabeza para muchos de los músicos. Un tema jazz oscuro y excepcional, tocado con escobillas y con una Olzon estelar. La banda juega en territorios ajenos y consigue bordarlo.

Las influencias irlandesas y de Gary Moore salen del armario en “I Want My Tears Back”, con gaita incluida y con una línea vocal excelente. Vuelve la combinación de voces Olzon-Hietala y con ellas la gran seña de identidad del combo. Su cara más endurecida se muestra en “Ghost River” con un Hietala muy teatral en su interpretación y una orquesta estelar empujando con fuerza. La verdad es que cada tema posee mil-y-un detalles espectaculares, cambios de tiempo, cumbres y valles. “Scartale” es la pequeña gran joya del disco. Un carrusel de musicalidad y una virguería absoluta. Un circo de siete minuto por el que desfilan trapecistas, enanos, cabezudos y mujeres barbudas. Posiblemente el tema que mejor representa los Nightwish de 2012. Es espectacular cuando el grupo cabalga a doble bombo con una sinfónica pisándoles los talones. Aquí rizan el rizo.

“Arabesque” es una instrumental puramente de BSO y que hace honor a su título. Incluye hasta instrumentos de viento y batucada. “Turn Loose the Mermaids” recupera el pulso celta en clave de balada y el inicio les ha quedado muy a lo Blackmores Night. “Rest Calm” da protagonismo a los instrumentos básicos y a las voces, pero ha quedado muy desnuda y obvia comparada con el resto a pesar del buen estribillo y la entrada del coro infantil al final y la vuelta a la ampulosidad con un canon. Las acústicas y las bellas melodías mandan en la pausada “The Cow, the Owl and the Dove”. En “Last Ride of the Day” vuelven los característicos acentos a lo “Wishmaster” si bien no la velocidad propia del power. Es un brillantísimo corte con un estribillo alucinante. Posible single en potencia con muchas dosis de melodías irlandesas pasadas por el filtro de los fineses. Aquí sí que las guitarras asoman tras tanto protagonismo de la orquesta. Queda destacar la extensa y elaborada “Song of Myself”, más de 13 minutos de recorrido en los que demuestran que su excedente creativo no posee límites.

Nightwish siguen ganando galones y se postulan como una de las firmes realidades para cuando los grandes grupos de metal desaparezcan. Queda bastante, lo sé, pero con “Imaginaerum” vuelven a dar otro golpe sobre la mesa. Hoy en día no hay grupo que, en su terreno, pueda hacerles sombra. Vuelven a conseguir un sonido propio, un estilo y sobreviven a la peor pesadilla de una banda exitosa: la pérdida de su vocalista de toda la vida. Ahora también preparan una película con medios y apoyo gubernamental. Posiblemente este 2012 va a ser el año de Nightwish.

Jordi Zelig Tàrrega

Grupo:Nightwish

Discográfica:Nuclear Blast

Puntuación:9

Canciones:

  1. Taikatalvi
  2. Storytime
  3. Ghost River
  4. Slow, Love, Slow
  5. I Want My Tears Back
  6. Scaretale
  7. Arabesque
  8. Turn Loose The Mermaids
  9. Rest Calm
  10. The Crow, The Owl And The Dove
  11. Last Ride Of The Day
  12. Song Of Myself
  13. Imaginaerum

Año:2011