Dream Theater: Distant Memories – Live In London

Dream Theater recaló en el Eventim Apollo londinense para agasajar a sus seguidores durante las noches del 21 y 22 de febrero, con un buen repaso a su flamante nuevo trabajo ‘Distance Over Time’ y revisar de paso su laureado ‘Metropolis 2 – Scenes From A Memory’ el cual se encuentra inmerso en la celebración de su vigésimo aniversario.

Bajo una presentación de Dream Theater que pone de manifiesto su predilección por la tecnología, arranca la sesión progresiva de los americanos. En la primera fase del bolo se dedican a presentar con la solemnidad que merece, su nueva creación.

Un directo «doble»

Abren el repertorio de este ‘Distant Memories – Live In London’ con “Untethered Angel” un corte embriagador donde un riff muy metalero compagina su labor con una buena dosis de melodía. Este último disco saca a la palestra un profundo y laborioso trabajo de melodías, con el fin de recuperar aquellos fans del principio que se habían perdido por el camino y poder resultar de paso algo más accesibles para la mayoría, en contaste a otras obras más tediosas como ‘The Astonishing’.

Deslizan su discografía una década hacía atrás para intercalar un corte de su ‘Black Clouds & Silver Lings’ por medio de un excelente “A Nightmare To Remember” que permite a la banda lucirse en un tono más áspero. Recuperan su nueva obra con el envolvente riff de “Fall Into The Light” con la que logran meter a sus seguidores en un singular bucle hasta que explota con el estilo de la casa, imponiendo sus ritmos más frenéticos y enrevesados.

Despliegan su artillería progresiva con la fulgente “Barstool Warrior” para firmar una inmensa interpretación donde el propio John Petrucci se crece a cada minuto y comparte protagonismo con un imperioso James LaBrie que firma una interpretación muy emotiva. Como un soplo de aire fresco, irrumpe el tema de su ‘Systematic Chaos’, “In The Presence Of Enemies, Part 1” con una banda especialmente volcada en clavar los cambios de intensidad que registra y pendiente de alisar el terreno para el último repaso de la primera fase.

Afrontan esta tarea con “Pale Blue Dot” usando otro riff muy metalero que sirve de antesala a otro magistral alarde técnico cuyos enrevesados cambios de ritmo se intercalan entre las exhibiciones instrumentales que destacan sobremanera. Concluyen así la primera parte, en la cual han cumplido con creces los deberes.

Escenas para la memoria

Al igual que hicieron en su día, las pantallas cobran un primordial papel en la espectacular interpretación de dichos cortes y el relato de la aventura que transcurre en cada escena de esta singular historia de Dream Theater. Con el paso del tiempo, la banda ha podido corregir algunos aspectos que quedaron algo endebles en el pasado y ha logrado pulir con mucho más detalle los aspectos visuales, de manera que la experiencia se multiplica exponencialmente.

Desde que inician la revisión al clásico, la banda permanece inmensamente concentrada en el desarrollo de la narración, pero con la soltura y espontaneidad que atesoran tras acumular años de bagaje clavando dichos temas. Adicionalmente se percibe con claridad el asombroso estado de forma de la voz de James LaBrie que envejece con galones como el buen vino en el interior de una barrica y aporta muchos puntos extras.

Un impecable trabajo que no pasa desapercibido para una afición que sigue atónita la representación en directo sin meter demasiado ruido, pero que a medida que transcurren los capítulos rompe el guion más a menudo con sonoras ovaciones y vítores. Especialmente es palpable en esos momentos en que los músicos hacen alarde de sus pronunciadas tablas. Episodios como los registrados en temas como “Fatal Tragedy” ponen los pelos de punta.

El machetazo final

Reservan en la recamara, “At Wit’s End” para homenajear como se merece su aclamada nueva obra y resumir la andadura de la banda por medio de un tema que recoge los clásicos desafíos entre instrumentos, el John Petrucci más fiero, los cambios de ritmo más bruscos, el James Labrie más certero y la atmósfera más clásica de la formación durante toda su trayectoria. A modo de extra “Paralyzed” pone la nota de color como broche final, una canción que te hace esgrimir una sonrisa mientras la concatenación de sus notas y las melodías vocales recorren tu mollera.

No cabe duda de que la inmensa calidad de sus integrantes cobra máximo protagonismo sobre un escenario y logra convencernos de que cualquier excusa es suficiente para grabar un directo. A nivel técnico todos los esfuerzos están focalizados en el escenario y quizás se echa algo de menos la falta de interacción con una audiencia que sigue el espectáculo desde la distancia. Es el noveno trabajo en directo hasta la fecha dentro de un catálogo que cada vez se extiende más en el tiempo. Imprescindibles.