WARCRY

Lógica de un éxito anunciado

Cuando Víctor García y Alberto Ardines salieron de AVALANCH a principios
de 2002, quizá ni siquiera ellos mismos imaginaban el éxito que iba a tener
WARCRY en poco menos de un año. García y Ardines saltaron del barco de Rionda
y se aferraron a un bote salvavidas que, con las reformas adecuadas, puede
llegar a ser mas grande que el barco de Rionda. Aceptémoslo: lo que Rionda
tiene en mente con estos nuevos AVALANCH es algo demasiado profundo para los
tiempos que corren en el Heavy Metal. WARCRY, por contra, tienen menos profundidad
que un charco, y ese es su pasaporte al éxito. Porque realmente el público,
principalmente adolescente, que acude a ver a WARCRY quiere liberar toxinas
sudando y coreando himnos de coherencia dudosa, lo cual es igual de respetable
que cualquier otra cosa, evidentemente. Mientras que la visión de Rionda para
su propia banda es algo elitista, WARCRY está formado por músicos que podríamos
ser tu o yo. Y con ello no quiero decir que los músicos sean malos, porque
no lo son. Si hablamos de originalidad, eso ya es otra cosa.

El publico habitual de WARCRY ha crecido en un ambiente en el cual conceptos
tan banales a la par que abstractos como “el metal” les han sido inculcados
casi sin darse cuenta. Obviamente, también deberíamos hablar de espadas y
dragones, pero los asturianos no tiran tanto de la épica medieval en sus letras.
Una vez inculcados esos conceptos básicos en el publico consumidor habitual
de este tipo de música (15-25 años) y con la re-eclosión del Heavy Metal europeizado
de fondo, el apabullante éxito de WARCRY y su lleno asfixiante en la sala
Mephisto de Barcelona no me sorprende. Estaba cantado. Para un chico de 17
años es mucho mas fácil identificarse con “Hoy Gano Yo” que no con “Madre
Tierra”. Y una cosa no es mejor o peor que la otra. Todo es, lógicamente,
sintomático de las circunstancias actuales que rodean al negocio del Heavy
Metal.

Desde una perspectiva objetiva, WARCRY hicieron un notable concierto en Barcelona,
dando lo que se esperaba de ellos: simplicidad a raudales que, adornada con
la simpatía de sus miembros y una série de temas altamente coreables,  resultó
en un concierto que los fans de Barcelona guardarán como grato recuerdo durante
mucho tiempo. Pero desde una perspectiva subjetiva , no puedo evitar afirmar
con plena seguridad que si el Heavy Metal patrio no estuviera tan de moda,
WARCRY estarían haciendo envíos de su maqueta a publicaciones relacionadas
con este estilo con unas expectativas de éxito mas bien nulas.

Dejándose la piel

No se les puede acusar de estáticos sobre el escenario. Aunque las posibilidades
que brindaban las reducidas dimensiones del escenario de Mephisto para los
6 miembros de WARCRY eran mas bien pocas, supieron llenarlo adecuadamente.

A las 22:15 comenzó a sonar una introducción mientras los miembros de la
banda tomaban sus posiciones sobre el escenario ante el griterío general.
El griterío se multiplicó cuando Víctor García apareció sobre las tablas entonando
“Luz Del Norte”, y el imberbe público alcanzo el Nirvana. No se les puede
poner ni una pega a nivel de ejecución. Suenan compactos, bien ensayados y
en definitiva, desde el primer minuto de concierto, demuestran haber sudado
en el local de ensayo. “Alejandro” y “Nadie” corroboraron lo recién dicho,
dando lugar a un inicio de concierto muy duro y con momentos bastante logrados.

Sonaron “Pueblo Maldito” y “Tu Mismo” y el guitarra solista, Fernando Mon,
demostró su valía a las seis cuerdas, pese a que el concepto de “valía” actualmente
está difuso en un mar de escalas, tappings a cinco manos, y rapidez inusitada.
Hábilmente secundado por un energético Pablo García, Mon hizo gritar al publico
en mas de una ocasión con rápidos solos y precisión exacta sobre la estructura
original de los temas.

“Nana” fue uno de los momentos emotivos de la noche, en el cual publico y
banda consiguieron aquello que se llama simbiosis. Quizá no tanto, pero si
que hubo una buena comunión entre ambos, algo mas acusada que en el resto
del concierto. Víctor al borde del escenario, mirando a las primeras filas
y cantando con calmada pasión los versos del tema es una imagen que muchos
fans tardarán en olvidar.

“Torquemada” fue uno de los momentos mas álgidos de la noche , como era de
esperar. Los temas de AVALANCH tenían pase VIP en el set-list de la banda
y fueron acogidos como tales por el público. De todas maneras, es algo curioso
que el publico gritara “Bote, bote, bote, Rionda el que no bote” después de
desgañitarse con un tema compuesto por el propio Alberto Rionda. Me reservo
la opinión al respecto. “Por Mi Libertad” fue acogida con histerismo similar,
sobretodo por unas primeras filas que reverenciaban cada agudo de García. 
“Hijo de la Ira” y “Señor” nos introdujeron en la segunda mitad del concierto
de la banda, con Ardines empujando al grupo desde la batería con mas firmeza
que nunca.

“El Trono Del Metal” es el tema que tiene connotaciones mas cercanas a GIGATRON
o la auto- parodia, pese a la excelente reacción del público. Y es que, reitero
que basar un disco en un concepto tan abstracto como “el metal” da lugar a
este tipo de interpretaciones.

Después de algo mas de una hora y cuarto sobre el escenario, “Un Mar de Estrellas”,
“Capitan Lawrence” y un coreadísimo “Aquí Estaré” clausuraron un concierto
que no hizo aguas en lo que se refiere a ejecución en ningún momento. Tras
un par de minutos, la banda volvió a escena para interpretar “Dispuestos a
combatir” y un rápido “Hoy Gano Yo” que, esta vez sí, dejo al público satisfecho.

Gran futuro

Después del concierto presenciado en Barcelona, auguro un gran futuro a WARCRY,
en cuanto a ventas como mínimo. La banda tiene todos los elementos para triunfar,
pese a que el hecho de que sus argumentos musicales sean bastante manidos
les resta muchos puntos. WARCRY han llegado muy lejos en muy poco tiempo,
pero no gana la carrera quien sale corriendo a máxima velocidad desde el punto
de salida, sino quien mantiene un ritmo constante todo el rato. En ese aspecto,
los renovados AVALANCH de Rionda les sacan varias vueltas de ventaja.