Sí, lo sé. Ya han pasado más de tres meses desde que tuviera lugar Wacken 2006 y esta crónica aparece ahora. Pero no, no todo es tan negativo como parece. Valoradnos en nuestra justa medida: ¿cuánto se tardó en colgar la crónica de Wacken 2005? Nada más ni nada menos que diez meses. ¿Cuánto hemos tardado en colgar esta? Tan sólo tres. Creo que la progresión es evidente. Y, proporcionalmente, incluso digna de alabanzas. Por lo tanto, sentíos gozosos de disfrutar de estas líneas y quizá, solo quizá, logréis que el año siguiente os relatemos nuestras vivencias en el festival a los pocos días de haberse celebrado. ¡Estamos en el buen camino!

 

Y de nuevo, un año más, nos encontrábamos en lo que para muchos es la cuna del metal. Se rumorea por ahí que tras el alemán y el inglés, el español es el tercer lenguaje más hablado en la localidad de Wacken durante la primera semana de agosto. Y, a decir verdad, sin mucho esfuerzo me lo creo, ya que cada año son más y más los personajes con los que puedo hablar con soltura (o lo que es lo mismo, sin demostrar que “Spain is different”) durante mi estancia en tierras germanas. Y cada vez más también, puedo corroborar con mis propios ojos aquello de que para un gran número de gente que acude al evento los conciertos les importan un pimiento y que sólo están allí por la fiesta. Una opción totalmente respetable, aunque sin embargo eso no va conmigo, pues un servidor cada año se presenta más ávido de fagocitar conciertos sin parar, de aprovechar oportunidades únicas y de gozar sin miramientos con todo aquello que se presente en formas de canciones.   En cuanto al tema estrictamente musical, somos ya bastantes también los que básicamente celebramos con júbilo la confirmación de bandas singulares y poco comunes, amén de haber visto ya medio millón de veces a Stratovarius, Helloweens, Gamma Rays y demás carnaza wackeniana obligatoria. No se confundan, pues sigo disfrutando como un enano con algunos de estos grupos, por mucho que los haya visto, pero, sinceramente, sabiendo que estas bandas se pasan cada dos años por España y casi cada verano por la mitad de festivales europeos… ¿es necesario sacrificar la actuación de, pongamos, SUIDAKRA, para irse a ver por enésima vez a GAMMA RAY? Pues dependerá de la persona y, más bien, de su forma de ver las cosas. A mí pueden gustarme incluso más GAMMA RAY, pero viendo como están las cosas, eligiría ir a SUIDAKRA. De bandas más o menos underground que nunca se pasarán por España suele haber un buen surtido anualmente en el festival, así como actuaciones especiales que se merecen la atención de muchos, sin embargo, en gran parte ahí está el encanto de un evento así: hay fórmulas y combinaciones para gustos y colores, de tal modo todo el mundo disfruta. Esta crónica, aviso, estará más centrada en las bandas caramelito-para-paladares-selectos que en las agrupaciones me-gustas-mucho-pero-estás-hasta-en-la-sopa. Las razones son las ya expuestas. 

Nuestra epopeya comenzó el día anterior al inicio del festival, un miércoles apto para volar con toda la tranquilidad del mundo. Y es que tras haber ido a Graspop y Metalway sobre ruedas, ya tocaba dar un saltito de esos tan cómodos. Recordemos que un servidor se encontraba en Gernika dos días antes de partir hacia Wacken. Así de chalado que está uno. Una vez en Hamburgo, y tras hacer la escala pertinente en Zurich, un bus, unas pocas paradas de metro y tren hasta Itzehoe. A destacar en este punto, por un lado, la gran juerga que nuestros amigos melenudos ya se corrían en el tren, especialmente un amable alemán que iba pasando de vagón en vagón “alimentando” a todo aquél que se encontraba dándole de beber a modo de botijo desde el gran barril de cerveza del que era portador. Y, por otro lado, a destacar la cordialidad de los alemanes de a pie, sonriendo ante la juerga que iniciaban sus congéneres y conectándose a Internet desde sus agendas electrónicas para informarnos de los horarios de los trenes, todo un gesto de amabilidad que ni de buen trozo se hubiera dado en España, en donde lo más “cordial” que hubiéramos podido ver hubiera sido personas huyendo despavoridas de la masa melenuda. Podría ser una apreciación errónea, pero ya llevo las suficientes salidas de España como para poder empezar a generalizar y aseverar que la actitud de los europeos es muy distinta a lo de los españoles. Pero bueno, de este tema ya habrá tiempo de hablar en su momento (da para hacer un monográfico, sí)  Llegar, plantar la tienda, irse a hacer unas birras en el Beer Garden y mover algo las greñas en el Headbangers Ballroom con el Metal Karaoke y la gente de Mambo Kurt era la opción más generalizada entre la masa. A fin de cuentas, los conciertos del A Night To Remember del día siguiente no empezaban hasta bastante tarde. Y allí empezó a correr el alcohol germano. La representación forera de esta web desplazada hasta allí puede dar buena cuenta de ello.   La más o menos intensa lluvia que cayó durante la mañana del jueves hizo que sobrevolara nuestra mente el fantasma del Wacken pasado, en el que la lluvia se erigió totalmente protagonista del festival, desluciéndolo todo en gran medida. Y aunque a un servidor le tocó tragar agua mientras iba en busca de las acreditaciones pertinentes y plantaba la tienda en el territorio de prensa junto a algunos compañeros, agradecí sobremanera que a partir del mediodía ya no cayera más agua (o al menos no más de cuatro gotas) durante el resto del festival. Menudo alivio.  

JUEVES 

Debido a que me encontraba sumido en otros menesteres, no tuve más remedio que escuchar las actuaciones de VICTORY y MICHAEL SCHENKER desde la lejanía. Los primeros, una de las bandas más queridas por los amantes del heavy metal de los ochenta, ejecutaban una descarga netamente añeja, en la que los clásicos como “Check’s In The Mail” o “Standing Like aRock” se erigieron protagonistas. Un sonido bastante correcto y una actitud en escena adecuada parecieron satisfacer a un público que, ya fuera puretilla o no, no tuvo reparos en unirse a la fiesta. Lo de MICHAEL SCHENKER no sería más que la antesala a la esperadísima actuación de los SCORPIONS, volviendo a recordar cuáles son las características que definen al guitarrista en escena: quietud, aparente pasotismo y excelente ejecución en temas como clásicos y de nueva hornada. Como curiosidad, comentar que su hermano Tyson Schenker también tuvo sus 20 minutos de gloria antes de la actuación de VICTORY, demostrándonos de qué esta hecho junto a FASTER INFERNO.  Llegó el momento más esperado de la noche, con los SCORPIONS saltando a escena para ofrecernos un concierto de… ¡casi 3 horas! En ellas, de todo un poco. Desde la interpretación de material de todas sus épocas –haciendo hincapié lógicamente en sus clásicos más imperecederos- hasta la cascada de colaboraciones en escena, todos ellos antiguos componentes de renombre que en un momento u otro pasaron por la formación para empaparse de la picadura del engrasado animal, destacando especialmente el momento en el que pudimos ver en escena reunidos a los hermanos Schenker (Rudolf, Tyson y Michael), algo no muy común, ciertamente. Asimismo, Uli Jon Roth y el batería Hermann Rarebell (posiblemente quien gozó de más minutos en la máquina del tiempo) aportaron su granito de arena para que la reunión familiar resultara un éxito.Quién aquí suscribe recuerda especialmente lo emocionante que resultó la interpretación de la instrumental “Coast to Coast“ nada más salir Michael a escena. Todo un ejercicio de feeling, y es que pocas veces un tema instrumental me pudo transmitir tanto. Para soñar, vaya. “Holiday” y el tema título del “Lovedrive”, entre alguna otra, nos hizo recordar cuál es posiblemente el disco más querido de los germanos, mientras que “Big City Nights”, “Come Home”, The Zoo”, “No One Like You”  o “Blackout” fueron recibidas con el entusiasmo habitual aunque, eso sí, interpretadas como nunca, derrochando carisma en escena, ese que tan sólo gastan las bandas clásicas, por alguna razón todavía desconocida a día de hoy. Un momento realmente sorprendente fue cuando antes de la interpretación del último bis, y ante la sorpresa generalizada, un enorme escorpión robótico y metalizado apareció tras una compuerta en el centro del escenario y comenzó a desplazarse, desplegando progresivamente sus artilugios (léase patas, cola y demás extremidades) entre sonidos de maquinaria pesada y luces blancas parpadeantes. Desconozco por completo si este efecto había sido ya utilizado en alguna gira pasada de los SCORPIONS, pero al menos a mí, desconocedor total de su existencia, me dejó de piedra. Definitivamente, esta SI fue una “noche para recordar”

VIERNES 

Intenté ser comedido en la risueña tarea de ingerir birras la noche del jueves (por cierto, entre tanta cerveza aguachirri no son pocas las veces en las que uno echa de menos llevarse a la boca una Voll-Damm), ya que al día siguiente estaba citado a la temprana hora de las 11 de la mañana ante el Black Stage con los señores de MYSTIC CIRCLE. . Y ya sea por casualidad o no, los conciertos de black metal por la mañana en el Black Stage de Wacken no nos han deparado en los últimos años nada bueno: ahora me vienen a la cabeza grupos como BAL-SAGOTH y NAGLFAR, con sendas actuaciones bastante pobres en los años precedentes a estas mismas horas intempestivas. Sabiendo como las gastan Beelzebub y Ezpharess últimamente en directo, tampoco había muchas esperanzas de que esta dinámica cambiase. La actuación de los germanos volvió a ser un tanto mediocre, sin embargo, y por mucho que algunos se asombren, resultó mucho más eficaz que las últimas veces que les he visto en directo, posiblemente gracias a que el último disco de la banda se adivina más interesante que lo editado anteriormente, ya que ésta se encontraba deambulando en el mundillo extremo sin ton ni son desde el “Infernal Satanic Verses”. A pesar de ello, ya digo, no creo que vuelvan a ser lo que eran. El sonido fue más bueno que de costumbre, el público estuvo de parte de la banda, pero el guitarrista Ezpharess volvió a pecar una vez más de falta de precisión y dedicación. Nada nuevo bajo el Sol. 

Sorprendía ver a WINTERSUN en el True Metal Stage. La banda formada por el exvocalista de ENSIFERUM ha sido también adjetivada con el calificativo de power viking, sin embargo a quién aquí suscribe la fórmula de estos finlandeses ya le parece demasiado lejana a cualquier apelativo que tenga que ver con el viking, la verdad. ¿Acaso no se parecen más a SONATA ARCTICA que a THIRFYNG? Y es que ha llegado un punto en el que la prostitución de los términos nos ha llevado a decir auténticas barbaridades- Échenle una escucha y saquen conclusiones. Más allá de esta aclaración, la música de WINTERSUN puede ser del todo válida bien entendida. Sin embargo, el sonido en el primer tramo de su actuación resultó nefasto para los intereses de la banda, arreglándose algo en la segunda mitad del set para que pudiéramos distinguir temas como “Battle Against  Time” o “Sleeping Star”. Eso sí, los coros, aspecto muy importante en las composiciones de la formación, quedaron totalmente anulados y siendo la mayoría de los teclados pregrabados, aquello resultó indigesto para muchos. A modo informativo, decir que no tocaron ninguna versión de ENSIFERUM y que sorpresivamente el concierto fue seguido por una cantidad de público abrumadora. Eso sí, muy discretitos y para unos cuantos una decepción.  

A pesar de no ser un gran seguidor de SIX FEET UNDER, tenía bastante claro que debía ver qué tal se lo montaban Chris Barnes y sus secuaces. Y la verdad es que sin realizar un concierto espectacular, cumplieron ciertamente bien. A destacar las particulares versiones que se marcaron del “War Machine” de KISS y del “TNT” de AC/DC, que entre grandes cortes propios de la banda como “The Day The Dead Walked” hicieron que el público disfrutara de veras, en gran parte motivado por el deje rockero que caracteriza a varios de estos temas. Lo mejor fue comprobar que la voz fermentada de Chris sigue bien conservada y que la fórmula del death metal a medio tiempo que tanto alimentan estos señores en su fatal regazo acaba siendo siempre resultona. 

Para los que ya vieran a NEVERMORE en el Metalway decirles que la actuación de la banda en Wacken fue exactamente igual. No en vano, ésta era la siguiente parada tras pisar la piel de toro, por lo cual la continuidad en cada una de las características que pudimos ver en la puesta en escena de la banda en aquélla ocasión estaba asegurada. Al inicio del set unas pocas gotas de agua hicieron el amago de enturbiar el show, pero la temida tormenta wackeniana nunca llegó a materializarse. En cuanto al recital, tan sólo añadir que la voz de Warrell volvió a brillar con luz propia una vez más y que temas como “I, Voyager” corroboraron su validez al servicio de una banda impoluta y sin fisuras en cuanto a la tarea de directo se refiere. Si alguien todavía tenía dudas sobre quiénes son los que comandan la nave del power thrash a día de hoy, quedaría servido supongo.  

No sin antes driblar borrachos en el suelo esputos (a estas horas ya empezaban a fenecer gozosos)  me dispuse a disfrutar una vez más del arte de OPETH en la que posiblemente sería la actuación menos espectacular  de cuántas les he visto. Únicamente cuatro temas fueron los interpretados. ¿La razón? Una hora para tocar, 5 minutos de retraso y composiciones larguísimas. A todo esto debemos sumarle que el señor Akerfedt últimamente tiene más palique que un político, comentarios varios que podriía haberse ahorrado a sabiendas de las condiciones adversas a las que se enfrentaban. Si a ello le sumamos que el sonido tampoco fue todo lo espectacular que pudo ser, tenemos como resultado una actuación que viene a ser nada más ni nada menos que la otra cara de la moneda de lo que resulto ser su aparición hace apenas un mes en el Graspop Metal Meeting, donde se erigieron como unos de los grandes triunfadores del evento. No deja de ser curioso el poder hacer esta comparación, ya que sin ella a mi alcance me podría limitar a decir de que OPETH no son un grupo para festivales… pero sería un recurso fácil que, como ya he dicho, en esta ocasión queda falseado. Esperemos que la próxima vez que sean invitados a Wacken el planteamiento del concierto y las condiciones para su desarrollo difieran un poco. No fue el concierto de sobresaliente al que nos tienen acostumbrados, es más, posiblemente fue una de sus peores actuaciones, sin embargo allí quedaron grabadas a fuego grandes temas (aunque tampoco los más granados de su discografía, todo sea dicho) como “The Grand Conjuration”, “The Amen Corner”, “Deliverance” o la sorpresiva “Closure”.  

A IN EXTREMO los comencé a ver con un ojo puesto en el reloj, ya que a media actuación me largaría por patas al W.E.T. stage para ver a VREID. Nunca está de más ver a IN EXTREMO, pues por mucho que la música pueda dejarte indiferente, el espectáculo que estos tíos desarrollan sobre las tablas siempre resulta espectacular. Éste volvió a consistir en el barco y la estética marinera que ya pudimos apreciar en el Atarfe Vega Rock y en su reciente dvd, por lo cual el desfile de instrumentos a cada cuál más extraño y el aluvión de efectos pirotécnicos acaecerían como aliciente al desarrollo de sus temas más célebres, siendo “Mein Rasend Herz” o “Vollmond” algunos de los destacados.  Todo preparado para la descarga de VREID a quienes todavía no había tenido la oportunidad de ver, a pesar de que pasaron por España como teloneros de ENSLAVED. Sus dos obras editadas hasta la fecha poseen una calidad bastante alta y, lo que es más importante para mí, por mucho que el estilo que la banda ahora practica no sea el mismo que practicaban con WINDIR, el espíritu de aquél grupo aflora casi siempre en algún momento u otro de las nuevas composiciones, aportando siempre algo especial y siguiendo abiertos a la experimentación dentro del black/viking más guitarrero, de hecho, ahora más bien black’n’roll como base. No había excesivo repertorio donde elegir y cayeron piezas de sus ambas obras editadas, logrando que me meneara como un poseso durante la interpretación de la fenomenal “Pitch Black”. Joder, como me pone las pilas este tema. Y cómo no, también tuvo lugar el momento más esperado para muchos, el momento de recordar a nuestro querido y malogrado Valfar con una versión de WINDIR, “Dauden” (en detrimento de “Destroy”, que era el tema que venían tocando más habitualmente). Fue lo suficientemente emocionante (¡prometo haber visto incluso a alguien llorar!) para que la mayoría del público, que sabían a quienes estaban viendo, se pusiera a corear el nombre de WINDIR al final del tema. Escena difícil de imaginar en un país como España. Añadir que el sonido anduvo mezclándose con el proveniente del true metal stage en las partes más tranquilas, lo cuál no viene sino a recordarnos cuál es uno de los puntos flacos de las actuaciones en la carpa. Por lo demás, uno de los cinco mejores conciertos de esta edición de Wacken. 

Puesto que la música de CARNIVORE no me llama lo más mínimo, me intenté acercar al Party Stage a ver cuán alegres estaban KORPIKLAANI esa tarde, pero debido a que aquello estaba tan lleno de gente y que hubiera sido toda una gesta ver a la banda desde una posición decente (tampoco es que me entusiasmen) preferí aprovechar esa hora para pasearme por el ineludible Metal Markt y sus inmediaciones.   Es curioso poder comprobar como salvo xcepciones (FINNTROLL) la mayoría de bandas que hicieron doblete Metalway-Wacken me gustaron mucho más en el primero que en el segundo. Y destacable es por el mero hecho de que hasta ahora la dinámica había sido inversa (y no por casualidad).

El Sol comenzaba a esconderse y para celebrarlo CHILDREN OF BODOM salían a escena para ofrecernos una de las mejores actuaciones que les he visto a los finlandeses, que se hicieron servir de un sonido potente, nítido y afilado para descargar sus temas con la suficiente gracia. Y si bien en la discretita actuación en barna se encargaron de meter un coche en escena a modo de interactivo atrezzo, ahora rizaron más el rizo si cabe y la cacharrería se amplió a tres carros, uno central y dos laterales (aunque de estos últimos solo podíamos apreciar el chasis lateral). Alexi rayó alto en su papel de chulo macarra pero a la par sólido e imaginativo guitarrista, mientras que el resto de la banda aceptaron su papel de segundones haciendo lo que mejor saben hacer. Por otra parte, el despliegue luminotécnico uno de los más impactantes del festival, hecho que ayudó a subrayar todas y cada una de las líneas melódicas que se fueron alternando, sobretodo en los enfrentamientos solistas. El set list no deparó demasiadas sorpresas, por lo cua pudimos disfrutar una vez más con cortes como “Needled 24/7’”, “Are You Dead Yet” o “Deadnight Warrior”. Dejaron de entretener para realmente agradar a los más incrédulos.  

Lo de CELTIC FROST volvió a ser un show calcado al del Metalway. Un dato que jugaba en mi contra, por lo tanto, es que todo efecto sorpresa por ver a esta legendaria banda quedaba ya totalmente anulado. En el Metalway, a pesar del enfoque frunce-ceños que les ha dado por dar a su música en directo, me agradaron soberanamente, pero ver la misma fórmula repetida por segunda vez consecutiva en dos semanas ya no me hizo tanta gracia. Volvieron a ralentizar los temas antiguos más rápidos y a acelerar los más lentos, siendo la tónica habitual el enfoque más doom y pesado, todo rodeado de ese aura mística y malévola que desprenden los componentes sobre las tablas. Sin embargo, las condiciones óptimas para que este enfoque diera resultado, curiosamente se dieron a su paso por España, donde el sonido conseguido fue muy nítido y pétreo, siendo algo más difuso (aunque no por ello malo) en Wacken. Aunque quizá también dependió de mi situación ante el escenario, quién sabe. El caso es que el resultado fue el mismo: algunos salieron de allí corriendo ante tal propuesta. Otros disfrutaron como enanos. Y es que el legado de temas como “Circle of the Tyrants” o “Necromanthical Screams” no es moco de pavo. Junto a interpretaciones como “Procration of the Wicked”, “Dethroned Emperor” o “The Crypt of Rays” pudimos comprobar una vez más como Martic Eric y Anders se encargan de aportar la movilidad en escena de la cuál Tom G Warrior, más centrado en cantar y tocar, nos priva. Una buena retahíla de efectos lumínicos para enfatizar los pasajes más pesados, hizo el resto. El resultado, ciertamente efectista.

Con MINISTRY pasó tres cuartos de lo mismo. No tuvieron el brutal sonido del que gozaron en el Metalway, pero se lo montaron tremendo. Poco se puede decir de uno de los padres del sonido industrial (con permiso de SKINNY PUPPY y algunos que otros contemporáneos de menor calado) en estas pocas líneas que sea lo suficientemente ilustrativo como para hacer justicia a la historia de la banda, sin embargo lo que sí que podemos hacer es enarbolar sin tapujos lo eficaz de sus últimos coletazos discográficos cuando son llevados al directo, en gran parte gracias a esa orientación mucho más al metal que en épocas pasadas. Y es que hay que ver cómo atronan. La locura del maestro Alain Jourgensen resulta esencial para complementar el retrato robot de la banda, con su micro marciano y sus vestimentas futuristas, mientras que el resto de músicos encuentran rápidamente su sitio para que aquello suene perfecto. El único “pero” fue que la siempre impactante proyección de imágenes quedó algo deslucida a consecuencia de la luz exterior que se vertía sobre la pantalla (vaya, que había que hacer esfuerzos para ver qué era lo que salía en ella); eso sí, nada que pudiera empañar la eficacia de temas como “W.H.O” o “Thieves”,

Sin embargo, no terminé de ver la actuación de los americanos, ya que sentía curiosidad por ver una vez más a BATTLELORE, que empezaban su descarga en el WET Stage. La banda volvió a salir a escena caracterizada como de costumbre y dieron cancha a las canciones más destacadas de sus tres álbumes. Lo que ocurre es que el concierto, en contra de lo esperado, fue de lo más flojo que nos podían ofrecer. A diferencia de otras veces en las que he tenido la oportunidad de verles en directo, la cantante Kaisa estuvo algo desafortunada a la hora de entonar, mientras que los teclados apenas se oían y las guitarras carecían de potencia. Tan sólo “Journey To Undying Lands” y un par más se salvaron de la quema, quedando “Sons  of Riddermark” o “Storm of the Blades” muy rezagadas en cuanto a calidad interpretativa.

La noche la cerraban en el Blackstage los barbudos de AMON AMARTH, que habían prometido una escenificación vikinga durante su actuación. Salí corriendo del Party Stage, pero solo me dio tiempo a llegar al final del primer o segundo tema, momento en el cual la escenificación de una lucha entre vikingos y cristianos tenía lugar en escena. Con la banda fuera de nuestras vistas, los actores invadieron el escenario, por lo cual aproveché para sacar mis prismáticos, sin los cuáles de otra forma apenas hubiera visto nada por lo relativamente lejos que me encontraba. La lucha fue encarnizada y pudimos comprobar cómo se trataba de auténticos expertos, ya que las pesadas espadas sacaban chispas reales al chocar entre sí. A destacar la banda sonora que acompañó a dichas actuaciones, consistente tan sólo en unas pocas notas de teclado sostenidas que dotaban a la escena de una sensación a medio camino entre lo ancestral y lo melancólico. A pesar de la violencia, el cuadro resultante resultaba de lo más impactante y preciosista, de veras. Nunca lo hubiera imaginado. Al final de las luchas, que se iban alternando, el populacho se abalanzó sobre la escasa resistencia de bastardos cristianos para hacerles morder el polvo. "The Fate Of Norns", "Victorious March" , “Death In Fire” o la ya inevitable y clásica “The Pursuit of Vikings” fueron algunas de las runas que el grandote de Johan y compañía nos ofrecieron. Como viene siendo costumbre en los shows de la banda, la sobriedad, los molinillos en escena y la entrega fueron algunas de las características destacables de un concierto que, con una hora de duración, se hizo excesivamente corto para algunos.  Como curiosidad, comentar que los “vikingos” que salieron a escena durante la actuación de los suecos, si no eran vikingos de verdad transportados con alguna especie de máquina del tiempo lo cierto es que se tenían muy creído su papel. Estuvieron acampados cerca de mí en el camping de prensa y la parafernalia que tenían allí no era otra cosa que un campamento vikingo con todas las de la ley. Vestidos con ropa de época e instalados en tiendas de campaña nada ortodoxas, no dudaron en beber vino, sentarse en una mesa larga y robusta como la de las películas e incluso asar un cochinillo al mediodía para comer (si, sí, dándole vueltas con el rodillo y todo). En las instantáneas que pude sacar tenéis la prueba. 

Por lo demás, cerrojazo al primer día fuerte del festival y de nuevo dos opciones: o bien seguir la juerga o bien dejarnos caer por la tienda de campaña para recuperar fuerzas. Tarea esta última que, cómo bien podemos comprobar en la mayoría de festivales, se adivina harto imposible dado el nivel de “ambiente” a la deriva etílica que se respira en el aire en forma de chillidos, música a todo trapo y borrachos extremos ocasionales sin rumbo alguno. Total, que para que nos den la fiesta mejor nos sumamos a ella. 

 

Texto: Penumbra; fotos: Penumbra y www.brighteyes.de

Asistentes:50000

Día:04/08/2006

Ciudad:Wacken

Puntuación:8