MUSE
Corría el año 1994 cuando tres jovenes de Devon, Inglaterra, decidieron crear MUSE. Matt Bellamy, Dominic Howard y Chris Wolstenholme decidieron aplicar a su música una serie de elementos heredados de otras corriente estilísticas consiguiendo una mezcla única y apetecible. Póco se imaginaban ellos que apenas diez años después serían una de las más reputadas bandas de rock europeas, encabezando los mayores festivales, haciendo enormes giras por grandes recintos y vendiendo enormes cantidades de discos.
¿Y como llegaron hasta aquí? No debe haber sido fácil, pero sin duda, el grandísimo “Origin Of Symmetry” sirvió para establecerles por méritos propios en el mapa de las estrellas de rock con un porvenir fantástico. Y ese ha sido el caso. Cuando presentaron “Origin Of Symmetry”, MUSE tocaban en la sala Razzmatazz de Barcelona ante 2000 personas. Hoy en día, y con un montaje escénico súblime, la banda toca en el Palau Olímpic de Badalona con entradas casi agotadas ante más de 9000 personas. Lo cuál me lleva indirectamente a ese debate típico de todos los rockeros de pro titulado “quién tocará en grandes recintos dentro de diez años”. Quizá, señores, no volverá a haber unos JUDAS PRIEST o unos IRON MAIDEN pero –para el que sea abierto de miras- hay bandas rockeras de estadio que son capaces de provocar tanto o más fanatismo que las bandas heavies. Y, dejando a un lado que los conciertos de MUSE me parezcan mucho más entretenidos que los de STRATOVARIUS, hay que conseguir de una vez que los heavies –tan cerrados de mente- aprendan a disfrutar con otros estilos. Tanto da si los alternativillos no están dispuestos a escuchar a SACRED REICH, pero la cuestión es disfrutar de la música y me temo que entre los tropecientos mil asistentes del show de MUSE había muchos, muchos heavies. Y sin ir más lejos, me encontré con muchos habituales de la escena metálica de Barcelona. Toda una sorpresa el ver como la gente va dejando a un lado los estudios prejuicios y se dedica a disfrutar de la buena música.
Quizá el siguiente comentario provoca alguna que otra pústula a los lectores, pero lo que sentí viendo a MUSE en el 2006 fue parecido a lo que sentí viendo a PINK FLOYD en 1994. No importa el caliz de la experimentación que la banda lleve a cabo, sólo importa si el resultado de esa experimentación te hace mover la cabeza o aplaudir insistentemente. Y les habla un tipo que nunca se había preocupado en exceso de MUSE. Tenía “Origin Of Symmetry” y el último disco, “Supermassive Black Hole” y había escuchado alguno que otro de esos singles que tanto aparecen por las emisoras de radio de vez en cuando. Pero en directo, la experiencia es harto diferente. Vamos, diría más: no tiene nada que ver.
De entrada, MUSE son una de las pocas bandas que hoy en dia apuestan por un show visual y capaz de llenar todos los sentidos. Al tacto pueden ser fríos, pero hay que dejar que tus dedos se acomoden y perciban el calor que verdaderamente desprenden. Al gusto pueden ser novedosos, como ese plato de algún restaurante minimalista que un día pruebas algo dubitativo y luego pasa a ser tu favorito. Al olfato son agradables, pues huelen a estrella que merece lo que tiene. Al oído son confusos, pero maravillosos. Pueden hacer que tu cabeza trabaje más de la cuenta para intentar entender todos los sonidos que emanan desde el escenario, pero no hay de malo en ello. Y visualmente son excitantes. Proyecciones, balones gigantescos que vuelan por encima de las masas que abarrotan el recinto, tarimas y elementos decorativos plateados que estallan en mil brillos distintos a lo largo del show y un juego de luces que es casi capaz de provocar ataques epilépticos. Y con semejante panorama ¿cómo puede uno no disfrutar de un show de MUSE?
Entiendo que a la primera escucha, la voz de Matt Bellamy puede resultar traicioneramente desagradable. Chillona y repleta de falsete, la voz del británico es el elemento más reconocible de la banda, llegando a registros a los que el fan medio del rock no está acostumbrado a escuchar. La cuestión es que, a diferencia de –por ejemplo- THE DARKNESS, Bellamy no abusa. Simplemente, forma parte de su identidad como vocalista y utiliza el falsete allá donde el tema lo requiere sin que resulte incómodo. Pero esa voz, las estructuras marcianas de batería y los distintivos mil efectos de guitarra son la marca de la casa. Experimentación al poder. Y con resultados que da gusto escuchar.
El show arrancó con “Take a Bow”. Matt se apropió del escenario y, desde una tarima elevada donde tenía su piano, cantó los primeros versos del tema. Cuando la canción comenzó a tomar forma, una enorme estructura que protegía la batería fue elevándose hasta dejar al descubierto a Dominic Howard. El batería se hizo dueño de la situación y junto a Matt, el concierto arrancó en una carrera frenética a lo largo de casi dos horas que dejó sin aliento a casi todos, excepto a la banda.
Las recurrentes “Histeria” y “Map Of The Problematique” fueron las siguientes en sonar, dejando muy claro que Matt es un tipo que no para quieto en escena. Se hace complicado entender como combina momentos en los que su voz frágil co-habita con una guitarra feroz y una serie de movimientos espasmódicos que no deben ser muy amigos de la precisión musical. Sea como sea, lo dan todo y convencen, que ya es mucho más de lo que se puede decir de otros grupos de hornada relativamente reciente.
Con un sonido bastante bueno y por encima de la media, los británicos arremetieron con hits de la talla de “New Born” (el tema con el que MTV2 los puso en rotación casi constante), “Forced In”, “Bliss”, las esperadas “Sunburn” y “Muscle Museum” y sobretodo, los hit singles más absolutos de tiempos actuales: “Starlight”, “Supermassive Black Hole” y la final y galvanizadora “Knights Of Cydonia”, con la pantalla gigantesca de video escupiendo todas y cada una de las frases del estribillo. En “Starlight” se vivió uno de los momentos más emocionantes de la velada, cuando la banda invitó a los miles de asistentes a emular el ritmo del tema a base de palmas. El efecto fue algo digno de “Radio Ga Ga” o “We Will Rock You” de QUEEN. Grandes, muy grandes.
Ciertamente, tras acabar el concierto, me encontraba sin palabras. Acababa de ver un concierto más heavy y potente que cualquier show de MANOWAR pero con la clase y buen hacer de unos jovenes británicos que se han decidido a darle un vuelco al aburrido panorama de la música rock. Y con mi mandíbula arrastrando por el suelo, volví a mi casa. Confuso, anonadado, pero satisfecho por la experiencia vivida.
Texto y Fotos: Sergi Ramos
Promotor:Gamerco
Asistentes:9000
Día:28/10/2006
Hora:20:00
Sala:Palau OlÃmpic de Badalona
Ciudad:Barcelona
Puntuación:10
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