Un impresionante setlist, un gran espectáculo visual y un LaBrie en plena forma... podría ser el concierto perfecto de Dream Theater si no fuera por algo. O alguien. La sombra de Portnoy es alargada...

Mucho se está hablando estos días del polémico artículo en Portal Esquizofrenia sobre el concierto de Dream Theater en Madrid hace apenas unos días. Las alarmantes cifras han causado toda clase de comentarios en las redes sociales (y esta reflexión inicial va dirigida más a las palabras de la gente que al artículo en sí, espero que quede claro), pero ¿estamos mirándolo desde el punto de vista adecuado? El comentario escuchado más a menudo ha sido «en siete años han bajado de 8.000 a 1.500 personas de público, señal de que sin Portnoy están el declive». No voy a hablar sobre los datos de la capital, ya que los desconozco totalmente, pero sin embargo sí quiero que hagamos un pequeño ejercicio con los números de la banda neoyorkina en Barcelona en los últimos 10 años, ya que, al fin y al cabo, pese a no ser la misma ciudad, estamos en el mismo país (de momento). Si bien el descenso de asistentes es claro y evidencia la decadencia de la banda desde «Systematic Chaos», en la afirmación mencionada falta un matiz. Observemos pues que, en la ciudad condal, en la gira de «Train of Thought», la banda reunió a alrededor de 4.000-4.5000 personas en el pabellón de la Vall d’Hebron. En el siguiente tour que pasó por aquí, el de «Systematic Chaos», que más que probablemente supuso el pico de popularidad de la banda en España, encontramos una asistencia de 5.500 personas en el Olímpic de Badalona, un recinto mucho mayor. Pero aquí viene lo importante. En el tour inmediatamente posterior, tan sólo 3.000 personas acudieron a verlos (un descalabro económico considerable comparado con la ocasión anterior dado que el recinto era el mismo). Casualmente, después de la marcha de Portnoy la cifra no baja. Se mantiene.

Con esta pequeña explicación no quiero hacer apología de los garrafales errores de la nueva formación de la banda. El precio de las entradas era exageradamente alto, eso es totalmente cierto, y es vergonzoso que nos hagan pagar semejante cifra. Tampoco discuto que su último trabajo no deja de ser una publicación que muchos consideramos mediocre. Y ni por asomo negaré que la banda ha perdido mucho carisma en directo desde la marcha del batería eternamente amado y odiado a partes iguales. Simplemente, la conclusión a la que quiero llegar (aunque sea más que obvia para muchos, después de escuchar ciertos comentarios creo que es conveniente decirlo) es que esta banda ya estaba de capa caída antes del cambio de formación. Siempre seré el primero a criticar los errores de la etapa Mangini, pero en este caso (al menos en Barcelona), el descenso de la asistencia es algo que no ha variado desde hasta un disco antes del final de la era Portnoy. Incluso me atreveré a decir más, no soy promotor y mucho menos adivino, pero es fácil llegar a la conclusión de que si la entrada no hubiera sido tan ridículamente cara, habríamos visto un aumento de público comparado con la gira de «Black Clouds & Silver Linings».

Dicho esto, doy comienzo a la crónica del concierto propiamente. Esta gira era una de las más esperadas por los fans de Dream Theater, y no por que el último disco sea excepcional, sino porque por fin han recuperado el formato de concierto «An Evening With»: un concierto de alrededor de 3 horas que consiste en dos sets distintos con un descanso entre ellos. Por otro lado, también sabíamos que en esta gira iban a inaugurar un nuevo espectáculo visual, con proyecciones que acompañasen cada canción. En definitiva, todo parecía indicar que este iba a ser un gran concierto, con todas las letras. El setlist, uno de los mejores en muchos años y que se compenetra bien con lo que ofrecieron la gira pasada. Si bien entonces pudimos escuchar como mínimo un tema de cada disco, aquí han preferido centrarse en trabajos concretos y ofrecer un show distinto, con una personalidad muy definida y altamente atractiva. El primer set constaría esencialmente de temas de sus tres últimos discos, dando especial importancia al más reciente y con una estupenda excepción. El segundo, junto al bis, nos traería dos estupendos resúmenes de dos discos que cumplen años en 2014 y que casualmente son dos de los mejor considerados por los fans: 20 aniversario de «Awake», 15 aniversario de «Scenes From a Memory».

El show empezó con una versión orquestal de «False Awakening Suite», intro que sonaba mientras veíamos una estupenda animación en la que se enlazaban las portadas de los doces álbumes de la banda hasta hoy día, en orden cronológico y coordinadas de una manera muy original. Con el inicio de «The Enemy Inside» cayó el telón y la gran roca se puso en movimiento. Durante los primeros temas el sonido no fue especialmente bueno, la guitarra no se entendía y la voz estaba demasiado alta, pero pronto se solucionaría, y pese a que en ningún momento el sonido fue excepcional, pudimos disfrutar de un nivel medianamente bueno durante las tres horas. Debo decir que las canciones del nuevo álbum ganan bastante en directo (en gran parte gracias al hecho de verse liberadas de la infame producción de Richard Chycki): «The Looking Glass» estuvo muy bien, mientras que «Enigma Machine» fue bastante divertida (los dibujos de fondo al estilo N.A.D.S. ayudaron) y de «Along for the Ride» podemos decir que al menos se hizo soportable. ¿Las sorpresas de este primer set? «The Shattered Fortress», una gran elección dado que es un buen resumen de la Twelve-Step Suite que además nunca habían tocado en directo hasta esta gira, y sobretodo, sobretodo, la enorme «Trial of Tears», que se ganó el mérito de ser una de las mejores interpretaciones de la noche. No menos sorprendente fue, al menos para mí, ver que repetían canciones de «A Dramatic Turn of Events» que ya tocaron en la gira pasada, ya que esto era algo que antes hacían bastante poco. Afortunadamente, eligieron los que probablemente sean los mejores temas del álbum, y creo que pocos tuvimos inconveniente en volver a escuchar temas como la estupenda «Breaking All Illusions».

El primer set estuvo correcto, disfrutable, pero lo realmente gordo venía en la segunda mitad del show. En el intermedio pudimos disfrutar de un divertidísimo mix de vídeos de Youtube hechos por fans que, ya sea por divertidos o por curiosos, habían llamado la atención a la banda. La mítica llamada de teléfono a la tienda de guitarras pidiendo el «John Petrucci starter deluxe pack with vintage mark IIC plus modern extreme action set ultra», la parodia de las pruebas para elegir a su nuevo batería, la versión orquestal de «Octavarium»… los 15 minutos se pasaron volando, y en seguida teníamos el combo de «The Mirror» y «Lie» encima nuestro. Gozamos de la segunda mitad de «Awake» íntegra y en el orden original del álbu. En estos temas fue donde vimos a LaBrie algo más apurado, pese a que durante todo el concierto pudimos apreciar que, en general, está a un nivel extraordinario comparado con lo desastroso que había llegado a ser en directo. «Scarred» brilló con luz propia, mientras que «Space-Dye Vest» nos trajo sentimientos encontrados a la mayoría de fans allí presentes. Uno de sus temas más emotivos, que nunca había sido tocado en directo hasta esta gira. Todos nos moríamos por escucharlo. La canción empezó de maravilla, pero pronto empezó el caos. Primero, los samples hablados fallaron tan pronto como aparecieron por problemas técnicos. Esto ya le quitó gran parte de encanto a la canción, pero la cosa seguía hacia delante. Después, el horror. James, previa entrada errónea de Mangini, empezó a cantar antes de la cuenta (en el minuto 3:10 podéis verlo). La cara de vergüenza que se le quedó fue indescriptible, y las continuas miradas severas de sus compañeros demostraban que estaban tan decepcionados como nosotros. Para colmo, en el final, alteraron la versión original haciendo la voz más aguda y sustituyendo la parte más orquestal con un infame solo de Petrucci en modo killzone que desentonó totalmente con le esencia de la canción. Un desastre continuo en el que podía haber sido el mejor tema de la velada.

Cerraron el segundo set con la suite «Illumination Theory», que sonó bien y tuvo una estupenda recepción. Lo único que sobró fue la sección central pre-grabada, en la que abandonaron el escenario y nos dejaron con una proyección. Rompió el ritmo del tema, pero el final de esta canción es uno de los momentos del nuevo álbum que mejor suenan en directo. Y aún faltaba lo mejor. Para el bis sacaron la artillería pesada. Un repaso a «Scenes From a Memory» en 4 temas: su esplendoroso inicio, la intrincada «The Dance of Eternity» y la mítica «Finally Free». Sin duda alguna, un repertorio para enmarcar. Y llegado a este punto, os preguntaréis, ¿dónde está el problema? Pues mayormente el problema tiene nombre y apellidos. Sencillamente, gran parte del concierto se vio ensombrecida por la interpretación de Mike Mangini a las baquetas. Este señor es un profesional y toca de escándalo, en eso estamos todos de acuerdo. Pero no todo es técnica, damas y caballeros. Durante las casi 3 horas de concierto, constantemente se hizo patente la falta de groove y la sequedad con la que tocaba las canciones. En los nuevos temas se disimulaba más por ser sus propias líneas, pero en el revival de temas de «Awake» y «Scenes From a Memory», todos esas grandes canciones no acabaron de sonar como debían. El carisma, la actitud, la presencia en el escenario, son elementos muy importantes si recordamos la esencia de estos temas en directo. Cosas como el solo final de «Finally Free» o los arreglos de «Lifting Shadows Off a Dream» sonaron absolutamente extrañas y vacías. Pese a todo, soy consciente de que aquellos que tocamos la batería nos fijamos mucho en estas cosas y quizá para otras personas puedan parecer nimiedades, pero así lo vemos los que le damos importancia a la actitud a las baquetas. Siento sonar a «viuda de Portnoy», como nos suelen denominar, pero el concierto del pasado sábado fue simplemente un buen concierto que podía haber sido excelente con alguien que tuviera personalidad detrás del kit. Y creo que hasta que el mítico batería no vuelva a la banda, esto no va a cambiar y mientras la cosa siga así, seguiré disfrutando en sus conciertos, pero teniendo muy presente que aquello podría ser mucho, mucho mejor: Dream Theater hoy día son una banda con un muy buen directo, pero no los magos que antaño enamoraban irremediablemente.

Promotor:Rock N Rock

Día:2014-01-18

Hora:20:15

Sala:Sant Jordi Club

Ciudad:Barcelona

Puntuación:7