GLENN HUGHES

Como siempre, tarde mal y nunca, es decir, entrando a la sala con retraso, con una cámara que dice adiós nada más empezar el concierto y con un humor de perros. Con este percal es como me tuve que quedar a ver a la voz del rock en su nueva visita a Madrid. Una iba tan ilusionada a ver a este monstruo de las cuerdas vocales. Y digo "tan ilusionada" porque la última vez que cruzamos nuestros caminos, hace ya un par de años, al pobre hombre le dio un arrechucho tal que tuvieron que llamar a una unidad sanitaria y se suspendió el concierto. Esta vez, por lo que me habían contado, GLENN HUGHES estaba en plena forma y servidora se moría de ganas de verle en pleno apogeo de sus habilidades musicales.

Pero vaya, ya el no poder entrar cuando todo el mundo por "problemas técnicos" toca un poco los ovarios, y si encima cuando sólo llevas 4 fotos de mierda va tu preciada cámara y decide morir, la situación se torna en absoluta desgracia. Así que el "morirse de ganas" se convirtió en "me quiero ir a mi casa a llorar mi cámara muerta como una adolescente ñoña". Pero no podía ser porque si no el amo y señor de esta nuestra web se iba a enfadar mucho. Y me quedé. Y menos mal. Porque Glenn Hughes levanta el ánimo a los muertos y en mi caso así fue. Sólo tengo una palabra para describir el concierto del viernes pasado: conmovedor. Conmovedor porque si no se me cayeron las lágrimas por mi accidente fotográfico, sí emergieron al escuchar “Mistreated” con semejante chorro de voz y semejante sensibilidad. Qué nenazas hay en esta web, por dios…

Pero dejémonos ya de niñerías sentimentales. Tengo, lo primero, que recalcar el buen estado de forma en el que encontré a nuestra voz del Rock. Muy rejuvenecido y vital, con un nuevo look que le favorece bastante y aparentemente lleno de energía, a juzgar por la abundancia de carrerillas por el escenario y contorsiones varias con el bajo que realizó. Poniendo gestos, sonriendo a todo el mundo, sintiendo su música hasta el extremo… así me encontré a este pedazo de músico, con 10 años menos que la última vez que le vi, cosa que no hizo menos que alegrarme.

Esta vez, Mr. Hughes se centró en sus trabajos en solitario, más funkis, y nos ofreció un repertorio lleno de éxitos propios, dejando un poco de lado su era DEEP PURPLE. Así, Hughes saltaba al escenario con dos de sus nuevas creaciones, la provocadora "Crave" y la muy ovacionada "First Underground Nuclear Kitchen", la cual alargó para enlazarla con otro tema, Oil and Water, donde su nuevo guitarrista, un chico joven llamado Luis Maldonado, le dio el final con un solo. Tras este inicio tan funky, algo había que dar al público para que se volcase al cien por cien, y no fue otra cosa más que la esperadísima "Mistreated": Hughes la hizo tremendamente larga, incluyó un sinfín de variaciones donde realmente pudimos darnos cuenta de la portentosa voz de este genio, y fue, en definitiva, con la que más emocionó al personal. Y cuando estábamos todos en shock, escuchando atónitos sus subidas, sus bajadas, sus agudos… un móvil sonó, y Hughes, tan bromista él como siempre, simuló coger el teléfono y responder como si fuera Dios quien le hubiera llamado en medio de su canción. Tremendo él.

Tras este momento de chiste, el protagonista de esta crónica nos explicó brevemente el motivo de su siguiente tema, "You Got Soul". Según contó, lo compuso después de haber sufrido en esta misma sala esa crisis de ansiedad que le llevó a suspender el concierto. Según contó, en ella menciona nuestro país, al que está muy agradecido por la comprensión que se mostró aquella noche. Y vuelta a sus nuevos temas funkis; de hecho, la mayoría que interpretó fueron de su nuevo trabajo, “F.U.N.K.” (el nombre lo dice todo), y solamente incluyó alguno más antiguo. Así, interpretó "Coast to Coast" con dedicatoria especial a su desaparecido colega Mel Galley y con la particularidad de que él se hizo cargo de la guitarra. He de decir que la mayoría de los temas fueron bastante alargados con multitud de improvisaciones, como hizo con "Steppin’ On" o con "Let Me Bleed", donde dio toda una lección de agudos.

El broche final del concierto lo tuvimos con Soul Mover, ejecutada con mucho garbo, y la mítica de Deep Purple "Burn", que quedó un poco menos lucida, la verdad.

Así, Glenn Hughes, la voz del Rock de ahora, siempre y por los siglos de los siglos, dejó una vez más bien patente que no hay nadie como él. Como decía alguien a mis espaldas cuando terminaba el concierto, Hughes es una apuesta segura a la hora de ir a un concierto: nunca te falla. Tiene ya 56 años, si no me equivoco, y a pesar de las vueltas que ha dado, sigue siendo un maestro a la hora de dejar a una sala entera conmovida y boquiabierta. Mis felicitaciones a este genio y mi más profundo respeto y admiración.

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