El cuantioso público lo pasó en grande participando, coreando, bromeando e interactuando continuamente con los miembros de la formación, haciendo que ellos mismos se sintieran cómodos y agradecidos con esta vuelta al directo.

Sin teloneros, y con un setlist de veintiuna canciones. Así se presentan los Stravaganzza de Pepe Herrero en la sala Custom de Sevilla tras un parón de siete años en lo que sería el tercer concierto desde su reunión. Y hay muchas cosas que decir, así que vayamos por orden y dejemos que los pensamientos, los hechos y las impresiones se sucedan y se interrumpan.

Una cola multitudinaria para un concierto del género en la capital andaluza espera ansiosa desde antes de las nueve de la noche para entrar en la sala. ¿De dónde sale tanta gente? Salvo con Steve Vai hace un par de años y hace unas semanas con Airbourne, en los que se hizo sold out, no veíamos una taquilla tan agitada para un concierto de rock en la Custom. Fueron casi seiscientas personas esperando a ver a los de Fuenlabrada desde su última visita a Sevilla en Mayo de 2010 (en el mismo recinto pero con anterior nombre). ¿A qué se debe tan rotundo éxito? La media de edad de la concurrencia no rebasaba los treinta, aunque sí que había algunos vieja escuela, y otros muchos de los no habituales. Obviamente la personalidad y el estilo de la banda en este país ayuda, y el tiempo de sequía de directo de los madrileños aumentan la expectación.

Entramos a la sala minutos antes de comenzar el show, avisados de que, de forma excepcional, los fotógrafos podremos permanecer en foso a partir del tercer tema y hasta concluir el evento. Estos chicos vienen fuertes y quieren asegurarse buen material y promoción para quedarse. La batería, de portería, está colocada sobre una tarima a la derecha del escenario, y sobre el lado opuesto hay sitio para corista y violinista. El teclado irá a ras en la parte trasera, dejando hueco en la parte central para coreografías y danzas. Lo que nos sucede a lo largo de las siguientes dos horas largas es una experiencia visual y sonora no convencional en un concierto de “Metal”, durante las cuales la banda nos tiene preparado un viaje cronológico a través de su discografía acompañado de un despliegue visual con bailarinas.

Pepe Herrero, el de rostro impasible, el que no cambió la cara ni cuando seiscientas personas coreaban su nombre, estuvo enchufado al cien por cien durante todo el espectáculo. ¿Había perdido rodaje durante estos siete años? Negativo. Le he visto activo con Mónica Naranjo, dirigiendo una orquesta en “Adagio”, al piano en “Madame Noir”, y a la guitarra en “4.0”, además de estar al frente de su reciente experimento “Lubna”. ¿Por qué insisto en esto? Porque es obvio que Herrero ha aprendido la fórmula y ha querido llevársela a su terreno: un espectáculo de música y danza integrado, una experiencia audiovisual completa en directo, un recuerdo que el cd y el dvd no pueden igualar. ¿Funcionó? Sigan leyendo.

Leo Jiménez, la bestia, estaba en su salsa, y contento de volver con Stravaganzza, se le notaba pletórico y feliz. Lejos quedaron aquellas giras en las que su nombre comenzaba a hacerse hueco en el panorama metalero nacional, aquellos años de “Vientos de Guerra”/”Agotaras”/”El Clan de la Lucha”. Aún conservo las entradas de aquellos conciertos. Le hemos seguido viendo en directo y podemos comprobar que el tipo está igual que hace quince años. A veces lo pasábamos mal viendo los goterones de sudor que le caían del cuerpo, preguntándonos por qué demonios no se desprendía del engorroso guardapolvos y cuándo se desmayaría. Tuvimos que esperar hasta los bises y el hombre no sólo no se desmayó sino que pareció crecerse a medida que el espectáculo avanzaba. El visual es importante, antes muerto que sencillo.

Patricio Babasasa tiene carisma y lo demostró, paseándose por el escenario sin parar, contagiando buen rollo y movimiento a sus compañeros. Miguel Ontivero acompañó a la guitarra rítmica con su espectacular Mayones de siete cuerdas con la que parte la pana en Wormed (hemos podido comprobarlo en directo), es una lástima que tuviera un papel tan secundario como músico de sesión, ya que este hombre es pura garra y actitud. Carlos Expósito estuvo más que correcto tras la batería, contundente y preciso. A los teclados contaron con Eloy Terrero, otro habitual de Mónica Naranjo en directo. Al final todo queda en familia.

En lo sonoro fue bastante aceptable, teniendo en cuenta la dificultad de mezclar, además de un quinteto clásico de rock con afinación en B, un teclado a todo trapo y un violín y una corista adicionales que estuvieron al pie del cañón ininterrumpidamente. El teclado estuvo, como digo, demasiado al frente de la mezcla, aportando una reverb extra a las que ya llevaban la percusión (¿por qué?), el violín, y la voz principal. Ello hizo que las guitarras quedaran tapadas a pesar de sus siete cuerdas, y que el bajo de Babasasa perdiera ese brillo y pegada que le caracteriza. Y me cuesta decirlo, pero a la voz de le faltó volumen. Leo se apartaba demasiado el micro en los agudos falsetianos (para no acoplar, aunque al final lo que tuvo que pasar pasó) y había muchas veces que señalaba con el mismo al público para que coreara las melodías y así hacerle partícipe, pero todo esto hacía que la señal fuese bastante inconsistente. Sonó todo muy neblinoso, pero sonó bien.

En lo visual, aparte de la clásica puesta en escena de Stravaganzza, de corte gótico y todo de negro (concepto que también comparten con Wormed), y sin que las coreografías fuesen nada del otro mundo, la propuesta se volvió especial y brilló gracias a los vestidos y atrezzo de las bailarinas que acompañaron durante varias canciones. Lolitas de varios colores, encajes, bordados, cadenas, pseudocuero, bodypainting, además de sombrillas decoradas, cuadros con marcos tan románticos como Mark Ryden, farolillos, calaveras, alas negras, y un sinfín de objetos que adornaron mucho más el recital que la luz regulera que ofreció la sala y que no favoreció la escena. Y es que se ve que la banda pasa por un momento próspero: caros instrumentos con inalámbricos que daban autonomía, sistemas de monitoreo in ear,… Ahí entro en el debate que anuncié párrafos atrás, y que me lleva a plantearme si este espectáculo tan visual hubiera funcionado en otro recinto más preparado, como un auditorio con butacas, con un escenario mayor y un sistema de audio e iluminación más completo, con una proyección simultánea que acompañe a la música sobre una pantalla… Probablemente funcionaría mucho mejor y el resultado ganaría impacto, pero, ¿estaría el público, entonces abundante, bajo estas condiciones, dispuesto a apoquinar lo suficiente como para que banda y promotoras pudieran asumir los costes de alquiler de infraestructura? Lo dejo ahí.

En general, fue un buen concierto. El cuantioso público lo pasó en grande participando, coreando, bromeando e interactuando continuamente con los miembros de la formación, haciendo que ellos mismos se sintieran cómodos y agradecidos con esta vuelta al directo. El repertorio fue un éxito plagado de cortes escogidos que alternaban el metal gótico y el pop con distorsión, todo con bastante clase y con más dinámica de la que esperaba. No fue un concierto de técnica ni hubo solos, sino que fue más un show de banda, en el que destacaron la versatilidad de Herrero y la garra de Jiménez. Tuvieron la colaboración de Korpa, vocalista de la banda toledana Malnacido cantando las frases rasgadas de “Impotencia 2”, y cerraron con dos versiones: “Desátame” de Mónica Naranjo (en youtube se puede ver a Leo a dúo con la diva) y “Vivir así es morir de amor” de Camilo Sesto. Un final de lo más raro. Los momentos más memorables de la velada: en lo musical la potente “Dolor”, y en lo emotivo la preciosa versión de “Hijo de la Luna” (que ya han hecho suya así como Judas se apropiaran de “Green Manalishi” o “Diamonds&Rust”), lo que me lleva también a plantearme cuánto debería agradecer Herrero a Rafa Blas por popularizar y divulgar su versión de Mecano (algo hizo, produciendo sus dos discos). Saga Promusic nos trajo a Sevilla un espectáculo esperado, disfrutado, aplaudido y celebrado, que, viendo el éxito obtenido, hace que la escena sevillana se mantenga, cada vez más, objetivo de las giras nacionales e internacionales.

 

Fotografías y texto: Odigir Olaf.

 

 

Stravaganzza setlist:

Primer acto

  • Dios
  • … Y en soledad me lamento
  • Mi tempestad

Segundo acto

  • Esperanza
  • Pasión
  • Desilusión
  • Dolor
  • Nostalgia
  • Hijo de la luna (Mecano)

Tercer acto

  • Deja de llorar
  • Grande
  • Máscara de seducción
  • Requiem
  • Inmortal

Cuarto acto

  • Cuestión de fe
  • Sin amar
  • Impotencia II (con Korpa de Malnacido)
  • Un millón de sueños
  • Raíces

Bises

  • Desátame (Mónica Naranjo)
  • Vivir así es morir de amor (Camilo Sesto)

Fotografías y texto: Odigir Olaf.

Promotor:Saga Promusic

Día:2017-10-21

Hora:21:00

Sala:Custom

Ciudad:Sevilla

Puntuación:9