La jornada inaugural de la tercera edición del festival itinerante Sonisphere en nuestro país ha sido un completo éxito. Para un cartel de viernes que aparentemente carecía de un gancho claro en la forma de un “gran nombre” para la parroquia heavy, el Sonisphere consiguió ayer una asistencia que superaba (con creces) las expectativas. Alrededor de 30.000 personas se plantaron ante el escenario del festival en el momento punta, que fue probablemente la actuación de SLASH a partir de la una de la madrugada, demostrando que si, que hay crisis y todas esas cosas, pero que cuando hay la garantía de un festival bien organizado, la gente responde.

Y eso que, el año pasado, la crítica unánime se centró sobre las deficiencias en las instalaciones del recinto bautizado como Getafe Open Air. Se trata de un vasto espacio en pleno Polígono Industrial Los Olivos, cerca de la A-4 Madrid – Córdoba, donde también se celebró el año pasado el festival En Vivo 2010. Ya en éste último se introdujeron amplias mejores derivadas de la experiencia del Sonisphere 2010, pero este año la cosa ha mejorado mucho más.

De entrada, la distribución de los espacios es mucho más equilibrada. Con un solo escenario en lugar de dos, el trasiego de gente es mucho menor. Los constantes movimientos de personal entre un escenario y otro el año pasado daban lugar a cierto agobio e incomodidades entre el público, especialmente en casos como el de MEGADETH, que tocaban en un escenario secundario, más pequeño, cuando el grueso de público del evento los consideraba una de las bandas principales del cartel. Por otra parte, existe una carpa equipada con el material necesario para hacer sesiones de DJ una vez acaba el festival, responsabilidad que recayó ayer noche sobre El Pirata, uno de los clásicos de la radio rockera de nuestro país, que enfocó la sesión como si de un programa se tratase. “Bueno, no voy a seguir dando mítines” explicó al respetable pasadas las cuatro de la madrugada “pero quiero dar las gracias a unos amigos de Galicia que me han traído chipirones”. Pues nada, podría compartir. 

Los stands de restauración, situados cerca de la carpa de DJ, son variados y suficientes, con comida a gusto de todos. También hay zonas de descanso y relax, concretamente en la zona donde se encuentran situados los expendedores de tabaco, y distintos pulverizadores de agua que hacen mucho más llevadera la temperatura de Getafe, que ayer pasó de los 30 grados a primera hora de la tarde, aunque sin la exageración del año pasado, cuando el verdadero cabeza de cartel fue cualquier liquido disponible.

La principal preocupación respecto al año pasado era el polvo. Durante los conciertos, la gente saltaba (obviamente) y levantaba una intensa polvareda que hacía del recinto algo más parecido a una zona de guerra que a un concierto de metal. Huelga decir que la organización aprendió del error, y este año se han colocado parcelas de césped artificial en amplias zonas del frontal del escenario, evitando que así se levante tanta cantidad de polvo como el año pasado. El viernes dicho sistema superó la prueba de fuego en actuaciones como las de ANGELUS APATRIDA, GOJIRA y ARCH ENEMY, donde el personal enloqueció debidamente y las vías respiratorias quedaron más limpias que el año pasado, aunque no tanto como debieran. Como es de rigor, se han tenido en cuenta las demandas del público y se ha mejorado en muchos aspectos clave que han contribuido a que ésta edición sea, ya de entrada, mucho más memorable que la anterior.

El festival arrancó poco después de la seis de la tarde con la actuación de los suecos BULLET, una de esas bandas de heavy metal de la vieja escuela, con muchas deudas hacia Udo Dirkschneider y sus ACCEPT, por no comenzar a hablar de AC/DC, cuyo sonido de guitarras tienen casi tan conseguido como los chicos de AIRBOURNE. Les tocó la difícil papeleta de abrir el festival y gestionaron su poco más de media hora con una destreza que tan solo tienen allí donde realmente saben lo que es el rock. Concisos, directos y sin tonterías innecesarias, tocaron temas como “Highway Pirates”, “Stay Wild”, “Turn it Up Loud” y, sobretodo, el himno “Bite the Bullet”, que podría haber formado parte de “Metal Heart” o de “Back in Black” sin ningún problema.  Su vocalista Hell Hofer posee un tono que recuerda tanto a 1980 que casi me dan ganas de irme a quemar contenedores con mis amigos.

Una reacción similar es la que proporcionan los manchegos ANGELUS APATRIDA, quienes, casi sin querer, se han convertido en los salvadores del thrash metal en nuestro país e incluso más allá. Llevan dos años absolutamente imparables, alimentados por la excepcional reacción que tuvo su disco “Clockwork” y el éxito que están suponiendo sus conciertos por toda España y sus giras por Europa. Tras firmar un acuerdo de colaboración con la gente de Jackson Guitars hace escasas semanas, la banda está viendo como su posición se refuerza y las exigencias crecen. No en balde, miles de personas se comieron el calor que aun había a media tarde para disfrutar de un buen golpe de thrash made in Albacete. Es más, probablemente es una de las bandas que más seguidores de pura cepa parecía tener en el primer día, por encima incluso de muchas bandas internacionales de esas que tendemos a sobrevalorar habitualmente. La aclamación cuando salieron a escena fue la merecida y ellos también supieron aprovechar debidamente su espacio en escena. Con el personal de seguridad regando al público para evitar alguna que otra lipotimia, Guillermo Izquierdo proclama que “es un puto honor estar aquí” al tiempo que quitaba la espoleta de un tema tan violento como “Of Men And Tyrant”. No faltaron otros como “Blast Off” o la clásica “Thrash Attack”. Están en su mejor momento y no verás un solo concierto en el que lo hagan mal.

Ya con gran parte del público que se agolpaba en interminables filas a la entrada del festival, salían a escena VALIENT THORR con todas las ganas del mundo a pesar del calor reinante. Su peculiar estilo retro a medio camino entre el heavy metal y el stoner se personifican en su cantante, Valient Himself, bien secundado especialmente por el bajista Dr. Professor Nitewolf Strangees. Su frontman es un tipo peculiar, y sobre el escenario tienen casi cualquier pinta menos de un grupo de música. Hicieron vibrar a la gente con temas como ‘Mask Of Sanity’ o `Sleeper Awakes’, pero sobre todo con una actitud y entrega que hizo que se consiguieran grandes ovaciones.

Los franceses GOJIRA quizá estaban demasiado arriba en el cartel, pero es innegable que lo que ofrecen en directo es algo muy potente y su entrega en directo es innegable. Salieron a conquistar, como si no hubieran tocado nunca en nuestro país, y con la enrevesada “Ocean Planet” como banda sonora de su inicio de actuación, procedieron a decapitar a algún que otro incauto de las primeras filas que aún no les conocía. Si hay que decir algo sobre su actuación es que solo una parte del público se mostró entregada con ellos, lo que contribuyó a que un concierto donde la música es tan matemática, tan rebuscada y tan difícil de digerir quedara un poco deslucido. “The Heaviest Matter of the Universe” sonó exactamente como su nombre sugiere, mientras que “Vacuity” despertó a los que aun no habían terminado de captar a los de Joe Duplantier. No obstante, fueron su hermano Mario y el bajista Jean Michel Labadie los que llevaron el peso escénico de la actuación. Brutales pero algo menos que en otras ocasiones.

A poco más de las diez tomaban el escenario SOBER, presentando su vuelta al panorama discográfico con ‘Superbia’, abriendo con el tema que lo da título. Desde el principio gozaron sino del mejor, uno de los mejores sonidos de la noche. Carlos Escobedo es uno de los mejores frontman del país, metiéndose al público en el bolsillo desde los primeros temas como ‘Diez Años’ o ‘La Nube’. Bien secundado por su hermano Jorge y Antonio Bernardini, me sigue llamando la potencia con la que toca Manu Reyes la batería, cada día en mejor forma. No faltaron temas nuevos como ‘La Araña’ y su single ‘Tic Tac’ con temas del pasado (reciente) como ‘El Hombre de Hielo’, tras la cual Carlos se puso a la batería, para ocupar Manu una posición frontal con un set de percusión. Como suele ser habitual en ellos, terminaron con ‘Loco’, seguida de ‘Sombras’ para completar una de las mejores actuaciones del día.

Con su reciente ‘Khaos Legions’ se presentaban ARCH ENEMY. Su intro y ‘Yesterday is Dead and Gone’ dieron el pistoletazo de salida a una actuación cuyo peso llevan en todo momento Michael Ammott y Angela Gossow. La garra de una y la presencia del otro sustentan un grupo cuya fama ha ido en ascenso, como demuestra la gran afluencia de gente que disfrutó de su show. A pesar de la reciente salida del disco, los temas que mejor acogida fueron los antiguos como ‘Ravenous’, o clásicos que han hecho más recientes como ‘We Will Rise’ y la frenética ‘Nemesis’, que puso fin a su paso por Sonisphere.

La actuación de SLASH fue el plato fuerte del día. Y es que ante la falta de un cabeza de cartel claro, nadie mejor que el tipo más querido de la formación clásica de GUNS N’ ROSES para poner al personal a saltar como si no hubiera mañana. Tiene una formación de lujo y lo sabe, por lo que opta por tomar un segundo plano bastante curioso, cuando se trata de la principal estrella. Así que mostrando una bienvenida falta de ego, SLASH salió a escena y se fue a un lado del escenario mientras dejaba que el impresionante Myles Kennedy tomara gran parte del protagonismo, con una voz aguda y hecha a medida tanto para los temas en solitario del guitarrista como para los de su antigua banda. De hecho, Myles se ha convertido en una pequeña estrella por derecho propio, especialmente después de haberse sabido que probó con LED ZEPPELIN de cara a una eventual reunión del grupo sin Robert Plant. Pero Kennedy no alardea, canta como un Dios y deja que su profesionalidad suscite el interés. Tiene química con Slash, y mucha. Cuando los dos toman el centro del escenario, Myles dejándose la voz y Slash en su típica postura de guitar hero haciendo uno de sus solos, uno no puede sino recordar tiempos pasados. Iniciaron el show con “Ghost”, que es todo un pedazo de hard rock de la mejor escuela, infeccioso y de sonido típicamente Slash. Con el sombrero inamovible como protagonista de su imagen, el guitarrista dio paso a “Mean Bone” y luego a un “Sucker Train Blues” que nos recordaba al ya lejano primer disco de VELVET REVOLVER. Con el público totalmente a sus pies, comenzó a sacar la artillería pesada, que tuvo su primera muestra en forma de “Nightrain”. El grito colectivo que recibió el tema desde el público nos dio un pequeño indicador de lo deseada que es una reunión de GUNS N’ ROSES. Y de que no hay nadie mejor que Slash para hacer justicia a los viejos temas de la banda. Ni Steven Adler, ni Duff McKagan con LOADED ni el mismísimo Axl Rose en sus GUNS N’ ROSES actuales puede replicar el feeling que aporta el guitarrista. “Rocket Queen” y “Civil War” siguieron motivando al público, que en ese momento se encontraba en la más absoluta gloria, a juzgar por la expresión de las caras. Manos arriba, manos a los lados, un jodido mar de manos en todas direcciones para celebrar las canciones de una banda que marcó época.

“Back From Cali” fue otro de los nuevos temas que Slash tocó, recordándonos a todos que sacó un disco con su nombre hace cosa de un año. Y no solo eso, sino que es un discazo con su sello inconfundible en cada canción. “Promise” y “Nothing to Say” completaron la selección de temas del álbum, antes de atacar con “Speed Parade” de la época de SLASH’s SNAKEPIT. Un sobrio “Patience” fue la antesala de “Sweet Child O’ Mine”. El escalofrío que da escuchar como de golpe 30.000 personas dan un grito estremecedor a la misma vez no se puede explicar con palabras. En ese momento, desde una posición tras la batería del imparable Brent Fitz (UNION, Gilby Clarke, Alice Cooper y muchos más) pude entender porque los artistas están sobre el escenario a las duras y a las maduras. Cuando obtienes semejante muestra de gratitud colectiva ante algo que tocas con tu instrumento, la adicción es instantánea.

El show llegó a su fin con “Slither” de VELVET REVOLVER, aunque Myles no conseguirá darle el toque peligroso y decadente de Scott Weiland por mucho que lo intente, y la eterna “Paradise City”, que fue una auténtica fiesta para todos los implicados, banda y público. Impresionante show, sin duda.

Apenas veinte minutos después, era el turno de los británicos THE DARKNESS, quienes se reunieron recientemente para retomar las cosas allá donde las dejaron en el 2006, momento en el que su vocalista y líder Justin Hawkins decidió marcharse de la banda. Las drogas y los egos enviaron rápidamente a paseo a una banda que había sido vendida como la salvación del rock de corte más setentero, con influencias de QUEEN y AC/DC, tras dos discos, uno absolutamente clásico y otro más irregular. Y obviamente tiraron mucho más de “Permission to Land” que de “One WayTicket To Hell…And Back” a la hora de confeccionar su setlist. El público estaba frio, entre curioso y ofendido, por la propuesta poco ortodoxa de los británicos en un festival tan heavy como éste. Pero poco a poco se fueron ganando al personal, aunque prácticamente la mitad se había marchado tras acabar la actuación de SLASH. Los que se fueron se perdieron un buen show de rock, aunque obviamente faltó volumen y faltó algo más de ensayo. En ciertos momentos se les veía perdidos, pero es que hay que recordar que nunca fueron una banda a la altura de los viejos clásicos en cuanto a dominio del público y del ritmo de un show. Crecieron rápido, se aguantaron bien, pero la experiencia no se puede comprar.

Con “Bareback” y “Black Shuck” dieron inicio al concierto, sin la pirotécnica y grandilocuencia de su actuación en el Download inglés. El riff de “Black Shuck” era ciertamente conocido, pues el público saltó como un resorte en cuanto comenzó a sonar, pero faltaba potencia desde la mesa de sonido. La segunda, “Growin’ on Me” mostró maneras de himno de arena, como en el disco, pero el publico no cantó, lo que desmereció un poco el asunto. “Get Your Hands Off My Woman” funcionó mucho mejor, e incluso la AC/DC “One Way Ticket”. “Love is Only a Feeling” puso a prueba los cañones de confetti, que llenaron el aire de papelitos mientras la banda ejecutaba su mejor balada, con un solo de Dan Hawkins absolutamente emocionante.  “Friday Night” y “Is It Just Me” prosiguieron el ritmo del show, donde también sonaron un par de temas nuevos llamados “Concrete” y “Cannonball”. Lo mejor llegó al final con “Stuck in a Rut”, “Givin’ Up” y finalmente las infaltables “I Believe in a Thing Called Love” y la cañera “Love On The Rocks With No Ice”. Puede que el vestido de gato de Justin Hawkins diera cierta grima, o que el baterista Ed Graham no sea Chris Adler de LAMB OF GOD, pero THE DARKNESS es una banda que brilla con buenas canciones, buenos estribillos y riffs de la vieja escuela. En ese sentido cumplieron y el público, sin ser excesivamente receptivo, tampoco fue hostil. No obstante, en “I Believe…” la locura generalizada se desató y la gente coreó ampliamente el nombre de la banda. Al final se los ganaron. Y es que si eres un heavy de pura cepa, THE DARKNESS te parecen una jodida broma, es obvio. Pero bravo por la organización por tener el valor de colocarlos ahí. Muchos los disfrutamos, aunque sigan teniendo momentos algo difíciles de presenciar.

Volveremos hoy a presenciar actuaciones de HAMMERFALL, MASTODON, DREAM THEATER, TWISTED SISTER y, sobretodo IRON MAIDEN. Se esperan casi 40.000 personas en la segunda jornada del festival, por lo que el evento promete ser un absoluto triunfo en ésta tercera edición. Mañana os lo contamos!

 

Texto y fotos: Sergi Ramos / Varo Andrés

Promotor:Last Tour International

Asistentes:30000

Día:15/07/2011

Sala:Getafe Open Air

Ciudad:Getafe (Madrid)

Puntuación:9