CRONICA SONISPHERE FESTIVAL (SABADO) – HAMMERFALL + MASTODON + APOCALYPTICA + DREAM THEATER + IRON MAIDEN + TWISTED SISTER + URIAH HEEP + LACUNA COIL
La segunda jornada del festival arrancaba temprano. Para muchos, demasiado pronto después de haber terminado a alturas horas de la madrugada la carpa de música del día anterior. Y en pleno julio, el sol pegaba fuerte a las tres y media de la tarde para cuando HAMMERFALL hacían acto de presencia en Sonisphere. Los más madrugadores (sobre todo seguidores de la doncella que querían estar desde primera hora pasando calor para aguantar en la línea frontal hasta la noche) pudieron asistir a la actuación de los suecos. A priori no encajaban mucho con algunos de los grupos del cartel, pero el empeño lo pusieron desde ‘Patient Zero’, que abre su reciente ‘Infected’; de él mostraron algún tema más, como ‘One More Time’, pero abriendo la jornada poco más podían hacer, y ya tendrán tiempo de presentarlo en unas condiciones mejores. El público se vino arriba con temas más clásicos, como el que da nombre al grupo o ‘Let The Hammer Fall’, con el que terminaron. Al fin y al cabo, los temas más conocidos son los que más se dejan escuchar en estas circunstancias, y los nuevos es mejor reservarlos.
El calor seguía reinando, y el aire empezaba a levantar el polvo antes de lo previsto; pero en el aspecto musical, a cosa mejoró bastante con MASTODON. Los de Atlanta salieron a arrasar y a intentar quitarse ese lastre que tienen últimamente de que en directo no consiguen sonar bien. Siendo justos, según la zona en la que estuvieras variaba demasiado, pero es el mejor que han tenido en sus últimas visitas por nuestro país. Además, el repaso que hicieron de grandes éxitos no tuvo precio; parece que tengan un set basado en un próximo disco recopilatorio, porque apenas se dejaron fuera de él ninguno de sus temas más representativos, empezando por ‘Iron Tusk’ y terminando por ‘Blood and Thunder’. Entre medias, se nota que han dejado algo más de lado su ‘Crack The Skye’, tocando solo un par de sus temas, para centrarse en sus obras anteriores. La unión de ‘March of the Fire Ants’ y ‘Where Strides the Behemoth’ al principio de su concierto hizo que se pusieran el listón muy alto, pero lo mantuvieron con ‘Mother Puncher’, ‘Aqua Dementia’ o ‘Megalodon’. Son una apisonadora, y uno de los grupos actuales más atractivos a la hora de escuchar metal moderno; Troy Sanders y Brent Hinds personifican la locura y desquiciamiento del que hace gala la banda en muchas ocasiones. Ya hay ganas de su nueva obra, que en teoría verá la luz a finales de este año.
La gente no paraba de llegar, y para la salida de APOCALYPTICA el número de personas era cercano al que disfrutó SLASH la noche anterior. El sol jugaba en contra de la puesta en escena de los finlandeses, pero pronto superaron el obstáculo con muchas ganas sobre el escenario. Tras la intro de ‘Hallelujah’ de Jeff Buckley, sorprendieron con su actividad frenética para empezar con ‘2010’ (sin Dave Lombardo a la batería, como en su último disco). El obstáculo que no superaron fueron los problemas técnicos del chelo de Paavo Lötjönen, que se pasaría ‘Grace’ entera en una esquina intentado arreglarlos. Ya superados, afrontarían ‘Master of Puppets’, la primera versión de METALLICA de su set, pero no la única; junto a ella harían acto de presencia ‘Nothing Else Matters’, (que teniendo en cuenta la hora y la temperatura, creo que quedó fuera de lugar) y una más cruda ‘Seek & Destroy’. Sigo sin entender el camino que tomaron hacia canciones con colaboraciones, sobre todo de voz, porque te hace depender de un cantante que cogen para girar y aparecer solo en algún momento aislado, como ‘I Don’t Care’ o la más reciente ‘End of Me’. Eso por no hablar de imprimir la personalidad de cada vocalista, o buscar alejarse de la grabación original… En cualquier caso, las miles de personas ya presentes supieron agradecer el esfuerzo del grupo, sabedores de que lo mejor de la jornada aún estaba por venir.
Después de APOCALYPTICA, era el turno de los renacidos DREAM THEATER. A estas alturas, y solo a esperas de escuchar lo que han hecho en su nuevo disco “A Dramatic Turn of Events”, uno tan solo puede pensar que la marcha de Mike Portnoy ha sido para bien. La banda ha recuperado su lado musicalmente más progresivo, dejando de lado las tendencias de metal americano que propulsaba últimamente Portnoy. Solo con “On the Backs of Angels”, el único tema nuevo que está sonando en estos nuevos conciertos, uno ya capta que el teclista Jordan Rudess y el guitarrista John Petrucci se han puesto a la labor de recuperar el sabor de los DREAM THEATER de la vieja escuela. Y si, sabe muy mal que la formación clásica de la banda se rompa, pero todos los matrimonios necesitan un descanso y el de DREAM THEATER estaba necesitándolo hace unos años. La última vez que tocaron en Barcelona había la mitad de gente de lo habitual, señal de que las cosas estaban estancándose, como el propio Petrucci admitió cuando esta web habló con el minutos antes de salir a tocar.
El concierto de DREAM THEATER de ayer en Sonisphere se podría calificar como el más dinámico de su historia. Con Portnoy fuera, los roles se han repartido más, incluido el de liderar la banda escénicamente. James LaBrie se movió más anoche que en todos los conciertos de DREAM THEATER previos que he visto juntos. John Myung hizo poses y levantó su bajo en el aire presa de la excitación. Jordan Rudess sonrió. Y el nuevo baterista Mike Mangini simplemente hizo lo que mejor sabe: hacernos sentir seres inferiores desde su “modesta” batería de cuatro bombos, doscientos mil platos y varios octotoms. Decir que pocos echaron de menos a Portnoy será rudo, pero realista. El repertorio estuvo bien elegido, con “Under a Glass Moon”, “These Walls”, “Forsaken”, “The Great Debate”, “Fatal Tragedy”, el mencionado tema nuevo “On The Backs of Angels”, que mucha gente ya tenía bien aprendido, “Caught in a Web” y un final apoteósico con “Metropolis Pt.1”. Es obvio que una hora de show es poco para DREAM THEATER, pero como primera toma de contacto con el nuevo miembro era más que suficiente. Bravo también por Labrie, que parece tener su voz en infinitas mejores condiciones que en años recientes.
Durante tres cuartos de hora, los técnicos de IRON MAIDEN prepararon el escenario para el show de los cabezas de cartel, que prácticamente doblaron su asistencia del año pasado en Valencia, cuando actuaron para 22.000 personas en el auditorio Marina Sur de la capital levantina. No cabe duda de que, cualquiera que sea el set-list, el público responde masivamente a la llamada de la doncella británica y ayer fueron casi 40.000 personas las que presenciaron el concierto del grupo en Getafe. Eso sí, el ambiente no fue TAN eléctrico como el que se vivió el año pasado. La experiencia de ver a IRON MAIDEN al lado del mar tenía otro feeling, pero lo cierto es que en Getafe no defraudaron. Es que IRON MAIDEN no defraudan. A día de hoy, aun no les he visto hacer un mal concierto y llevo trece años viéndoles en directo constantemente. Son profesionales, infalibles, precisos, enérgicos y tremendamente excitantes en directo. Cuando uno ve a Bruce correr en el backstage preparándose para darlo todo en el show, una pequeña sensación de “no somos dignos” te recorre el estómago.
Tras el habitual “Doctor Doctor” de UFO, que todo el público celebró como si fuera el propio concierto, la banda tomó posiciones mientras sonaba la extraña intro “Satellite 15”, que enlazaría con “The Final Frontier”, el tema que abre el show. Es la primera vez que veo a la banda abriendo su show con un tema de medio tiempo, no uno de los rápidos al estilo “Aces High”, “Futureal” o incluso “The Wickerman”. Se hace extraño y parecen un poco descolocados, especialmente Dickinson, en el primer minuto o dos. Luego la cosa va avanzando lentamente con “El Dorado” (que el público celebra con un entusiasmo que no parece propio para un tema del nuevo disco) y cuando llega “Two Minutes to Midnight”, la cosa ya está por las nubes. Otro esquema de show distinto para la banda, que ha quitado algunos temas de la última década en pro de un par de clásicos adicionales. No obstante, el grueso del set siguió estando lleno de guiños a sus producciones más recientes. Las nuevas “The Talisman” y especialmente “Coming Home” sonaron muy rodadas, con Dickinson haciendo alarde de dominio tonal en la segunda. Entre “Dance of Death” y “The Wickerman” metieron una celebrada “The Trooper”, con Dickinson haciendo el numero de las banderas y demás. Todo visto, pero siempre necesario. Probablemente enlazar dos temas tan largos como “Blood Brothers” y “Where The Wild Wind Blows” es un fallo, y el público se aplatanó bastante en el más nuevo, pero “The Evil That Men Do” y un Eddie de tres metros nos despertaron. Siguiendo la costumbre de la última gira, Eddie recibe de manos de un roadie una guitarra que toca al final del tema para regocijo de los presentes. Es todo tan encantadoramente kitsch, que no puedes evitar fijarte.
El atlético Dickinson no paró ni un momento y sus carreras por las pasarelas superiores durante “Fear of The Dark” serían extenuantes para el humano medio, pero no para él, que además no pierde ni una palabra de lo que ha de cantar mientras va a arriba y abajo. La final “Iron Maiden” nos llevó al cierre provisional de show, con la aparición de un añorado “Big Eddie” en la parte trasera del escenario. Los bises fueron los habituales: “The Number of the Beast”, la magistral ”Halloweed Be Thy Name” y un felizmente recuperado “Running Free”, donde Bruce aprovecha para pasar un buen rato con el público diciendo tonterías y haciéndole participar.
Puede que la fórmula le pueda parecer manida a algunos, pero con treinta y seis años de carrera, IRON MAIDEN tienen mucha más credibilidad en directo que prácticamente ninguna otra banda. Todo es igual que siempre, pero ¿no es eso lo que nos gusta precisamente?
Tras IRON MAIDEN solo hay una banda que pueda mantener el ritmo de un festival y esos son TWISTED SISTER. El agraciado Dee Snider salió a escena con tantas ganas de darlo todo como siempre, aunque ésta vez la banda vino sin trajes ni maquillajes. Tampoco hacen falta. Aún sin ese aspecto de travesti revenido que todos tenemos grabado en la mente por los videoclips de los 80, los neoyorkinos se ganaron a todo el personal, que aun se mantenía ante el escenario sin abandonar posiciones. Tardaron un poco en salir, lo que habría estado solucionado si hubiera habido escenario secundario, pero es casi más cómodo esperar que mover a 40.000 personas de un lado a otro. Con “What You Don’t Know”, “The Kids Are Back” y “Stay Hungry” la banda dio por iniciado su concierto, que sonó algo peor que IRON MAIDEN, pero aún así estuvo muy bien. “Shoot ‘Em Down”, dedicada a la clase política por parte de Snider, y “You Can’t Stop Rock And Roll” como declaración de intenciones mantuvieron al público en pie de guerra en todo momento. No obstante fueron “We’re Not Gonna Take It” – junto con el habitual “Huevos con Aceite” celebrado por todo el público- y “I Wanna Rock” los momentos culminantes del show. Impresionantes, como siempre, ya sea con maquillaje o sin él.
Sacar a los pobres URIAH HEEP a tocar después de TWISTED SISTER es poco menos que temerario, pero el público los disfrutó y muchísima gente se quedo a verlos. Mick Box en la sombra dominó el show, pero Bernie Show fue quien se ganó las simpatías del público. Presentando su nuevo “Into The Wild”, es obvio que no podían superar lo que habría sido un show de ALICE COOPER justo después de uno de TWISTED SISTER, pero hicieron todo lo que pudieron y no fue poco. Arrancaron con “Wake The Sleeper”, tocaron temas nuevos como la gran y rítmica “Nail on the Head” y en el mejor momento del show sonó la clásica “Easy Livin’”, como no podía ser de otra manera. Parece que no, pero son muy capaces de llenar un escenario enorme de festival lleno de gente que no está allí para ver su concierto. Se ganaron el favor del público y respondieron como verdaderos maestros de su oficio.
Los que peor lo tenían eran, sin duda, LACUNA COIL, que tenían la difícil labor de cerrar el festival. Sonaron un poco fuera de lugar en esa posición, de madrugada, tocando su metal de corte popero y aperturista. La escasa iluminación no hizo ningún favor a la banda, que tiene en su dinamismo escénico una de sus mayores bazas. Pero todo pareció forzado y estudiado en el show de LACUNA COIL. Son una banda muy buena, pero en los últimos tiempos han perdido un poco de gancho y en Sonisphere no supieron conectar excesivamente con el público. Cristina Scabbia se esforzó mucho y Andrea Ferro dio la talla vocalmente, pero a veces parecen más preocupados con hacer posturitas que con llegar al público. Tanto “Underdog” como “I Won’t Tell You” funcionaron bien para abrir el concierto, pero la cosa decayó un poco hasta la llegada de “Heaven’s a Lie”, a mitad del set, “Spellbound” y “Our Truth” al final. Si el festival hubiera acabado con URIAH HEEP o, mejor aún, con TWISTED SISTER, todos nos habríamos ido a la cama igual de felices.
En otro orden de cosas, en el segundo día si que hubo bastante más presencia de polvo, aunque en la concentraciones insalubres del año pasado. El polvo no se concentraba en suspensión y por suerte el viento se lo llevaba a un lado. Viento que, por cierto, hizo alguna que otra perrería con el sonido, especialmente durante el show de IRON MAIDEN, pero sin demasiadas molestias.
Los movimientos de miles de personas tras el set de IRON MAIDEN hicieron que hubiera ciertos momentos de incomodidad al desplazarse por el recinto, algo que quedaría solucionado con el método que se emplea en algunos festivales europeos basados en carriles de ida y carriles de vuelta perfectamente señalizados y una mayor sectorización de la zona de público.
En cualquier caso, Last Tour International ha vuelto a demostrar que son expertos totales a la hora de montar festival de gran envergadura. Hay cosas contra las que no se puede luchar (calor, por ejemplo), otras que son imprevisibles (el viento y que el sonido vaya y venga en algunos momentos) y otras que son mejorables (el asunto del polvo solo se mejoraría plantando césped en todo el recinto, pero tiene pinta de ser caro…), pero la cuestión es que siempre se tome nota de los fallos y se siga evolucionando. El haber asentado el Sonisphere en Getafe da la posibilidad de ir implementando mejoras año tras año, mientras que cambiando de localización constantemente lo hace mucho más complicado. No cabe duda de que visto el enorme éxito de la edición del 2011, con más de 70.000 visitantes globales, habrá edición 2012. Y allí estaremos para contarlo.
Texto: Sergi Ramos / Varo Andrés - Fotos: Sergi Ramos
Promotor:Last Tour International
Asistentes:40000
Día:16/07/2011
Sala:Getafe Open Air
Ciudad:Getafe (Madrid)
Puntuación:9
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