Desde primera hora de la tarde, la montaña de Montjuic veía desfilar a centenares de heavies que acudían a su cita “de altura” en el Estadi Olimpic. Cada vez son menos los grandes conciertos de heavy metal que se viven en el estadio: a duras penas ha habido una gran cita para el estilo desde que AC/DC llenaron el lugar en 2015.

Así pues, como rito generacional, padres, madres, hijos y los abuelos de estos en algunos casos, se han acercado hasta el estadio de Lluís Companys para hacer el paso generacional: cuando llevas a tus descendientes a ver a aquella banda que te marcó en tu juventud.  Mucha gente joven entre el público, acólitos tardíos de las huestes de Hetfield y cía pero que tienen la suerte de ser aún capaces de ver a un grupo en plenitud, no en decadencia. No se puede decir lo mismo de muchas otras situaciones. 

Sin llenar el estadio –Metallica siempre tuvo más tirón en Madrid, eso es innegable- el grupo se presentaban ante un público a todas luces masivo. Al alcance de pocos está llenar las 65.000 localidades del olímpico y solo hay que volver a la actuación de Metallica en el mismo lugar en el 2003, cuando metieron a unas 20.000 en el Doctor Music Day, para entender que es un asunto difícil. Más adelante, en el Sonisphere de 2009 en el Forum consiguieron reunir a 40.000, pero su alcance en Barcelona es más limitado, como las cifras atestiguan.

Todo esto da igual: quien estaba hoy en la gélida tarde de Barcelona viendo a Bokassa, Ghost y Metallica estaba viviendo un evento para el que lleva esperando muchos meses. Las cifras, análisis sesudos y consideraciones varias les importan un comino. La cuestión es “¿tocan “Fuel” o tocan “Harvester of Sorrow”?”. 

Bokassa: más caña que en Madrid

Bokassa empezó su show con algo menos de media entrada, pero vaya, que no se verán en otra como esta en Barcelona salvo que repitan como teloneros de un Guns N’ Roses o un AC/DC. Su repertorio fue similar al de Madrid, pero dentro de que su estilo es el «hardcore punk stoner», como ellos mismos lo definen, hoy le han dado un toque más punk que en Madrid. Pese a que técnicamente se han mostrado mejor que en el concierto de Bokassa en Madrid, los noruegos han tenido la desventaja de que el viento que corre esta tarde por Barcelona (el cual está provocando ver más de una chaqueta puesta), empeorara la calidad de sonido de su actuación. Un precalentamiento para lo que se venía encima un rato después.

Cumpliendo el sueño de Forge

Ghost salieron a escena con tres minutos de margen sobre su hora establecida. Unos minutos antes, charlando con Tobias Forge en el autocar de gira, el líder detrás de Ghost nos confesaba que es un fan empedernido de los Rolling Stones hasta el punto obsesivo. Y que alrededor de 1990, cuando se hizo aficionado de la banda y comenzó a investigar su carrera, una de las primeras cosas a las que tuvo acceso fue el concierto de la gira “Urban Jungle” de Barcelona, que fue retransmitido por televisión a multitud de países. Desde entonces, Forge cuenta que su sueño era tocar en el Estadi Olímpic de Barcelona. Algo que, finalmente, ha podido cumplir hoy aunque como acompañante de Metallica. 

No se ha andado con chiquitas el líder de Ghost. Desde el inicio del show con “Rats” se ha esforzado por meterse al público en el bolsillo. Lo que hace años parecía un extraño modo de dirigirse al público ahora se ha convertido en la seña de identidad de un frontman extraño, repleto de mística y con un lenguaje corporal que va de la estrella del rock al ridículo consciente. 

Una temprana “Absolution” con aires de gran hit ha sonado y ha comenzado a mover al público -probablemente su tema más popular junto con “Year Zero”. Tocar ante un estadio repleto de fans de Metallica es tarea desagradecida -nadie quiere verte a tí- pero poco a poco la banda se ha ido metiendo a la gente en el bolsillo. Las tempranas explosiones de “Absolution” han demostrado que no es un concierto de un telonero sino el de una gran banda que acompaña a una banda enorme. 

El setlist ha sido idéntico al de Madrid en cuanto a setlist aunque el espacio ha beneficiado más a Ghost, que quedaron algo más deslucidos en el enorme espacio de Valdebebas. Canciones como “Ritual” han sonado añejas en comparación con los nuevas “Faith” o “Dance Macabre”, que todo el mundo ha escuchado a estas alturas. Majestuosa ha sido la enorme “Miasma” y el momento “heavy” de la noche, “Mummy Dust”. 

El final, con “Square Hammer” ha demostrado que Ghost ya están preparados para el siguiente gran paso. Forge ha cumplido su sueño de tocar en el Estadi Olimpic como comparsa de Metallica pero tal y como nos explicaba, su idea es tocar en el Palau Sant Jordi con su propia banda en un futuro no muy lejano. 

Metallica se reencuentran con el estadio 16 años después

La llegada a Metallica a Barcelona fue un torrente de emociones contenidas. Al final, por mucho que se hable, por mucho que se les critique, son la banda que tiene en su mano unir a todas las generaciones de fans del rock y el heavy metal y trazar ese siempre discutible enlace con el mainstream. El concierto de Barcelona fue una muestra de que Metallica están ya por encima del bien y del mal. Pueden recordar sus momentos más bajos -como el mítico “Frantic” de “St. Anger”- y la gente solo estalla en aún más gritos. Sus fracasos son ahora menos fracasos y sus éxitos adquieren un dimensión que solo puede tener la banda de heavy más grande del planeta.

Salieron con un ligero retraso a las 21:15 y lo hicieron, como era de esperar, con “Hardwired”. El estadio se puso en pie de guerra minutos antes, cuando el viejo “It’s a Long Way to the top” de AC/DC sonó por la PA. Cuando llegaron Metallica al escenario podrían haber hecho una receta de risotto en directo y habrían conquistado de la misma manera. 

“The Memory Remains” es un tema que han recuperado para la gira actual y que funciona a gran escala en los estadios. Ver a 50.000 personas cantando el estribillo y la banda incitándoles siempre es un espectáculo. Pronto llegó también una acelerada y potente “Ride the Lightning” que Hetfield cantó como si fuese una venganza. Fue el primer tema donde James parecía encontrar su sitio en el escenario -tarea que no era fácil con la fresquísima temperatura que había en Barcelona.

El show siguió con una apreciada “The Thing That Shouldnot Be” y un aclamado “The Unforgiven”. La banda ya acomodada en el estadio se pateaba el escenario arriba y abajo, excepto James que no se adentraba en la zona de pasarelas que conformaba el snakepit. “Here Comes Revenge” fue la siguiente pero fue con “Moth Into Flame”, que se ha erigido como nuevo clásico de la banda, que el grupo puso al estadio en pie a base de llamas desde todos los puntos de la gigantesca estructura del escenario y las torres del estadio.

Después de hacer sus clásicas alusiones a la família, James nos avisó de que Metallica nos iba a dar heavy metal. Era el momento de “Sad But True” y el estadio se volvió un puño en el aire al unísono. “Fade to Black” tranquilizó un poco las cosas y entonces Kirk Hammett y Rob Trujillo se adueñaron del escenario para hacer su clásica versión conjunta. En este caso, la elegida no fue sorpresa: nuevamente se decantaron por Peret y por “El muerto Vivo”. Al estadio entero le dio igual y la cantaron como si no hubiese un mañana.

El camino se iba allanando para los clásicos más importantes de la banda. Tras la mencionada “Frantic” llegó el turno de las explosiones y el fuego en una “One” que no pierde vigencia y un “Master of Puppets” que por muy trillado que esté todo el mundo corea a muerte. La banda se traslada a la zona delantera de las pasarelas en lo que es un escenario B de reducidas dimensiones. Allí tocan un eléctrico “For Whom the Bell Tolls” y un ardiente “Creeping Death” donde el fuego vuelve a iluminar todo Montjuic. Cierran el set principal con una infaltable “Seek and Destroy” para retirarse a descansar unos minutos.

Vuelven rápido y lo hacen con la también nueva “Lords of Summer”, que sigue sin terminar de cuajar excesivamente en directo. Eran casi las once y media cuando James y Kirk se adueñaron del centro del escenario para la eterna “Nothing Else Matters”, que llenó el estadio de luces de móvil y lásers. Solo podía quedar una y esa era “Enter Sandman”. Fuego y explosiones iluminaron de nuevo la fría noche de Barcelona y Metallica se fueron por donde habían venido con un concierto mejor que el de Madrid bajo el brazo. El rito generacional volvió a completarse y otro montón de chavales hablarán dentro de veinte años de “cuando vieron a Metallica en el Estadi Olimpic en 2019”. Al tiempo.

Texto y fotos: Sergi Ramos

Promotor:Live Nation

Hora:19:00

Sala:Estadi Olimpic

Ciudad:Barcelona

Teloneros:Ghost, Bokassa

Puntuación:8