A día de hoy, no hay ningún fenómeno como el de Greta Van Fleet. ¿Qué banda de rock n'roll con tan solo un par de lanzamientos a sus espaldas, uno de ellos un EP, es capaz de hacer un sold-out en un recinto como el Sant Jordi Club? Es evidente que el hype alrededor de la banda ha ido subiendo como la espuma, y que, porqué no decirlo, las críticas por su supuesta copia a Led Zeppelin han hecho que las miradas estén aún más centradas en ellos.

Sea como fuera, su visita a la Ciudad Condal era muy esperada después de la cancelación de su concierto del pasado mes de febrero, cuando las voces del talentoso Josh Kiszka se vieron resentidas por la intensa actividad de la banda en directo. ¿Y cuál es el resultado? Pues lo descrito anteriormente, una sala abarrotada al alcance de muy pocos nombres en la escena rockera actual, con un público de lo más heterogéneo (que al final es el que te hace llenar salas de conciertos) y un ambiente general que, pese a que plagado de curiosos, hace presagiar que, lejos de ser estrellas fugaces en el panorama musical contemporáneo, Greta Van Fleet es una banda que, si sigue jugando bien sus cartas, puede mantener ese mismo ritmo o incluso acrecentarlo en un futuro no muy lejano.

Cervezas, hot-dogs y Yola

A las 20:00 de la tarde estaba prevista la actuación de la cantante Yola, que brindaría toda una lección de rock y blues a los allí presentes, que iban llenando poco a poco el emplazamiento escogido para el evento. La voz de la artista encogió el corazón del público; pese a que la música de la artista a veces pecaba de algo previsible, todo era remediado por una capacidad vocal realmente increíble.

Yola (Foto: Pol Mascaró)

Repasó temas de su discografía como la inicial «Faraway Look» o «Ride Out Of Century», cuando cogió su guitarra acústica y dotó de aún más empaque a su propuesta musical. A sus espaldas, un elenco de músicos realmente formidables que ejercieron de perfecta base de apoyo, con instrumentos de lo más variados que pasaron del tradicional guitarra-bajo-teclado-batería a otras experimentaciones de la mano de un contrabajo o incluso de un lap steel.

Yola (Foto: Pol Mascaró)

La emoción tomó las riendas del concierto de la mano de «Still Gone», y con «Love All Night (Work All Day)» la cosa se puso un poco más picantona. Encaró la recta final de su concierto de unos 40 minutos de la mano de «It Ain’t Easier», cuando la cantante recibió los sonoros aplausos de la audiencia en un tramo final donde salió a relucir, una vez más, su portentosa bien. Cerró su concierto con el cover de Aretha Franklin «Spanish Harlem» y aquello se empezó a preparar para el que era uno de los conciertos más esperados del año.

Rock n’roll (con retraso)

Media hora de más se tuvo que esperar hasta tener a los Greta Van Fleet encima del escenario. Son cosas que pasan, pero no por ello dejan de ser de lo más molestas. Sea como fuera, cuando tocaron las 21:30 de la noche la banda tomó sus posiciones, Josh Kiszka lanzó algunos ramos de flores al público y empezó a sonar la ya archiconocida «Highway Tune», probablemente el tema que les catapultó a la fama mundial.

Pese a que a esas alturas del concierto aquello sonaba con poca potencia, se pudo comprobar como esta gente se va curtiendo poco a poco encima de los escenarios y que todo aquello sonaba perfectamente engrasado, con un Sam Kiszka y un Danny Wagner al bajo y a la batería respectivamente que mantendrían el compás rítmico de cada una de las composiciones de Greta Van Fleet.

A la postre, evidentemente, la mayor parte de las miradas se las llevarían el cantante de la banda y el guitarra Jake Kiszka, que tendría su primer momento de protagonismo en el solo de «Edge Of Darkness», para cuando incluso se puso la guitarra por detrás de su cabeza para brindarnos la primera retahíla de pentatónicas de la velada. La ya añeja «Black Smoke Rising» fue una de las mejores recibidas del concierto, pero las pulsaciones bajaron un pelín de la mano de temas como «You’re The One», que suscitaban reacciones dividas entre la audiencia.

Greta Van Fleet (Foto: Pol Mascaró)

En medio de la mayoría de canciones, Greta Van Fleet optaría por alargar las secciones instrumentales para que principalmente, Jake se luciera a las seis cuerdas, postrándose de vez en cuando en medio del escenario para recibir el calor del público.

Respecto a eso, estamos hablando de un recurso muy guitar hero que, seguramente, es indivisible a cualquier banda de rock n’roll que se precie. Sin embargo, quizás la banda se prodigó demasiado en esas secciones y todo aquello se volvió un pelín previsible. Las pentatónicas (el guitarra no se salió de allí en todo el concierto) tienen sus limitaciones, y si no vas vestido de colegial y te lanzas por el suelo mientras vuela confeti por encima de las cabezas de los asistentes la cosa pierde fuelle.

Greta Van Fleet (Foto: Pol Mascaró)

¿Quizás prefieren eso para que descanse la voz de Josh en lugar de incorporar más canciones al repertorio? El bajista Sam se colocó al piano postrado al lado de la batería (y de allí no se movería demasiado para lo que quedaría de concierto) y empezó a interpretar unas misteriosas notas que acabarían en el desenlace de «Age Of Man».

La traca final

Después de tanto momento instrumental, encararíamos una recta final de set principal de la mano del trío de ases que conforman «Watching Over», «The Cold Wind» y la imprescindible «When The Curtain Falls», probablemente la mejor canción de su último lanzamiento titulado ‘Anthem Of The Peaceful Army’. Quizás el cierre de set fue algo precipitado, y es que se retiraron del escenario sin haber conseguido la intensidad necesaria para ese punto concreto del concierto, pero eso no importó para que la gente reclamara su vuelta segundos después de que desaparecieran de su campo de visión.

Greta Van Fleet (Foto: Pol Mascaró)

Volvieron de sus camerinos para encontrarse con la invitada especial Yola y, después, encarar la recta final de su show con «Flower Power», que buscaba unir a toda la audiencia en pro de la música y «Safari Song», que fue irremediablemente castigada por un solo de batería que no venía a cuento. ¿Hay un peor momento para incluir un solo, sea del instrumento que sea, que en el maldito final de un concierto? Sea como fuera, el resto de miembros volverían a escena para brindar las típicas notas alargadas de conclusión de show y se despidieron entre unos sonoros aplausos que sonaban a reverencias.

Greta Van Fleet (Foto: Pol Mascaró)

Es verdad que en algunos momentos del concierto echamos de menos algo más de sangre encima del escenario. Hablamos de rock n’roll en su máxima y plena definición, por lo que algo más de intensidad o de tablas serían ideales para acabar de configurar un show a la altura de las circunstancias. A pesar de ello, es justo otorgarle a Greta Van Fleet el beneficio de la duda de cara a nuevos trabajos de estudio y directos que, ahora por ahora, parece que van a seguir alzándoles poco a poco a lo más alto de la escena rockera.

Respondiendo a la pregunta que nos planteábamos con anterioridad: ¿son para tanto? Hay mucho de negocio y mucho de marketing, pero también mucho de talento. Quizás aún no están para ser los nuevos Led Zeppelin, pero… ¿y si lo son dentro de unos años? Desde luego, lo tienen todo de cara, tanto en lo estético estética como en lo musical, para no parar de crecer.

Víctor Vallespir

Promotor:Doctor Music

Día:2019-11-26

Hora:20:00

Sala:Sant Jordi Club

Ciudad:Barcelona

Teloneros:Yola

Puntuación:7