Una noche llena de metal actual y cañero con la que seguir acercándonos al Resurrection Fest 2018 paulatinamente de la mano de una banda en eterna “ascendencia” pero que no parece terminar de dar el gran salto a mayores ligas. Será la coyuntura.

Cuando se habla del maldito relevo de las bandas de rock duro y heavy metal, Trivium es uno de los nombres que suelen salir a colación para justificar que hay muchas bandas que también consiguen cuajar con el público. Por un lado, es cierto que Trivium consiguieron agotar las entradas en Razzmatazz 2 (990 personas de aforo) en un domingo justo después de la gira de Machine Head, con quienes comparten mucho público. Por el otro lado, no es menos cierto que ya hace diez años, en una sala Apolo, de mayor aforo y en plena eclosión de popularidad de la banda tras su gira con Iron Maiden y con unos teloneros como Annihilator, la banda ya consiguió mover un aforo muy similar. ¿Han tocado tope Trivium en nuestro país? Es posible. De lo que no cabe duda es de que el grupo está en un estado de forma y entrega que muchas bandas tan solo podrían desear. Por otra parte, musicalmente el grupo ha tocado un tope que es difícilmente superable y, a nivel estilístico, es complicado que sigan sumando fans a la causa: su propuesta es demasiado poco transversal y siguen estando faltos de algo más de melodía. Pero claro, explícale eso a las mil almas que colmaron la sala barcelonesa en un domingo noche. Les importaba tres cominos todo el análisis demográfico. Solo querían vaciarse a conciencia con una hora y media de himnos.

Trivium (Foto: Sergi Ramos)

Salieron a escena con las pilas muy puestas y el público muy encendido. El “Run to the Hills” previo incendió suficientemente a un público que ya llevaba toda la tarde metido en la sala y no parecía mostrar síntomas de agotamiento. Lo curioso es que el ambiente era el propio de una banda que lleva años sin venir a tocar. La realidad es que Trivium actuaron en Barcelona hace exactamente un año en la sala Apolo. El estallido a la que empezó a sonar “The Sin and the Sentence” solo puede venir dado cuando la testosterona en el público está en su máximo apogeo. Otra cosa no, pero Trivium han conseguido sintonizar con las nuevas generaciones de metalheads que van a sus conciertos a desgañitarse, como hicieron en las siguientes, “Throes of Perdition” y “Betrayer”.

Trivium (Foto: Sergi Ramos)

Desde aquella lejana primera vez en 2006, las tablas de Matt Heafy han aumentado considerablemente. Siguen siendo visualmente limitados, pero el concierto es entretenido aunque sea tirando de los míticos cliches de “hey, anoche tocamos en Madrid…¿podéis hacerlo mejor que ellos?”. Daba igual, el público pensaba que era la primera vez que lo decían y que se lo decían solo a ellos.

El cambio estilístico de la banda y la apuesta por las voces limpias predominantes en “The Sin and the Sentence” han logrado que el público acoja las nuevas canciones con entusiasmo: hasta seis selecciones del nuevo disco fueron desgranadas a lo largo de la noche con reacción equitativa respecto a los clásicos, excepto el mítico “In Waves” con el que cerraron el concierto con la misma delicadeza que el que mata moscas con una escopeta.

De algún modo, el principal problema de la banda sigue siendo su cierta falta de magnetismo escénico. Incitan, se entregan, lo viven intensamente…pero probablemente están faltos de un componente estético o visual que les haga más atractivos. Hay una gran cercanía entre ellos y el público precisamente por la sensación de que sigue siendo un grupo de chavales con el que la mayoría del público se puede identificar. Pero lo cierto es que uno ve a Paolo Gregoletto o Corey Beaulieu sobre el escenario y le da la sensación de que el carisma no es su fuerte. Heafy lo compensa a medias pero todos sus recursos al final son sacar la lengua y acercarse al frontal del escenario a arengar. Falta un poco de sustancia en ese terreno.

Evidentemente, la música es lo que atrae al público y en ese sentido, Trivium han ganado mucho con la inclusión del batería Alex Bent, quien a lo largo de todo el concierto fue una auténtica locomotora, aunque prácticamente no se le veía enterrado en timbalas y platos.

Una noche llena de metal actual y cañero con la que seguir acercándonos al Resurrection Fest 2018 paulatinamente de la mano de una banda en eterna “ascendencia” pero que no parece terminar de dar el gran salto a mayores ligas. Será la coyuntura.

Promotor:Bring The Noise

Día:2018-04-08

Hora:19:30

Sala:Razzmatazz 2

Ciudad:Barcelona

Teloneros:Power Trip, Venom Prison

Puntuación:8