A pesar de las muchas críticas que se vertieron sobre ellos yo no sé qué más se puede esperar de Anvil a estas alturas. No engañan a nadie y tiran de lo que tienen. No busquemos trucos escénicos o un giro de guion porque sino ya no serían Anvil, y la magia se perdería. Lips dijo orgulloso que tenía 62 años y verle disfrutar de su sueño no tiene precio. Están viviendo en una nube y lo merecen tras sus 40 años de carretera.

Parece que el underground y el metal más clásico y añejo vive momentos de gloria. Anvil son venerados después de su espectacular documental, pero aparte de eso hay ganas de verles y su catálogo se vende como nunca. Son la autenticidad hecha carne, con sus luces y sombras, pero si en 1999 éramos 20 personas, ayer en la Bóveda barcelonesa consiguieron un gran entrada, y es que… Anvil es Anvil. Si no triunfaron en su día fue porque una banda así nunca podía pasar del underground, pero eso no quita que haya devotos de su sonido y propuesta. Básicos, machacones y con letras toscas, pero siempre con la sonrisa en la cara y haciendo gala de contundencia y técnica, y a todo eso Robb Reiner sigue siendo toda una institución en el género.

TRANCE

Antes les tocaba a los germanos Trance que demostraron estar en una forma envidiable y poseer a un cantante excepcional para su estilo clásico. Riffs de antaño y guiños constantes a Saxon y a Scorpions aunque con una base más cercana al heavy de toda la vida. Pasearon sus estribillos grandilocuentes repletos de tópicos y gozaron de 15 minutos más de lo que suele ser habitual para conquistar varios corazones a ritmo de “Heavy Metak Queen” o “Sensation”. Nick Holleman se paseó por la barra de Bóveda armándose de un litro de cerveza y subiendo hasta agudos imposibles. Rotundo y afilado como pocos. Imposible no caer rendidos ante “Break the Chains” en la que parte del público cantó en la intro a capela. Muy buen sonido y ganas de enfundarse en mallas y cubrirse de pinchos en un concierto coronado con “Shock Power”. Trance merecen ser reivindicados y están a un nivel muy superior a grupos coetáneos como Tygers of Pan Tang, por poner un ejemplo.

ANVIL

Hubo bastantes críticas y si bien es cierto que casi dos horas de Anvil pueden empachar, me pareció un gran concierto. Uno ya sabe lo que va a ver y a diferencia de sus conciertos de festivales y como teloneros, aquí Lips pudo explayarse a gusto contando anécdotas y vivencias tan interesantes como sus propias canciones. Es una lástima que en estas tierras el nivel de inglés general sea bajo y que muchos se rayen cuando los grupos hablan. “March of the Crabs” ya dejó entrever las muecas de su nuevo y gran bajista, y eso que Lips estuvo entre bambalinas todo el tema dejando protagonismo a la base rítmica. “666” sigue manteniendo el encanto de sus inicios, pero se fueron hasta su primer disco para recuperar “Ooh Baby”. Simpatía y buen sonido en un show muy ensayado y trabajado. Lució “Badass Rock n Roll” y “Doing What I Want” representó su nueva obra. Quizá os pareceré un loco, pero el nuevo material de Anvil me gusta bastante más que muchos de sus temas clásicos.

Lips preguntó que cuántos de nosotros habíamos visto el documental y tuvo un recuerdo para su fallecida madre y para Chris Tsangarides, el gran productor que llegó a trabajar con ellos. “Winged Assassins” es puro Anvil, pero su bajista sabe adornar los temas y hacer caminar bien su estilo con mucha más clase. Reiner sigue siendo toda una apisonadora y disfruta de su cometido. Lips relató una anécdota de una fiesta con Lemmy que se alargó hasta 24 horas. “Free As the Wind” es otra 100% Anvil, tosca, directa y poco pulida, pero engancha, incluso la gente cantó el estribillo. “On Fire” representó al “Juggernaut of Justice” y “This Is Thirteen” al disco que presentaban en su ya mítico documental. En la clásica “Mothra” hubo el solo de guitarra con dildo para que el grupo luciera técnica. Es el momento más Anvil de todos. “Bitch in the Box” es el single de su nueva obra, pero es “Daggers and Rum” la que va para clásica. Canción pirata con coros melódicos y algo diferente en su discografía.

“Die for a Lie” precedió al gran momento con “Metal on Metal” que siempre es el tema más esperado. Sólo Anvil puede grabar un clásico como este, tan reiterativa como deliciosa. Los dos bises estuvieron a la altura aunque antes Lips reivindicó la labor de Reiner diciendo que era el batería más rápido del mundo destacando su empuñadura jazzística. Nos brindó un solo deudor de Gene Krupa y Buddy Rich para luego recalar en terrenos más heavies clásicos. Primero fue “Running” y luego la versión de Steppenwof pasada por el filtro de Anvil “Born to Be Wild”. Dio colorido y fue un perfecto colofón a una velada cargada de nostalgia y de cariño.

A pesar de las muchas críticas que se vertieron sobre ellos yo no sé qué más se puede esperar de Anvil a estas alturas. No engañan a nadie y tiran de lo que tienen. No busquemos trucos escénicos o un giro de guion porque sino ya no serían Anvil, y la magia se perdería. Lips dijo orgulloso que tenía 62 años y verle disfrutar de su sueño no tiene precio. Están viviendo en una nube y lo merecen tras sus 40 años de carretera.

Promotor:Pick Prods

Día:2017-03-04

Hora:20:20

Sala:Bóveda

Ciudad:Barcelona

Puntuación:7