El pasado día 8 de noviembre MAGO DE OZ visitaron Barcelona para llevar a cabo una multitudinaria firma de discos en la Sala Castello de la ciudad Condal. Os explicamos como se desarrolló el evento.

La puesta a la venta del nuevo disco de MAGO DE OZ, “La Ciudad de los Arboles” , ha venido acompañada – como siempre- de una gira de firmas de discos por todo el país que les ha llevado a Valencia, Madrid, Bilbao, A Coruña y multitud de ciudades de toda la geografía española. Y si había alguna duda acerca del poder de convocatoria del que gozan MAGO DE OZ en días actuales, ésta quedo disipada al ver la enorme cola formada en los alrededores de la Sala Castelló.

La firma de discos se desarrolló en un emplazamiento que cada vez va siendo más habitual para éste tipo de acontecimientos, como es la nueva Sala Castelló de la Avenida Francesc Cambó, a escasos 200 metros de la catedral de Barcelona. Se trata de una sala con capacidad para apenas 80 personas, más destinada a éste tipo de eventos que a grandes conciertos en formato eléctrico. Las cercanías, donde se sitúa también el emblemático Mercat de Santa Caterina, estaban absolutamente invadidas por fans de la banda. Un recuento a ojo de buen cubero daría como resultado un número que superaría los 1000 fans congregados, juzgando por el tamaño y aglomeración de la cola.

La banda llegó ligeramente tarde a la firma, con lo que Txus – batería de la banda- definió como “un retraso elegante”. La banda había estado haciendo entrevista todo el dia en un hotel cercano a las Ramblas y tras acabar la ceremonia de soltar palabrería ante los periodistas tuvieron que ponerse en situación: cuero, cuero, más cuero. Por suerte, Txus estuvo más comedido que en años recientes y no salió del hotel vestido de rosa chillón o con un tanga combinado con medias transparentes que podrían haber provocado que le salieran un par de clientes despistados en plenas Ramblas de Barcelona. Por suerte, el batería tuvo sentido común y en un alegato al buen gusto, se presentó en la firma vestido de riguroso negro más-heavy-que-una-lluvia-de-hachas.

Cuando llegó la banda, la cola estalló. Los fans que llevaban en algunos casos tres y cuatro horas de espera para ser los primeros sentían la excitación de estar cerca de sus ídolos. Y cuando se abrió la puerta y los primeros fans vieron a la banda sentada en la mesa donde realizarían la firma de autógrafos, la cosa ya se puso a cien definitivamente. Por suerte, entre el personal de la sala, los empleados de la discográfica Dro / Warner y el encargado de seguridad de la banda, la cosa fue llevándose a cabo de la manera más ordenada posible, ya que solo entraban entre cuatro y cinco fans de una sola vez y hasta que no salían no entraban los siguientes. A partir de ahí, aquello se convirtió en un recital de “me firmas”, “me haces la foto?”, “dale otra vez que no ha salido flash”, besos, abrazos y la habitual pérdida de dignidad de cualquier fan en el momento de conocer a sus ídolos. Un temblorcillo por aquí, un tartamudeo por allá.

La banda se mantuvo en la sala durante varias horas, hasta que todos los fans quedaron satisfechos. Posteriormente, unos cuantos afortunados que cogieron a MAGO DE OZ en su faceta más juerguista terminaron largándose de copas con la banda hasta bien tarde. Y es que en el fondo, pese a toda la parafernalia creada alrededor de ellos, MAGO DE OZ siguen siendo una banda de calle, y sus fans lo huelen. Por mucho que Txus haga, diga, realce o exagere, los madrileños siguen siendo una de las bandas más populares que existen en nuestro país. Y contra eso no hay quien diga lo contrario. Sirva como muestra este reportaje y las fotos que lo acompañan.