10 discos masacrados por todo el mundo que merece la pena escuchar
Anchel Solana, autor del libro "Más de 100 discos olvidados por la crítica que merece la pena recuperar", selecciona 10 discos de bandas de rock y metal que fueron cuestionados en su día o bien han quedado olvidados en la actualidad.
Anchel Solana, autor del libro «Más de 100 discos olvidados por la crítica que merece la pena recuperar», selecciona 10 discos de bandas de rock y metal que fueron cuestionados en su día o bien han quedado olvidados en la actualidad. En este primer repaso encontraréis discos de grandes nombres del género. Los dos volúmenes de «Más de 100 discos…» se pueden reservar en la campaña de crowdfunding lanzada por el autor donde también se incluye la posibilidad de adquirir sus libros sobre Guns N’ Roses y Marilyn Manson o bien por mail anchelrose@gmail.com una vez finalizada la campaña. Los discos comentados en este artículo estarán analizados más exhaustivamente en los dos volúmenes del libro.
1- Black Sabbath – Born Again (1983)
Una vez finalizada la celebrada etapa con Ronnie James Dio, la situación de Black Sabbath se presentaba un tanto complicada. Además, la banda y el bueno de Dio no habían acabado, para nada, en buenos términos y hubo bastante polémica tras la espantada del pequeño gran Ronnie, que acusó a Tonmy Iommi y Geezer Butler de sabotear sus partes vocales en la mezcla de «Live Evil». Por otra parte, Ian Gillan, legendario vocalista de Deep Purple, había finiquitado su propio proyecto, Gillan, y tampoco sabía que rumbo tomar en el siguiente paso de su carrera.
Fue entonces cuando el manager Don Arden, sugirió a Iommi y Butler la posibilidad de hacer algo con Gillan ante la difícil situación de tener que ponerse a buscar un nuevo cantante, así que Iommi y Butler se reunieron con Gillan en un pub inglés para valorar una posible colaboración entre los tres. Los rumores apuntan que en un inicio, Gillan aceptó unirse a un proyecto en forma de supergrupo que aglutinase los tres nombres Gillan/Iommi/Butler, pero al final, sea como fuere, Gillan acabó convirtiéndose de la noche a la mañana en el vocalista de unos Black Sabbath que también se habían reunido con su batería original, Bill Ward.
El resultado de esta curiosa unión fue «Born Again», una colección de canciones de las que todos estaban muy orgullosos, pero todo se vino abajo poco después de finalizar la grabación… Gillan no solo se quedó petrificado al escuchar las mezclas, sino que legó a vomitar cuando vio la infame portada que habían escogido sin su consentimiento. Por increíble que parezca, «Born Again» fue el LP más exitoso de Sabbath desde la época con Ozzy Osbourne, pero la crítica se cebó con el experimento, que hoy en día sigue considerándose fallido. No obstante, es un álbum que cuenta con muchos fans, y su calidad es indiscutible. El single «Trashed» o la excepcional «Zero the Hero» (cuyo riff tomaron prestado Guns N’ Roses para «Paradise City») son la punta de lanza de un disco de heavy metal duro y oscuro que llegaría a influenciar a bandas de géneros más extremos, como Cannibal Corpse, que hicieron una versión de la citada «Zero…».
Personalmente, creo que acertaron de lleno con una mezcla tan «guarra» ya que el disco tiene un sonido realmente especial e inimitable. Gillan ofrece una sorprendente interpretación en todos los temas y la calidad instrumental está totalmente fuera de duda. La gira fue tan accidentada que daría lugar a uno de los gags más memorables de la comedia «This Is Spinal Tap» («Stonehenge»), pero sería otro capítulo dentro de uno de los capítulos más surrealistas de la historia del rock.
2- Guns N’ Roses – The Spaghetti Incident? (1993)
Probablemente, «The Spaghetti Incident?» sea uno de los discos más injustamente infravalorados de todos los tiempos. Todavía hay gente que habla de este LP como una basura, sin tan saber si quiera que se trata de un LP de versiones (!). Aunque hay que situarse en el contexto… A finales de 1993, Guns N’ Roses tenían tantos seguidores como detractores, parte del sector alternativo les veían como dinosaurios y eran objeto de mofa por la prensa de medio mundo.
Tan solo hay que recordar los infantiloides ataques de Mariano Muniesa (antaño líder de opinión en el ámbito del heavy metal o hard rock «estatal») en revistas como Heavy Rock o Kerrang! edición española, calificando a la banda como «un timo» y que estaba totalmente acabada en 1993… Algo realmente hipócrita, cuando «Los Guns» hasta 1997 seguían acaparando las portadas de aquellas publicaciones, mes tras mes, sin hacer absolutamente nada. En definitiva, todavía eran la banda más popular del planeta, pero como pasa con todos los fenómenos globales, es cierto que su sobre exposición estaba saturando al público y jugando en su contra (Rosalía “ejem»…).
La historia de este trabajo se remonta a la época de «Appetite for Destruction». En 1989, Slash y Duff ya comentaban la posibilidad de grabar un EP con algunas de sus canciones punk rock favoritas e incluso anticipaban que podía seguir uno de Rap y otro de Heavy Metal. Anyway, el proyecto nunca llegó a materializarse pero la idea del EP punk volvió a surgir durante la grabación de Use Your Illusion. Fue en los «ratos muertos» de estudio cuando Slash, Duff, Matt Sorum e Izzy Stradlin (a la espera de Axl) grabaron las pistas básicas de «Attitude» (The Misfits), «I Don’t Care About You» (Fear), «New Rose» (The Damned), Black Leather (Steve Jones & Sex Pistols) y «Down on the Farm» (UK Subs), con la intención de incluirlas como caras B de los singles de «Use Your Illusion».
Durante las últimas sesiones de estudio, Axl se empeñó en grabar «Ain’t it Fun» de Dead Boys, en colaboración con Michael Monroe (Hanoi Rocks) pero Izzy, cada vez más ausente en el grupo, ni siquiera participó en el tema, quedando las rítmicas a cargo de Mike Staggs, un viejo colega de la infancia de Axl en Indiana. «Ain’t it Fun» iba a ser incluida en «Use Your Illusion», pero había quedado tan bien que quisieron reservarla para un lanzamiento posterior en forma de EP. Entre 1992 y 1993, los planes volvieron a cambiar y aquel EP de versiones punk se convirtió en un LP en toda regla.
Guns N’ Roses fueron grabando más temas durante la gira en estudios itinerantes y añadieron clásicos de bandas no necesariamente punks como «Hair of the Dog» de Nazareth, «Human Being» de NY Dolls, «Buick McKane» (T. Rex) o incluso un éxito doo wop de los 50’s llamado «Since I Don’t Have You». Por su parte, Gilby Clarke regrabó (innecesariamente) todas las guitarras de Izzy Stradlin y tanto Duff como Axl, metieron un par de versiones prácticamente en solitario. ¿Qué pudo salir tan mal como para que hoy en día siga siendo un disco tan vilipendiado? Tengo mis propias teorías… La primera es que nadie entendió el divertimento y homenaje que GN’R quisieron hacer con este disco.
Tras la mastodóntica gira de los «Illusions», la idea era ofrecer una vuelta a las raíces, y que mejor manera que unas versiones de algunos de sus artistas favoritos desconocidos entonces para el gran público. El excesivo protagonismo de Duff en las voces y el registro grave utilizado por Axl en algunos temas, no terminó de convencer a los fans casuales y sobre todo, la elección de «Since I don’t Have You» como single, con un patético videoclip, acabó por arruinar el lanzamiento. Por si fuera poco, se generó una enorme controversia cuando salió a la luz que el tema oculto, «Look at your Game, girl», era nada menos que una versión de una de las canciones del criminal Charles Manson… y con toda la opinión publica encima, Geffen Records decidió cortar el grifo respecto a la promoción.
En fin, un despropósito… Pero centrándonos en la música, negar la calidad de las versiones que componen este LP es de necios. «Ain’t it Fun» directamente es una de las mejores covers que se hayan realizado en toda la historia del rock y no cabe duda que los gunners hicieron suyas, con mucho estilo, canciones como «Black Leather», «Down on the Farm», «New Rose», «Attitude», «Raw Power» o esa excepcional llamada a la brutalidad hardcore que es «I Don’t Care About You», en la que Axl utilizaba un registro casi gutural inédito hasta el momento. Es cierto que la guitarra de Gilby o la batería de Sorum restaron frescura a ciertas canciones, que con Steven Adler y, sobre todo, Izzy hubieran funcionado mejor y el mash up de la canción de Marc Bolan con el final de «Big Dumb Sex» de Soundgarden no convence para nada, pero el resultado global del disco es muy notable. Déjense de prejuicios y rescaten este gran disco de versiones una vez más.
https://www.youtube.com/watch?v=uHwWPV3AkDo
3- Metallica – Load (1996)
En 1992, Guns N’ Roses y Metallica eran las bandas más populares en el mundo del hard rock, metal. Ambos grupos habían lanzado sus obras más ambiciosas e incluso compartirían una gira veraniega por estadios que resultaría de lo más accidentada. Aun sin llegar al nivel de exposición de GN’R, Metallica había conseguido llevar el metal al mainstream con un disco tan sólido como el «Black Album», que ya entonces provocó una especie de ruptura con parte de sus fans más recalcitrantes.
En 1993, las citadas revistas de Mariskal Romero (comandadas Muniesa) solo hacían que comparar el fantástico estado de forma y la integridad de Metallica con la decadencia y egolatría de Guns N’ Roses (en especial Axl Rose). Todavía permanece en la memoria aquella doble crónica destripando el show de los gunners en el estadio Vicente Calderón a la vez que coronaban a Metallica como los indiscutibles reyes del metal, hard rock tras su paso por el estadio del Rayo Vallecano. Pobres Ilusos… En tan solo 4 años, Metallica pasarían a ser el mayor foco de críticas por parte de comunidad «rockero metalera» con la publicación de «Load» en junio de 1996.
¿Qué había pasado con aquella banda de thrash metal cuya integridad llegaba hasta el límite de no grabar ni un solo videoclip promocional hasta «One» en 1989? En realidad, una banda como Metallica ya había demostrado amplitud de miras desde la lejana inclusión de un tema como «Fade to Black», por lo que (visto con perspectiva) cada paso que dieron hasta el éxito masivo con el «Black Album» significó una evolución totalmente lícita.
¿Por qué la recepción de «Load» fue tan polarizada? Veamos, estamos en 1996, unos años realmente difíciles para el heavy metal clásico y el hard rock. La explosión grunge estaba dando sus últimos coletazos (Soundgarden o Alice in Chains a punto de inmolarse) y el género alternativo comenzaba a reinventarse (Smashing Pumpkins, Stone Temple Pilots etc.). Bandas clásicas como Iron Maiden y Judas Priest se encontraban en un punto tan bajo que daba hasta pena verles arrastrándose por recintos indignos para semejantes leyendas.
Metallica optaron por dejarse llevar por un hard rock de corte más blues, a la vez que experimentaban con sonidos alternativos y la pasión del rock sureño. Se podía intuir una gran influencia de bandas como Alice In Chains (de los que eran grandes fans) o sus colegas de Corrosion of Conformity, que ya estaban juntando sonidos duros con el sentimiento sureño de una manera espectacular. Personalmente creo que la dirección que tomaron con el proyecto «Load» fue más que correcta, pero hubo otros factores extra musicales que propiciaron la gran controversia.
Lo más comentado, sin lugar a dudas, fueron las sesiones de fotos promocionales, el libreto y los videoclips, donde la banda aparecía con un cambio de imagen que rompía completamente con su pasado. Vamos, que se habían cortado las greñas y ahora posaban para Anton Corbijn como si fueran una copia cutre de Depeche Mode con pinta de treintañeros millonarios trasnochados. Chaquetas de gangster, puros habanos, eyeliner y las uñas pintadas de negro (Lars y Kirk)… vamos, un disparate que provocó inmediatamente el rechazo de la mayoría de fans pre «Black Album».
Pero si no fijamos únicamente en la música, Metallica consiguieron reunir una colección de canciones muy interesante (quizás demasiado larga) entre las que destacaba, sobre todo, el genial inicio con «Ain’t My Bitch», los riffs stoner de 2×4, la influencia de AIC en «The House Jack Built» y el fantástico single «Until it Sleeps». También cabe destacar el riesgo que tomaron con temas tan alejados de su propuesta clásica como la sureña «Mama Said» y la melódica «Hero of the Day», seguramente el tema más cercano al pop (por así decirlo) que hayan grabado jamás. Pese a las desafortunadas declaraciones de Lars, la influencia de Oasis (afortunadamente) no existía por ninguna parte y se descolgaron con temas densos tan apreciables como «Bleeding Me». Un disco que ciertamente merece otra oportunidad para quien lo ignoró en su día.
4- Queen – Made In Heaven (1995)
¿Podemos considerar «Made in Heaven» como un disco de Queen en toda regla? Eso es lo que nos trataron de vender en 1995, cuando se anunció a bombo y platillo que el LP estaba compuesto por las últimas grabaciones de Freddie Mercury que no se habían llegado a completar hasta el momento. En parte, era así, pero el material post «Innuendo» que dejó registrado Freddie en sus últimos días no daba ni para un EP.
De aquellas últimas sesiones, que tuvieron lugar en Montreaux (Suiza), se pudieron rescatar excelentes tomas vocales de las canciones «You Don’t Fool Me», «A Winter’s Tale» y «Mother Love», que tiene la distinción de ser la última canción que garbó Freddie, el día 22 de mayo de 1991. Si exceptuamos «You Don’t Fool Me», que siempre me pareció una jam disco divertida, los otros dos temas son realmente excepcionales (sobre todo la sobrecogedora «Mother love») y solo por ello, merece la pena que exista un artefacto como «Made in Heaven»… aunque fuera un producto un tanto engañoso e incluso oportunista (me resulta un poco brutal que escogiesen como título «Made in Heaven» y como primer single «Heaven for everyone».
El resto del disco se compone de grabaciones inéditas o remakes que datan desde 1980 hasta 1989, para las que Brian May, Roger Taylor y John Deacon grabaron nuevas pistas instrumentales entre los años 1993 y 1995. Aunque se trate de un «refrito», no seré yo quien ponga pegas a canciones tan redondas como la góspel «Let Me Live» (trabajada originalmente junto a Rod Stewart) o la actualización de dos de los mejores temas del disco de Freddie en solitario, «Made In Heaven» y «I Was Born to Love You», que pasadas por el filtro Queen se han convertido en dos verdaderos clásicos que permanecen en la memoria colectiva. Quizás faltaba algún tema más netamente rockero, pero el resultado final fue un disco bastante notable y bien cohesionado, que sirve perfectamente como coda de la maravillosa carrera de Queen (dejemos los experimentos posteriores a un lado).
5- AC/DC – Stiff Upper Lip (2000)
Lo normal sería ver aquí cualquier disco de AC/DC de los 80’s post «Back in Black» (Fly on The Wall, Blow Up Your Video etc.), pero voy a rescatar «Stiff Upper Lip» porque además de ser uno de los mejores discos de la banda, también es cierto que hoy en día parece estar un poco olvidado. En su día, la publicación de este disco fue todo un acontecimiento en España, ya que coincidió con la inauguración de la famosa calle de AC/DC en Leganés que contó con la asistencia honorífica de Angus y Malcolm.
El single «Stiff Upper Lip» pegó bastante fuerte aquí, gracias (también, en parte) a un gracioso anuncio de TV. Pero bueno, nos ponemos en contexto. Tras el enorme éxito comercial de «The Razor’s Edge» y el posterior «Live», los Young decidieron dar por terminada esa etapa más «heavy» (por decirlo de alguna manera) y volver a sus orígenes más blues rock. Para ello, volvieron a contar con Phil Rudd en la batería y llamaron al productor Rick Rubin para capturar un sonido más orgánico. El resultado fue el aclamado «Ballbreaker» (1995), que era sin duda, su mejor LP desde «Back in Black», pero la banda no quedó demasiado contenta con los métodos de producción de Rubin así que su relación laboral se dio por terminada con tan solo un par de referencias (añadimos «Big Gun»).
Para trabajar el nuevo material, que tardaron otros cinco años en publicar, los hermanos querían volver a trabajar con Bruce Fairbrain, pero el productor falleció repentinamente en 1999. Tras este trágico acontecimiento, Angus y Malcolm tuvieron la mejor idea posible a nivel artístico: Llamar a su hermano George para producir las nuevas canciones. El mayor de los Young, había sido el responsable de la mayoría de los álbumes de la banda en los 70’s por lo que la elección, teniendo en cuenta el sonido que buscaban, era obvia.
¡El resultado fue increíble! AC/DC dieron rienda suelta a sus raíces blues en deliciosas canciones como las juguetonas «Can’t Stand Still», «Hold Me Back» o la contundente «Meltdown». Había temas con vocación de hit como el citado tema título (enorme riff), «Satellite Blues» o la trepidante «Safe in New York City», y verdaderas maravillas como «Can’t Stop Rock N’ Roll» o la oscura «House of Jazz».
Lamentablemente, el público general no respondió con demasiado énfasis a esta fantástica colección de canciones (aquí no había espacio para temas como «Thunderstruck» o «Hard as a Rock»), y el disco no obtuvo los resultados esperados, a pesar de despachar un par de millones de copias. En mi opinión, AC/DC facturaron uno de los discos más sinceros y sofisticados de toda su carrera (se nota que disfrutaron grabando sin pretensiones), que por supuesto se merece recuperar de vez en cuando y ser degustado de principio a fin con cada detalle, como un buen vino.
6- Bon Jovi – Crush (2000)
Tras el enorme éxito de «Keep the Faith» y el recopilatorio «Cross Roads», Bon Jovi volvían a encontrarse en otra encrucijada. «These Days», un disco maduro y orientado al hard rock clásico no contentó a la crítica ni dejó satisfechos a los fans, a pesar de ser hoy en día un disco bastante reivindicado. No obstante, a nivel de directo se encontraban en el mejor momento de su carrera, como así atestiguan los testimonios de la gira como el imprescindible Live in London de 1995. Tras la agotadora gira de «These Days», el grupo decidió parar y tanto Jon Bon como Sambora publicaron sus respectivos discos en solitario.
En 1998 la banda se reunió para dar forma a un nuevo disco, de supuesta vuelta a los orígenes, producido por Bruce Fairbrain que llevaría por título «Sex Sells». Tras un single «Real Life» y una fiesta de escucha de las canciones, se anunció la salida de «Sex Sells» para 1999. Sin embargo… con toda la promo en marcha todo se vino abajo. Tras escuchar las demos, el sello Island Records decidió que el material no tenía la calidad suficiente (o el impacto comercial suficiente) y cancelaron el lanzamiento a la espera de que Bon Jovi rehicieran parte de las canciones e incluyeran nuevas composiciones más acordes con las tendencias de aquella época tan confusa para el rock clásico (98-99-00).
Tal como pasó con AC/DC, la prematura muerte de Fairbrain hizo que Bon Jovi diesen un giro de 180 grados respecto a la producción. El legendario A&R John Kaldoner recomendó que probasen a un tipo joven, casi debutante, llamado Luke Ebbin, que había trabajado como técnico en un disco de Backstreet Boys. Por increíble que parezca, tras una sesión de demos, la banda le ofreció el puesto de productor. No se equivocaron, al menos a nivel comercial, porque «Crush» fue la segunda resurrección de Bon Jovi y uno de los mayores picos de popularidad de toda la carrera de la banda. La culpa la tuvo el single «It’s My Life», que captó a toda una generación, utilizando un sonido «moderno» (para 2000…) sin olvidar de varios ganchos de su época clásica, como el talk box de Sambora y los estribillos coreables.
Una especie de «Livin’ on a Prayer 2.0» (solo hay que ver las referencias en la letra) que reventó los charts de medio mundo. Sin embargo, el público rockero no vio con buenos ojos la adaptación de sonido de la banda y muchos fans dieron la espalda al grupo en esta nueva etapa. La crítica fue tibia y hoy en día está catalogado como el inicio de la etapa de declive de una banda que ya nunca volvió a grabar un disco realmente digno. «Crush», a pesar de los tics pop de la producción, tenía muy buenas canciones.
El referente de Springsteen sobrevolaba de nuevo en temas como «Just Older» o «Two Story Town», pero también había espacio para temas de puro power pop como «I Got the Girl» o «Say it isn’t So», raíces americanas en «Mistery Train», épica en la fantástica «Next 100 Years», el glam rock de «Capitan Crash…» y un par de pildorazos de rock festivo como «One Wild Night» y «I Could Make a Living Out of Lovin’ You». En definitiva, quitando la horrible balada y un par de medio tiempos soporíferos, nos queda un disco de rock (o pop rock) muy apañado que no desentona al lado de su discografía clásica, cosa que ya es decir mucho.
7- Kiss – Unmasked (1980)
Tras el éxito logrado con «Dynasty» (un álbum en el coqueteaban con estilos más comerciales como la música disco), Kiss quisieron repetir la jugada (con el productor Vini Poncia) acercándose, esta vez, a sonidos cercanos al power pop o la new wave, que estaba explotando en aquel momento gracias a bandas como The Cars, Blondie o The Police. De todas maneras, las sesiones de grabación no fueron fáciles.
Peter Criss estaba en pleno declive físico y mental, por lo que banda y productor decidieron, de forma consensuada, que «El Gato» no grabaría ni una sola nota de batería en el album. La participación de Peter se limitó a aparecer en el clip promocional de «Shandi» y fue Anton Fig (como músico fantasma) quien repetiría en la grabación de baterías, como ya ocurrió en el 95% de «Dynasty». Quizá haya quien no pueda con esta versión más poppie de los Kiss clásicos, pero las canciones de «Unmasked» se sostienen por sí solas.
¿Quién puede ponerle pegas a un inicio tan trepidante como «Is That You?» Sin olvidarnos de los riffs de «Naked City», la sensibilidad de Gene en «She’s so European» o los tres temazos que firma Ace Frehley («Talk to Me», «Torpedo Girl», «Two Sides of the Coin»). Hay momentos más kitch, como «Shandi», «Easy as it Seems» o «Tomorrow», pero en todos los casos se trata de temas muy bien construidos y altamente adictivos.
8- Anthrax – Volume 8 – The Threat Is Real (1998)
Curioso caso el de Anthrax. Soy fan de los discos clásicos que grabaron con Belladona, pero la etapa con John Bush me parece muy superior. De los big Four, fueron los que mejor supieron evolucionar, sin tener que adaptarse a las tendencias del momento. Lamentablemente, solo consiguieron éxito comercial con el espectacular «Sound of the White Noise», y cada vez que publicaban un álbum nuevo, las ventas bajaban. Por esta razón, un disco tan genial como «Volume 8», hoy en día está prácticamente olvidado, e incluso aparece en listas de los peores discos de la historia del metal…
Temas tan destacables como los singles «Crush», «Born Again Idiot» y sobre todo «Inside Out» (estas últimas con la participación estelar de Dimebag Darrell) se encuentran entre lo mejor de la discografía de Anthrax. De hecho, me resulta incomprensible que hayan tenido que reclutar de nuevo a Belladona para revitalizar la «marca» a nivel de popularidad, cuando la versatilidad, timbre y composición de melodías de Bush eran perfectos para una banda de este calibre.
9- Faith No More – Album Of The Year (1997)
Lo de Faith No More también debería ser objeto de estudio. Influenciaron directamente a toda una generación que dominaría los charts a finales de los 90’s e inicios de siglo con el denominado Nu Metal. Sin embargo, la banda de Mike Patton veía como sus discos cada vez vendían menos copias y existía un poco de desidia entorno a la hora de crear material nuevo. Patton ya estaba pensando en otros proyectos mucho más interesantes para él a nivel creativo y el resto de la banda funcionaba casi por inercia.
Con «Album of the Year», Faith No More quisieron volver a dar protagonismo a los teclados, que habían estado prácticamente ausentes en «King For a Day» debido a la depresión que estaba pasando Roddy Bottum en ese momento. No se trataba de volver a repetir los esquemas de «Angel Dust», ya que volvían a reinventarse bajo una nueva paleta de colores en forma de estilos musicales que confluían sin problema en un disco de lo más variado. Cuando FNM publicaron «Album of the Year», la respuesta del público y sobre todo de la prensa especializada fue diametralmente opuesta a la que podría esperar de un llamado «disco del año». Rolling Stone o Pitchfork se ensañaron especialmente otorgando al disco unas notas realmente humillantes.
La banda tardó poco más de un año en desintegrarse tras su paso por el añorado Esparrago Rock ’98. Patton cada vez estaba más alejado de los parámetros de la banda, pero la gota que colmó el vaso fue cuando Mike Bordin prefirió salir de gira con Ozzy Osbourne antes que con su propia banda. Afortunadamente, con el paso de los años el disco fue abrazado por toda una nueva generación y temas como «Ashes to Ashes», «Last Cup of Sorrow» o «Stripsearch» son considerados absolutos clásicos y fueron recibidos como tales en la espectacular reunión de la banda la pasada década, llegando incluso a rescatar genialidades como «Pristina», dando una nueva vida a un disco que mereció más suerte en la época de su publicación.
10- Korn – Issues (1999)
En 1999, KoRn se encontraban en el momento más alto de su carrera en cuestión de popularidad. Ya en 1994 habían revolucionado la escena del metal con un debut tan fantástico como original que sentó las bases de un nuevo sonido que se haría tremendamente exitoso. Continuaron con el interesante «Life is Peachy» y el multiplatino «Follow the Leader», cuyos singles («Got the Life», «Freak on a Leash») marcaron a toda una nueva generación de metalheads. Repetir la hazaña de «Follow the Leader» era francamente difícil pero KoRn consiguieron unos buenos resultados comerciales con «Issues», que paradójicamente no fue muy bien recibido por la crítica.
Se les acusó de falta de ideas, autoplagio estilístico, poco riesgo artístico y una orientación puramente trendy (de la época) y «comercial». Puede que repitiesen ciertos esquemas, no lo niego, pero lo importante son las canciones y como ocurre con los demás LP’s de la lista, tampoco se puede negar que el material de «Issues» tenía calidad de sobra. El single de presentación «Falling Away From Me» fue un auténtico pelotazo que llevo al disco a debutar en el nº1 de Billboard por encima de colosos del momento como Dr. Dre o Celine Dion. «Falling…» tenía todos los ingredientes de la banda (riff disonante y machacón, base rítmica sólida con el característico bajo slap) llevados a un punto más mainstream con un estribillo infalible.
La producción de Brendan o’ Brien, ciertamente, era más limpia que los primeros discos con Ross Robinson, pero funcionó muy bien y otros singles como «Make Me Bad» o «Somebody Someone» tampoco tenían que envidiar a los clásicos de álbumes anteriores. Quizás, lo más criticable sea la duración del disco (más de 50 minutos) pero estamos hablando de una época de auge del CD en la que prácticamente todos los artistas o bandas se excedían metiendo pistas que podían resultar de relleno.
Deja una respuesta
Lo siento, debes estar conectado para publicar un comentario.