¿Por qué los grandes conciertos de estadio acaban con fuegos artificiales?
AC/DC, Kiss o Bon Jovi acaban sus conciertos en estadio con un gran espectáculo de fuegos artificiales pero ¿cuál es el motivo para hacerlo?
Muchos conciertos o festivales terminan con un gran espectáculo de fuegos artificiales. A menudo, bandas como Bon Jovi, AC/DC o Kiss -cuando tocan en grandes estadios- ponen en marcha un gran espectáculo de pirotécnia en los segundos posteriores al final de la última canción.
Hay motivos muy prácticos para ello.
Cuando un artista que congrega a decenas de miles de personas en un estadio finaliza su concierto, el principal desafío para todos los implicados en la promoción y organización del espectáculo es la movilidad. Si bien, en tiempos pretéritos, los conciertos de estadio podían acabar a la una de la madrugada (véase Pink Floyd en Barcelona en 1994) hoy en día es muy raro que un show de esas dimensiones no acabe antes de las doce de la noche. Garantizar un fácil retorno del público de vuelta a sus casas es primordial para bandas y organizadores. Nadie quiere a 50.000 personas compitiendo por taxis, sin servicio de metro o apiñados en buses nocturnos con poca frecuencia de paso. Si bien los conciertos en espacios como el Estadi Olimpic de Barcelona cuentan con dispositivos de movilidad medidos y calibrados por los implicados con la finalidad de conseguir que el flujo de personas que salen del show puedan alcanzar centros de distribución de viajeros o grandes intercambiadores de transporte con cierta facilidad, esto se hace para que mediante la efectividad continuada en el acceso y el desalojo la gente opte por dejar su coche en casa y alcanzar el recinto en transporte público siempre que sea posible. Los desafíos de que decenas de miles de coches quieran aparcar alrededor de un estadio o palacio de deportes no son pocos, y sino que se lo cuenten a los gestores del Wanda Metropolitano, por ejemplo.
Minimizar el transporte privado
Pero hay un gran número de personas que, por carencias en los recorridos de transporte público hacia sus casas, optan por venir en coche o vehículo privado al concierto. En espacios como la montaña de Montjuic de Barcelona, que alberga tanto el Palau Sant Jordi como el Estadi Olimpic, el acceso y desalojo de grandes cantidades de coches supone un rompecabezas ya que los accesos a la montaña, por el lado mar o por el lado ciudad, son los que son. Aunque normalmente se diseñan dispositivos de seguridad pública acordes y la policía local dirige el trafico con la intención de acelerar la salida de coches que bajan de dicha montaña, la realidad es que es fácil comerse más de media hora de cola para llegar a alguna via principal desde la que coger otras rutas.
Sin embargo, con un atasco en ciernes desde el minuto en que acaba el concierto -algunas personas suelen salir un poco antes de que acabe para evitar el atasco, formando las bases del propio atasco que está por venir- entra en juego otro aspecto: evacuar a la banda del recinto lo más rápido posible. Nadie quiere que cuatro furgonetas o vehículos de alta gama con lunas tintadas queden atrapadas en una muchedumbre de asistentes que salen del concierto y coches que colapsan el paso. Los riesgos para la integridad de los artistas -en ocasiones artistas que valen cientos de millones de dólares y de cuya integridad dependen enormes y complejas empresas de entretenimiento- no son tolerables. En ocasiones, se utiliza una escolta policial para abrir camino, aunque suele ser el método más invasivo (es como señalar con un foco “mira, ahí va alguien importante”) y el menos optado por los propios artistas y sus equipos, salvo que sea totalmente necesario.
La integridad y seguridad del artista
Sin embargo, en ocasiones la manera más inteligente de desalojar al artista del recinto con rapidez y evitar colapsos de tráfico, es retener al público dentro del recinto. En ocasiones podréis percibir que tras acabar el concierto las luces del estadio no terminan de encenderse. Existe ese runrún que parece apuntar a que el artista podría salir de nuevo al escenario. Con esto se ganan dos o tres minutos, que son más que suficientes para meter a todos los músicos en sus transportes y sacarlos a toda pastilla del recinto por la puerta de acceso al backstage. A menudo, en el caso de los artistas de gran nivel, estos van directos del escenario a la terminal privada del aeropuerto donde cogen su avión privado para volver a la ciudad “base” desde donde se mueven cada día al siguiente concierto. Se trata de una opción con la que artistas como Metallica, Kiss u otras bandas mantienen el cambio de hoteles y entornos al mínimo. Pueden tener un concierto en Madrid y, por la noche, volver a una ciudad que está a una hora y media en avión y en la que su familia, que les acompaña en la gira, les espera en un hotel. Si actúas en Barcelona, no es nada descabellado que tras el concierto vuelvas a Londres o París y al día siguiente o el día del siguiente concierto llegues a tu próximo destino apenas un par de horas antes de que se abran puertas del recinto. Iron Maiden han escrito en sus diarios de gira con frecuencia sobre como hacer “un runner” (correr todos del escenario a la furgoneta y de ahí al avión privado) les permitía llegar a su casa para dormir en la comodidad de sus camas y levantarse con sus familias cerca. En ocasiones, según la logística se usa una combinación de todas estas opciones: a veces la banda se va a un hotel tras el concierto, en otras se va a casa y en otras a una ciudad base.
El uso de fuegos
A veces, sin embargo, la mejor manera de retener al público en el recinto es ofreciéndoles “algo que ver”. El truco, viejo como un árbol, se lleva empleando muchos años en las grandes citas de estadio. Con un display pirotécnico de tres o cuatro minutos, por un coste asumible, consigues retener al público en el recinto unos minutos más, garantizando que el artista tiene el tiempo suficiente de bajar del escenario, acceder al vehículo que está apostado a pie de escenario y salir por la puerta de backstage reduciendo los riesgos al mínimo. Y, especialmente en momentos de alerta terrorista alta -en España seguimos en un nivel 4 sobre 5, que es el paso previo a sacar al ejército a la calle con un 5 sobre 5 que implica atentado inminente- los artistas y sus equipos de protección trabajan para minimizar riesgos y traer y evacuar a las estrellas con la mayor celeridad y seguridad posibles.
Este video de Bon Jovi (minuto 8:45) lo ilustra bastante bien.
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