Eso parecía. Pero como siempre, en internet, se malinterpreta todo

Hace aproximadamente un año que LAMB OF GOD se embarcaban en una gira europea, visitando por fin las salas españolas, y siguiendo después por el resto del continente… hasta que Randy Blythe fue detenido en la República Checa acusado de homicidio por la muerte de un asistente a uno de los conciertos de la banda en el país años atrás. En The Metal Circus seguimos el caso de cerca con cualquier noticia relacionada con el tema (aquí se puede ver una selección), terminando el caso con su absolución y una conmovedora carta que publicaba hace un par de meses. No pude evitar recordar ese incidente cuando Matt Heafy, cantante, guitarrista y líder de TRIVIUM avisó a la seguridad de La Riviera a su paso por Madrid de que tuvieran cuidado con los chavales que volaban sobre el público, que él no quería terminar en la cárcel. En el número 3 de la revista REVOLVER se publicaron unas entrevistas con tres pesos pesados de nuestro panorama nacional al respecto del mosh, stage diving y las maneras de vivir un concierto que hoy quiero recuperar por un tema que ha trascendido en las noticias musicales: la “supuesta” prohibición del mosh.

La noticia venía derivada por la (supuesta) denuncia de unos padres de una chica de 14 años que llegó a casa lastimada al verse dentro de un mosh en un concierto de BRING ME THE HORIZON en el actual Vans Warped Tour 2013. Eso llevó a Oliver Sykes, líder de la banda, a publicar el siguiente mensaje en su twitter: “también por ley, no estoy autorizado a decir moshpit, Wall of death o nada por el estilo… Así que hagáis lo que hagáis, NO hagáis mosh”. No debieron entender el tono sarcástico del mensaje (problemas de que en internet, con unas simples letras, no se entiende el tono), y unas horas después continuaba con “… sólo para que lo sepáis, nadie me demanda y nadie va a prohibir el mosh”. Pero el debate estaba creado. Y también las frases del tipo “¿Qué hace una chica de esa edad ahí?”. Luego nos quejaremos de que en Madrid no dejan entrar a las salas a los menores de 18 años…

No es ningún secreto que BMTH es una de las bandas que más controversia crean, especialmente entre la gente más true del lugar, que no soporta ni al grupo, ni mucho menos a sus seguidores. La globalización musical es un hecho, y no es extraño ver girar a bandas (sea por imposición de sellos y/o promotoras, o por gusto de unas y otras) de distintos estilos juntas, sea por ampliar el abanico de público o por otras razones que desconozcamos. Y cito de nuevo a BRING ME THE HORIZON, que compartieron cartel con MACHINE HEAD y DEVILDRIVER el pasado otoño. Eso tiene consecuencias en el público que va a sus conciertos. ¿Qué me gusta el cabeza de cartel y el primer telonero pero no la banda que va entre medias? Esa pregunta tiene distintas respuestas posibles. Por un lado están los que buscan su hueco para ver la primera actuación, después aguantan como pueden la segunda y terminan disfrutando la tercera en el mismo sitio. Otros, al ver que ni les va ni les viene ese concierto, se echarían a un lado para volver a hacerse hueco después. Por último, están los que se dedican a joder a todos los que tienen alrededor: no me gusta el grupo, pues se joden sus fans que me pongo a repartir a todo el que se acerque; o ni se acercan: voy directamente a por ellos. Todos hemos visto casos así. No, no me refiero a los que van pasados de vueltas de alcohol y drogas, que esos son para dar de comer aparte, sino a los que intentan boicotear a su manera algo que no les gusta. Ese caso se nota más todavía en festivales. ¿Qué les pasa por la cabeza? Quizá me estoy haciendo mayor, pero por más que busco una respuesta lógica, sólo me viene a la mente una palabra: son gilipollas.

Cada uno disfruta los conciertos como le pueda venir en gana, pero siempre con un mínimo de respeto. Y eso es precisamente lo que falta, especialmente en este país. RESPETO .No por tus iguales, sino por los que distan de tus pensamientos o filosofías a la hora de disfrutar un concierto. No ocurre exclusivamente en España, ya que otro caso con BRING ME THE HORIZON de protagonistas, durante su show en el Soundwave australiano, una seguidora sufrió quemaduras en su cara porque a un estúpido se le ocurrió encender una bengala en medio de la multitud (ver vídeo). Debe ser otra moda, porque en el reciente streaming del Rock am Ring he visto más de una. Más gilipollas presentes en los conciertos. Igual que el saltar, alzar los brazos y poguear se convirtió en zurrar, lanzar los puños y pegar patadas como si de artes marciales se tratara en bailes que a veces provocan risa. Se deben pensar que están sobre un escenario para poder hacer todas esas cosas, o solos en el mundo, sin nadie al lado que a poco que esté cerca terminará con un golpe. Y tras una hostia puede venir otra, y otra, otra más…

Una persona que se dedica a grabar todo el puto concierto con un móvil para luego subirlo a youtube y que se vea de culo (y no se escuche una mierda, dicho sea de paso) no podrá entender nunca a alguien que se mete en los pogos… y viceversa. Y seguramente el que lo vea detrás tranquilamente se preguntará por las maneras tan distintas de disfrutar que tienen unos y otros. También están los que quieren estar lo más cerca posible de los músicos, pero sin necesidad de recibir golpes, patadas, puñetazos o codazos; antes había más camaradería, que cada día más, se va perdiendo. Los fotógrafos (en teoría profesionales) que están en primera fila tampoco se libran de los golpes en muchos casos; hay gente que los ve como “esas personas que van gratis al concierto y que no les dejan ver algo por lo que otros han pagado”. Para eso están los fosos en algunas salas, para diferenciar los que van a trabajar de los que van a pasarlo bien (sea de la manera que sea). El problema viene cuando no lo han habilitado, que hay que hacerse hueco entre gente que si no respeta a sus iguales, menos va a hacerlo con esos reporteros intrépidos; a veces la gente la entiende, otras todo lo contrario: te putean tanto como puedan. Algunos de estos no se quedan atrás, y también hay crítica para ellos. La mayoría son conscientes de que una vez pasen las tres primeras canciones (como ocurre en los fosos), lo mejor es irse de esa primera fila (o el sitio que hayas conseguido) para dejar a la gente “tranquila”. Eso tras el grupo principal, claro está, ya que una vez consigues tu sitio, sería estúpido dejarlo tras el telonero (o teloneros); después te va a ser imposible reconquistarlo. Pues bien, algunos se piensan que el concierto de los cabezas es sólo para ellos, y se quedan haciendo fotos todo el rato. Algún caso hay en el que son personas cercanas al grupo; pero son los menos (especialmente con bandas extranjeras). Lo dicho anteriormente: falta de respeto total por parte de un sector y otro.

Decía antes que el foso separa al público de los medios… a veces. En mayo vinieron GOJIRA, y el pequeño espacio que limitaron para los fotógrafos no evitó que una persona haciendo crowdsurfing me diera una patada en la cabeza; tal como suena. Suerte tuve que fue en la parte trasera y no en los morros. Cuando le pasa eso a algunos asistentes, unos optan por pegar más fuerte, y otros por apartarse. Si no es intencionada, no pasa nada (bueno, pasar, pasa). El problema viene cuando la gente va a hacer daño conscientemente. “Si no quieres recibir golpes, no te metas aquí o no vengas a este tipo de conciertos”. ¿Quién delimita las zonas en las que puede que te hagan daño? ¿Y los estilos en los que puedes llegar amoratado a casa, quieras o no? Todo es relativo, pero depende mucho de la educación de la gente. Igual que hay gente que, según los amos del lugar, no saben al tipo de conciertos que van, en cuanto están en un entorno distinto al suyo, se les aplica el mismo rasero. Al famoso incidente de Foo Fighters (encima, durante 'Skin and Bones', un tema semiacústico) en el iTunes Festival me remito, donde Dave Grohl paró la canción por una pequeña pelea entre el público.

Un Wall of death y un circlepit se ven de lejos, no es muy complicado salir airoso de ellos cuando tienen lugar. Pero hay veces que otras cosas te pillan tan cerca y de improviso que difícilmente hay escapatoria. Y no deja de ser cierto que es algo mucho más arraigado fuera de nuestro país, más habitual, y sobre todo, mejor hecho. Míticos son los de HEAVEN SHALL BURN, sin ir más lejos.

Otro ejemplo tonto es que la falta de esa educación hace que muchos, además de repartir cera, se pongan a fumar en sitios donde no se puede. No hay nada como prohibir algo para hacerlo aún más atractivo a la gente y saltárselo como si nada.

Para ir terminando, recupero algunas de las preguntas y respuestas de la triple entrevista que mencionaba en la introducción, en la que Luis Tárraga de HAMLET, Guillermo Izquierdo de ANGELUS APATRIDA y Javi García (CLOCKWORK, ex-SOZIEDAD ALKOHOLIKA, ex-BEER MOSH) daban su opinión sobre el caso de Randy Blythe, el mosh y la seguridad en los conciertos. De primeras, sus palabras al respecto de la posible vulnerabilidad de los músicos (especialmente en EEUU) tras el fatídico asesinato de Dimebag Darrell.

Luis: Los americanos están muy alertas desde que ocurrió lo de Dimebag. Que se suba un tío a un escenario y vaya a matar a un músico parecía ciencia ficción pero fíjate… Desde ese instante seguro que la protección ha ido a más, ya no desde la seguridad o seguratas de un concierto, sino los propios músicos. Nuestra experiencia fue que al principio la gente se subía, se tiraba, y nunca se molestaba al músico en el escenario. Era como que la gente sabía perfectamente de qué iba. Era raro que pasara nada, pero como todo se hizo una moda y empezó a hacerlo gente que unas copas de más, que querían su momento de gloria y empezaban que si a quitar el micro al cantante que si pedirte una púa, ¡¡¡o tu camiseta en plena canción!!! (risas) Es decir a dar en muchos casos la brasa. Pero sobre todo que empezó a haber caídas, algún accidente, y en muchos sitios se prohibió por el miedo a que subiera cualquier colgao a liarla. 

Guillermo: Bueno, realmente no entiendo ese temor que tienen los americanos, pero porque no entiendo lo que muchos americanos hacen, como por ejemplo, llevar armas de fuego y cosas así. Aquí en Europa es algo impensable. Pero entiendo que siendo un grupo de tan alto nivel como LAMB OF GOD te sientas desprotegido o simplemente vulnerable a no poder desarrollar tu trabajo o incluso ser agredido. Pero como digo, no es algo que yo personalmente sienta ya que Europa es bien distinto a Estados Unidos.

Javi: Yo, sinceramente, no tengo ningún temor, en absoluto, todo lo contrario: cuando alguien sube al escenario de una forma correcta para hacer stage diving me da buen rollo, significa que la gente está disfrutando de nuestra música. Lo que no disfruto es cuando alguien sube y se queda a vivir en él, o te agarra y jode al resto del público, ya que no te dejan tocar en condiciones, pero esto ocurre rara vez. Lo que ocurrió con Dimebag sentó precedente posiblemente en USA, pero por suerte en Europa las cosas son bastante diferentes en cuanto al tema armas y demás.

Guillermo: Creo que lo que le ocurrió a Darrell fue un lamentable suceso totalmente aislado, se trataba de un tipo que estaba muy mal de la cabeza que decidió ir al concierto con una pipa y acabar con la vida de Darrell y de quien se le pusiese por delante. Sí es cierto que los cacheos y controles de seguridad son bastante activos en muchos países, incluidos España, pero no a tal punto, nadie se imagina que alguien puede venir armado para cargarse a alguien, es como si lo hicieran en los colegios americanos o escandinavos donde se han dado casos de matanzas de alumnos. En Praga hemos tocado tres veces y la gente es genial, como en todos lados se beben dos cervezas de más y la lían, pero es parte de este mundo aunque precisamente ahí nunca he visto stage diving ni con nosotros ni con otra banda con la que hemos girado.

Javi: Yo no he visto ningún cambio significativo respecto a la seguridad desde entonces. Quizás cuando viene una banda de allí a veces da la sensación de que extreman un tanto la seguridad, pero por otro lado lo entiendo después de lo ocurrido. Aquí en Alemania, el público se comporta muy correctamente, saben hacer stage diving, ya que tienen una cultura de conciertos y festivales de muchos años, he asistido a muchos conciertos en estos tres años que llevo aquí y no he visto nunca ningún tipo de problema.

Llevando varios años los tres ¿pensáis que hay algunas personas incontrolables y que no saben si van a un concierto o a armarla? Lo típico de “pagar justos por pecadores”.

Luis: Si, también lo he explicado un poco antes, cuando de pronto se decide el permitir subir a la gente a un escenario porque lo hacen bien, es decir se suben se tiran rápido, saben hacerlo y no molestan, trae también gente que al haber esa permisividad, la aprovechan para intentar se los protagonistas en lugar del músico, ya sea porque sí sin más, o porque van un poco pasadillos…

Guillermo: No creo que eso haya cambiado con el tiempo. Lo de ir a un concierto a armarla también creo que son cosas puntuales, por norma general la gente va a los conciertos a pasárselo bien. Siempre hay algún gilipollas… pero es que en este país, lo que sobra son gilipollas

Javi: Hace veinte años el tema era muchísimo más salvaje, el público se descontrolaba totalmente. Hace unos años toque algunos conciertos en Sudamérica, concretamente México, Chile y Argentina… y me recordó, especialmente Chile, a los bolos que di a principios de los 90. Fue una sensación realmente excitante, ya que esa pasión lamentablemente no se percibe en Europa hace años. Sí que esto a veces hace que las cosas se puedan desmadrar de mala manera como nos pasó en un concierto a SA en Mexico City, pero sinceramente, prefiero mil veces que haya "lio" a tener un público pasivo, aburrido de ver conciertos. Siempre va a asistir todo tipo de gente, los menos, los que van a liarla. Pero como digo son los menos, por suerte.

Algunos de los que las arman debajo, como dice alguno de los tres, también buscan su momento de gloria sobre el escenario… que es el sitio donde sólo deberían estar los músicos como protagonistas. Y la seguridad, en momentos puntuales, tiene que intervenir.

Luis: Nosotros siempre intentamos que nadie haga daño al público, incluso aunque a veces se pase alguno de la raya. Hemos tenido varios percances en el pasado con los de seguridad porque al no saber estos que la gente hacía pogos (porque era su forma de disfrutar o hacer stage diving) perdían un poco el norte y se ponían a repartir. No lo vamos a permitir nunca. Pero a veces en cambio no ha habido seguridad y si alguien se ha puesto un poco pesado, sí pueden llegar desesperarte y perder la concentración en lo que se está haciendo. Y logran cabrearte. Nunca nos ha ocurrido el tener que empujar a nadie, pero si algún roadie nuestro obligar a que salte rápidamente.

El peligro muchas veces además no está en el escenario con el que sube o no. Hubo una época en la que la "moda" era tirar cosas y eso sí que es peligroso… En el caso de Randy yo lo que veo es que ese empujón no es para tirar y matar a nadie, sino que el de seguridad ayuda (en el empujón) y el propio salto del chaval a la vez también, luego la caída puede pasar aser mas grave porque la gente del público no lo ha pillado, etc… Lo que quiero decir que creo que alguien también se puede hacer mucho daño tirándose solo y lo he visto varias veces. Me es muy difícil poder culpar a nadie en este caso sin saber mucho más de cómo estaba ocurriendo todo.

Guillermo: Se nota cuando alguien sube a tirarse, y a nosotros nos encanta, que lo hagan las veces que quieran, pero que tengan en cuenta que estamos haciendo un curro, que tenemos pedales, monitores e instrumentos por ahí que si se joden se puede liar. Sí que hemos tirado a alguien del escenario, con buenas maneras, alguna vez con una patadita sutil… A veces me molesta demasiado, desde el hecho de que suben al escenario exactamente entre mis monitores donde ¡estoy cantando! E interrumpen el show, o me tiran el micrófono, nos pisan los pedales… o el típico que se sube al escenario para estar una canción entera arriba… ¿de qué vas? Estás molestando al grupo y al público, joder. Lo dicho, súbete al escenario y tírate rápidamente, pero no molestes o probablemente seas empujado fuera.

Javi: Me ha ocurrido muchísimas veces, especialmente hace años. Hoy en día es bastante raro ya… Pienso que es importante no sacar las cosas de quicio e intentar facilitar el stage diving si surge. Siempre puedes moverte un poco y dejar un pequeño pasillo en el escenario… del mismo modo que si alguien no se entera y se pone tabarras y se queda en el escenario, intentar hacerle ver que está jodiendo. Pero para esto no veo necesario llegar al contacto fisico.

Sobre si lo de LAMB OF GOD iba a sentar un precedente o no, terminaron opinando lo siguiente.

Luis: Me encanta que la gente se lo pase bien, que den toda la energía del mundo a un concierto. Yo me he tirado al público muchas veces. Molly ha bajado a circle pits y nunca ha pasado nada. Solo hay que saber hacerlo, respetar al músico y al público, y si alguien capta que una persona está dando la nota, que sea la misma gente de alrededor la que pare los pies de forma civilizada. Creo que sí va a sentar precedente, aunque en muchos casos, ya estaba muy prohibido.

Guillermo: Espero que no sea así, ya hemos vivido la experiencia en algunas salas de Reino Unido donde se prohíbe expresamente el stage diving, crowd surfing, moshing, etc. y es una puta mierda. Creo que todas estas prácticas son necesarias para un buen concierto de metal, al menos a mí parecer, sólo hay que ser consciente de que si haces esto, puedes resultar dañado. ¡Pero que no se pierda nunca!

Javi: Como te he comentado, es algo que da vida a la actuación. El metal es salvaje, y si empezamos a caparlo todo vamos a acabar pareciendo una obra de teatro. Personalmente espero que esto siga y por muchos años.

Tal como terminaba la carta citada al principio de Randy… TENED CUIDADO. Y yo añado la palabra mágica: respetad a todo el mundo. Prohibir el mosh es imposible, pero en la mano del público está el hacerlo correctamente.