Vaya por delante que si mi vida dependiera de tocar un acorde con una guitarra, probablemente acabaría muerto en ese mismo instante.

O sea, que poco puedo saber de técnica desde un punto de vista, pues eso, técnico. No solo eso, sino que siempre ha tenido cierta alergia al virtuosismo, por lo que poco me importa lo bien que sepa tocar alguien si el mensaje no me llega. Por eso siempre me molestó tanto, y me seguirá molestando, que se hable de Eddie Van Halen como un guitar hero. No tengo nada en contra de los guitar heroes, todo lo contrario como fan irredento del metal amo a muchos de ellos, pero Eddie Van Halen estaba en otra división, incluso hay que coger con pinzas el meterlo dentro del saco de los grandes guitarristas de hard rock, porque tanto su forma de tocar como lo que hizo con Van Halen –dejamos claro de salida que cuando hablo de Van Halen me refiero a los de David Lee Roth- va mucho más allá de lo que se supone que son los límites del hard rock. Viendo como la banda era capaz de seguir sonando a ellos mismos ya fuera con versiones soul como ‘Dancing In the Street’, blues ‘Ice Cream Man’, jazz ‘Big Bad Bill (Is Sweet William Now)’ o pop como ‘Jump’, el tema que los llevo a otra dimensión, muestra que las etiquetas no existían para ellos.

Sus años formativos tocando en fiestas montadas en los jardines de California donde los jóvenes iban a emborracharse, colocarse, bailar y ligar hizo que la versatilidad acabase siendo parte de su ADN…y donde se empezó a consolidar el binomio Eddie Van Halen –David Lee Roth. El uno sin el otro nunca hubiese podido todo el potencial que tenían dentro como frontman y guitarrista y si bien Roth enseguida vio que Van Halen era el vehículo perfecto para dar rienda suelta a todas sus fantasías, a Eddie le costó más ver algo interesante en aquel hiperactivo cantante que, además, quería llevar a su banda mucho más allá de los confines del rock. Eddie era un guitar nerd amante de Cream. David Lee Roth un chico guapa y de familiar rica que veía una banda como algo más que una expresión musical. Pero una de las cosas que caracterizaba a Eddie Van Valen era su intuición y ganas de innovar y pronto vio que quizás Roth sí que podía ser el vehículo ideal para llegar a donde nadie había llegado. Podía haber desarrollado todo su potencial como guitarrista y tener adulación constante, pero él quería grabar canciones que pasasen el test del tiempo y que Van Halen –la banda- fuese una entidad en si misma, no un vehículo para su lucimiento…y durante muchos años Eddie, su hermano Alex, David Lee Roth y Michael Anthony fueron un gang que sabían que estaban cambiando el rock a tiempo real.

Como guitarrista a estas alturas ya es imposible añadir nada. Bastaron el minuto y 42 segundos de Euruption al inicio de su primer disco, para recolocar las reglas de un buen guitarrista. A partir de ese momento ‘Eruption’ ha sido el baremo. Van Halen llegaron en un momento donde el rock no era lo más cool. El punk, new wave o la música disco eran los estilos que no solo dominaban por entonces, sino que en si eran una reacción contra ese rock que se había convertido en algo mastodóntico durante los 70s. Y ahí llegaron ellos. Eddie cambiando el mundo de la guitarra en menos de dos minutos y Van Halen dando una diversión y hedonismo al estilo nunca visto hasta el momento y que fue su seña de identidad el resto de sus días. Eddie siempre tuvo tal seguridad en su talento, que nunca necesito de grandes y enrevesados solos y por si fuera poco basó el éxito de los éxitos de Van Halen en un riff de teclados. Superen eso.

Con su marcha se apaga un poco más una manera de entender la música. Las mega bandas que vendían millones de discos, hacían videos imposible de olvidar y shows donde la técnica no se comía a los músicos, empieza a ser parte del pasado. Solo nos queda poner Youtube y buscar un poco de todo eso para llorar y relamernos la heridas. Ahora mismo no tenemos muchas más opciones.

Richard Royuela