De camino a Barcelona, horas después de cancelarse oficialmente el The Metalway Festival de Zaragoza, Sergi Ramos opina sobre lo sucedido y anima a la reflexión.

No siempre llueve a gusto de todos, y perdonenme por la expresión en éste caso. La súbita cancelación del Metalway Festival y la suspensión por cautela del Monsters Of Rock ha dejado un reguero de polémica, decepción, frustración y sobretodo, muchas ilusiones rotas.

Escribo estas lineas desde el AVE en dirección a Barcelona, horas después de que se cancele el festival y tras haber pasado el dia en el backstage viendo lo que el resto de asistentes no puede ver: una organización que ha trabajado hasta el último minuto para que el festival pueda salir adelante pero que finalmente se ha visto obligada a hac

er lo que nadie quería hacer: cancelar un festival cuando éste ya está en marcha. 

Ayer, a las 15.30, un servidor llegaba a la Feria de Muestras de Zaragoza procedente de Barcelona para iniciar sus trabajos periodísticos en el festival, tomar fotos oficiales del evento y realizar entrevistas con 

THIN LIZZY, LAUREN HARRIS, ICED EARTH y muchos otros grupos. Al llegar, tras recoger la pertinente acreditación y encontrarme con un sol horrorosamente potente, decidí refugiarme en la zona de camerinos y producción donde tendría mi puesto de trabajo durante los siguientes dos días. El festival comenzaba a arrancar y cada vez llegaba más y más gente al recinto, con varios miles en el momento en que THIN LIZZY salieron a escena. Hasta ahí todo iba bien. THIN LIZZY hicieron un gran concierto, con un sonido más que digno, un escenario enorme y una cantidad de público muy superior a la que los derrotistas preveian para el festival Monsters Of Rock del 11 de julio. La cosa prometía: subido en la torre de sonido, en lo más alto, donde se colocan los focos de seguimiento, podía observar como la gente disfrutaba del show y pasaba un buen rato siguiendo anonadada el solo de batería de Tommy Aldridge.

Al bajar, me fui a ver al tour manager de TED NUGENT para gestionar algunas fotos desde el escenario al legendario guitarrista, a lo que accedió simpáticamente. Luego bajé al foso para seguir tomando instantáneas y disfrutar del concierto de “The Nuge”, solo interrumpiendo para ir a la zona de producción a seguir descargando fotografías al portatil y escribiendo crónicas para la web. La encargada de las firmas de discos y relación con los artistas, Ana Laballo, me indicaba que TWISTED SISTER estarían firmando autógrafos en unos minutos en una carpa habilitada en la nave 6 de la feria, donde estaba situado el mercadillo.  Allí fui justo segundos antes de que llegara Dee Snider junto con el resto de sus compañeros para firmar todo lo firmable. La gente estaba verdaderamente emocionada y cantando a gritos el “We’re Not Gonna Take It”. Después de una amena charla con el técnico de sonido de la banda, el grupo volvió a los camerinos y yo les seguí. Cuando llegué nuevamente a la zona de camerinos, quince minutos después de haberla abandonado, encontré un panorama desolador. La seguridad estaba intentando solventar un problema: la gente estaba entrando en masa a la zona de mercadillo y a la nave de producción para resguardarse de la intensa lluvia que habia comenzado hacia tan solo dos minutos. Se fue reconduciendo a la gente a la nave de merchandise, donde podían resguardarse del agua, viento y , eventualmente, 

granizo que azotaba Zaragoza en esos momentos. El aguacero duró tan solo quince minutos, minuto arriba, minuto abajo. En ese momento el escenario estaba preparado para que salieran DEEP PURPLE y la banda ya estaba lista para su concierto, esperando que llegara su momento. No obstante, el intenso viento dificultó que  el concierto pudiera celebrarse con la plena seguridad de que aquello saldría bien. Las estructuras lumínicas se movían, las cajas de PA de sonido estaban recibiendo regueros de agua y las lonas del escenario tuvieron que abrirse para evitar que la estructura saliera volando, el ya conocido “efecto vela” que puede producirse en estos casos. El escenario no era seguro y los técnicos no podían hacer nada. Había riesgo de que pudiera pasar cualquier cosa y habría que esperar a ver como quedaba la cosa después de que apaciguara la violenta tormenta.

Cuando todo pasó, al salir al exterior de nuevo, el panorama era poco alentador. Vallas por el suelo volcadas por el viento, barras volcadas, carpas destrozadas, gente sin saber muy bien que sucedía o que hacer… Espontaneamente, el público se fue al frontal del escenario y comenzó a gritar “Purple, Purple”, para alentar a la banda a salir a escena. Pero no podía ser. El escenario, anegado en agua, tardaría hora

s en estar listo para cualquier tipo de actividad, pues la intensidad de la lluvia y el angulo en que afectaba ésta al escenario hacian que no quedara libre de agua ni la pua de Steve Morse.

La organización (que no es exclusivamente de Rock N’ Rock, recordemos éste extremo obviado por muchos) trabajó entonces sin pausa para encontrar una solución. Hubo reuniones, se valoraron opciones y finalmente se optó por evaluar técnicamente los daños acaecidos en el equipo de luces y sonido, así como en el backline. Quizá habría que hacer algun cambio o ajuste, pero se intentaría a toda costa hacer el festival del día siguiente.

No obstante, una vez pasada la tormenta y cuando se permitió volver a subir al escenario para valorar los daños, los técnicos se encontraron con que la cosa era peor de lo previsto. Sustituir todos los equipos en apenas unas horas era imposible. Los grupos venían del festival meridense Via de la Plata y bajo ningún concepto era seguro celebrar el festival ante la previsión de nuevas y fuertes lluvias (como las que ha habido esta tarde). Cambiar los equipos dañados era, como decía, imposible. Por  mucho que Madrid y Barcelona estén cerca, reconstruir aquello para que se hiciera un festival en condiciones era utópico. Es por ello que finalmente, a las once de la mañana, la organización ha hecho público mediante comunicado oficial que el festival Metalway se suspendía y que no se celebraría ninguno de los conciertos programados.

A partir de aquí, cada uno es libre de interpretar las cosas como quiera pero es obvio que ningún, y repito, NINGÚN festival está preparado para una tromba como la que cayó ayer en Zaragoza y mucho menos para la que ha caído hoy en la sobremesa. Ni equipos de respuesto, ni aunque haya material necesario para construir un nuevo escenario al lado del afectado…es imposible. Los escenarios de un festival no se montan en un par de horas y requieren el trabajo de decenas de personas que trabajan en altura, que cargan, descargan, sonorizan y hacen todo el trabajo de base para que aquello salga adelante. Nadie está preparado para semejante aguacero y si los organizadores han decidido suspender ha sido en pro de la segurida

d. El dinero, en estos casos, suele ser lo de menos.

La peor parte se la llevó un chico que tuvo que ser hospitalizo debido a la herida que le provocó la caída en la cabeza de una plancha de madera de la torre de sonido, que le provocó un gran golpe e hizo que los servicios de asistencia de la Cruz Roja se movilizaran para atendero inmediatamente. Obviamente con cosas como éstas sucediendo, poner a 12.000 personas ante un concierto de IRON MAIDEN hoy habria sido una autentica locura.

Los más frustrados, por lógica, suelen ser los asistentes. Tras meses de ilusión, tras emplear su dinero en comprar la entrada y tras pegarse el viaje, se enteran de que se cancela el festival.  Y la reacción es de incredulidad y enfado, pero dejad que os diga que nadie tiene la culpa de un fenómeno climatológico tan violento como el de ayer. Las cosas pasan y  no es el primer festival que se suspende por la intensa lluvia.  Pero no hay que olvidar que quienes organizan y trabajan en estas citas trabajan muy intensamente durante meses y ver como el fruto de tu trabajo queda tirado por los suelos es poco menos que triste.  Nadie monta estas cosas por amor al arte, pero el dinero vale bien poco ante la satisfacción de un festival que sale adelante sin problemas ni sustos. Ni todo el dinero del mundo puede paliar la profunda decepción y frustración que supone cancelar un evento así. Los grupos querían tocar, la organización quería seguir y el publico estaba dispuesto a lo que fuera. Pero si eso supone hacer un festival con riesgo de que en algún momento alguien resulte herido, la seguridad prima por encima de cualquier otra consideración. Y, sinceramente, como asistente a festivales desde hace una década, entiendo y comprendo la decisión de la organización. Cualquier otra opción habría puesto en riesgo a los asistentes y el que haya estado allí lo sabe perfectamente tras ver el aguacero de ayer y el de hoy junto con el intenso granizo.

¿Pero que se puede hacer ante un clima adverso? Nada, 

absolutamente. No hay escenario preparado para semejante tromba de agua, ni hay amplificadores blindados que no dejen pasar el agua. Ni en este festival ni en ningún otro. Lo que ha pasado es fruto – unica y exclusivamente- de la mala suerte. Y contra eso, no hay nada que se pueda hacer.

Lo único que se puede hacer es dar gracias a que no ha sucedido nada peor, especialmente habiendo visto la virulencia del temporal. Si hoy se hubiera hecho el festival, con varios miles de personas más que ayer (se esperaban cerca de 15.000 personas hoy) la cosa podría haber sido una verdadera tragedia. Por suerte, ha habido sentido común y pese a lo que incordia la cancelación, ésta ha estado totalmente justificada. ¿Qué en Alemania echan paja a los recintos festivaleros y aquí no? Totalmente cierto. Pero quien va a echar paja sobre asfalto? Es absurdo.

Por último, sabiendo de primera mano todo lo que ha pasado, solo os puedo decir que no enfoquéis vuestro enfado a la organización, pues ella no tiene culpa de nada de lo que ha sucedido. La culpa es del cielo, y lo peor, es que no puedes ponerle una relamación! Los festivales al aire libre son así y conllevan sus riesgos. Y creo que todos somos conscientes de ello cuando asistimos. Dejemos de echar las culpas a otros y aceptemos que hay cosas ante las que hay que resignarse porque escapan de todo control humano.