Sin lugar a dudas, una de las cosas más gratificantes a la hora de ir a un concierto es encontrarte a amigos y conocidos; servidor tiene la suerte de tener como amigo a Jordi Tàrrega, con el que comparte totalmente la pasión por la música y sobre todo, por el amplio mundo del metal. Pues bien, aparte de nuestra dedicación a la web THEMETALCIRCUS.COM, Jordi se ha embarcado en un proyecto de los duros, escribir sobre uno de los tamices del antes mencionado metal….ardua tarea que seguro que nos va a reportar una visión óptima sobre el SHOCK ROCK y sobre todo diversión, que de eso se trata!!

CUESTIONANDO A JORDI TÀRREGA:

TMC: Jordi, conociéndote, sé que no eres de los de rascarse la barriga… Vaya, que siempre estás en una u otra tarea, ¿por qué de repente te da por escribir?

Jordi Tàrrega: “Es cierto que soy de los que no pueden estar quietos y sin hacer nada. Siempre me gusta probar cosas o embancarme en proyectos, por absurdos que sean. El hecho de que haya escrito este libro es un “bonito accidente”. Sencillamente tenía que realizar el trabajo de final de carrera de Humanidades y a la vez había conocido a la gente de Quarentena Ediciones. Decidí matar dos pájaros de un tiro. Por un lado realicé toda la base teórica en el trabajo universitario y la recopilación y biografías de bandas para el libro. El problema es que al ser mi primer libro, me fui liando y liando hasta que terminé dos años después, y con un libro de 1200 páginas. Obviamente me invitaron a recortar por todos lados. El resultado es sólo la punta del iceberg”.

TMC: Sabiendo que disfrutas del metal en su amplitud, ¿por qué el Shock Rock? ¿qué te ha llevado a este estilo?

JT: “ La verdad es que leí un libro de el editorial por el que escribo y les envié un mail a dirección quejándome. No me había gustado nada el libro sobre una de mis bandas favoritas. Ellos me respondieron con: “¿Podrías hacerlo mejor?” En fin, respondí que “mejor” no, pero sí “diferente”… Me pasaron un listado de libros que les gustaría editar y apareció Shock Rock. Ni me leí los otros temas. Siempre me ha entusiasmado el concepto de bandas que intentan dar algo más que lo estrictamente musical. El espectáculo siempre es más completo si añades otros elementos visuales o creas el caos sobre escena. A la gente le gusta saber historias escabrosas de todas estas bandas y todo ello hace de amplificador. Hay muchas gente que ha descubierto a grupos por el mero hecho de ver que visten diferente, que han sido arrestados o que utilizan pirotecnia en sus conciertos. Las mil y una historias escabrosas del Black Metal noruego o la leyenda negra de Jerry Lee Lewis atraen tanto o más la atención de quienes les desconocen como sus clásicos imperecederos”.

TMC: ¿Es un libro de perspectiva histórica, descriptivo del movimiento o simplemente un repaso?

JT: “No quería hacer un libro que fuera un mero repaso lineal y cronológico. Hay un largo trabajo en el que indago en las fuentes e inicios de la provocación y el exceso, que al fin y al cabo, son dos de los motores que impulsan al Shock Rock. Alice Cooper es el llamado padre de ello, pero antes de él hubo gente que empezó con todo esto y que incluso llegó a extremos que posiblemente nunca se repitan. Screamin Jay Hawkins, Screaming Lord Sutch o Arthur Brown son anteriores y sus historias dejan en pañales a gente como Cooper, Marylin Manson o Slipknot. Pero antes de ello hubo escritores, filósofos y personajes históricos que hicieron de la provocación y el exceso su seña de identidad. Para ello hay que viajar hasta el teatro griego y ver qué nos dice de él Nietzsche, analizar a Sade, dar unas pinceladas sobre Rimbaud, citar a Bataille, Callois, Umebrto Eco. Y en lo puramente musical hay incluso que ir a los futuristas italianos de principios del siglo XX para llegar a entender lo que es la música industrial. Hoy en día asociamos la música punk de los 70 con tumultos y violencia, pero es un error. Hubo conciertos de música clásica en los que la cosa terminó a puñetazo limpio. Luigi Russolo y Stravinski son unos claros ejemplos. En el caso del primero incluso le destrozaron todas sus máquinas de hacer ruido”.

TMC: ¿Para ti, cuándo se inicia dicho movimiento? ¿Con qué fin crees que ciertos grupos adoptan esta “filosofía”?

JT: “Screamin Jay Hawkins es el primero de todos ellos, un auténtico salvaje con una historia digna de película. El día que alguien se atreva a hacerle un biopic lo hará leyenda. Fue el primero en utilizar humo, ataúdes y dinamita y no es muy posterior a Elvis. De hecho el siguiente es Screaming Lord Sutch, en el Londres de los 60, y si te fijas lleva también el nombre de Screaming (“gritón”) del propio Hawkins. Incluso tocaba el célebre clásico de Hawkins “I Put a Spell on You”, algo que también haría Arthur Brown. Sin lugar a dudas “I Put a Spell on You” es el tema que lo inicia todo, mil veces versionada. A Hawkins lo emborracharon para que llegase a cantar salvajemente. Cuando estuvo sobrio le pusieron la cinta y decía que no era él el que cantaba. Hubo que volverlo a emborrachar para que repitiese la hazaña. La crítica dijo de él que cantaba como si estuviese comiendo alguien, así que decidió tomar elementos de la hechicería vudú antillana y pieles de tribus amazónicas. Por primera vez en el rock, alguien daba miedo y sus fotos llamaban tanto o más la atención que su música”. 

Hay rasgos diferenciales en su música o sólo se trata de vestimentas y actitudes impactantes?

JT: “La eterna pregunta: ¿Qué es Shock Rock? La gente tiende a asociar algunas bandas con el Shock Rock: Rammstein, Twisted Sister, Wasp, Kiss, Alice Cooper, Gwar… Pero si te fijas poco o nada tiene que ver una con otra. Es casi imposible poder agruparlas, y si lo haces, saldrán mil voces discordantes que tendrán parte de razón. Yo he hecho una clasificación muy personal, pues el espectáculo de Rammstein poco tiene que ver con el escaso presupuesto de grupos como Lizzy Borden, Genitorturers, The Great Kat o Misfits. Las he agrupado por sexo, violencia, espectáculo, márketing, asco y frikismo, pero está claro que el Shock Rock es algo que va más allá de etiquetas y estilos. Personalmente el movimiento de pelvis de Elvis en los 50, invadiendo los televisores de toda América, fue algo impactante y global. Cuando entrevisté a Arthur Brown también estaba de acuerdo con ello. Música y sexo se daban la mano hasta el punto que las cámaras estaban obligadas a enfocar a Elvis por encima de la cintura”. Posiblemente Elvis y Jerry Lee Lewis empezaron con todo ello, Screamin Jay Hawkins se pasaría unos cuantos pueblos más allá”.

“En cuanto a misas negras, simulaciones de sacrificios, crucifixiones, violencia simulada… hay unos patrones que se repiten. Pero para llegarlos a comprender hay que ir para atrás y ver los puntos de inicio. Satanás es visto por todos como el gran rebelde, el personaje que no claudicó y que fue a contracorriente alzándose contra el poder establecido. Es el que abraza lo prohibido y que aporta otra alternativa. Los referentes ideológicos son esos grandes rebeldes de la historia: las brujas que eran quemadas, los vikingos masacrados en nombre de la cruz, los cátaros, el paganismo, el Marqués de Sade e incluso los asesinos en serie. Todos símbolos de lo dionisíaco que diría Nietzsche o de lo “satánico”. De hecho, Satán, es llevar la contraria y no claudicar ante el poder establecido. Todos son fuente de inspiración y protagonizan muchas de las letras de las bandas de rock. Pues hay que recalcar que el rock, desde su concepción, es rebelde, es libertad, es sexo, es algo que molesta a la sociedad y a las buenas maneras: una válvula de escape. Posteriormente el punk, el metal, el thrash o el black metal siguen empujando hacia los extremos, pues el mundo avanza, y hoy en día los movimientos de pelvis de Elvis ya no escandalizan a nadie. Se buscan nuevos estadios para provocar, y con ellos, una publicidad impagable para el grupo”.

TMC: Seguro que habrás visto muchos grupos dentro de esa categoría, cual es el que te ha dejado sin palabras?

JT: “He asistido a infinidad de conciertos y creo que en esta sociedad anestesiada en la que vivimos es muy difícil que algo nos impacte. Considero que hay momentos escénicos que hoy en día cualquier persona, incluso ajena al rock debe vivir: un show de Kiss, ver al Eddie de Maiden irrumpiendo en el escenario, ver la moto de Judas Priest en escena o incluso el espectáculo en mayúsculas de la Trans-Siberian Orchestra es algo que hay que ver. Pero hay otras bandas que no poseen esos presupuestos capaces de ofrecer momentos escénicos memorables. Personalmente el día que vi a Finntroll por primera vez en Wacken y sacaron a un enano ataviado en pieles, borracho, tocando un tambor y cayéndose cada dos por tres en la interpretación de “Jaktens Tid” fue sumamente chocante. Posiblemente fue accidental, nunca pretendieron hacer eso, pero ahí vi que ese estilo folk con thrash metal y polka, festivo y alcohólico, era algo que podía triunfar. Fue un gran momento escénico y, obviamente, salvando las distancias, fue como la primera vez que Halford salía con su moto en escena. Era la antesala de un “nuevo estilo”. Hoy día el viking-metal-folk, o como lo quieras llamar, es una realidad, hay mil imitadores. Por otro lado considero que bandas como Theatres Des Vampires, Watain o Shining son capaces de conmocionar a su audiencia, pero es innegable que aquí la fuente de la que beben es Mayhem. Obviamente si a estos grupos les mencionas que son Shock Rock van a cabrearse de lo lindo, y con razón, lo suyo es real. Pero lo real también empieza con Iggy Pop, los Sex Pistols y el punk de The Damned, aunque es sin lugar a dudas GG Allin quien empujó la violencia, el asco y la sangre hasta un punto del que posiblemente nadie pueda llegar a volverlo a hacer”.

TMC: Como veo es un libro con multitud de entrevistas, ¿los músicos se han comportado como lo que son o su histriónica muchas veces puesta en escena se refleja en su personalidad?

JT: “Lo de las entrevistas ha sido otro accidente. El problema nace de que hay mil leyendas urbanas en las que te cuentan que tal grupo pisó un pollo, otro que se meaba en la boca de sus fans, otro que fue apaleado por skins… No puedes fiarte ni de libros ni de Internet… Así que para poder saber “la verdad” tuve que buscar la fuente primigenia: las mismas bandas y preguntarles a los protagonistas si todo eso era ficción o realidad. Para la realización de entrevistas tiré de mail o de compañeros de profesión para que me hicieran el favor. Muchas bandas declinaron la oferta pues mencionarles simplemente el concepto de Shock Rock y sugerirles que ellos forman parte de ello… les cabreó. Kraftwerk y Coven se lo tomaron como una ofensa, pero su respuesta (está en el libro) es impagable. Toy Dolls o The Adicts se ofendieron por mencionarles que su punk era festivo y divertido, especialmente estos últimos, que llegaron al insulto. Otras bandas se enrocaron y se negaron a contestar nada sobre su leyenda negra. Gorgoroth o Varg Vikerness no tienen ganas de volver a hablar sobre todo aquello… y lo entiendo. Con Kiss, Savatage-Trans-Siberian Orchestra y Roxy Music al final no fue posible, pero gente como Slipknot, Judas Priest, Alice Cooper, Iron Maiden o Slipknot, cero problemas, encantadores. También ha habido grupos con los que sabes que entrevistas al personaje”, nunca a la persona que está detrás, y es una lástima, pues el objetivo era ese. Entrevistar a Thor, The Great Kat, Manowar o a Gwar es hacerlo con el personaje que han creado, no los sacarás nunca de allí”.

Se podría decir que en todos los estilos hay grupos de Shock Rock?

JT: “Sí, definitivamente. El caso es que hoy en día los grupos buscan la originalidad, y esta va muy cara. De hecho las bandas que aparecen en el capítulo de más allá del 2000 son bastante inclasificables: Lordi, Alf Poier, The Dresden Dolls, Anton Maiden, Sunn O))), Mambo Kurt no se parecen en nada y más si añades allí a Hatebeak (canta un loro) o a Caninus (cantan dos perros). Incluso hay que mencionar obviamente a Lady Gaga que se está adueñando de muchos elementos del Shock Rock clásico pero que el gran público desconoce. El truco de vestirse con bistecs de carne es algo que ya hizo Dalí hace muchos años, la diferencia es que los bistecs de Dalí eran reales. Por cierto, Dalí protagoniza un capítulo del libro, tiene conexiones con Alice Cooper, Black Sabbath, un cantautor francés llamado Antoine y los barceloneses Máquina!, pero es algo bastante desconocido. Estoy seguro que Gene Simmons marca de cerca a Lady Gaga. A la que vea que puede lanzarle sus abogados por plagio lo hará y conseguirá una publicidad impagable. ¡Tiempo al tiempo!”.

Jaume Bellini