Avantasia: la entrevista definitiva (II)
El nuevo trabajo de Avantasia, “Moonglow”, verá la luz el 1 de febrero de 2019. Contiene algunas de las mejores composiciones del proyecto de los últimos tiempos. Algunas van por derroteros muy propios del power metal mientras que otras son affaires altamente sinfónicos y corales.
Es un disco lleno de matices y que, si bien necesita el paso del tiempo para madurar en el imaginario colectivo, guarda cierta similitud en variedad y potencial con el mítico “The Scarecrow” que terminó de lanzar a la banda en 2008.
Los fans de los dos primeros discos –“The Metal Opera” y “The Metal Opera Part II”– pueden estar tranquilos porque sigue habiendo un laborioso trabajo de doble bombo por parte de Felix Bohnke y grandes voces de lo más agudo (ahí están fueras de serie como Geoff Tate, Michael Kiske o el propio Tobias Sammet). No obstante, el power metal ha ido perdiendo espacio dentro de Avantasia en pro de una mayor cantidad de elementos sinfónicos y ligeramente progresivos. Canciones como “The Piper At The Gates of Dawn” o “Requiem For A Dream” mantienen mucha de la esencia pero ¿se ha distanciado Sammet de los clichés más aberrantes de un género como el power?
“No me distancio conscientemente de nada” explica el vocalista por teléfono desde su casa. “Creo que con los años nos hemos abierto a nuevos elementos. Cuando te haces mayor te relajas y permites que haya más influencias en tu música. Pienso que eso también pasa porque te das cuenta de que necesitas tener más elementos en tu música o te moverías en círculos y te quedarías estancado haciendo siempre lo mismo. Eso es malo para la creatividad y yo no quiero repetirme».
“Cuando hicimos ‘The Metal Opera’ creo que ya dijimos todo lo que podíamos decir en el terreno del power metal europeo”
«Cuando hicimos ‘The Metal Opera’ creo que ya dijimos todo lo que podíamos decir en el terreno del power metal europeo, como se le suele llamar” afirma. “Sigo teniendo esa música en mi ADN, como puedes escuchar en nuevas canciones como ‘Book Of Shallows’ o ‘Requiem For A Dream’. Está ahí, pero tras un tiempo creo que todas las bandas que se mantienen firmes en una fórmula inamovible terminan siendo menos excitantes. No quería ir por ese camino. Las fórmulas son lo peor que le puede pasar a un artista creativo. Me gusta que las cosas sean entretenidas y novedosas, consciente e inconscientemente. También te diré que no suelo pensar mucho en todo esto. Yo compongo canciones y hago lo que quiero y sale lo que sale”.
Sammet incide sobre una anécdota curiosa sobre la grabación de “Theater of Salvation” en 1998.
“Aquel disco estaba repleto de doble bombo” comenta, en referencia a uno de los tics más comunes del power metal. «Pero no fue voluntario. Era el primer disco de Felix Bohnke con Edguy y le costaba mucho tocar un ritmo sencillo sin doble bombo. No le salía. Al final le dijimos ‘toca bombos allá donde quieras, mete todos los bombos que quieras’. Sí le pedías que tocase un ritmo básico con groove, aparecían dobles bombos por todas partes incontrolablemente (risas). Parecía como si Mike Portnoy tocase AC/DC o algo así. Era algo muy raro. Esa es una de las razones por las que teníamos tanto doble bombo en los primeros discos” se ríe.
“Yo cantaba mucho falsete y mucha nota alta porque yo solo sabía cantar así. Era mi truco” admite. “No podía cantar cosas más graves o con más alma. Era muy bueno haciendo notas altas (me doy la palmadita yo solo) pero era lo único que sabía hacer. Creo que nos hemos desarrollado y con ‘The Metal Opera’ y con ‘Hellfire Club’ en el caso de Edguy todo lo que podía decir en términos de power metal ya está dicho. Había que abrirse” reconoce.
El metal extremo llega a Avantasia (no)
Uno de los temas más sorprendentes en ‘Moonglow’ es “The Book Of Shallows”, donde colabora Mille Petrozza de Kreator y aporta una pista vocal de lo más destructivo sobre un riff a lo Metallica/Slayer que suena a gloria.
“Me gusta Mille porque es de la vieja escuela y tiene una manera muy primitiva de cantar” explica Sammet. “Es un tío auténtico. Es un tío cabreado, es agresivo. Es lo que me gusta de Kreator en directo, que son una fuerza muy primitiva”. Que todo el mundo esté tranquilo. Avantasia no tienen planes de experimentar con subgéneros más violentos del heavy metal a corto -ni a ningún plazo-.
“No me gusta nada el heavy metal de tinte más violento” reconoce el vocalista alemán. “Creo que muchas de las bandas de metal extremo que escucho hoy en día no son nada extremas; son muy artificiales. Mucho de lo que hacen parece construido deliberadamente” analiza. “Tocan heavy metal altamente técnico, tienen a una vocalista que canta con belleza y luego llega un bajista y comienza a ladrar ante el micrófono. Eso en sí es un estilo de música y no lo entiendo”.
“No quiero ser arrogante, ojo. Respeto todas las tipologías artísticas” se disculpa. “Pero… para mí, el black metal siempre fue música propia de bandas que se hartaron de buscar un vocalista de verdad” dice entre carcajadas.
Le indico que nos acaba de dar un posible titular para la entrevista.
“Oh, Dios” espeta jocosamente. “Llevo 27 años en este negocio. Debería ser más listo que ir dándote estas declaraciones para que las pongas de titular. Haz lo que quieras pero no me hagas parecer un estúpido cerrado de mente”.
Ser gay en Eurovision da votos
Le hago un recuerdo rápido a cuando, hace 15 años, le pregunté en alguna entrevista si era gay. Un rumor recurrente a lo largo de los años, aunque al vocalista le da más bien lo mismo. Pero lo cierto es que si uno busca en Google “Tobias Sammet gay”, lo primero que aparece es una entrevista de esta web. Sammet ríe a la vez que reconoce que “la gente me pregunta de todo y me parece bien”. Pero tiene un tope.
“La única vez que me he ofendido de verdad fue cuando la gente preguntaba por mi muerte, porque había un rumor circulando hace unos años. No me gusta que la gente piense que soy un idiota o un gilipollas, pero me da igual en el fondo. La gente puede decir lo que quiera: que soy gay, que estoy casado, que tengo siete hijos o que vivo en el castillo de Drácula. Todo me parece bien. Pero aquello me molestó porque amigos míos se comenzaron a asustar y a pensar que me había pasado algo. Eso sí que no me pareció bien”.
Tobias Sammet hace mención a una novela porno gay en la que alguien fantasea sobre él y diversos músicos de la escena metal europea (“me la compré en Amazon” admite, “me pareció un homenaje algo extraño”).
“Mira, lo de los rumores fueron muy beneficiosos cuando tomamos parte en el concurso de Eurovision. Hice un montón de entrevistas en las que me preguntaban por mi orientación sexual y no tengo ni idea de porqué. No sé qué tiene que ver con Eurovision. Mi encargado de prensa me dijo ‘es bueno y te darán más votos si la gente piensa que eres gay’”.
“Me da igual que la gente diga que soy gay, que estoy casado o que vivo en el castillo de Dracula”
Eurovisión es una gala que ve, principalmente, el público gay. Le indico a Sammet que en mi casa se hace la cena esa noche en la mesa de delante del televisor y se visualiza íntegramente la gala entre apuestas por las puntuaciones. Algo que no sucede en hogares puramente heterosexuales.
“Mi mujer también lo mira” defiende. “Pero me habría molado que la gente viese el show porque les gusta la canción, no porque piensan que soy gay” lamenta. “Me gustaría ser reconocido por mi música y no por mi presunta orientación sexual”.
Un sucesor de “The Scarecrow”
Volviendo a ‘Moonglow’, el primer single ha sido “The Raven Child”, una pieza que supera los once minutos de duración y que cuenta con las voces de Hansi Kursch (Blind Guardian) y Jorn Lande (además del propio Tobias). Las comparaciones no se han hecho esperar: las reminiscencias a “The Scarecrow” (la canción) son evidentes.
“No es intencional, pero a medida que la estábamos haciendo nos dimos cuenta de que iba por ese camino” defiende Sammet. “Cuando Jorn estaba en el estudio cantándola me dijo ‘Tobi, tengo la sensación de que podría ser ‘The Scarecrow Part II’ y que a la gente le va a encantar’. Nos dimos cuenta pero no la compusimos con esa intención. Para nosotros la canción tenía un sentimiento similar: tiene la misma velocidad, una intro algo más larga, la sección central celta… pero la manera en que se acelera al final es reminiscente, evidentemente. No creo que sea muy similar pero entiendo lo que me dices”.
En “Lavender”, otro de los grandes temas del disco, los coros grandilocuentes y el sonido general recuerdan a algunos de los mejores momentos de Meat Loaf. ¿Es Jim Steinman -la mano derecha de Meat Loaf en sus grandes discos- una influencia para Tobias?
“Definitivamente” admite. “No es que sea una influencia adrede, pero me encantan sus composiciones y tengo su disco en solitario y material de su banda Pandora’s Box. Me gusta mucho lo que hizo con Meat Loaf y para Meat Loaf. Ambos han sido una influencia. Esa canción es bombástica pero también pienso que tiene influencia de Bruce Springsteen. Sé que no es fácil de apreciar pero si quitas los grandes coros a lo Broadway y los teclados más exagerados…creo que las melodías de la voz pueden recordarte a Springsteen”.
El gustazo de tener a artistas de renombre
En el tema que da titulo al disco, “Moonglow”, participa Candice Night, esposa de Ritchie Blackmore y poseedora de una privilegiada voz que dota a la canción de un irresistible toque comercial. ¿Se ha vuelto más fácil contar con ciertos artistas a medida que el éxito y reconocimiento de Avantasia crece con los años?
“Todo es más fácil cuando la gente sabe que existes y que no eres una mierda de artista y que tienes una cierta credibilidad y poder de convocatoria” explica. “Eso hace las cosas más fáciles. Por otro lado, en el pasado he tenido a Rudolf Schenker, Klaus Meine, Eric Singer y Alice Cooper en ‘The Scarecrow’. No es que sean músicos de segunda línea” dice con sorna. “Todo depende del momento. Hay músicos que te conocen y quieren participar y ocasiones en las que a otros les da igual. Hoy en día conozco a más gente, tengo más contactos y diría que el éxito reciente que hemos tenido ha ayudado a que todo sea más fácil”.
Avantasia ha contado con algunos de los grandes nombres de la música rock contemporánea. A Meine, Schenker, Cooper y Singer se les podría añadir a Sharon Den Adel, Bob Catley, Russell Allen, Joe Lynn Turner, Biff Byford, Dee Snider, Bruce Kulick, Jens Johansson, Timo Tolkki y muchos más. ¿Merece la pena toda la burocracia para poder decir que esos músicos tocan en el disco o es realmente una cuestión de darse el gusto personal de tenerles en tu disco?
“Es algo personal” reconoce el vocalista. “Nunca fue un gran problema. Tener a Klaus Meine fue fácil. Su manager de entonces era como era pero yo conozco a Klaus personalmente y fue fácil. Lo mismo con Alice Cooper: vino al estudio, cantó su parte y no fue nada complicado. Y sí: merece la pena. Para esto me metí en la música, para vivir mi sueño como estoy haciendo. Trabajar con Alice Cooper y Klaus Meine es algo que, si me lo hubieses dicho hace veinte años, no te habría creído. Mi objetivo por entonces era tocar mi música y no terminar viviendo en la calle (risas). De golpe, te encuentras siendo cabeza de cartel en Wacken con un disco en el que participan Klaus y Alice. ¿Qué más podía pedir?».
Le pregunto si ha habido algún músico abiertamente irrespetuoso con Sammet cuando éste le ha propuesto participar en un disco. Aunque omitiremos el nombre a petición de Tobias, lo que pasó en ese momento fue uno de los momentos más divertidos de la entrevista. Sammet comenzó a encadenar con este periodista un montón de títulos de canciones alusivos a la situación entre carcajadas. Pero claro, desvelarían el misterio.
“Hubo un músico reconocido que fue un poco raro y que tiene la reputación de ser problemático. Fue majo conmigo pero me tuvo esperando doce horas para nada” rememora Sammet. “Habíamos quedado para hablar de la canción que tenía pensada para él, porque se la había enviado para que la escuchase. Me tuvo esperando doce horas cuando quedamos y cuando llegó me dijo ‘Tobi, no suelo hacer este tipo de colaboraciones, no he escuchado tu canción pero lo haré y si me impresiona, lo sabrás’. Eso fue lo que me dijo”.
“Mira, no sé si fue irrespetuoso o no, pero fue divertido” reflexiona. “Ahora me río de ello porque hace más de diez años. Fue algo que intenté para ‘The Scarecrow’ y no salió. Lo he olvidado ya”.
Cuando Avantasia están sobre el escenario, cada vocalista tiene un pequeño espacio sobre un flight case del escenario donde guarda su copa de vino, su botella de agua o su micro cuando no le toca estar cantando. El lateral del escenario es un lugar entretenido desde el que ver el concierto, pues los vocalistas interactúan y se cachondean unos de otros mientras no les toca actuar. ¿Cómo evita Sammet que acaben todos borrachos?
“Er… porque son profesionales y saben lo que tienen que hacer” afirma. “La mayor parte del tiempo lo hacen todo bien y nadie se emborracha. En alguna ocasión, las cosas se nos van de la mano un poco. Hay rumores de que en un show alguien estaba borracho” admite. “El resto del tiempo suelen ser tipos mayorcitos que saben lo que hacer y lo que no cuando están sobre el escenario”.
Edguy, a la espera
Cuando acabe este ciclo de disco y gira, hará seis años desde que se editó el último disco de estudio de Edguy, “Space Police” (“no, no vamos a hacer una gira de aniversario de “Space Police” se apresura a afirmar Sammet entre risas). ¿Cómo llevan sus compañeros de Edguy los largos espacios de tiempo que hay entre disco y disco debido a los compromisos de Avantasia?
“A veces estamos en desacuerdo” admite. “Pero entienden que he hecho siempre todo lo que ha sido necesario en el pasado y que necesito mi libertad y que no puedo trabajar como si estuviese en una fabrica”.
“Hace tiempo hablamos de que quizá no mantendríamos el mismo ritmo que llevábamos antes. Todo el mundo se dedica a sus cosas ahora. Algunos sobre el escenario y algunos tras el escenario, en el negocio. Todo el mundo está ocupado. Siempre ha habido momentos, en la historia de Edguy, donde hemos estado siete u ocho meses sin hacer nada. No es algo nuevo. Ahora es algo más de tiempo, porque el último tour fue en 2017 y estamos en 2019, pero era algo predecible porque yo no podía seguir al ritmo al que iba y lo entienden perfectamente”.
“No creo que estén muy enfadados” sostiene. “Nadie me ha dado una paliza aún y creo que todo está relativamente bien entre nosotros” ríe.
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