Si bien Monster Magnet acaban de editar un nuevo disco de versiones titulado ‘A Better Dystopia’, nadie lo diría a juzgar por la entrevista que estáis a punto de leer.

Lo bueno de gente como Dave Wyndorf, el líder del legendario grupo americano, es que se toma las entrevistas como una charla (o las charlas como una entrevista). Así pues, prepárense para una larga colección de temas, opiniones, valoraciones de la sociedad e historietas. El disco en sí lo podéis comprar y alucinar con el nivel de las versiones que la banda ha hecho recordando a sus influencias más oscuras, desde Hawkwind a Dust pasando por The Pretty Things. Todo un viaje a una época en el tiempo que fue tan influyente para Wyndorf que, si no te dijesen que son versiones, pensarías que son temas propios de la banda. 

Aunque ha habido cierres y confinamientos temporales, al final hemos podido disfrutar de otro ritmo de vida distinto durante una temporada. ¿Cómo lo ha llevado Dave Wyndorf?

Le he dicho a mis amigos justamente eso. Cuando vi la reacción de pena instantánea sobre todo esto… Internet permite a todo el mundo llorar muy fuerte -incluso antes de saber cómo se van a desarrollar las cosas-. ¿Por qué no esperamos y vemos qué sucede antes de volvernos todos locos? Dale un par de meses a las cosas. Ten fe en la civilización.

Eso es muy valiente de tu parte siendo estadounidense (risas)

Estados Unidos era un puto manicomio. Lo que me preocupó no fue el coronavirus, sino Trump. Ese era el verdadero peligro. Sabes lo que un virus puede hacer rápidamente porque para eso están los científicos. Pero no tienes manera de saber qué demonios iba a hacer Trump, no tienes manera de prever los actos de un fascista moderno que se sale con la suya. Me da igual lo que diga la gente: si este tío pudiese se convertiría en un fascista a tiempo completo en seis meses. 

Nunca he querido ser muy conspiracionista, pero cuando analizas la guerra comercial entre EE.UU. y China, el riesgo de que Trump volviese a ganar unas elecciones y la situación general del planeta… un virus ha venido muy bien para darle un meneo a las cosas a gran escala cuando tienes a alguien como Trump siendo un peligro público continuo.

Mira, al final de todo, a nivel de karma, pienso que esto no le podría haber pasado a un tío más majo. Toma, aquí tienes una pandemia con la que lidiar, chaval. Si no hubiese habido pandemia, Trump se habría mantenido cuatro años más en el poder. 

Una cosa interesante es que el Dow Jones no ha bajado desde que Biden está en el poder. Uno de los grandes orgullos de Trump era haber empujado el Dow Jones hasta los 30.000 puntos gracias a su gestión económica. A día de hoy está rozando los 35.000 puntos.

Me encantan las teorías de la conspiración. Llevo interesado en ellas desde que era un niño. Yo era un niño cuando asesinaron a JFK, que es la madre de todas las teorías de la conspiración. Ahí es cuando se comenzó a hablar de un concepto como ese y la gente se preguntó cosas. En todo lo que he estudiado sobre teorías de la conspiración, las cosas nunca salen como están planeadas. Cuando tienes planes tan poderosos con los que dar la vuelta a la humanidad como los que aparecen en las teorías de conspiración, tan solo puedes preguntarte que por qué no están mejor ejecutados. Los humanos hablan y siempre se escapan cosas. La gente siempre se va de la boca, siempre.

Pienso que la vida está gobernada por el caos, los accidentes de coche, las cagadas monumentales y la gente que se va de la boca. ¿Hay gente que intenta hacer teorías de la conspiración? Sí. Y siempre fallan por un sitio o por otro. 

¿Has visto el documental o leído el libro “The Shock Doctrine” de Naomi Klein? Habla de cómo se inducen shocks a la humanidad para conseguir pasar reformas sociales controvertidas o hacer cortinas de humo ante cuestiones moralmente discutibles. Como la guerra de Irak y el control del petróleo.

Eso es cierto. Pero si todo estuviese tan bien hecho, ¿quién se beneficia de ello? ¿A quién beneficia un virus? El mundo está perdiendo pasta por todas partes. Nadie se beneficia. Las grandes empresas no sé si se están beneficiando.

Bueno, fuerzas al Gobierno a emitir dinero o dar ayudas directas para mantener el sistema a flote. Mucho de ese dinero va a parar a grandes empresas y conglomerados.

Pero eso tiene un límite, hay un límite en cuanto a la deuda que puedes emitir. Las grandes corporaciones no quieren hundir el planeta porque no hay nada que ganar en un planeta hundido. No consigues nada de un planeta paralizado por un virus. No hay nada que llevarse. ¿No sería más lógico, si quieres conseguir el dinero de la gente, que todo el mundo fuese feliz? La gente te daría el dinero encantado. 

El mundo está regulado por el caos. Tú y yo podríamos sacar una teoría que ganaría a todo el mundo en diez años: ten a todo el mundo colocado, dales todo lo que piden y serán tuyos. Esa es la teoría que funciona y eso es lo que es el Big Tech. El Big Tech le da a todo el mundo lo que quiere todo el tiempo, les mantiene enganchados a sus teléfonos y les hace comprar más cosas. Esa es la conspiración real. Todo lo demás no tiene sentido para mí porque no genera suficiente dinero.

Mira la crisis de los opiáceos en Estados Unidos. Ahí si que tienes a una familia, los Sackler, que son propietarios de Purdue Pharma y generaron ese enganche masivo de los americanos al Oxycontin.

¿Ves? Pero en ese caso puedes ver claramente qué ha pasado, quién lo ha hecho y por qué ha pasado. 

¿Qué tal llevas tus movidas? Hace 10 o 11 años tuviste una recaída jodida en el abuso de sustancias debido, precisamente, a la medicación. Te veo con buen aspecto ahora.

Sí, estoy de coña. Eso pasó hace muchos años. Aquello fue otra aventura en una larga colección de aventuras. He vivido mi vida al máximo. Ten en cuenta que cuando empecé en el rock and roll era un chaval muy nerd y quería ir lo más lejos que pudiese en el estilo de vida del rock. Pasé por todos los estereotipos: el de tener mucho sexo, el de tomar muchas drogas, el de girar mucho… quería experimentar todas esas cosas. Pensaba que podría sobrevivir a todas ellas pero… oh, estaba equivocado. No es algo que me incordie a día de hoy. No me levanto cada mañana diciendo “oh Dios, quiero esas pastillas” (risas).

Me tomé tres diazepanes en tres días distintos y me estaba enganchando a esa mierda. No quiero verla ni de lejos. Tan solo me puedo imaginar cuando el consumo es a niveles superiores el enganche que puede generar.

Oh Dios, es horrible. Es malévolo. Deberían encontrar mejores maneras de lidiar con la ansiedad de la gente que esa. Es lidiar con el diablo. Es peor que la heroína. 

Vamos a hablar del disco ¿no? Es que no recordaba que cuando te entrevisto nos liamos a hablar como condenados y pasamos totalmente de cualquier disco que hayas editado. La discográfica me va a matar, imagino.

(Risas) Oh sí, el disco. Hablemos.

¿Tenías en mente el disco antes del parón de las giras? ¿Es una manera de mantener la cabeza ocupada en estos tiempos inciertos?

No estaba previsto, pero siempre había tenido en mente la idea de versionar estas canciones, este set concreto de temas. También me gustan otros tres millones de canciones, pero estas en concreto siempre aparecen en mis playlists cuando estoy en el camerino con la banda y muchas de ellas forman parte de mi vida desde que los discos salieron a la venta en su momento, cuando yo tenia 13 o 14 años.

El motivo por el que hemos hecho un disco de covers es por la pandemia. Las restricciones nos cortaron por la mitad una gira de dos partes cuya primera parte acabó en España. Volvimos a Estados Unidos y lo cerraron absolutamente todo. Le pregunté a los chicos que qué les apetecía hacer y todos queríamos seguir tocando porque estábamos de gira y estábamos en caliente. Queríamos tocar pero no tenía nada compuesto porque no tenía previsto empezar a componer hasta este verano. Pensé que si me sentaba a intentar componer un álbum en medio del confinamiento iba a ser el disco más aburrido de la historia, así que no quise hacerlo. Lo que sabía es que todos los miembros de Monster Magnet querían tocar, por lo que nos pusimos a trabajar en el disco de versiones. Usamos un cuarto del tiempo de confinamiento pasándolo bien y tocando música en lugar de quedarnos en casa ante nuestras TV llorando y quejándonos. Teníamos que hacer algo.

La gente nos ha ofrecido conciertos en streaming y todo eso pero no me interesa: para eso hago un disco. La verdad es que estoy contento con el resultado, especialmente porque no he tenido que componer el álbum, lo cual me quita un gran peso de encima. Sólo tenía que ser el productor y el cantante. 

La elección de canciones es curiosa. Cada vez que alguien hace un disco de versiones es una retahíla de canciones de Rolling Stones, Beatles, Kiss y demás bandas influyentes. Tu sacas a pasear a Hawkwind o The Scientists. ¿Te sentías con la responsabilidad de recuperar a bandas especialmente olvidadas?

Sí. Quería hacer los temas más oscuros que conozco dentro del género, hacer canciones del estilo de música que inspiró a comenzar Monster Magnet, alejarme deliberadamente de los grandes como Black Sabbath o Deep Purple, representar un momento concreto de mi niñez, el periodo que iba de los 12 a los 16… Muchas de las canciones, salvo dos, son de la época en que comencé a descubrir música por mi cuenta -no escuchando la radio o gracias a mis padres-. 

Esos temas fueron compuestos y ejecutados en un tiempo más similar al actual en América. Todos estaban peleando con todos. De finales de los ’50 a finales de los ’60 y principios de los ’70 teníamos disturbios cada verano. Mucho peor que lo que sucede ahora. Todo estaba ardiendo en aquella época. Había disputas raciales, estaban cogiendo a adolescentes y enviándoles a Vietnam con 17 años… tu imagínate que te cogen a esa edad y te dicen que te vayas a la jungla a morir a cambio de nada. Recuerdo Altamont, recuerdo Kent State, recuerdo muchas cosas. Era un tiempo salvaje. Y los medios respondían como ahora: ¡revolución! ¡distopía!

No puedo evitar pensar que, en aquel entonces, la música rock respondió adecuadamente. La música rock sonaba como aquello que estaba sucediendo y los tiempos en que vivíamos. Si observo estos últimos años no veo nada que suene como un movimiento cultural, como algo que sirva de eco a lo que está sucediendo hoy en día.

Al final tenemos un set de canciones compuestas siempre por los mismos compositores suecos que interpretan una serie de actores y modelos hechos a medida por la industria discográfica.

Eso es. Me cuesta creer que los artistas jóvenes alrededor del mundo no sientan la necesidad de hacer obras que reflejen los tiempos en los que viven. Si yo tuviese 17 años y viviese el momento actual me estaría volviendo loco. ¿Tengo que vivir en un futuro donde mi planeta se derrite? ¿Tendré que vivir con insectos gigantes y cambio climático? Hostia, me volvería loco. Pero ahora todo es diferente. Desafortunadamente la comunicación y las palabras han echado el arte a un lado. Todo el mundo se expresa a través de sus palabras en las redes sociales. Es más importante lo que se dice que lo que se muestra porque la gente no siente que se pueda comunicar con su arte tan bien como con sus palabras. Lo cual, insisto, me parece un gran error porque el arte dura para siempre y tus palabras quedan olvidadas. 

Estamos en un momento en el que gente como tú y como yo, cuando miremos atrás, diremos “joder, sí que se volvía loca la gente en aquel entonces”. Todo el mundo pelea como niños en las redes sociales. Yo no soy un tío joven, aunque tampoco soy completamente viejo. Lo importante es que ya he visto toda esta mierda antes y ahora mi posición es la de “ah… otra vez”. Tengo que leer libros y hacer otras cosas porque los formatos de entretenimiento que existen hoy en día no casan conmigo. Hay algunos programas de televisión que puedo ver. Pero no hay música que me llame mucho la atención. Hay buena música y buenos músicos, pero nada que me motive especialmente. No es lo que experimenté cuando era un crío. Aquello desbordaba. Era masivo. Cantidades impresionantes de nueva música.

Las nuevas generaciones crean mucho (Tik Tok, reels, vídeos de YouTube, etc) pero nada que permanezca en el tiempo, realmente. No todo el mundo puede crear porque entonces el hecho de crear se devalúa. No todo el mundo puede tener una voz, porque nada significa nada en ese caso.

Estoy cien por cien de acuerdo contigo. Desde un punto de vista psicológico -si es que lo fuésemos, que creo que un poco lo somos, aunque de un modo amateur- te diría que hemos creado un sistema y una máquina que, emocionalmente, no podemos asumir. Aún estamos aprendiendo a asumir Internet. Es un manicomio y no podemos gestionarlo. Lo más inteligente sería dar un par de generaciones más hasta que la gente aprenda a gestionar correctamente la red. Es una revolución de palabras, conversaciones y demás, pero nada llega a ninguna parte -excepto volver a todo el mundo loco-.

White noise. Yo solía leer todos los comentarios cuando hacía un artículo y hoy en día paso olímpicamente. Me intoxica. El otro día hice una pieza sobre el bajista de Megadeth, que le echaron de la banda por…

Ah sí. Me sabe muy mal lo que le ha pasado a ese tío. 

El artículo empezaba diciendo algo así como “nadie quiere comenzar la semana viendo a un tío de 56 años corriéndose ante la cámara”.

(Risas)

No es que haya nada malo en ello, pero el problema es que alguien puso en circulación sus vídeos privados sin consentimiento. El caso es que, con un tema tan sensible, hace años habría leído cada comentario del artículo. El otro día apenas los miré de reojo. Estoy saturado. Es abrumador.

Es que no significa nada. La distancia que la gente tiene cuando está en las redes sociales incide mucho en esto. Cuando tú no tienes a la gente delante de ti te tomas libertades que no tomarías si estuviesen en la misma habitación que tú. Todo el mundo se comunica, pero no tiene filtro y no comprueba los hechos. Hay mucha gente hablando pero sin tener contexto o datos fehacientes. Reaccionan emocionalmente a cosas concretas, a conceptos que no les gustan. No están profundizando en la historia de este tío o de lo que ha pasado. Les da igual. En general lo que están diciendo es “no me gusta la pedofilia” porque consideran que lo que ha pasado está relacionado con ese concepto, pero no lo saben seguro ni lo han comprobado. Quizá ni tiene nada que ver. Es que ni habían tenido sexo. 

El día en que la gente se entere de que Jimmy Page salía con una niña de catorce años en los ’70 les va a explotar la cabeza. Se tiende mucho a juzgar el pasado con la moralidad o creencias propias del ahora. También hace 300 años nos matábamos con espadas y ahora lo vemos como algo sin sentido. Si la gente te juzgase por lo que hiciste en los años ’90 pegándote la gran fiesta, acabarías en la cárcel o cancelado o denunciado, imagino.

O como mínimo, sería un apestado moral. ¿Cómo demonios te atreves a tener tanta diversión hedonista? Ya sabes. No hay nada de malo en el disfrute hedonista si nadie sale herido y todo el mundo tiene edad suficiente. No sé todos los detalles de lo del bajista de Megadeth pero…

Mira, creo que hoy en día hay mucha gente en el mundo que tiene poder y nunca antes había tenido poder. Tienen que ostentarlo. A veces positivamente y en ocasiones negativamente. Ha habido controversias y pánicos morales en el pasado. Es peligroso moralizar a la sociedad sin suficiente contexto. 

Está habiendo un cambio en las dinámicas de poder. Hemos visto un par de cambios de poder en la sociedad últimamente. Por un lado el de la América media, que nunca tuvo demasiado poder político. Les han dado su primer aperitivo de lo que es el poder con Donald Trump. Ese tipo de mentalidad lleva mucho tiempo instaurada en América pero nunca había gozado de ese poder desde la Guerra Civil. Esa gente se ha dado cuenta de que tiene poder y parte de ese poder es inventarse cosas y confundir a la gente -y lo están usando-. Esa es la primera vez que ejercen el poder.

Por otro lado tienes a mucha gente que intenta tener buenas intenciones y actuar con un sentido de la moralidad, pero están usando mal su poder y abusando de él igualmente. Ellos deciden quiénes son los grandes ofensores morales del momento pero solo hablan de conceptos. Hay una cantidad finita de Harvey Weinsteins en el mundo, pero se quiere hacer de cada caso algo de altura similar al de Harvey Weinstein. Eso es un peligro porque eres culpable antes de probar tu inocencia y la gente se aleja de ti. Mustaine se alejó de su bajista sin más. Hace años habrían apoyado a su compañero de banda y le habrían obligado a disculparse, quizá. Pero ahora te lanzan bajo el autobús para siempre y no tienes vuelta atrás.

Tiene 56 años. No creo que veamos un gran retorno a estas alturas.

Está jodido, muy jodido. Para siempre. También te diré que es un idiota. ¿Para qué cojones hace eso?

Exacto, no enseñes la cara, al menos. Hablando de todo esto me viene a la cabeza tu último disco de estudio, ‘Mindfucker’. Creo que lo hiciste tres años demasiado pronto.

Joder, y tanto. Debería haber ido más lejos con ese disco.

La banda perdió un poco de fuelle con ‘4-Way Diablo’. ¿Dirías que estamos ante un renacimiento de Monster Magnet con estos últimos tres discos?

Lo siento así. He encontrado el equipo de gente correcto para trabajar. Cuando comenzamos intenté que la banda fuese muy democrática y el resto de miembros de la banda no estaban demasiado motivados acerca de mis ideas y planes. No sabían lo que querían hacer tampoco, sí que yo tenía que cargar con el peso de todo. Tras unos años he encontrado un grupo de gente que disfruta tocando y entienden lo que hacemos. Gente con talento como Garret Sweeney, Bob Pantella, Phil Caivano y nuestro nuevo bajista, Alec Morton. Todos ellos entienden esto. 

Leí una entrevista contigo hace tiempo donde decías que, cuando te surgió la oportunidad de entrar en una discográfica multinacional, tenías suficiente edad como para saber que era el peor paso que podías dar pero el único paso que podías dar. ¿Fue la experiencia todo lo provechosa que debía ser?

Estamos aquí hablando porque estuve en una multinacional y tuve ese éxito comercial. No puedo dejar de enfatizar lo que un gran éxito puede hacer para tu banda a largo plazo. Un único éxito en todo el mundo puede mantener a tu banda funcionando muchísimos años si tomas las decisiones adecuadas y no te vuelves loco. Lo del rock de grandes corporaciones, tal y como lo experimenté en los ’90, ha desaparecido. Tuve suerte de poder vivir eso antes de que desapareciese porque es todo lo que quería desde joven. Siempre quieres que tu banda triunfe y ser una rock star. Y hay muchas maneras de ser una rock star: puedes ser David Lee Roth o puedes ser Pink Floyd. Quieres ser aceptado, sentirte validado. Me alucinó que un gran sello quisiese a Monster Magnet. Nunca pidieron que cambiásemos nuestra música. Nos dijeron “haced lo que hacéis y nosotros intentaremos venderlo”. Yo me volví más comercial componiendo de manera deliberada, pero no porque A&M me lo pidiese. 

Fue una buena época hasta que dejó de serlo, porque te das cuenta de que la única manera de sobrevivir en el mundo del rock corporativo es seguir haciéndote inmenso. Creciendo el doble, el triple, etc. Tienes que ser Metallica. Arrasar el mundo. No podía hacer eso con mi música porque es muy esotérica. Yo me descolgué por el camino. Mientras disfruté de mucha de la diversión estereotípica en estos casos: me gasté la pasta de la discográfica en tonterías, volé en aviones privados, tuve mujeres hasta cansarme y todo eso. Tengo historias para explicar el resto de mi vida. Pero lo más importante para mí era tener una carrera en la música y surfear las contrariedades. Quieres que la banda sobreviva y eso, a veces, implica no buscar únicamente el éxito comercial.

Me lo pasé muy bien, pero hubo un momento en que había que marcharse y eso hice. 

La banda llegó a su cima con ‘Powertrip’ y ‘Dopes To Infinity’. Recuerdo que os vi por primera vez con Metallica en el Palau Sant Jordi en 1999. ¿Fueron aquellos años tan exitosos como parecen? Veo a muchas bandas que, pese a todo, perdieron dinero en sus mejores años comerciales.

Ganaba más dinero en aquellos años porque había más dinero en la música. El publishing generaba mucho dinero. El mundo de la música está en crisis ahora mismo porque depende del paywall de servicios como Apple Music y Spotify. Eso restringe lo que el artista recibe. Se llevan un buen pellizco. No recibes mucho dinero por tu música salvo que seas algo al nivel de Taylor Swift. Por entonces había más dinero -aunque hoy en día tengo cosas más importantes que el dinero como haber tenido una vida en el negocio de la música y ser un artista durante toda mi vida-. Esa era mi prioridad. ¿El dinero? Dámelo si quieres. Pero no es lo principal. Hoy en día tengo que trabajar más para cada céntimo que gano. No soy rico. Lo fui y luego dejé de serlo. Pero nunca planeé hacerme rico. Me metí en esto para cambiar mi estilo de vida por completo. Yo sabía que no podría trabajar en un trabajo normal nunca. Yo quería ser un rockero. Todo lo que quería hacer en mi vida era esto. ¡Y lo conseguí!

Sergi Ramos