Mambo Kurt: Spiel heimorgel Spiel

Tras las oscuras y enormes gafas y ese seudónimo absurdo encontramos a un antihéroe freak que cosechará amores y odios a su paso. Mambo Kurt se dio a conocer en su Alemania natal versionando “a su manera” decenas de clásicos imperecederos del rock. Y su manera no es otra que atacar los clásicos con su organillo Hammond octogenario y lanzar sus MIDIS “diabólicos”.

Sí, muchos al escuchar versiones de sus ídolos fácilmente odiarán directamente a este engendro musical, pero si uno tiene la oportunidad de verle en directo entenderá que su propuesta es tan cómica como interesante y original. Su peculiar voz, funcional -si hubiera de calificarla de algún modo-, y su organillo, que recuerda horrores al malogrado Anton Maiden (héroe ya habitual en estas páginas), son las principales armas con las que juega. Una importante diferencia entre el fallecido Anton es que a diferencia de el sueco Mambo afina.

Antológicamente cutre es la versión de Slayer “Raining Blood” con un solo que haría soltar carcajada tanto a Kerry King como a Tom Araya. El apoyo de la voz femenina es un efectivo recurso imprescindible para que el disco no quedara monótono hasta el hartón, prueba de eso es “Dancing Queen” de Abba. Los temas funcionan más que nada por ser ya de por si obras maestras, pero la gracia de Kurt es que se atreve con pequeñas variaciones como el toque jazz de “Killing in the Name” (peazo solo), archiconocido tema de Rage Against The Machine. Las influencias de musiquillas de juegos de ordenador de la era Commodore 64-Spectrum son un recurrente básico, uno puede rememorar esas tardes en casa de los colegas jugando al Mario Bros o al Monkey Island, sino echad una escucha al “Red Flag” de Billy Talent.

Los Sex Pistols no se salvan de una andanada de teclados desbocados en la archiconocida “God Save The Queen” y Tina Turner tampoco sale especialmente parada en la libre versión de “Private Dancer”. Otras geniales son las psicotrópicas versiones de Rammstein y especialmente “Last Nite” de The Strokes, pero nada comparado con el bizarro rap con el que da inicio al compacto.

Buen humor y diversión a ritmo de MIDI si bien conseguir lo que consigue el sr. Mambo no es tan fácil como pueda parecer a simple vista. Alemania lleva desde hace años una gran tradición con los grupos parodia, caso de JBO, Torfrock o Uncle Tom Aneglripper, grupos destinados a fiestas de cerveza en mano que hacen las delicias de los muchos teutones amantes de ese matrimonio inseparable que es la birra y la música. Los amantes de la música freak estamos de enhorabuena, ha nacido una estrella, pero no nos engañemos, en Alemania no es precisamente un principiante, goza de un merecido estatus que bien merece.