En muchas ciencias y pseudociencias ciertas componentes empíricas de la biografía
de ciertos fenómenos son predictivos de buen desempeño. La música no es ninguna
ciencia (aunque en ella encontremos muchos “productos de laboratorio”), pero
en muchos casos se cumple esta máxima. Y MARDUK es, más que un ejemplo, el ejemplo.
Cuando la máquina de guerra sueca edita un disco, asegurada queda una mirada
por encima del hombro hacia el resto de bandas. Esa asquerosa mirada de superioridad
ante la que muchas veces no queda más remedio que bajar la cabeza. Pero las
cosas como son. Si alguien se lanza a evidenciar tal acto comunicativo carente
de lenguaje sin ninguna razón aparente es que sencillamente tiene la inteligencia
proyectiva de un tubérculo. Morgan, pues, es ya un perro viejo y sabe que tiene
la escena cogida por las pelotas, por lo cual queda legitimada toda orden de
rendirles pleitesía cual séquito de tropas del horror. Guerreros sin rostro,
bendecidos por la extrema violencia y renacidos de entre las montañas de podredumbre
y hedor que dejaron las expeditivas invasiones cristianas tiempo atrás. Armados
hasta los dientes para empujar a las religiones semitas hacia el más profundo
de los abismos. 

Para la grabación de este nuevo disco se decidió volver al estudio en el cual
ya se inmortalizaran en el pasado las notas de algunos de sus discos más antiguos
(Endarker Studios), pero a pesar de ello la novedad a la par que incógnita de
esta nueva edición venía de la mano de la presencia de nuevos músicos en la
banda. Como muchos ya sabrán, para la grabación de este álbum ha habido un par
de cambios en la formación, uno de los cuáles fue recibido con cierto estupor
por afectar al carismático cantante Legion. Éste ha sido sustituido por un Mortuus
(exFUNERAL MIST) que, después de lo visto a lo largo de estos trallazos, dudo
mucho que haya dejado a algún seguidor del grupo sin convencer, carisma “legionario”
a parte. Lo cierto es que encaja perfectamente con el nuevo material. Del veterano
bajista B.War, en cambio, encontramos su réplica en Magnus Devo Andersson, viejo
conocido de la banda por haber militado en ella durante las grabaciones de los
discos “Dark Endless” y “Those of the Unlight”.

En esta nueva batalla los señores de la guerra abandonan los trazos más death
metal que sutilmente habían añadido a su música en un “World Funeral” que, a
pesar de que para un servidor fuera un discazo, parece ser que dividió las opiniones
de una buena parte de los fans. La producción de este nuevo disco es francamente
buena, pero al mismo tiempo angustiosamente cruda (evidentemente se puede gozar
de un buen sonido sin sonar a SOILWORK), aspecto a considerar sobretodo teniendo
cuenta que en el anterior trabajo se había obtenido un sonido quizá demasiado
cristalino y digital para lo que acostumbra a ser MARDUK.

Este es el noveno álbum de la banda, que va prácticamente a compacto por año;
pero mientras se trate de obras como esta ya pueden editar un disco cada seis
meses que un servidor no se lo va a echar en cara. En este caso, queda claro
que dicho ritmo de publicación es tal porque se tiene algo que decir. Más allá
de intelectuales conjeturas de mercadillo tan sólo basta con ver los resultados.
Por otra parte, MARDUK no necesitan editar material cada año para mantenerse
en la pugna por su trono como lo pueden necesitar grupos como STRATOVARIUS o
CRADLE OF FILTH. No tienen la presión (en unos casos más evidente que en otros)
por parte de su compañía ni una necesidad intrínseca de poner en marcha la fábrica
de dinero (de hecho, dudo que estos suecos aglutinen demasiado por la edición
de un disco, sinceramente).

De las canciones qué se puede comentar que no se haya dicho ya sin hablar directamente
de ellas. Cañonazos a mil revoluciones por minuto de principio a fin con tan
sólo un par de concesiones a los contundentes medios tiempos a los que dieran
tanta cancha con su obra “La Grande Danse Macabre”: “Seven Angels, Seven Trumpets”
y  “Perish In Flames”, ambos cortantes y cargados de parafernalia bélica. “The
Hangman of Prague” es sencillamente uno de los mejores temas del disco, con
una batería atronadora y unos riffs de lo más cortantes, así como una buena
muestra de lo que es capaz de hacer Mortuus, cuyas palabras se recrean en torno
a una fantástica letra centrada en un famoso oficial de los SS durante la II
Guerra Mundial. “Steel Inferno” es lo más parecido a un puñado de divisiones
Panzer avanzando vertiginosamente por encima de la Ciudad del Vaticano arrasando
con todo lo que encuentran a su paso. En “Throne Of Rats”  Fredrik Andersson
se destapa tocando la batería de forma sobrehumana sin cortarse a la hora de
introducir sutiles cambios de ritmo y redobles a destajo, ofuscando vilmente
el camino para mostrar la brutalidad a través de la técnica.  El resto de cortes
siguen más o menos las mismas directrices maestras esculpidas en base a una
increíble combinación de riffs hirientes y baterías atronadoras excomulgadas
a través de la voz del cratónico Mortuus. De entre los demás trallazos, siendo
todos ellos indispensables, me gustaría destacar “Holy Blood, Holy Grail”, con
un arranque de lo más imponente que he visto en estos últimos tiempos. No tan
sólo erizó el vello de mi piel, sino que fosilizó mi oído al instante. El interludio
instrumental “Deathmarch” es lo más parecido a una mezcla entre una marcha militar
y una marcha fúnebre (¿El ejército de las tinieblas?). Y os puedo asegurar que
los cuatro minutos que dura este corte son más terroríficos que toda la discografía
de CRADLE OF FILTH junta, no es quepa duda.

La verdad es que me da un poco de reparo reconocer que después de haber escuchado
“Plague Angel” la mayoría de grupos de black metal me suenan a FANGORIA. La
razón es bien sencilla: más allá de la rapidez del black metal, aquí, además,
encontramos una dosis de crudeza hiriente. Por si fuera poco, el espacio entre
cada uno de los cortes del disco es prácticamente inexistente, hecho que contribuye
a embutirnos más en la sensación de que, más que ante un cúmulo de batallas,
nos encontramos sumisos en una gran guerra.

No se trata de un “Opus Nocturne” ni de un “Panzer Division Marduk” (sus dos
obras más celebradas), pues ambas pertenecen a una época y momentos distintos,
pero en cambio, sí que es el mejor ataque de black metal que podrían perpetrar
MARDUK en la actualidad, pues para mí “Plague Angel” está claramente a la altura
de sus mejores discos. De hecho, muchas de las composiciones de esta terrible
y certera abominación en forma de cd os harán recordar a algunos de los momentos
culminantes de aquellas obras ya lejanas en el tiempo, siempre bañadas por un
filtro temporal.

No apto para amantes de la melodía o las medias tintas. Lo que aquí encontrarás
son toneladas salvajes de metralla caídas del cielo en plena II Guerra Mundial.

Penumbra

Grupo:Marduk

Discográfica:Regain / Goi Music

Puntuación:9

Canciones:

    1. The Hangman of Prague
    2. Throne of Rats
    3. Seven Angels, Seven Trumpets
    4. Life’s Emblem
    5. Steel Inferno
    6. Perish In Flames
    7. Holy Blood, Holy Grail
    8. Warschau
    9. Deathmarch
    10. Everything Bleeds
    11. Blutrache

Año:2005

Votación de los lectores:7.44444