AC/DC: Live At River Plate

Han pasado veinte años enteros desde que AC/DC editaron su último disco en directo. “AC/DC Live” fue un disco polarizador, de aquellos que odias o amas. Para mucha gente, el toque heavy de AC/DC en aquella gira de 1990-1991 no es la verdadera esencia de la banda. Eso unido al estilo más frio y calculador de Chris Slade a la batería hizo que muchos denostaran aquel trabajo como indigno de una banda como AC/DC, especialmente con un predecesor como fue “If You Want Blood, You’ve Got It” en 1978. Si bien es cierto que nada puede competir contra el torrente de energía cruda que eran AC/DC en su primera época, tampoco se puede echar por tierra un directo tan potente como “Live”, lleno de versiones electrizantes de clásicos del grupo. Y no lo olvidemos: para muchos fans más nuevos de AC/DC es el directo de referencia. La campaña publicitaria que siguió al lanzamiento de “Live”, con la posterior cinta VHS “Live At Donington”, una imparable campaña publicitaria en televisión, singles en vivo, videoclips en rotación constante en televisiones generalistas y hasta directos de media hora concentrados para televisión con el show de Donington provocaron que AC/DC llegaran en 1992 a toda una generación de chavales que les descubrieron en esa encarnación. Lógicamente, con la vuelta de Phil Rudd en 1995 las cosas volvieron a su sitio en lo musical, pero la banda no es demasiado proclive a ejercicios recopilatorios, ya sea en directo o en estudio. Pero con la edad imponiendo sus leyes, AC/DC meditan mucho sus movimientos ahora y en los últimos años ha habido una buena tanda de DVD’s, rarezas, recopilatorios, reediciones y demás elementos para llenar las esperas entre giras. “Live at River Plate” cumple exactamente con ese cometido: mantener vivo el legado de AC/DC mientras deciden cuál es su próximo movimiento.

Primero tuvimos el DVD hace unos meses, dirigido por David Mallet, y fiel representación de la realidad de un show de la banda australiana. Por suerte, a la hora de editar la versión en CD no se han limitado a emplear la misma pista de audio y plasmarla en un CD. El sonido de “Live at River Plate” está cuidado, muy cuidado. El bombo de Phil Rudd hace moverse los altavoces, el sonido de guitarra es poderoso y si algo falla es la cada vez más maltrecha voz de Brian Johnson, aunque con una buena mezcla han conseguido darle bastante brillo. Grabando a lo largo de tres noches en un estadio lleno a reventar con el público entregadísimo es fácil poder escoger los mejores momentos para dar lugar a un producto cohesionado, y eso es exactamente lo que hacen AC/DC en este directo. Grabado en la última parte la gira, tras un año y medio de rodaje, se nota que AC/DC están al máximo de sus capacidades, al contrario que en los primeros shows del tour. Suenan como la locomotora que presidía su majestuoso escenario en la gira. Una vez arrancan el viaje con “Rock N Roll Train” ya no paran en ninguna estación hasta que se terminan las vías. Se vacían. Del todo.

El setlist es equilibrado, con cuatro canciones de “Black Ice” y un buen montón de clásicos, algunos de ellos nunca antes incluidos en un disco en directo per se de la banda, como “Shot Down In Flames”, “Dog Eat Dog” o la versión completa de “Let There Be Rock” con sus 18 minutos de duración completos. Y es que, salvo los parones entre canción y canción, convenientemente recortados para darle más vidilla al disco, lo que podemos escuchar por primera vez es un show completo de AC/DC. “If You Want Blood” no contenía más que una selección de temas, mientras que “Live” tenía el incómodo “fade-in” y “fade-out” de público separando las canciones. Esto es, de principio a fin, un show de AC/DC. Desde la primera explosión hasta el último cañonazo, con todos los solos de Angus, todos los comentarios guarrotes de Brian Johnson al principio de “The Jack”…y que demonios, hasta el “The Jack” completo, con strip-tease de Angus incluido.

No cabe duda de que estamos ante los últimos coletazos de una gran banda de rock. Nadie sabe a ciencia cierta cuanto AC/DC nos queda (mirad los Stones, en caso de duda…) pero lo que si es cierto es que trabajos como “Live At River Plate” sirven para preservar un legado y una leyenda difícilmente repetibles.