– ¿Porqué a partir de los los Keepers Helloween ya no llegan a ese nivel?

– Se ve que se fue un tal Kai Hansen.

– Ah vale, ¿y toca en algún grupo ahora?

– Sí, unos tal Gamma Ray, yo de ti los escucharía, prueba a ver.

Así de estúpida fue una de esas conversaciones que te cambian la vida para siempre. Quería saber el porqué Helloween se hundían y me encontré de repente con el disco que cambiaría mi vida: Land of the Free. Si estoy metido en todo este mundillo es sencilla y llanamente por este trozo de plástico redondeado y agujereado. Me cambió la vida. Estuve varias semanas sin poder llegar al cuarto tema pues los tres primeros me hechizaron de tal forma que no podía pasar al cuarto, volvía una y otra vez a rebobinar una cinta que al cabo de un tiempo dijo basta de forma definitiva.

Los problemas con el excepcional cantante Ralph Scheepers se hacían cada vez más insoportables, al parecer trabajaba en una fábrica lejos de Hamburgo y se le hacía un mundo quedar con los chicos para ensayar o preparar nuevo material. Así que Hansen, Schlater, Nack y Rubach optaron por una decisión salomónica: ¿para qué un nuevo cantante si Hansen puede ocuparse de ello? Ya lo hizo con Helloween en su debut. (La presentación de Hansen como cantante aparece en su nuevo DVD)

Si los discos con Scheepers tenían un nivel asombroso en LOTF Kai le dio un vuelco a la escena y la puso patas arriba. Metió un corte épico en las letras, unos coros grandilocuentes e hímnicos y se consiguió una unidad estilística en todo el disco que nunca había conseguido Gamma Ray en sus obras. Hasta entonces cada disco de Gamma Ray tenía la gracia de ser un cajón de sastre en el que todas las ideas eran bienvenidas, llegaban a funcionar sí, pero hacía falta darle una unidad definitiva.

Esta vez el disco te transportaba en una época indeterminada, en pleno medievo pero sin referencia explícita alguna. Rebeliones en el mundo de los sueños, salvadores, llamadas a la libertad, cuentos de hadas y vidas tras la muerte. Una especie de realidad-irreal entre sueño y ficción y en el que no hay referencias a espadas ni dragones, pero parece que deban estar allí.

Hansen saca de su chistera un arsenal absolutamente brillante. “Rebellion in Dreamland” es una entrada a el mundo que nos presentan los alemanes en su disco, una intro brillante y un cambio de tiempo dotado de unas letras geniales. Desgraciadamente el poco presupuesto hizo con esta maravilla un destrozo al perpetrar un videoclip chapucero como pocos. Nunca se debería haber puesto imágenes a algo tan mágico. “Men On A Mission” es otro de los clásicos absolutos, pura velocidad y una progresión genial que sentó las bases del estilo. Atención al interludio absolutamente Queen, una influencia que siempre ha estado en la banda y que siempre han sabido extraer grandes ideas.

Probablemente con este tema Gamma Ray supo que esa era precisamente la dirección, doble bombo, estribillos hímnicos y guitarras que se adornan y echan chispas con un Hansen que no posee el vozarrón de Scheepers ni tiene la mejor voz del mundo, pero no le hace falta. Posee el don de tener esa garganta que uno reconoce a la primera escucha.

“Land of the Free”, cómo no, es otra joya que ha quedado para la posteridad, con uno de esos estribillos perfectos y con ese inicio con cambios de ritmo. Escuchar este tema es cabalgar espada en mano hacia y batirte en nombre de la libertad, realmente el tema es envolvente y llega a transportarte a esa tierra de sueños que protagoniza el disco.

Siempre que veo a Hansen le digo lo mismo: “¿Cómo no podéis tocar Abyss of the Void?” Es incomprensible pero esta joya absoluta ha quedado apartada de los set lists en directo del grupo. Una auténtica lástima pues es de largo una de los grandes temas: épica, evocadora e ideal parar cantar en directo. Su puente y estribillo emocionan de verdad, posiblemente el mejor tema del disco, y eso que es un medio tiempo no excesivamente característico del disco.

El regalo que todo el mundo esperaba nos llega de la mano de “Time to Break Free”, otro himno directo con nada más y nada menos que con Michael Kiske haciéndonos tocar el cielo y avisando claramente que si llega a grabar todo el disco compartiendo tareas vocales con Hansen estaríamos delante de uno de los mejores discos de la historia del heavy metal. Otro estribillo perfecto, Hansen en esos tiempos era Dios y el excedente de ideas era inagotable.

No hay rellenos que valgan, pero se nota que Rubach en esos tiempos tenía galones y metió varios temas, algunos de ellos geniales como la sensacional “Salvations Calling”. Ha quedado como menor, aunque no lo es, “All of the Damned”, majestuoso corte que fluye y roza un nivel altísimo siendo capaz de mirar de tú a tú a la larga lista de clásicos absolutos. Y a pesar de que no podemos hablare de momentos malos, sino de menos brillantes están “Gods of Deliverance” que no baja precisamente el listón (gran puente y estribillo) y la balada de Schlachter “Farewell”, genialmente cantada por Hansen y que demuestra las mil posibilidades del grupo a la hora de comnponer.

Como colofón hay la preciosa “Afterlife” de Hansen dedicada al fallecido Ingo Schwichtenberg. Emocionante y capaz de tocar la fibra sensible. Participan en la grabación gente como Hansi Kürsch (Blind Guardian) o la mano sabia de Sascha Paeth en los teclados repuntando efectos sonoros.

Quizá la producción es pulible y la sonoridad no es rotunda, pero son pequeñeces ante el peso de los clásicos. La retahíla de himnos es sublime y pocas obras consiguen un equilibrio tan excepcional. Nació clásico, imitado hasta la saciedad e incluso por la misma banda en momentos de falta de ideas. A partir de entonces los Ray vivirían su auge, y con éste el de un estilo que casi casi podemos afirmar que crearon ellos. Sí, Helloween fue la primera piedra, pero la vuelta de tuerca hímnica y grandilocuente que le imprimió Hansen al estilo fue divina.

Curiosamente es el disco que más gente me ha dicho que le ha hecho llorar de emoción. Hoy en día ya nadie se va a emocionar con rebeliones, hadas y salvadores, pero amigos, en esos tiempos nadie lo había hecho, y si lo habían intentado, nunca les había llegado a salir tan bien. Por cierto, mención especial merece la portada, jugando otra vez con el dualismo del Ying y el Yang que tanto le gusta a Hansen y menteniendo su característico Fangface, mascota habitual que les acompaña desde el Walls of Jericho calabacero.

Jordi Zelig Tàrrega

Grupo:Gamma Ray

Discográfica:Noise

Puntuación:9.8

Canciones:

  1. Rebellion in Dreamland
  2. Man on a mission
  3. Fairytale
  4. All of the damned
  5. Rising of the damned
  6. Gods of deliverance
  7. Farewell
  8. Salvations calling
  9. Land of the free
  10. The Saviour
  11. Abyss of the void
  12. Time to break free
  13. Afterlife

Año:2008