SÁBADO

En gran parte gracias a que un servidor se encontraba acampado en el camping de prensa (donde la locura se desata a un nivel bastante inferior) junto a otros compañeros con bastante patilla, se pudo conciliar el sueño las horas suficientes como para lograr situarme en frente del black stage a la hora adecuada  para otra tempranera actuación de metal extremo nada más sonar el despertador.

Aprovecho estas líneas para poder seguir maldiciendo todo lo que no llegué a tener tiempo de maldecir mientras me encontraba bajo una ducha de agua congelada a primera hora de la mañana. Qué quieren que les diga, para un alemán de dos metros y medio debe ser más o menos soportable ducharse casi a la intemperie a no muchos grados con agua helada, pero para el españolito pequeñín supone una pequeña pugna entre la vida y la muerte! Eché de menos el agua calentita del Graspop Metal Meeting (y es que menudo puntazo se marcan con detalles como estos nuestros amigos belgas, oye).

Unos cuantos meses después de dejarnos a cuadros a su paso por España, volvíamos a tener la oportunidad de que ABORTED nos abofetearan una vez más a base de brutalidad, clase y, sobretodo, precisión quirúrgica (nunca mejor dicho). Y es que hay que ver cómo tocan estos tíos. Junto a SPAWN OF POSSESSION y NECROPHAGIST posiblemente sean una de las bandas actuales de death metal más maquinales y técnicas.  Desplegaron toda su artillería pesada, como es habitual en ellos, haciendo gala de un derroche de fuerza y técnica, así como demostrando que la precisión no va reñida con la movilidad en escena. Junto a odas a la inmaculada castidad y a lo bucólico del piar de los pajaritos como “Meticulous Invagination” o “Dead Wreckoning” nos colaron un pedazo de versión del “Heartwoek” de CARCASS que les vino como anillo al dedo. No en vano, en su próximo disco colaborará nada más ni nada menos que Jeff Walter, o sea que será cuestión de ir allanando el terreno. Brutal show de buenos días. Así da gusto.

Tras aprovechar para almorzar mientras CALIBAN descargaban en el true metal stage (por cierto, si la palabra “true” ya me parece ridícula, el hecho de que un grupo de metalcore actuara en dicho escenario resultaba cuanto menos paródico), me redirigí al black metal stage para presenciar la actuación de ARCH ENEMY. Lo cierto es que no deja de impactarme el hecho de que la banda ocupe unas posiciones tan bajas en la mayoría de parrillas de actuación de los festivales europeos, teniendo en cuenta el nivel de popularidad que la banda ha alcanzado en los últimos años (irrebatible al comprobar la cantidad de público que se acerca a verlos en cada uno de estos shows). Y si no recordemos su actuación en el Metalway. Quizá exista alguna variable que se me escapa, pero me hubiera parecido más lógico verlos en el puesto de actuación de SOULFY (banda ésta última en pleno declive) que en el que realmente ocuparon. Sin embargo, el hiriente sol del mediodía no resultó un impedimento para que Angela y compañía arremetieran con su ya habitual show, que no por recurrente resulta menos impactante. Así pues, temas como “ Dead Eyes See No Future “ , “ Ravenous “ o “ Skeleton Dance “ volvieron a arengar a la concurrencia y exaltar más si cabe el júbilo que en forma de alcohol a estas alturas de festival ya nos chorreaba por las orejas. Empezar el show con “Nemesis” y acabar con “We Will Rise” supone salir con las cartas ya jugadas de antemano, por lo cual todo el mundo quedó contento teniendo en cuenta que los otros dos requisitos fundamentales también se dieron cita: buen sonido y una Angela Gossow bien visible al frente de la escudería sueca. La banda sigue siendo una garantía en directo, por mucho que se enojen los más puristas.

Desde la lejanía y sin demasiadas preocupaciones presencié de refilón el show de FEAR FACTORY, que salieron con la portada de su último disco como telón de fondo e iniciaron el show con un tema de éste (“Transgression”) para luego arremeter con su colección de composiciones más clásicas y habituales, siendo alternadas con alguna que otra sorpresita. Así pues, cayeron “Martyr”, “Scapegoat”, “Shock”, “Edgecrusher”, “Linchpin” y “Happy Birthday”. Sí, sí, cantamos todos el cumpleaños feliz, como suena. Era el cumpleaños de Christian (guitarra) y Burton así lo quiso, por lo tanto allí estaban todos mascullando con total desatino tan bonita celebración. Y, a decir verdad, fue el tema que mejor sonó en todo el show, precisamente el único en el cuál la banda no tocó. Y es que un sonido blandengue, carente de fuerza y una banda que en algunos momentos vagaba algo deslavazada sobre las tablas fueron elementos que no ayudaron a encaminar la actuación hacia buenos derroteros. A ello cabe sumar que la voz de Burton resultó ser realmente desastrosa (cuando se le oía, claro), por lo cual ni tan siquiera la interpretación de temas de su disco insigne “Demanufacture” lograron animar el cotarro, quedando la interpretación de “Self Bias Resistor“, “Demanufacture” y, cómo no, “Replica” (precedido por una versión del “Walk” de PANTERA) en un plano meramente anecdótico. Por una parte, pienso que FEAR FACTORY es en los recintos cerrados en donde tienen más punch y donde mejor pueden mostrar sus armas (tal y cómo han demostrado en varias ocasiones), pero también es cierto que, además, tuvieron una mala tarde, no cabe duda.

El aliciente de ver a MORBID ANGEL con David Vincent y Eric Rutan sobre las tablas no era moco de pavo. Con el primero tras su retorno al seno de la banda hace poco más de un año a lo hijo pródigo en versión satánica y el segundo reclutado para la ocasión para este tour europeo del 2006, la banda se presentaba ante la audiencia de Wacken con su formación clásica para babeo de muchos. Obviamente lo que esa tarde nos iba a caer encima no era otra cosa que una lluvia de clásicos sin parangón, máxime teniendo en cuenta que los últimos trabajos editados por la banda flaquean lo suyo. Con un Sol de órdago cayendo sobre nuestras cabezas dio comienzo el show con un sonido que provocó que yo y todos los que se encontraban a nuestro alrededor nos miráramos extrañados: ¡el volumen parecía ser extremadamente bajo! Bastante extrañado y ante la poca gracia que me hacía escuchar casi más lo que provenía del Party Stage que a MORBID ANGEL avancé unos muy pocos metros en diagonal hacia la derecha y vi como todo aquello pasaba a sonar de fábula. Se trata de esos fenómenos que tanto ocurren en los festivales al aire libre, en los cuales mover ligeramente tu posición ante el escenario provoca que tu percepción de sonido cambie por completo. Sinceramente, compadezco a quienes no lo hicieron, pues la descarga que ofrecieron los americanos resultó de altos vuelos, siendo el set list totalmente abrasador, hecho que, sumado al calor reinante en ese momento, provocó que el contexto para tal descarga resultara idóneo: el maldito infierno. Pasen y vean: total protagonismo de uno de los clásicos por antonomasia de la historia del death metal como es “Altars of Madness” con temas como “Maze Of Torment”, “Immortal Rites” o “Chapel Of Gouls” junto a otros cortes antiguos como “Lord of all Fevers and Plague”, “Pain Divine”, “God of Emptiness” o “Where the Slime Lives”. La ejecución de todos y cada uno de los componentes, poco menos que sublime, con un Trey incendiario a las cuerdas, un Pete Sandoval que sigue siendo muy grande a los parches, un Eric Rutan muy motivado (no paró de hacer molinillos ni un momento) y un David Vincent haciendo apología de sus guturalidades como es debido, con las mismas garantías con las que en su día él mismo ayudó a asentar las bases de tan bello peregrinaje vocal. Ahora solo nos queda que saquen un nuevo trabajo con una formación lo más parecida posible a la que se subió al escenario de Wacken y tendremos MORBID ANGEL para rato. Fue una pena perderse a ORPHANED LAND, sí, pero les aseguro que no me arrepiento ni un ápice.

MORBID ANGEL se habían encargado de iniciar la tripleta mágica, de abrir la caja de Pandora, pues, ni cortos ni perezosos, ahora un servidor se dispondría a disfrutar de las que, a la postre, serían las dos mejores actuaciones del festival. En la carpa del WET Stage daba comienzo la actuación de SUIDAKRA ante bastante expectación, no en vano se trataba de la banda con más discos a sus espaldas de todas cuantas actuaban en dicho escenario. La formación alemana había entrado en el cartel de Wacken a última hora como substitución de una de las bandas de Armageddon Music que se cayó del mismo pocos meses antes de que el festival diera comienzo, hecho que fue totalmente motivo de celebración por mi parte, ya que mis ganas de ver a la banda en la pasada edición del festival, en la que también participaron, se vieron frustradas como consecuencia del aislamiento causado por la lluvia y otros menesteres que no vienen al caso. Con algo de retraso causado por unos problemas técnicos (minutos que, para nuestra fortuna, serían recuperados al final del show) dio comienzo un espectáculo en el que pudimos gozar de lo único que nos faltó en su actuación en el Atarfe Vega Rock de hace dos años: buen sonido. Si a eso le sumamos lo que ya sabíamos, estos es, potencia, garra y movilidad en escena, feeling y técnica a raudales, el resultado no podía ser más que explosivo. Y así fue. Había donde escoger y escogieran lo que escogieran posiblemente triunfarían, pero si hay un álbum absolutamente imprescindible en su carrera ese es “The Arcanum”, y las piezas que de él cayeron fueron de lo más sobrecogedor de todo el festival (“Wartunes”, el trallazo que abre dicho disco sería un buen ejemplo, cuya melodía final haría erizar el vello a más de uno). Además, la banda aprovechó para colar un par de temas de su en aquél entonces todavía inédito nuevo álbum  “Caledonia”, que fueron recibidos con total aprobación y convencimiento. Si embargo, serían los clásicos los que causarían más melenas al viento, e incluso algún que otro crowd-surfing y stage-diving: “Trace Of War”, “The Well Of Might” o “Daed Man’s Reel” fueron algunos ejemplos ilustrativos para sentar cátedra con su particular forma de mezclar el death melódico con el folk. Un concierto sencillamente superior que nos dejó con ganas de mucho más, esperemos tener la oportunidad  de poder volver a verlos pronto.

Tras acabar el concierto de SUIDAKRA  aproveché para ver lo que faltaba de actuación de los también germanos GAMMA RAY, banda que raramente decepciona y que esta vez estaba gozando de un sonido ciertamente inmaculado. Desplegaron su repertorio habitual y la respuesta del público fue todo lo buena que se podría esperar. Ya digo, no pude ver más de media hora, pero nunca me cansaré del señor Hansen y sus chicos

Lo que se avecinaba no llegaba a coparlo ni el mejor de los presagios, que por otra parte eran excelentes, lo cual ya es decir. La mayoría de los que allí estábamos teníamos la oportunidad de ver en directo por primera vez a los alucinantes ATHEIST y la expectación se podía respirar en el ambiente. La formación que aparecería en escena sería finalmente, tras un buen baile de nombres, la siguiente: Chris Baker y Sonny Carsson a las guitarras (ambos de GNOSTIC, la otra banda de Steve Flynn), ya que el carismático vocalista Kelly Shaefer no puede encargarse de las seis cuerdas por problemas con su muñeca y Rand Burkey (quien se suponía que debía tomar parte en este tour de reunión) no ha podido venir a Europa por problemas legales no esclarecidos. Por otra parte, el bajista que substituye al malogrado Roger Patterson (quien, recordemos, murió en un accidente de tráfico) es nada más ni nada menos que Tony Choy, quien ya militara en el pasado precisamente en las otras únicas dos bandas clásicas que pueden hacerle sombra a ATHEIST en cuanto a estilo, vanguardismo y técnica, que no son otras que CYNIC y PESTILENCE. Y menuda elección señores. Si hay algún bajista sobre la faz de la tierra que pueda tocar lo imposible, ese debe ser Tony, sin ninguna duda. Y no sólo por el tremendísimo solo que se marcó, sino por todas y cada una de las notas que hizo desde que se subió al escenario hasta que bajó, menuda destreza, técnica y precisión, vamos, que en realidad fue un solo de una hora. A destacar la labor de Tony por estratosférica, sí, pero cualquiera que se haya escuchado los discos de la banda, sabrá que la labor de los demás componentes también tuvo que rallar lo marciano, y así fue. Por supuesto todavía no he mencionado a Steve Flynn toda una garantía tras los parches, que junto a los dos guitarristas no dudó en destripar toda esa ristra de ritmos apocopados, entrecortados, vanguardistas y sin parangón. Tan sólo Sonny cometió un par de errores inapreciables. El sonido, por otra parte, sin ser cristalino, fue muy potente y con más presencia de agudos que de graves, tornándolo todo más tosco pero no por ello desagradable, tal y como suelen sonar los conciertos en el Party Stage. A destacar el momento en el que Kelly le soltó a la audiencia “Tiene cojones. Nosotros tocando en el Party Stage y una banda de nu-metal (en referencia a SOULFLY –ndr) tocando en el escenario grande del Black Stage.” Nunca podría haber estado más de acuerdo con usted, señor Shaefer, pero dudo que ese comentario le haga ganar muchos amigos, ¡si cada una de las bandas dijera en escena lo que piensa sobre su situación en el cartel el maldito festival se iría a pique en dos años!

“On They Slay”, “Unholy War”, “Retribution”, “I Deny’ ( que incluyó un emotivo homenaje al fallecido Patterson, a quien dedicaron el tema), ‘Breathe’ o la realmente enfermiza “Mother Man” (que incluyó el ya comentado solo de Tony Choy) fueron alguno de los temas interpretados, sin olvidar para nada “Air” del “Elements”, que alcanzó un momento álgido en el instante en el que la melodía de guitarra es doblada a medio tema en plena carrera esquizoide. En fin, no me voy a deshacer ahora en elogios hacia los temas que ya conocéis, pero lo que sí os puedo decir es que vivir la interpretación de estos temas en directo y de esa forma es probablemente lo más cercano a alcanzar el éxtasis que podáis llegar, algo para lo que termina siendo inútil incluso intentar justificarse con palabras. 

Mi embobamiento y lavado de cerebro musical tras el set era tal que, cual zombie sin remedio, me dirigí al stand de merchandise oficial para hacerme con la única camiseta que había a la venta del público. Lo más gracioso de todo es que la camiseta en sí era horrenda, pero tras tal descarga no tenía excesivo control sobre mis actos. Madre mía. Una de las horas más intensas de mi vida. Larga vida a ATHEIST.

Una vez de vuelta al planeta tierra, no desaproveché la oportunidad de volver a ver a WHITESNAKE, que volvieron a hacer lo que mejor saben. Desde mi punto de vista, el apostar por SCORPIONS y por WHITESNAKE como los dos pesos pesados del festival en cuanto a hard rock se refiere fue todo un acierto, aunque probablemente esta apreciación se deba más a predilecciones personales que a otra cosa, quién sabe. El caso es que, y esto es impepinable, tanto los unos como los otros ofrecen conciertos con total garantías de éxito en los cuáles si hay algo que presida toda actuación es el feeling que ambas desprenden, solo reservado para unos pocos, ese olor que muchos percibimos de una época pretérita pero que conserva todo su encanto, esa magia de unas composiciones que ya nunca morirán. Y si bien impactaba algo ver a los americanos tocando a plena luz del día (en pocos festivales lo habrán hecho este verano), nos demostraron que las condiciones no son óbices para dar un buen o mal concierto. Eso sí, no tardé en percatarme de  que la actuación de WHITESNAKE no congregó a tanta gente ante el escenario como me esperaba. Quién sabe, quizá eran ya muchos los caídos en combate etílico. O quizá la serpiente blanca no tiene el mismo reconocimiento en Alemania que en el resto de países europeos. El caso es que David Coverdale demostró que iba de voz algo más justo que en algunos otros conciertos de este mismo verano, aunque realmente nunca lo vi sufrir en ningún momento, mostrando su garra habitual y supliendo algunos de los pasajes que más de él requerían con carisma cuando sus cuerdas vocales no llegaban a cubrir todo el espectro necesario. Cayeron, cómo no, “Fool For Your Lovin”,  la sensacional “Is This Love” (que sonó totalmente emotive y nada “pastelosa”), “Crying In The Rain”  y “Here I Go Again”.  Para unos bises se dejaron “Bad Boys” y… ¿adivinan? Acertaron. “Still of the Night”, que puso el punto sobre las íes y dio el visto bueno a la caída de la noche. Y es que si no hubiera sido interpretado este tema muy probablemente no hubiera salido el Sol al día siguiente o todos los volcanes de la Tierra hubieran entrado en erupción al mismo tiempo. Como no ha habido show de los americanos en el cual este tema no cayera, pues no lo sabemos. Eso sí, sea interpretada una o mil veces, no deja de ser una canción merecedora de su éxito. Ni la serpiente se tragó al escorpión ni viceversa. Dos grupos ineludibles de los cuáles no me esperaba menos.

Para rematar el día por todo lo alto, la actuación más esperada de todo el festival por los fans del metal extremo y uno de los grupos con más gancho de todo el cartel. EMPEROR, con su reunión a bombo y platillo por bandera, se nos presentaban ante la audiencia con un Ihsahn un poco entrado en kilos (posiblemente por haber estado estos últimos años alejado de toda actividad de directo y viviendo la buena vida) y sus secuaces Samoth y Trym, muchos más rodados por su actividad con ZYKLON. Por otra parte, como músicos de directo les acompañaban Secthdaemon al bajo y einar a los sintetizadores. Durante los dos primeros temas lo cierto es que no me enteré de nada. Tan sólo la ametralladora/batería de Trym resultaba audible, hecho que me hizo recordar por unos instantes el concierto de MAYHEM en ese mismo escenario hace dos años. Afortunadamente el desaguisado se fue arreglando a partir de ahí y pudimos gozar de los temas con todas las de la ley, por mucho que hubiera deseado que las guitarras (especialmente las solistas) hubieran estado a un nivel superior de volumen, pero bueno. Estaba cantado que el grupo se centraría especialmente en su material más antiguo, y no sólo por tratarse de los temas más queridos por los fans, sino también por ser los cortes en los que la banda tuvo más implicación a la hora de componery no sólo Ihsahn. Cayeron temazos como “Into The Infinity Of Thoughts", "Cosmic Keys To My Creations & Times", "With Strength I Burn" o "Thus Spake the Nightspirit". Tampoco es que se obviara la última época, pues también pudimos escuchar cortes como "In the Wordless Chamber". Para nuestra sorpresa, y a diferencia de en los shows americanos que nos servían como referencia, sí que fue interpretada sobre el escenario de Wacken la celebérrima "I am the Black Wizards", para alegría de muchos. Sin embargo, la gran decepción llegaría en el momento de poder comprobar cómo dicha canción del “In The Nightside Eclipse” había sido tocada en detrimento de…. “Ye Entrancemperium”! Una ausencia que, al menos para mí, fue muy marcada, e incluso la hubiera preferido a “I am the Black Wizards”.  En fin, otra vez será. Por lo demás, Ihsahn suplió su falta de carisma en escena con un interés superlativo en tocar y cantar lo mejor posible. No se dirigió excesivamente al público más que para expresar su gratitud. Tampoco hacía falta más supongo, delegando en su música la tarea de comunicarse. 

El sonido fue mejorando pero estaba un poco bajo, con guitarras poco audibles por debajo de la batería, voz y teclados, lo que les perjudicó especialmente en las canciones antiguas. El público se volcó con el grupo, que finalizó su actuación con un “Inno Sarana” que nos regaló a un Ihsahn enfundado en su ya mítica armadura. Quizá no fue el “maravilloso y excepcional” concierto que muchso esperaban (¿demasiada expectación creada?), pero sin lugar a dudas los noruegos descargaron un set para dejar en calzoncillos a la mayoría de bandas de black metal.

A pesar de que muchos ya dieron por acabada la fiesta, yo no dudé en aguantar hasta el final con el objetivo de ver a FINNTROLL y a SUBWAY TO SALLY (a estos últimos más por curiosidad que por otra cosa), quedándome durante la actuación de MOTÖRHEAD apalancado en la zona de prensa junto con algún que otro españolito ilustre (y es que hay veranos en los que veo más a Lemmy que a mi propia madre, tenemos al hombre de la verruga hasta en la sopa).

Una número muy bestia de personas se acercaron a ver qué tal se las gastaban FINNTROLL con su nuevo vocalista, mientras que a otra cantidad de personas cercana en número les traía sin cuidado tal detalle y se procuraron unas buenas últimas birras como excusa para hacer un poco el troll y bailar el característico humppa trollish de los finlandeses con vitoreado desatino. No era para menos. Las melodías más características de la banda se vieron favorecidas por uno de los mejores sonidos del festival y, sorprendentemente, el nuevo voceras Vreth me causó una impresión muchísimo mejor que en el Metalway, donde sus interpretaciones fueron sosas a más no poder. Volvieron a interpetar un set list basado en los temas más bailables de “Nattfodd” y “Jaktens Tid”, siendo cortes como  “Hemkomst“, el casi hit single “Trollhammaren“,  “Jaktens Tid“ y “Det Iskalla Trollblod“ (con la que cerraron). Muy buena actuación la de los fineses esta vez para encauzar el final de fiesta.

No excesiva gente se quedó a ver a SUBWAY TO SALLY, grupo de gran parecido a bandas como IN EXTREMO, RAMMSTEIN, CORVUS CORAX u OMMPH!, bandas cuyo estilo, como ya sabemos, es muy popular en Alemania. De tal modo, con mucho ruido pero con pocas nueces cuajaron una actuación bastante correcta en la que muchas veces el principal atractivo residía en los efectos pirotécnicos. Lo cierto es que no estuvo del todo mal y no costó aguantar hasta el final, sin embargo creo que algunas de las bandas antes citadas les superan ampliamente en el terreno musical.

Sin poder aguantar ya demasiado la juerga de esa noche, nuestro destino recalaría pronto en la tienda de campaña para al siguiente día iniciar el camino de vuelta a casa. Atrás quedaban un sinfín de freaks (peña disfrazada de mujer, borrachos enterrados en el suelo, un par de señores que caminaban metidos en una caja de cartón, un alemán que no paraba de abrazarme y que cada vez que lo hacía sumaba un punto en un contador manual que llevaba, y un largo etcétera) y de pequeños incendios que la organización de Wacken se encargaba de sofocar (curiosa tradición la de quemar cosas el último día la de estos alemanes pirómanos).

 

Todo un día para viajar con la calma y a pasar la noche en el aeropuerto de Hamburgo hasta la mañana siguiente en la que salía nuestro avión, hecho que resultó, ciertamente, un incómodo tostón. Quién aquí suscribe ya posee los billetes de avión para el próximo año y ya puedo asegurar que para el 2007 me lo voy a montar mejor. Y ya puestos, más a lo bestia. Ya que la liamos, la liamos gorda. ¿O no?

Texto:Penumbra; Fotos: Penumbra y www.brighteyes.de

Asistentes:55000

Día:05/08/2006

Ciudad:Wacken

Puntuación:9